• doce •

La tailandesa alzó la cabeza y observó la escena que tenía frente a sí. Chaeyoung caminó hasta Taehyung, quien la vio y le sonrió con una calidez que a Lisa no se le pasó desapercibida. Su amiga procedió a sentarse nuevamente a su lado, como si el lapso de tiempo que estuvieron separados nunca hubiera existido. Ella le dijo algo que lo hizo sonreír más ampliamente y pasar un brazo por encima de sus hombros con total naturalidad.

Lisa sintió el deseo de quedarse mirándolos, pero sus ojos pronto se desviaron hacia Jungkook. El morocho se había alejado de la piscina, y se encontraba ahora acostado con los ojos cerrados en una de las reposeras que la rodeaban. Lisa notó el desenfado con el que se había acomodado, colocándose los brazos detrás de la cabeza en una pose que resaltaba sus bíceps. Sintió que su estómago se contraía en un pequeño espasmo, como recordándole que Jungkook podía verse soberbio aunque no estuviera haciendo nada en particular.

Lisa se sentó en la reposera que estaba junto a la suya al tiempo que él abría los ojos y la miraba mientras una lenta sonrisa iba extendiéndose por su rostro.

— Pensé que habías decidido irte sin despedirte —dijo, con la evidente intención de molestarla. Sabiéndolo, Lisa se reclinó hacia atrás y cruzó las piernas, notando que ese gesto captaba la atención de él.

— La idea pasó por mi mente... pero fue Chaeyoung quien quiso regresar, no yo —Jungkook desvió la mirada desde sus piernas cruzadas hasta su rostro. A su juicio, el cuerpo de Lisa era incuestionablemente perfecto. Pero era su rostro lo que le provocaba una súbita sensación de vértigo cada vez que ella lo miraba como estaba haciéndolo en ese momento—. ¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó, en referencia a su nueva posición, lejos de la piscina.

Él le lanzó una mirada fastidiada a Taehyung antes de contestar.

— Ha estado intentando lanzarme a la piscina durante los últimos diez minutos —Lisa rió automáticamente ante su respuesta, haciendo que él soltara un suspiro—. Sabía que te reirías. Ustedes dos realmente se parecen.

Lisa enmudeció ante tal afirmación, pero a pesar de que Jungkook lo había dicho con intención de hacerla sentir "ofendida", la comparación no le parecía ni remotamente molesta. Estaba claro que Taehyung era una persona muy amigable, y Lisa había notado la amabilidad con la que trataba a Chaeyoung, por lo que el hecho de que Jungkook la considerara parecida a él no era realmente un problema.

— Me alegro de que hayan regresado, porque ahora está muy distraído como para seguir intentándolo —Jungkook dijo esto con la mirada fija en los otros dos; tan enfrascados en su propia conversación, que ni siquiera les devolvieron el gesto.

Cuando apartaron la vista, Lisa reparó en que Jungkook, con la sigilosidad que lo caracterizaba, había en algún momento estirado una mano que ahora se encontraba sobre su muslo. Notando que la zona comenzaba a entrar en calor por el contacto, Lisa lo miró, sólo para encontrarse con los ojos de Jungkook puestos en ella. Y entonces lo entendió. BamBam había estado en lo cierto desde el principio: su amigo no era un gran derrochador de palabras. Pero alguien con esa clase de mirada no lo necesitaba. Alguien con la mirada de Jungkook, concluyó Lisa, podía decir muchas cosas sin tener que abrir la boca. Y eso era, para sorpresa de la tailandesa, suficiente.

Él se irguió de repente, sentándose en la reposera para poder quedar frente a ella, mientras su otra mano iba a parar a su cintura. Llevada por un impulso, Lisa se inclinó hacia adelante sin pensarlo, pero la boca de él la encontró a medio camino.

Estaba segura de que Jungkook la había besado de miles de formas diferentes en el transcurso de la noche, pero la pelinaranja había comenzado a notar que con cada beso, con cada toque, algo en su interior amenazaba con estallar. Quería más. Sus manos ansiaban tocarlo como no lo habían hecho hasta el momento. Su cuerpo, que reaccionaba ante su sola presencia como por un irresistible magnetismo, pedía a gritos ser el afortunado depositario de sus caricias. Estaba dejando de pensar, y concentrándose únicamente en sentir... en sentirlo a él. Lisa se acercó lo más que pudo a Jungkook, enredando sus dedos en los pliegues de su camisa. El morocho reaccionó como ella había estado deseando sin saberlo, dándole un leve mordisco en el labio inferior, lo suficientemente erótico como para hacerla soltara un suspiro.

Pero después de lo que podría haber sido un minuto o una hora, la voz de Taehyung los sobresaltó.

— Uh, disculpen la interrupción, pero... Jungkook, debo anunciar que has perdido la apuesta.

Lisa volteó el rostro de manera inmediata y vio que Taehyung y Rosé los miraban desde la piscina; él con la mayor expresión de satisfacción que alguien podría tener, y ella con unos ojos grandes como platos y la boca levemente abierta por la sorpresa. Lisa podría haber reído por el contraste entre ambos, de no ser porque su propia posición la dejó sin habla. ¿En qué momento Jungkook se las había ingeniado para sentarla en su regazo? Lisa ciertamente no lo había notado, pero allí estaba, con sus largas piernas cayendo por entre las de Jungkook y los brazos de él sosteniéndola por la cintura.

