[01]

El ascensor acababa de llegar al piso indicado, y todavía no abría la puerta pero ya podía escuchar unos conocidos gemidos obscenos del otro lado, sabiendo que cualquier cosa que estuvieran haciendo, era en el pasillo.

Al abrirse la puerta confirmó sus sospechas y sonrió un poco excitado al ver lo eroticó que lucía aquel tipo a quien solía decirle que era su puta. Lastimosamente el acompañante no era de su agrado, el tipo era el abogado que lo había estado hostigando por mucho tiempo, y que para rematar, ni siquiera sabía como entretener al chico que besaba torpemente.

Wonho sonrió aún más al ver la cara que hizo Hyungwon cuando lo vio llegar. Parecía estar alegre de que lo salvara de aquel sufrimiento en el que había caído.

Estar en las garras de un tipo inexperto, el cual llevaba media hora de besos y ni siquiera le había metido las manos debajo de la camisa, era agobiante para un sátiro como Hyungwon, por lo que no pudo evitar emocionarse al ver a su contrincante llegando con tal sonrisa.

El mayor llegó al final del pasillo donde estaba ambos y tocó el hombro de aquel abogado, que por cierto parecía estar casado con una bonita mujer y tener dos bonitos niños.

— Oye, amigo. —volvió a tocarlo, provocando que el hombre se sobresaltara y volteara solo para quedarse pasmado al ver la cara que tenía delante. Por su parte, Wonho sonrió tranquilamente— Tienes tres segundos para que quites tus asquerosas manos de él y saques tu culo de este edificio antes de que te rompa las bolas de un disparo. —sacó su arma y la cargó con la velocidad de un experto, poniéndola justamente en la entrepierna del hombre— Uno...

— ¡Ah! —gritó el hombre recogiendo su maletín del suelo y corriendo por el pasillo con los pantalones a mitad de pierna.

Ambos quedaron viendo en silencio como el hombre ingresaba al ascensor y presionaba un botón en más de diez ocasiones antes de que se cerrara la puerta. Y cuando eso finalmente pasó, entonces sus miradas se encontraron.

— ¿Te cobra más barato o tú a él? —preguntó sarcástico mirando al delgado, quien descaradamente lo abrazó— A ti te defiende de otros, pero a mi me hostiga.

— Es un buen abogado, pero quería dejar el caso... —explicó acurrucado contra su pecho— Así que decidí animarlo, pero... —suspiró— sus habilidades sólo son buenas en los casos, lastimosamente.

Wonho, quien aún tenía el arma en la mano, la frotó contra la entrepierna del delgado para verificar, y efectivamente el tipo apenas se había endurecido un poco, entonces sonrió y guardó el arma.

— ¿No vas a invitarme a pasar? —preguntó colocando sus manos en el trasero del otro, separando levemente sus glúteos para finalmente levantarlo en el aire, invitándolo a que enrollara sus piernas alrededor de su bien moldeada cintura.

El delgado, que en ese momento ya estaba siendo cargado en los brazos del musculoso hombre, asintió recostándose en su hombro y dándole la llave para que entrara al lujoso apartamento donde vivía.

Al abrir la puerta, lo primero que el mayor vio fue un arma G36C y una M4 reposando tranquilamente sobre la mesa, por lo que simplemente sonrió sabiendo la afición del delgado por las armas. Habían tantas en su casa que parecía que muy pronto iría a una guerra, incluso la suya fue un regalo de él. Para un traficante de armas, ese parecía ser un buen regalo para dar.

— ¿Pensabas meter a ese tipo teniendo estas cosas en tu sala? —preguntó bajando al menor de sus brazos.

Él las miró y sonrió dulcemente. Tan dulce que nadie podría saber que detrás de esa sonrisa había un tipo que podía deshacerle la cabeza a otro antes de poder parpadear.

— Son mis nuevos bebés, ¿te gustan? —preguntó quitándose la corbata y empezando a quitar algunos botones de su camisa— ¿Quieres algún trago?

