1; Tuya.


— Vamos Marinette, solo es un modelo más— el Manager de lentes le rogaba a la joven azabache de ojos azules quien se rehusaba una vez más.

— Yo no fingiré una relación, menos con el— movió la mano con desdén volteando la cara.

Marinette Dupain-Cheng, una francesa y China mejor conocida como una de las mejores modelos de Francia quien estuvo un poco en Japón, haciendo comerciales y actuando en algún papel que le den. Eso hizo que su fama aumentará más.

El único problema es que era muy engreída, su ego era demasiado alto a comparación de algunos famosos como Jagged Stone, quien fue su pareja.

— A ti no te importa fingir, solo que odias a Agreste— Marinette le miro severa para después voltear la cara nuevamente.— Lo harás.

Se levanto de su asiento con una mirada de enfado.— No lo haré.

Patrick sonrió con burla hacia la más pequeña.

— Demasiado tarde, soy tu manager, yo manejo tu carrera. Literal, yo te manejo.

Marinette estaba a punto de tener una rabieta, una muy grande que podría hacer explotar la industria en la cual trabaja, mejor dicho, su industria.

Dio grandes pisadas hasta las puertas para salir del cuarto chocó con una persona un poco más alta que él quien hizo que retrocediera un poco.

Levanto la mirada y gruño.

— Un gusto verla de nuevo, my Lady— un rubio de ojos verdes tomó su mano y dejó en un beso ahí. La azabache tardó en reaccionar pero quitó su mano con asco.

— Apártate de mi camino— los hizo a un lado y salió a zancadas. Estaba que le salía humo.

Adrien agreste sonrió de lado, le encantaba verla enojada y molestarla desde que se habían conocido.

— Tan simpática como siempre ¿no?— miro a su manager quien solo asintió con duda.

Todos sabían cómo era la pequeña famosa, un diablo con cara de ángel, una diva sin sentimientos, algo grande que podía pisarte si quería. Todos en la industria eran testigos de muchos de sus dramas.

Aunque nadie podía negarlo, hacia su trabajo muy bien, sabía aparentar y ser otra persona frente a las cámaras lo cual ayudaba demasiado a su mala fama de "Drama Queen"

Marinette fue directo a su camerino, ¿quién se creía el? Miro su mano para después sonreír inconscientemente.

No podía mentir, estaba tan enamorada de ese joven Modelo, pero no podía decirlo, no podía desmontarlo, se volvería una persona débil muy rápido lo cual ella detestaba. Era por eso de su carácter tan fuerte con las personas.

Ahora solo lo veía como una competencia más, algo en donde ella debía mostrarse más fuerte que antes.

Por qué al verlo, tenía la tentación de besarlo y tocarlo, caer en sus brazos y ser refugiada. Quería ser dominada por Adrien Agreste, ¿y quién no? Era un dios, tan hermoso. Lo quería solo para ella.

La azabache lo conoció cuando a penas su nombre estaba siendo conocido y al momento tuvo un flechazo con el. Sus ojos tan verdes y llenos de vida la atraían.

Pero termino cuando anunció su noviazgo más esperado en frente de todos, en frente de ella. Desde esa vez ella cambio su forma de ser para llamar la atención de todos, llamar su atención.

Un artista de mala fama es más reconocido, eso lo sabía muy bien. Era la cruda realidad de Marinette.

Se recostó sobre su pequeño sillón y cerró los ojos, solo viendo un destello verde entre toda la oscuridad.

Estaba a punto de caer en el sueño donde un joven rubio de ojos verdes le daba la mano, cuando se la iba a dar se despertó por el sonido de alguien tocando su puerta.

Se levanto con cara de pocos amigos y abrió la puerta muy molesta.

— ¿Qué quieres?— gruño para después abrir los ojos al ver el rubio frente suyo con una sonrisa coqueta.

— Nos hablan, ya sabes, en la oficina.

Soltó un suspiro y salió delante suyo, Adrien cerró la puerta y fueron juntos a donde los habían llamado en completo en silencio.

Si era sincero, Adrien tampoco la odiaba, sabía que era otra rica niña mimada más, al igual que su mejor amiga, Chloe Bourgeois, ¿la diferencia? El logro entender el corazón de la rubia.

Pero entrar en el corazón o mente de la azabache era tan difícil, cada vez que él se quería acercar era rechazado con una mirada fría o un "apártate". No le dolía, solo le extrañaba por qué nadie era capaz de resistir su belleza.

Pero Marinette era preciosa, su precioso cuerpo y su hermosa cara de ángel le volvían loco, tenía demasiadas tentaciones de hacer algo malo con ella.

Cuando entraron, no había nadie, solo ellos dos lo cual confundió a Marinette.

— ¿Qué...?

