Capítulo 3: "Reencuentros"
Resultó que Byron conocía perfectamente bien la ubicación del Grimmauld place; Lara quedó sorprendida gracias a la facilidad con la que había encontrado el lugar, porque eso había sido de gran ayuda para no perder más tiempo. Estando parados frente a la puerta, Lara se giró hacia Byron antes de anunciar su llegada
— ¿Cómo es que conoces este lugar? Es decir, jamás te hablé de él, ni siquiera yo sabía de su existencia
Byron le miró de reojo, con una ceja alzada y sus rosados labios curvados en una sonrisita que le hizo sonrojar. Byron tocó la puerta tres veces antes de girarse hacia Lara
—Hay muchas cosas que todavía no sabes de mí, cariño
—Eres un presumido—Lara rodó los ojos cuando escuchó a Byron reír— Y no me llames así
—¿Por qué no?
—Porque no me gusta
—Entonces, ¿cómo prefieres que te llame? — Byron se acercó a su oído y susurró: — ¿"mi amor", "querida", "corazón" "bombon"? Puedes elegir. Hay más de donde salieron esos
—Pero que idiota
Byron rio, pero su júbilo se vio interrumpido por el golpe seco del otro lado de la puerta. Lara dio un respingo y retrocedió cuando una pequeña verja de la puerta se abrió revelando un par de ojos azules que la miraban
— ¿Quiénes son ustedes? — Preguntó él. Lara carraspeó la garganta
—Uh... soy Lara y éste es mi compañero Byron— dijo, tomando a Byron del brazo para que el chico del otro lado pudiera verlo; éste achicó los ojos para luego volver su mirada a Lara— Hemos venido a las reuniones de la Orden del Fénix. Somos aurores
— Ah, ¿sí? ¿Cuál es la palabra secreta?
—Yo... no lo sé
— ¿Tu hermana no la escribió en sus cartas o algo? — Byron preguntó. Lara sacudió la cabeza
—No, Dora no lo hizo
—Espera, ¿Dora? ¿Cómo Nymphadora Tonks?
—Eh... ¿sí? — respondió. La rendija se cerró e inmediatamente después la puerta fue abierta de par en par por un chico alto, delgado y pelirrojo. Los recibió con una sonrisa y un efusivo apretón de manos
— ¡Tú eres Lara Lexington! No sé cómo no pude darme cuenta antes, soy un idiota. Tonks nos ha hablado mucho de ti, ¿sabes? Tus poderes son maravillosos— El chico pegó su cara a la de Lara haciéndola retroceder— Soy Fred Weasley, por cierto
—Oh, si— Lara sonrió, provocando una pequeña sonrisa en Fred— Conocí a un par de Weasley cuando era pequeña
—Seguramente fueron Bill y Charlie. Como sea, la reunión es por aquí.
Fred los llevó por un largo pasillo mientras les contaba todo lo que había estado sucediendo con todo el asunto de Voldemort y sus mortífagos; les contó que se habían apoderado de la edición del profeta y que tanto los miembros de la Orden como Albus Dumbledore estaban casi seguros de que los seguidores del Señor Tenebroso habían logrado inmiscuirse en el ministerio por lo que eran pocos los aurores que tenían el valor de ser parte de la Orden del Fénix.
—Entonces es un alivio que nosotros no pertenezcamos al ministerio— comentó Byron. Fred ladeó la cabeza
— ¿No es así?
—No—respondió Lara— Venimos de Beauxbatons, en Francia
— ¿Qué hacían ahí?
—Éramos profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras
—Yo era profesora, él era un auxiliar
Byron rodó los ojos haciendo reír a Fred. Lara sonrió por ello, pero no esperó que Byron echara uno de sus brazos sobre sus hombros y le diera un beso en la mejilla
—E íbamos a casarnos en el invierno, ¿no es así?
—No
—Oh, ¿problemas de pareja? — preguntó Fred con diversión. Lara retiró el brazo de Byron
—No somos pareja
— ¿Terminaron?
—Nunca empezamos
Lara vio hacia el frente, estaban cerca de una sala inmensa que era el punto de reunión de decenas de personas. Entre el mar de gente Lara reconoció una mata de cabello color rosa chicle que sin duda pertenecía a su hermana mayor –Dora siempre tuvo una afición por ese color- y, sin dudarlo más, entró en la habitación.
Lara alzó sus manos e hizo que luz saliera de ellas porque nadie parecía haberse dado cuenta de su presencia. Todos giraron a verla y pareció estar satisfecha cuando la atención de cada persona se enfocó en la cálida luz de sus manos. Aumentando la intensidad de la luz los presentes tuvieron que cubrirse y Lara aprovechó para abrirse camino hacia Dumbledore, quien la recibió con un pequeño apretón de manos. Lara mantuvo la luz encendida sobre su mano izquierda
—Creo que ya fue suficiente demostración por hoy, querida
Lara asintió e hizo que la luz desapareciera. Todos guardaron silencio tratando de reconocer a la recién llegada; Tonks, por el contrario, soltó un chillido de felicidad y corrió hacia su hermana para envolverla en un fuerte abrazo. En la distancia, Bill Weasley se abría paso entre la gente junto a su hermano Charlie.
