dieciocho




hace años.


- Hola Aerin. -se acercó a ella-

- Hola. -sonrió- ¿Necesitas algo? 

Lo miró con duda, el chico simplemente sonrió, mostrando sus mejillas sonrojadas. 

- ¿Puedo hablar contigo? 

Asintió con la cabeza. Salieron del aula después de unas miradas y sonrisas cómplices. La guio hasta el pasillo final. Se paró frente a ella, trago saliva nervioso y trono los dedos de sus dedos a causa de su nerviosismo. 

- ¿Estas bien?

- Im Aerin. Me gustas. -soltó por fin, ella abrió sus ojos- Se que no nos conocemos mucho, pero pronto terminaremos la preparatoria y quiero hacértelo saber antes de que me arrepienta por nunca habértelo dicho.

- ¿Enserio? -miró a sus alrededores- ¿No es ninguna broma verdad?

- No.-negó de inmediato- Enserio me gustas Aerin. -tomo sus manos- Se que es una terrible confesión, pero ya no podía ocultarlo más. Muchos lo saben, pero tu nunca me notaste.

Bajo su mirada apenada, ella realmente solo se centra en sus calificaciones, nunca noto que un chico estaba que moría por ella.

- Lo siento si te hice sentir mal. Te conozco, pero nunca lo note.

- Se que puede parecer precipitado, pero, quiero que estemos juntos. -sonrió nervioso- ¿Quieres ser mi novia? 

- ¿Uh? 

- Prometo hacerte muy feliz, hare mi mejor esfuerzo. -sonrió con más confianza- Te quiero, siempre cuido de ti de lejos, ahora quiero hacerlo de cerca, junto a ti, que todos se enteren de que me gustas y eres mi novia. Claro, si aceptas. 

Lo pensó. Nunca ha tenido pareja sentimental en su corta vida, solo tiene diecisiete y no sabe bien lo que esta haciendo, pero no le ve lo malo, quiere experimentar que es ser amado por una persona también, como todos. 

-sonrió tímida- Esta bien, acepto, Kyungh.

- ¡¿Enserio?! -sonrió con sus dientes- Aerin, no te vas a arrepentir por esto, enserio. -la abrazó- Muchas gracias, pensé que me rechazarías. Prometo que te hare feliz, haremos que funcione, iremos lento si quieres. 

Sonrió, respondiendo su abrazo.

- Hagámoslo así, poco a poco. 

Al terminar el abrazo se sonrieron uno al otro. 

Aerin estaba sentada en el sofá mirando fijamente a la taza de café que esta sobre la mesa de centro. Se quedo pensando y recordando todo el pasado. Si bien, ya no sufre por ello, los recuerdos de una promesa rota están ahí y seguirán ahí por siempre. 

El le había prometido tantas cosas, la primera había sido hacerla feliz, al principio fue así, le daba flores, la consentía como nunca, había amor, solo amor. ¿Cómo no iba a pensar que era el amor de su vida si todo era perfecto? 

Todo cambio en un abrir y cerrar de ojos para ella, las malas amistades, la mala compañía, fueron quienes arruinaron todo. No sabe tampoco como es que permitió todo, quizá en lo muy profundo de su corazón ella pensaba que el Kyungh cariñoso y amoroso regresaría si ella mantenía su fe en el. Pero muchas veces no es así, la gente es muy difícil de cambiar, si no es por ellos mismos, no cambiaran nunca. 

De alguna manera se arrepiente de todo, pero a la vez no. Paso agradables momentos, borra todos los malos lado a su ex pareja, y recuerda los buenos y agradables, no quiere guardar resentimiento y odio en su corazón, pero es casi imposible. 

Lo más difícil cree ella, eran las promesas, esas promesas que rompía siempre, hubiera preferido que nunca le prometiera nada. Eso la daño más, que el dijera que cambiaría y al final empeoraba. 

En su momento se sintió mal, que la relación se había estropeado por su culpa, a pesar de que una relación es de dos, en veces quien hecha todo por la borda es uno. 

Su vida dio un giro, completamente, no solo una vez, su vida a dado tantos giros y vueltas que la han hecho ser una persona madura y fuerte ante cualquier cosa. Esta muy orgullosa de ella misma. 

- ¿Porqué llora mi chica? -llega Hoseok a su lado- 

-lo miró- No estoy llorando, solo... Estaba recordando unas cosas. 

- ¿Sigues pensando en él verdad?  -recargaron sus espaldas contra el sofá- No quiero que estés mal por pensar en eso.

- No lo estoy. Si, he estado pensando en Kyungh, pero no lo sé... Han pasado los años, me pregunto que fue de el después de salir de la cárcel. ¿Seguirá bebiendo? ¿Seguirá en mal camino? 

- Amor. -acaricio su mejilla- Lo que le suceda a el no importa, se que formo parte de tu vida y te hizo daño, pero incluso si muere, no debe importarte. 

- No digas eso Hoseok. La muerte no es un juego.

- No, no lo es. Pero no entiendo como es que al principio no te importaba y ahora si. 

- Es porque no es bueno, para mi, que guarde odio en mi corazón. Lo mismo va para ti. -recargó su cabeza en su hombro- Me hizo daño como nunca alguien, pero estoy aprendiendo a sanar, no es que lo vaya a ver y sonreírle, no. Solo, le daré por su lado si un día lo veo por la calle. 

Beso su cabeza.

- Tienes razón, odiando solamente nos vamos a dañar a nosotros mismos, no ganamos nada con ello. -acaricio  su mano- ¿Ya le avisaste a tu familia sobre mañana? 

- Si, he llamado a mi madre diciéndole que mañana haremos una reunión en la terraza del edificio. Se puso muy feliz, dice que te extraña.

-soltó una carcajada- Tu madre me ama. 

- Es porque me haces feliz. -levanto su cabeza y beso sus labios- Sobre eso... ¿Porqué de repente quieres hacer una reunión en la terraza? Siempre prefieres estar solos los dos en el departamento.

Solo sonrió y se encogió de hombros.

- ¿Qué tramas solecito? -achico sus ojos-

- Nada mi vida. -plantó un beso en sus labios- ¿Nos damos una ducha? Ya sabes, ahorrar agua, cuidar del ambiente.

-ahora fue quien soltó una carcajada- Eres sorprendente Jung Hoseok. -se puso de pie- Anda, muévete. 

Con una sonrisita se puso de pie yendo a ella. 

Con el es diferente, a diferencia de Kyungh, Hoseok sí es el amor de su vida. 



todas queremos un hoseok en nuestras vidas:(

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