Adrien cerró la puerta y la de ojos azules pudo escuchar bien como el cerrojo era puesto por fuera. Abrió la boca, sabía que esto era obra de su manager.

— ¿Cómo prefieres que te llame frente a las cámaras?— camino lentamente hasta un asiento, Marinette no dejó de mirarlo severamente.— ¿Bugaboo, pétalo, Ángel?

— Déjame salir, y no me llamaras ni una mierda de esos apodos cursis que tú y yo no fingiremos nada.

Adrien sabía que estaba molesta, demasiado, lo veía por sus expresiones al hablar y como tenía sus puños cerrados.

Adrien no quería decirlo pero salió de sus labios.

— ¿Por qué no te agrado?

— A mí nadie me agrada.

Adrien quizo sonreír pero ahora solo sentía frustración por la azabache quien no quitaba su mala cara.

— Claro, a excepción del famoso Jagged Stone— no quería sonar de esa forma, pero su mente lo había traicionado. Trato de hacer una sonrisa torcida pero resultó ser una mueca.

Marinette frunció el ceño, quería reírse en su cara pero para ser sincera esos pequeños celos le agradaban.

— ¿Qué tiene que ver el en todo esto?

El rubio miro hacia otro lado, la azabache le había mirado a los ojos muy intensamente lo cual hizo que sus nervios se hicieran presentes.

— No me refería a eso...

— En todo caso tú empezaste con Lila, tenías que anunciar su bonito noviazgo el cual duro... ¿Cuánto era, dos meses?

— Tan al pendiente estás de mi, se nota que te tengo loca— le guiñó un ojo como todo el seductor que era.

Marinette apretó los labios, ¿por qué era tan guapo? Pero dos podían jugar ese juego.

Sonrió un poco y fue caminando lentamente hacia el, con sus manos levanto su vestido enseñando más de sus finas y largas piernas. Los tacones resonaron por todo el lugar, la tentación en el lugar incrementaba cada vez más.

Adrien bajo la vista donde había unas medias negras con ligueros que seguramente estaban ligados más arriba donde la ropa o mejor dicho su vestido no mostraba.

Marinette se inclinó cuando estuvo frente suyo, colocó ambas manos al lado de su cuerpo y lo miro a los ojos.

Azul y verde.

— ¿Crees que estoy loca por ti, Adrien Agreste?

— Apostaría a que si, my Lady.

— Pero la pregunta aquí es, ¿tú estás loco por mi?

El lugar se envolvió en una nube de lujuria donde ninguno de ellos dos podía escapar. Adrien lentamente tomo de la cintura a Marinette y la sentó en su regazo, ella no se inmutó, dejó que él ojos verdes la tomará.

Las manos del rubio subieron y bajaron por su cintura, subiendo por su cuello hasta su rostro donde paro sobre sus labios.

Marinette ahora mismo estaba en el cielo, se sentía tan suave y como una corriente eléctrica pasaba por todo su cuerpo al sentirlo debajo de ella.

No podía detenerse, quería probar todo de ella.

No podía detenerse, quería todo de ella. Probar cada centímetro de su nívea piel. Poseerla, hacerla suya al momento en que la besaba y ella rogara con su nombre. Todas esas delicias de su imaginación se reflejaban en su cuerpo, haciendo crecer su miembro bajo la chica.

—Veo que alguien esta muy deseoso — rió suave la joven.— ¿Eso significa que estas loco por mi?

— Calla— pronunció entre dientes, sujetándola del mentón.— Primero te probaré que tu me deseas a mí.

Exigía que sus deseos fueran cumplidos ya, por lo que el varón la besó con rudeza, introduciendo su lengua en la cavidad bucal de la azabache que sentía como si fuera a derretirse.

Esto era tan nuevo comparado a lo que pasó junto al rockero, su expareja. Adrien se estaba comportando como siempre lo soñó: dominante, orillándola a hacer lo que sus más profundos deseos le imploraban.

Era exquisito aquel contacto. Uno que la fémina dejó fluir a su sexo que comenzaba a humedecerse con rapidez.

Ella envolvió el otro cuello con sus brazos, comenzando a juguetear con su cuerpo al restregar su sexo contra el bulto del pantalón. Las telas los separaban, pero con las texturas de las mismas eso se convirtió en algún tipo de masturbación, una que encendía velozmente la mecha al placer.

Con dificultad e insistencia, el rubio buscaba sacar su miembro, le era dificil con la idol tan insistente en frotarse con algo.

La mejor solución que encontró fue masajear con una mano la entrepierna femenina mientras desabrochaba su pantalón con dificultad, los gemidos de su ahora amante lo desconcentraban.

Su miembro pareció salir disparado de aquella prisión, buscando con delirio el lugar donde quería introducirse. Marinette lo tomó entre sus manos, acercándolo a su entrepierna, frotándolo para provocar que el de ojos esmeralda gruñera por dichas acciones.