La tailandesa fue repentinamente consciente del calor que la invadió al saberse descubierta en semejante situación, por lo que trató de ponerse de pie lo más dignamente posible, lo cual fue bastante complejo dada la obvia resistencia que los brazos de Jungkook ofrecieron. El maknae de BTS cerró los ojos durante un par de segundos, para acto seguido ponerse de pie y acercarse a la piscina con el más evidente desgano. Cuando su mirada se cruzó con la del otro, puso los ojos en blanco y procedió a dirigirse hacia ellas.

Sólo ignórenlo. Está convencido de que acepté una estúpida apuesta cuya penalización es lanzarme de cabeza a la piscina —explicó con un tono de voz monótono, como quien habla de algo poco interesante.

— ¡La aceptaste! —se defendió Taehyung, aunque sin poder evitar sonreír. Al cabo de unos segundos, se encogió de hombros, mirando a Jungkook de reojo—. Simplemente eres un mal perdedor.

Lisa miró a Jungkook, sabiendo que esas palabras actuarían como un hechizo en él. Y no se equivocaba, porque la mirada del morocho se afiló y su cuerpo se tensó ante semejante afirmación por parte de su hyung. La tailandesa creyó que soltaría una maldición, pero se sorprendió cuando lo vio suspirar resignadamente.

De acuerdo —Taehyung se puso de pie de un salto, sobresaltando a Chaeyoung en el proceso. Al notarlo, el joven extendió un brazo y le acarició la cabeza en señal de disculpa, para luego mirar a Jungkook como si éste le hubiera dado la mejor noticia del año—. Pero no pienso lanzarme a la piscina —declaró el maknae, con una determinación que hizo que el otro se petrificara por un segundo—. Estos son los únicos pantalones de jean que he traído a Hawaii. Cambia la penalización.

Lisa lo miró, sorprendida por la informalidad con la que estaba hablándole a alguien mayor que él. Sin embargo, cuando vio que el rostro de Taehyung no denotaba ofensa alguna, sino que se limitaba a fruncir el ceño mientras pensaba en otra pena, corroboró que esa debía ser normalmente la forma en la que se trataban. Y Lisa debía reconocer que ella no era tan diferente, porque a pesar de que respetaba mucho a sus unnies, todo era más amigable cuando las formalidades podían ser dejadas de lado.

Al cabo de unos cuantos minutos, Taehyung pareció dar con un castigo que lo satisfizo. Convencer a Jungkook de que se dejara lanzar un balde de agua fría en la espalda no fue nada fácil, pero finalmente accedió, declarando que esperaba que luego de eso lo dejara en paz "de una vez por todas". Con otro suspiro de resignación, Jungkook se inclinó hacia adelante, apoyándose las manos en los muslos, justo cuando Taehyung aparecía con un balde sacado de algún lugar que nadie quiso preguntar. Mientras lo llenaba de agua a través de un grifo que estaba adosado a la pared, Taehyung comenzó a hablar de cosas totalmente irrelevantes, con la intención de hacer un innecesario preámbulo que irritara a Jungkook. Éste notó que primero Lisa y después Rosé le seguían la corriente, por lo que comprendió que estaba solo en esa empresa. Aunque les habían hecho un par de preguntas al respecto de esa apuesta, cuando ninguno de los dos se dignó a develar de qué se trataba, las chicas parecieron centrarse entonces en el espectáculo que estaban brindando.

Luego de un par de minutos y de una intervención por parte de Jungkook después, Taehyung finalmente se le acercó con el balde de agua fría y se lo vació en la espalda sin ningún tipo de reparo. Como era de esperarse, el agua que cayó al piso causó un estruendo que sólo fue secundado por la risa de Taehyung. Lisa observó que Jungkook había cerrado los ojos y que incluso luego de haber sido empapado seguía en la misma posición, como maldiciendo su propio destino, por lo que no pudo evitar ser contagiada por la risa de los otros dos. Luego se irguió, tratando de escurrir su camisa con ambas manos para que sus jeans salieran lo menos damnificados posible.

Lisa no pudo evitar que su mirada vagara por el cuerpo de Jungkook al notar que su camisa empapada se transparentaba lo suficiente como para que los definidos y tonificados músculos de su torso fueran evidentes bajo la tela. Su cabello, además, había sido alcanzado por el agua en algunas partes, dándole un aspecto desaliñado que le sentaba muy bien.

La tailandesa notó que Rosé estaba mirándolo de reojo con una sonrisita, siendo probablemente consciente de lo que su mejor amiga estaba haciendo en ese momento sin disimulo alguno. Para evitarse ser el centro de sus burlas más tarde, Lisa apartó la mirada de Jungkook y la posó en Taehyung. Ambos chicos habían vuelto a enfrascarse en una discusión amistosa pero entretenida para los espectadores, por lo que no quiso interrumpirlos.

Continuará...

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