Capítulo 2

« El accidente que nos unió »

Choi Yeonjun estaba empezando a sentirse nostálgico. No hace más de dos semanas que su familia se había mudado a Seúl, y después de pasar toda su vida en Busan, claramente había sido un poco difícil para él.

Su único y mejor amigo, Choi Soobin, se había quedado atrás. Su ausencia era muy notoria, a pesar de que hablaban casi a diario por videollamada, pues había una gran diferencia entre el Choi Soobin a medio kilómetro de distancia y el Choi Soobin en la otra punta de la nación.

Era ya el fin de su primer viernes en su nueva escuela. Había hecho buenas migas con varias personas, debido a su personalidad extrovertida y social, pero ello no significaba que ya tuviera amigos o a quien pudiera considerar como tal pronto.

Se suponía que podía irse a casa desde hacía quince minutos, pero había decidido quedarse un rato más en la institución para recorrerla, ya que su sentido de la orientación era pésimo, y no iba a arriesgarse a perderse nuevamente el lunes por haber olvidado todas las rutas en un lapso de dos días.

Se había llevado el primer regaño por parte de su profesora de literatura, ya que se olvidó de que su clase era en la otra punta del lugar, y había ingresado al salón casi un cuarto de hora tarde.

Definitivamente no quería repetir esa experiencia.

Traía los auriculares a todo volumen, estaba regresando de la azotea, en la que había un jardín muy agradable. Cuando bajó el último escalón hasta la planta baja, sólo tuvo tres segundos para procesar el sonido de unos pasos acercarse a una velocidad vertiginosa, después, alguien chocó fuertemente contra él.

Se golpearon mutuamente la cabeza. A los pocos segundos, Yeonjun sintió una desagradable sensación en su cara y su cabello

"Ay Dios, ¡Perdóname, perdóname, por favor! ¡Lo siento! No quería golpearte" Empezó a suplicar una voz ruidosa y cargada de arrepentimiento, pero que a él le pareció muy tierna.

Cuando se talló los ojos y pudo abrirlos, se encontró con el chico más guapo y adorable que hubiese visto en un largo tiempo. Sus grandes ojos estaban cargados de miedo y vergüenza, hablaba muy rápidamente y estaba tratando de sacudirle toda la brillantina que le había caído en toda la ropa.

Deseando acabar con su sufrimiento, puso las manos en los hombros del chico para tranquilizarlo.

"Oye, oye, tranqui. Estoy bien ¿Tú?"

"S-sí, pero estás lleno de brillantina, de verás lo siento, yo... ¡Puedo limpiar todo esto! Veré el modo de-"

"Oye, no hay cuidado, no tienes que limpiar nada. Sólo es brillo. Además, seguro que me veo genial con todo esto. Resalta sobre el negro ¿Qué opinas?"

Yeonjun aprovechó el reflejo de uno de los casilleros metálicos para observarse en el. Su cabello, teñido recientemente de azul, ahora estaba cubierto de brillantes partículas moradas y azules, y su conjunto, consistente en una playera negra, con una camisa a cuadros negros y blancos por encima, unos shorts oscuros y tenis grises, ahora tenía mucho más color.

El chico se empezó a relajar y se rio discretamente ante ese modelaje improvisado.

"¿Cómo te llamas?"

"B-beomgyu. Choi Beomgyu."

"Hola, Beomgyu. Yo soy Yeonjun."

"Un gusto, Yeonjun... Eres nuevo, ¿cierto? Es que no recuerdo haberte visto el año pasado por ningún lado."

"Sí, acabo de llegar el lunes. Estoy adaptándome."

"¿Dónde estudiadas antes?"

"En Busan."

"Oh, entonces te has movido lejos. Espero que no esté siendo muy complicado."

"Nah, no lo es tanto, pero mi orientación no me ayuda mucho." Respondió riéndose "Esta semana me he perdido unas cuantas veces."

"Suele pasar... ¡Ay, no! ¡No!"

"¿Qué tienes?"

"Se suponía que tenía que llevar toda esta brillantina al club de teatro, ¿Ahora qué se supone que haga? La profesora confiaba en que la llevaría a esta hora."

"¿Estás en el club de teatro?"

"No, sólo me ofrecí a ayudar con la obra de fines de septiembre. Es todo un show, están preparando la utilería y demás y yo quise ser voluntario. Qué buena manera de empezar. No puede ser..."

Beomgyu se puso las manos en la cabeza con frustración, y empezó a dar vueltas en círculos, ansioso.

"Tranquilo, seguro que podemos hacer algo."

"¿El qué?"

"Mira, algunos paquetes se han salvado. Trata de recogerlos, yo iré por una escoba o algo para limpiar esto antes de que alguien nos sermonee. Espera aquí, ya vuelvo."

"¿Y entonces? ¿No hubo más problemas?" Preguntó Taehyun, dando un sorbo a su café.

"La profesora se molestó porque sólo lleve cuatro de los diez paquetes que necesitaban, pero conseguí que accediera a dejarme traer el resto el lunes."

"¿Y el tal Yeonjun?" Intervino Kai.

