007
¿Hijo?
Jimin no podía dar crédito de lo que oía. Había imaginado tantas cosas de el alfa, pero nunca que Jungkook tuviera un hijo.
Joder, ¿a quién es que verdaderamente tenía frente suyo?
Es decir, por la mañana era el “rarito” nuevo que deambulaba solo en la universidad. En las noches, en un tinieblo bar, era Masked97; el stripper enmascarado más caliente. ¿Y ahora resultaba que cuando estaba en su casa era nada más un joven padre alfa?
Por la diosa Luna, ¿quién era en realidad Jeon Jungkook?
—Cuántos meses tiene? —Jimin miró como Jungkook dejaba al pequeño en su caminador.
—Ocho.
Jimin vio como el pequeño hacía intentos de ir hacia él, cosa que le causó ternura, y terminó él mismo acercándose al pequeño Soo.
—Es muy lindo, tiene tus ojos.
Jungkook sonrió ante el cumplido, dejó sus cosas de trabajo en la mesa para comenzar con el proyecto. Él se fue a sentar a su lado, aún intrigado con la vida del mayor.
¿Y si se arriesgaba y preguntaba? Podían pasar solo dos cosas: o Jungkook lo ignoraba, o le decía que no era su problema.
Ambas eran propensas a pasar.
«Pero el que tuviera miedo a morir, que no nazca», había dicho una vez un reguetonero.
—Su madre ha de ser hermosa —murmuró, como si nada.
Jungkook sonrió sin gracia alguna.
—Lo era.
—Oh, madre mía, lo siento. —Llevó sus manitas a su boca, algo apenado—. Perdón por tu perdida…
—¿Qué? —El alfa arqueó una de sus cejas en su dirección.
—¿No murió?
—Nah —dijo, sonriendo un tanto, por la actitud de Jimin—. Es una larga historia, mejor hagamos esto para poder llevarte temprano a tu casa.
El rubio suspiró tranquilo, y sonrió ante la idea del alfa llevándolo a su casa, más, sin embargo, el bicho de la curiosidad le seguía zumbando en el oído.
—Tengo toda la tarde. No te obligaré a decir nada si no quieres —soltó el omega.
Jungkook dejó su lápiz a un lado y lo observó fijamente.
—Dices que no vas a obligarme, pero en el fondo quieres saberlo, ¿cierto?
Jimin rio, pues había sido expuesto.
—Soy muy curioso.
—Y chismoso también —añadió junto a un tono burlón—. Su madre es una omega común y corriente, huyó de nosotros cuando nació Soo, y se llevó todo mi dinero —explicó de manera breve.
—¿Nada más eres tú y el cachorro? Qué hay de tus padres? —siguió preguntando.
—Mis padres dejaron de ayudarme hace tiempo, estaban enojados por lo que pasó y me dejaron toda la responsabilidad a mí. Lo cual me parece perfecto porque no necesito la ayuda de nadie.
—¿Y como haces para ser… digo, ir a… ya sabes… a ese lugar?
—¿Tener otra “identidad”? ¿Ser stripper? —Vio como las mejillas de Jimin se sonrojaron—. En varias ocasiones omegas y betas me ofrecían dinero a cambio de pasar la noche con ellos.
Aquello llamó aún más la atención de Jimin, ¿entonces Jungkook si era un… prostituto…?
Jungkook quiso reír por su expresión, pero prefirió continuar:
—Luego busqué trabajo en un bar, y pese a no ver nada malo en lo que hago y mucho menos avergonzarme, decidí que mi rostro fuese oculto.
—Ah, por eso lo de la máscara.
—Sí, más, sin embargo, contrarío a eso, a la mujer del dueño del bar le pareció algo morbosa la idea de permanecer mi rostro e identidad en incógnita, por lo que su esposo acepto y me pidió un seudónimo. No tenía nada en mente en ese momento, por lo que opte por llamarme el “enmascarado” pero a ellos les pareció poco original, así que solo pasé la palabra a inglés y el “97” es porque es el año en el que nací.
Jimin asintió ante ello.