El mayor que ya había tomado asiento en el sofá, para observar mejor las bonitas armas, le hizo una señal de que estaba bien.

— Me serviré yo mismo. —respondió sin despegar la mirada del arma que tenía en la mano— Usa el gel que me gusta, el olor del perfume de ese tipo es tan horrible como fuerte.

Hyungwon suspiró dándole la razón.

— Estaba mareado... —respondió pidiéndole a Wonho que le ayudara a sacar el pantalón de mezclilla que se atoró en uno de sus tobillos— Hay unos bocadillos en la barra de desayuno también... —iba a darle un beso en la boca al mayor, pero se detuvo— Voy a cepillarme la boca primero.

Wonho sonrió y asintió.

Cuando el delgado se fue dejando su ropa tirada por todo el piso, Wonho se fue al mini bar a servirse un buen trago y a comer un poco de bocadillos de los que se le habían sido ofrecidos, cuando después de un rato empezó a escuchar de nuevo aquellos sonidos obscenos que salían de la boca del menor.

Después de darle un último sorbo a su bebida, sonrió y caminó tranquilamente hacia el baño donde obviamente la puerta estaba abierta, dejando ver explícitamente al menor en la tina, llena de burbujas, moviendo en la agua gracias al movimiento que ejercía su mano sobre su miembro que ahora sí se estaba endureciendo.

Wonho se aflojó la corbata ante la vista.

— Ni siquiera has terminado de limpiarte de los rastros de ese asqueroso tipo, y ya me estás rogando que te folle. —comentó con diversión, manteniendo un ardiente contacto visual con el menor— Eres realmente una puta.

Hyungwon sonrió ante eso como si lo que hubiera escuchado, fuera el mayor cumplido que alguien le haya dado y se mordió el labio sintiéndose más excitado al saber que tenía aquella ardiente mirada sobre su cuerpo.

Sin esperar más tiempo continuó tocándose en busca de liberar un poco su deseo, pero repentinamente sintió como su muñeca derecha era sostenida con fuerza.

— Wonho... —gimió en súplica por que lo soltara, ya que estaba muy cerca de su orgasmo.

Su acompañante no le prestó atención, y contrario a lo que quería, su otra mano también fue apresada detrás de su espalda con la corbata de Wonho, quedando inmovilizado.

— Sabes que odio que empieces solo. —mencionó el mayor tirando de su cabello para que se pusiera de rodillas en la tina.

Él obedientemente se arrodilló y casi con desesperación, pegó su cara al cuerpo de Wonho, en busca de llenar su boca, pero él todavía no se lo permitía. Fue entonces cuando vio que Wonho también tenían en la mano la corbata que él mismo había dejado tirada por ahí, y entonces la extendió para cubrir sus ojos.

— No... —suplicó— déjame ver, quiero verte, quiero tocarte...

— Si eso querías, entonces hubieras esperado por mí. —respondió tranquilamente— ¿Lavaste tu boca? —preguntó pasando dos dedos por sus labios y el menor asintió, entonces él procedió a insertarlos en la húmeda cavidad lentamente.

Aquella dulce boca lo recibió sin pretextos, acariciandolos suavemente con la lengua y haciendo leves movimientos de succión que los insertaban a lo profundo de su garganta donde soportaba hasta que tenía arcadas.

Wonho siseó por la imagen. Y antes de que se diera cuenta, ya estaba llevándolo en brazos hacia la habitación para evitar que Hyungwon se golpeara debido a lo mojado que estaba todo el baño.

Al depositarlo sobre la cama se encontró aquella imagen erótica de aquel chico totalmente desnudo, erecto por él, con las manos amarradas hacia atrás, los ojos cubiertos que lo llenaban de expectativa y sus labios húmedos gracias al reciente juego.

No sabía cuantas veces había estado ya en esa cama, pero nunca dejaba de ser adictivo.

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