"Regresó con la escoba y un recogedor, le dije que barrería yo, pero él se negó y me insistió en que fuera al club para no llegar más tarde. No lo vi después de salir de allí, pero sí me hizo el favor."

"Vaya, qué agradable."

"Debiste pedirle su número." Dijo Kai, quejumbroso.

"Ya sé." Respondió Beomgyu con desgano, echando la cabeza sobre la mesa. Su cabello rozó con la copa de helado que había sobre esta, así que ahora tenía unos mechones cubiertos de crema vainilla.

Casi se había muerto de pena tras el accidente con Yeonjun. Creyó que este se enojaría y le dedicaría su peor mueca de disgusto y unos cuantos gritos, pero cuál fue su grata sorpresa al ver que se tomó la situación con humor.

Se había distraído con lo guapo que era, su aura era encantadora, pero lo dominó el pánico por lo que pudiera pasar una vez que tuviera que dar explicaciones en el club.

"No tienes de qué preocuparte, si ahora estudia aquí lo verás más veces y podrás pedirle su número."

"Como ahora, por ejemplo. ¡Mira afuera!" Exclamó Kai, golpeteando los hombros de Beomgyu para que alzase la vista. Así lo hizo, y vio a Yeonjun caminar en la acera contraria. Aún tenía brillos encima, pero parecía de todo menos molesto.

"Podría unirse a nuestro grupo, ve por él." Dijo Taehyun.

"¡Rápido o se va a largar! ¡Ah, pero quítate eso del cabello primero!"

"¡Ah!" Beomgyu se limpió el helado del cabello y salió apresuradamente de la heladería. Cuidó que no hubiera autos a la vista y cruzó la calle rápidamente.

"Yeonjun." Llamó, disminuyendo su velocidad. El mencionado se dio la espalda y sonrió al verlo nuevamente.

"¡Beomgyu! Iba a buscarte, pero como te dije: me pierdo muy fácilmente. No pude encontrar el club de teatro y acabé en la biblioteca haciendo unas cosas."

"Ah, y-ya veo. Bueno, mis amigos y yo estábamos tomando un helado aquí atrás, ¿Quieres acompañarnos?"

"Bueno... Sí, claro." Respondió animadamente.

Yeonjun se unió al grupito de Beomgyu esa tarde. Se hicieron las respectivas presentaciones y saludos, y le invitaron el helado que quisiera a su nuevo acompañante. Todos compartieron un poco de sí.

A Yeonjun le gustaban los videojuegos y las películas que tuvieran que ver con acción y ciencia-ficción, ese último gusto también lo compartía con Taehyun, aunque este preferiría cualquier otra cosa a los videojuegos. El de pelo lila era muy amante del cine, y habló de algunos filmes con un lenguaje tal que le despertó cierto interés.

Con Kai concordaba en que Taylor Swift era la industria musical, aunque admitía que no escuchaba su música tanto como él, y se vio interesado en que el pelinegro amante de los pingüinos le recomendase algunas películas de terror; sin duda debía presentárselo a Soobin, esos dos se llevarían de maravilla.

Con Beomgyu tuvo más diferencias, ya que al rubio le encantaban las novelas y películas del tipo Jane Austen y similares, mismas que el de pelo azul no encontraba interesantes, aunque en realidad nunca le había dado la oportunidad a ninguna de ellas. El entusiasmo con el que el rubio habló de la llamada "Persuasión" hizo a Yeonjun pensar que tal vez podría animarse a ver alguna cinta similar... Por curiosidad, desde luego.

Beomgyu tenía un basto interés en el diseño de modas. Era lo que más le gustaba hacer y a todo esto, dijo esa tarde, esperaba que lo dejaran aplicar para diseñar el vestuario de la obra que se representaría a fines de septiembre en el auditorio escolar. La respuesta a su solicitud llegaría el martes a más tardar.

"Perderían los mejores trajes si rechazaran tu propuesta. Tienen que aceptarte." Lo animó Taehyun. Kai se unió a la noción.

Yeonjun quiso ver alguno de los diseños de Beomgyu, a lo que este accedió, ya que estaba bastante seguro de su habilidad. Así pues, sacó su teléfono y le enseñó algunas fotos. La mayoría estaban inspirados en el siglo diecinueve, pero también había influencias de otras épocas, tanto pasadas como modernas.

Yeonjun había quedado verdaderamente impresionado ante esas muestras de talento, y acabó completamente convencido de que Beomgyu era la persona más creativa que había conocido hasta ese entonces.

Siguieron conversando una hora y media más, hasta que les dieron las cinco de la tarde. Kai y Beomgyu debían regresar a sus casas si no querían ser regañados por sus padres, y Taehyun debía ir a hacer unos encargos para su madre antes de que oscureciera.

Se despidieron entonces, no sin antes intercambiar números y añadir a Yeonjun a su chat grupal, en cuya descripción añadieron su cumpleaños. Prometieron empezar a verse más seguido, tanto en la escuela como fuera de ella. Incluso se concretó un plan para ir los cuatro a comer pizza el siguiente viernes. Un broche de oro para aquella semana, sin duda alguna.

Ni Beomgyu ni Yeonjun supieron de la enorme cantidad de tiempo que cada uno le dedicó al otro en su mente aquella noche.

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