• quince •

Lisa le hizo una seña para que se tendiera a su lado, pero terminó frunciendo el ceño al darse cuenta de que, dada su nueva posición dentro de las sábanas, ya no podía acercarse tanto a él. Desconforme con la situación, demandó que Jungkook también entrara en la cama, pero el morocho descartó su pedido porque el dobladillo de sus jeans aún estaba húmedo, por no mencionar que debían tener arena por todos lados. Como ella siguió insistiendo, posiblemente para vengarse del hecho de que él la hubiera obligado a entrar en la cama, el maknae de BTS se apoyó en un codo para poder mirarla desde arriba.

— No es una buena idea —repitió, sabiendo que eso no la convencería. Cuando vio que ella abría la boca, él se apresuró a interrumpirla—. Ya te he dicho que mis jeans no están limpios... ¿o piensas hacer lo mismo que con la camisa y pedirme que me los quite?

Por primera vez durante el transcurso de la noche, Jungkook tuvo el placer de verla sonrojarse. Su intención había sido dejarla sin palabras, por lo que ahora se sentía satisfecho al ver que lo había conseguido, y con creces. Como Lisa seguía sin hablar, Jungkook soltó una carcajada antes de inclinarse para dejar un fugaz beso en sus labios.

Finalmente ella terminó rindiéndose y dejó de insistirle, pero con la condición de que hiciera un esfuerzo por acercarse más.

— Me gusta tu perfume —dijo como toda explicación. Él alzó una ceja, recordando que no se había puesto perfume alguno al salir de su habitación, pero cuando ella se acercó para volver a besarlo, decidió que no se pondría a hacer aclaraciones innecesarias.

Pero Lisa pudo sentir la sonrisa en su boca, así que se apartó de él levemente, alzando las cejas.

— ¿Qué sucede?

— Es que... —Jungkook le mostró una sonrisa aún más amplia, incapaz de contener sus ganas de provocarla— me pediste que entrara a esta habitación para que pudiéramos seguir "hablando".

La tailandesa se lo quedó mirando, hasta que el brillo de diversión en los ojos de Jungkook fue evidente para ella. Lisa se preguntó si él en algún momento se cansaría de intentar molestarla, pero las estadísticas parecían indicar lo contrario. Y aunque ella nunca rehuía de sus planteos, esa vez no tenía la motivación suficiente como para contestarle con altura. Porque justo frente a sus ojos se encontraba la boca de Jungkook, levemente sonrojada por la acción de su propia boca.

Allí estaba, la responsable de que ella ahora estuviera padeciendo los síntomas de una persona adicta. Se había pasado la noche entera besándolo, pero su sed no había disminuido en lo más mínimo. Por el contrario, había ido aumentando a un ritmo peligroso y absolutamente abrumador. ¿Quién lo hubiera dicho? A pesar de que la propia Lisa siempre había pensado en sí misma como alguien bastante relajado en lo que a chicos respectaba, conocer a Jungkook había puesto de cabeza todo lo que creía saber sobre su manera de actuar y pensar.

Lisa pestañeó un par de veces antes de colocarle una mano en el cuello.

— Mi coreano no es bueno —mintió, esperando que dicha justificación fuera suficiente para ganarle a Jungkook. Sin embargo, él soltó un bufido de incredulidad, no creyendo ni por un segundo que la falta de conversación se debiera a una razón tan absurda.

— Tu coreano es realmente bue--

Un sonoro suspiro proveniente de Lisa logró que su oración se perdiera en el aire.

— Ya cállate —ordenó ella antes de volver a atraerlo hacia sí. Su boca estaba esperándola, ardiente y dispuesta. El aroma que emanaba de la piel de Jungkook, como si de un incienso se tratara, estaba de repente por todos lados, ejerciendo un efecto adormecedor en todo su cuerpo. Su sola presencia la relajaba y tensionaba a un mismo tiempo, y Lisa no estaba segura de haber sentido algo similar antes. Ni siquiera podía explicarlo. Ni siquiera sabía si tenía sentido alguno. Pero estaba segura de que no sería capaz de olvidar esa sensación aunque el mañana llegara e intentara llevársela consigo.

La pelinaranja volvió a apartarse de él, esta vez con algo más de reticencia.

— Salúdame cuando nos volvamos a ver —murmuró, pensando que lo que estaba diciendo podría sonarle tonto a Jungkook. Sin embargo, él lo había entendido al instante. En el casual pedido de Lisa se escondía el deseo de un segundo encuentro. Se escondía una muy leve esperanza de un futuro que les deparara volver al menos a cruzar caminos alguna vez.

— Siempre que nos hemos encontrado en algún lugar las hemos saludado —respondió él, suavizando el tono de su voz. Se estaba esforzando en imprimirle normalidad a sus palabras, en pos de que no siguieran dándole vueltas a un asunto que ambos habían logrado mantener al margen de sus pensamientos durante un buen rato ya.

Pero ella clavó sus ojos en los suyos.

— Sabes a lo que me refiero.

Sí, lo sabía. Pero sólo por esta vez Jungkook estaba dispuesto a pretender lo contrario. Por el bien de ambos.

— ¿Te refieres a que la próxima vez que nos veamos te gustaría que te saludara de esta forma?

Jungkook inclinó la cabeza para hacer que sus labios entraran en contacto, dándose cuenta al instante de que su comentario había logrado arrancarle una sonrisa a Lisa. Eso era más de lo que habría esperado, por lo que se dejó llevar, sintiendo que la voluptuosa boca de la joven respondía a la suya con renovado ímpetu. Mas en determinado momento Jungkook comenzó a notar que el accionar de la tailandesa había cambiado levemente. Tal vez se debiera al cansancio del día, pensó él, pero lo cierto era que sus besos se habían vuelto una sucesión de caricias pausadas y somnolientas.