— Te odio— pronuncio la diva para hacer a un lado su ropa e introducir el pene del joven en su vagina.—Te odio!— grito en completo éxtasis.

— Tonta...

Mordió el labio de la fémina que se movía frenéticamente, haciendo quel el varón se acercara peligrosamente a una eyaculación que no debía suceder así.

Una cosa sería mentir algo entre los dos, pero arriesgarse a estar con alguien que no podía decifrar no era exactamente su plan de vida.

La empujó con cierta brusquedad, para poder salir de ella. Tras eso se levantó sujetando a la chica por la cintura, aprisionandola contra su cuerpo; la guió hasta el escritorio que estaba detrás de ellos.

La colocó sobre el mueble, el rostro fememino se encontró contra algunos papeles que parecían importantes. Intentó levantarse pero Adrien sujetaba sus brazos, cruzados en la espalda, al tiempo en que frotaba su firme trasero.

Él ya estaba listo con un preservativo que, con maestría, abrió y colocó correctamente sobre su pene. Claro que quería penetrarla nuevamente, pero que mejor que torturarla un poco para que su fantasía se hiciera realidad.

— My lady...— masajeaba el trasero de la joven mujer.— ¿Te gusta lo que hago?

— Cla-claro que no— el deseo de ser poseída por el joven de sus sueños la traicionaba.— Es horrible...— sintió una fuerte nalgada.— ¿Qué te pa...?— otra más.

—No te dí permiso para hablar—Ella tronó la lengua y él respondió con otra nalgada.— Volveré a preguntar, ¿te gusta lo que hago?

— No...— de nuevo otro golpe.

— Sí que eres dura...

— Y tú, un idiota— sintió el manazo que aumento en fuerza.— ¡Ah!

— Si no admites que te gusta, continuaré.

— Idiota...

Esta vez la soltó y le nalgueó con ambas manos con el temor de que ella huyera, pero no sucedió. Lo que si, es que pudo observar como los fluídos surgían de la entrepierna femenona y bajaban por sus piernas bien torneadas, humedeciendo las medias que usaba.

— ¿Entonces?— pregunto el rubio frotándose contra toda esa humedad.

— M-me gusta...

— ¿Y quieres más?— ya le había gustado castigarla así para verla temblar, deseosa de más.

— ¡Si!— la excitación la llevó a doblegarse para recibir más de aquel chico.— ¡Quiero más!

— ¡Dí mi nombre!— gruño mientras golpeaba los gluteos femeninos repetidas veces.— ¡Pídemelo!

— ¡Más! ¡Ah! ¡Hazme tuya, Adrien! — siseo al sentir que entraba en ella hasta el fondo.— ¡Sí! ¡Sí! ¡Adrien, así!

Las penetraciones eran lentas, con mucha fuerza. Entregadas con desesperación poseerla, hacerle suya desde lo más profundo.

El chico Agreste quería que se volviera dependiente a él, que en todo momento lo necesitara junto a ella y no quisiera nada de nadie más. La quería solo para él.

Mientras tanto, la azabache sólo gritaba con deseo el nombre de su amante. Era un placer tan exquisito que su mente en blanco sólo podía centrarse en todo el placer que representaba estar a unida a esa persona que simulaba odiar.

El movimiento de la cadera masculina se vio disminuído, por lo que la mujer no dudo en moverse de adelante a atrás. No quería parar y haría lo necesario para continuar, aun cuando su orgasmo ya estaba llegando.

Cuando el clímax femenino llegó tras unos segundos, su interior apretó el miembro de Adrien, el cual sentía maravillas con dichas contracciones junto al aumento de calor y lubricación.

La tomó con fuerza de la cintura, sin decir mucho la embestía con tanta fuerza que cuando él al fin eyaculó, ella fue capaz de disfrutar de un segundo orgasmo.

— Eso...

— Fue increíble...

Sus respiraciones estaban agitadas, el rubio recostó la cabeza sobre la espalda de la azabache quien se sostuvo del escritorio ya que sus piernas se encontraban muy cansadas.

— Pue-puedes llamarme Bugaboo— hizo un puchero parecido a una mueca. Adrien sonrió para después dejar suaves besos sobre su cabeza.

Cuando la modelo tuvo energía para levantarse se arregló el cabello y su rostro que se había manchado de maquillaje. Quito sus sucias medias y el Agreste arreglo sus ropas y su cabello desordenado.

Se miraron y Adrien le sonrió para tomarla de la mano acercándola a él, saboreo sus labios una vez paga después demandar algo.

— Ahora solo perteneces a mi.

— Siempre lo he hecho.

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Él lemmon fue hecho por KuroNekoChanMLC ella merece todo por escribir esto por qué es verdaderamente buena, lean sus historias no se van a arrepentir 💕

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