—A veces hago shows privados los sábados, y cuando me necesitan para un evento en especial, simplemente le pido a una amiga que cuide de Jungsoo, mientras voy y vengo. Pero no paso de bailar y ser únicamente un stripper, ya que no me acuesto con nadie por dinero.
Jungkook no sabía por qué había hablado tanto o por qué se sentía tan cómodo al hacerlo con el omega, o mucho menos porque había querido aclarar lo último.
—Oh… ya veo. ¿Y no te incómoda ser tocado por esas personas?
—No, es mi trabajo.
—Entiendo. —Desvió su mirada hacia los libros que estaban sobre la mesa—. Bueno, si necesitas volver a esos “shows” privados, yo puedo ayudarte en cuidar a tu cachorro.
El ceño de Jungkook se frunció automáticamente, el omega estaba listo para escuchar el rotundo…
—No.
—Vamos, los fines de semana no suelo hacer nada, déjame ayudarte. Hoy nomas el profesor Im te llamó la atención por tus notas, es obvio que no estás del todo concentrado. Yo puedo estudiar contigo y cuidar de tu hijo cuando tengas trabajo en el bar. Jungkook se levantó del suelo y se negó nuevamente, poniéndose a la defensiva con el rubio.
—No viniste aquí para sentir lástima o complació por mí y querer hacerte cargo. Te dije que no te metieras en mi vida, Park.
Jimin bufó por la actitud del alfa.
—¿Por qué eres así? Joder, deja de ser un testarudo y acepta que la gente quiera ayudarte. No es fácil criar a un bebé, estudiar y trabajar al mismo tiempo.
—Pues yo lo estoy haciendo perfectamente bien, Jimin. No necesito a nadie más.
Jimin refunfuñó enojado, sintiéndose molesto con este alfa tan obstinado. Era una simple ayuda, no iba a morirse por aceptar que alguien le diera una mano. Había pasado su niñez entera viendo y cuidando de su pequeño primo cuando sus padres viajaba por negocios. Y es que su madre a veces se sentía muy sola en la gran casa, por lo que visitaba constantemente a su hermana que había dado hace poco a luz, por lo que Jimin a muy temprana edad supo cuáles eran las necesidades que necesitaba un cachorro.
El bebé comenzó a llorar de repente cuando su caminador pisó la cola de Bam y este ladró, asustándolo. El alfa puso sus ojos en blanco e ignoró a Jimin para cargar a su hijo. Y debido a esta actitud, el omega decidió no decir nada más, pues era más que obvio que no obtendría resultados positivos.
Jungkook era demasiado difícil en todo el sentido de la palabra. Difícil de tratar, difícil de hablar y difícil de convencer.
La tarde transcurrió en silencio y con un ambiente tenso entre ambos jóvenes. Jimin hacia su parte del trabajo mientras que Jungkook la propia.
Cuando la noche fue cayendo, el omega ya había terminado con la suya, y dejando a un lado el lápiz junto a sus apuntes, volteó su rostro hacia Jungkook, percatándose que este se había quedado dormido sobre la mesa.
Jimin formó una mueca y se acercó a él, permitiéndose saciarse con su aroma con una fuerte respiración.
—Se nota que estás cansado y necesitas una mano.
Llevando sus dedos pequeños hacia la frente de Jungkook apartó algunos de sus mechones oscuros. Pero la belleza sublime de su rostro le dejó un hueco profundo en su pecho. Era imposible que alguien como él fuese tan hermoso, pero al mismo tiempo tan airado.
Jamás había conocido a un alfa como él. Le sorprendía su perseverancia y capacidad para aguantar tantas cosas.
Muchos de sus compañeros hablaban solo por hablar, pero nadie conocía el verdadero “yo” de Jungkook, y a duras penas solo sabían su nombre.
Jimin quería ser ese alguien en quien Jungkook pudiese confiar, ser su apoyo, su amigo. Dejando de lado ese “crush” que tenía por él, y el llamado de su lobo, hacia el mayor, él deseaba más que solo su compañerismo, porque ser su amigo íntimo —de esos en quienes acudes cuando lo necesitas—, era lo único que el omega quería.
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