Y Jungkook estaba lentamente perdiendo la cabeza a causa de ello.

De repente sintió que algo cálido rozaba su abdomen. Estremeciéndose ante la sensación, corroboró al cabo de unos segundos que se trataba de la mano de Lisa. Sus dedos, carentes de timidez, se extendieron sobre la piel de su estómago en un intento de que su presencia allí no pasara desapercibida, haciendo que la sangre se le alborotara en las venas. Una alarma comenzó a sonar en algún lugar de su cabeza cuando los mismos dedos se dirigieron hacia sus abdominales sin prisa alguna para poder trazar sus contornos y acariciarlos con lentitud. Jungkook contuvo la respiración al notar que los músculos de su abdomen se contraían involuntariamente ante semejante invasión, y cerca estuvo de interrumpir el beso por el torrente de sensaciones que las caricias de Lisa estaban provocando en él, cuando contra todo pronóstico la alarma en su mente se vio silenciada por un nuevo deseo surgiendo en su interior.

La mano de Jungkook se introdujo en las sábanas con sigilosidad y buscó un lugar al que anclarse. Pronto dio con la piel de su pierna, y allí fue donde se quedó. Acarició el costado de su muslo, subiendo y bajando la palma de su mano, y se detuvo un segundo para juguetear con el borde inferior de sus shorts deportivos.

Fue entonces cuando sintió que la lengua de Lisa se abría paso para jugar con la suya.

Ser noqueado debía sentirse de ese modo. Perder toda noción de la realidad, quedarse flotando en una nebulosa, debía ser algo muy similar a lo que él sentía en ese momento.

Pero cuando sintió que los movimientos de la mano que había estado torturándolo cobraban renovadas fuerzas y que todo su cuerpo se enardecía nuevamente, Jungkook hizo un esfuerzo sobrehumano por apartarse con suavidad. Conocía sus límites. No debía olvidar la situación en la que se encontraba. Estaba en la cama de Lisa, con el torso al aire, tocando y siendo tocado, besando a una Lisa que ahora había comenzado a acariciarlo como si el mañana no existiera... literalmente.

— Creo que... deberías dormir —Jungkook oyó que su voz sonaba ahogada, pero no lo encontró sorprendente debido a que ahora las dos manos de Lisa habían entrado en contacto con su piel desnuda. Aunque ella murmuró algo que Jungkook interpretó como "dormir es aburrido" e intentó besarlo nuevamente, él la abrazó para que se quedara quieta, suprimiendo las ganas de reír ante su actitud. Lisa estaba comportándose como una niña caprichosa a la que le estaban negando un caramelo... sólo que en este caso el caramelo era él. Sonriendo ante semejante pensamiento, Jungkook apoyó su cabeza en la de ella mientras trataba de ignorar el hecho de que estaba efectivamente muriéndose de calor.

Al cabo de un buen rato, corroboró que Lisa tenía los ojos cerrados, por lo que creyó que se había dormido. Tratando de no pensar demasiado en la situación, comenzó entonces a idear una estrategia que le permitiera salir de la cama sin despertarla. Pero su cuerpo no parecía querer moverse ni un solo centímetro. Y finalmente no lo hizo, porque Lisa se acurrucó contra su cuerpo mientras le pasaba una mano por la cintura.

Quédate... —susurró, sin siquiera abrir los ojos. Jungkook se quedó quieto, pero al cabo de unos segundos dejó salir el aire que había estado conteniendo sin notarlo. Cada célula de su cuerpo le pedía a gritos que no se moviera. No tenía sentido que intentara contradecirlas. Suspirando, le envió a sus músculos la orden mental de que se relajaran mientras oía la queda respiración de Lisa en el silencio de la habitación. Sin embargo, cuando creyó que se había dormido de una vez por todas, la sintió removerse contra su pecho—. Jungkook...

— ¿Mmh?

Él esperó durante un par de segundos, hasta que volvió a escuchar su voz, en un tono tan bajo que tuvo que hacer un esfuerzo para comprender lo que decía.

— No olvidaré... esta noche —la voz de Lisa se apagó por completo al tiempo que Jungkook depositaba un beso en su cabeza.

Jungkook no había alcanzado a responderle. Pero una parte de sí mismo consideraba que no era necesario. Se había asegurado de que Lisa supiera que él se sentía del mismo modo. Apoyó su cabeza en la mullida almohada, sintiendo que todo su ser comenzaba a rendirse ante el cansancio. Lisa había buscado su mano y entrelazado sus dedos con los de él, en un último gesto de cariño. Llevado por el momento, Jungkook entreabrió los labios sin pensarlo y comenzó a tararear el fantasma de una canción. Notó que la respiración de Lisa iba adquiriendo otro compás a medida que su voz la arrullaba, guiándola hacia un sueño profundo y pacífico, hasta que no tuvo dudas de que finalmente se había dormido.

No estaba ansioso por despertar. Realmente no lo estaba.

Con ese último pensamiento, Jungkook cerró los ojos y se abandonó al sueño.

-o-o-o-o-

Queridxs lectorxs, por cuestiones de tiempo no podremos subir el epílogo de esta historia hoy, así que lo haremos mañana lunes, junto con nuestras reflexiones finales y el repaso de lo que vendrá a continuación.

Hasta mañana~

- Naty y Loly -

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top