—Sabía que vendrías— le dijo Tonks. Lara sonrió— Aunque no estaba muy segura de sí todas mis cartas llegaron a salvo a Francia, aun así, aprecio que estés aquí
—Créeme, Dora, tus cartas llegaron hasta mi habitación en Beauxbatons—Lara miró a Dumbledore quien las observaba pacientemente. Hizo una mueca antes de suspirar— Madame Maxime no estaba muy contenta al decirle que dejaría la escuela, pero no podía quedarme sabiendo que necesitaban mi ayuda. Yo... dejé mi puesto en el colegio y he venido para quedarme
—Tu... ¿Hablas en serio? — Tonks preguntó, asombrada— ¿Te quedarás?
—Bueno, no es como que tengo otro lugar al cual ir, ¿verdad? Después de todo, Madame Maxime no cree en el regreso del Señor Tenebroso y estoy segura de que no moverá un dedo para que se hable de ello en el colegio. Quizá los estudiantes ni siquiera saben lo que está pasando. Lo que sucedió en el torneo...
—Lo que ocurrió en el Torneo de los Tres Magos fue un evento desafortunado— dijo Dumbledore, alzando la voz para que todos lo escucharan— Sin embargo, estamos a tiempo de evitar que otro de esos sucesos tome lugar, pero sólo lo lograremos si cada uno de nosotros estamos dispuestos a afrontar cualquier consecuencia a partir de ahora
El coro de voces de los miembros de la Orden se alzó, estando de acuerdo con las palabras de Dumbledore, quien sonreía complacido. Las personas comenzaron a esparcirse por el salón y cuando el ambiente comenzó a sentirse más ligero, se formaron conversaciones que hacían reír a unos cuantos. Sirius Black y Molly Weasley se acercaron a las hermanas y saludaron a Lara con una sonrisa.
—Es bueno verte de nuevo, querida ¡Oh! Pero si eras tan sólo una niña cuando te vi por última vez— Molly la apretó en un abrazo que le hizo sonar los huesos. Sirius soltó una carcajada— Debiste tener once años cuando te fuiste a Francia. Te fuiste sin despedirte ¡pero qué grosería!
—Déjala ya, Molly— dijo Sirius, apartando a la mujer suavemente. Le ofreció su mano abierta a Lara y le sonrió— Soy Sirius Black. Quizá no me conozcas porque bueno, estuve en Azkaban durante mucho tiempo, pero mi prima Andrómeda me ha hablado mucho de ti
— ¿Mi madre? ¿Ella y tu son parientes?
—Ajá. Eso me hace tu tío, ¿No es maravilloso? ¡Dame un abrazo!
— ¡Sirius! — Molly gritó, cuando éste alzó a Lara y comenzó a darle vueltas haciéndola marear. La dejó de nuevo en el suelo y esperó a que recuperara el equilibrio para dejar un beso en su mejilla colorada— ¡Te he dicho que no te comportes así!
—Deja de gritarme, Molly, ya te pareces a mi madre. Además, fue la emoción. No he tenido una familia desde hace mucho tiempo.
—Gracias por lo que me toca— Se quejó Tonks. Sirius se echó a reír
—Tranquila, sigues siendo mi sobrina favorita. Eso hasta que Lara compita por el puesto, entonces no habrá nada que yo pueda hacer
—Eres increíble, Sirius, de verdad que si— Le reprochó Molly. Lara sacudió la cabeza mientras mantenía una sonrisa que le hacía doler la cara.
Al fondo de la sala, Byron entabló una conversación con los gemelos Weasley mientras Molly seguía riñendo a Sirius por ser tan descarado y tosco. Lara observó a Byron conformé éste hablaba y hablaba de algo que Lara no escuchó, pero que mantenía a los hijos de Molly con los ojos muy abiertos y las manos estáticas a los costados. De repente, Molly soltó un chillido y tomó la mano de Lara
—Debes venir conmigo, aun no conoces a mis demás hijos
Lara se preguntaba cuántos hijos más había tenido Molly cuando un par de pelirrojos salieron a su encuentro. Eran considerablemente más grandes que los gemelos, pero todos conservaban el cabello pelirrojo, la tez blanquecina y los enormes ojos azules. Molly sonrió, soltando la mano de Lara.
—Ellos son Bill y Charlie, ¿los recuerdas? De niños solían jugar juntos
La mirada de Bill chocó con la de ella y fue entonces que Lara recordó su infancia antes de irse de casa, cuando ella y Dora adoraban visitar el hogar de los Weasley únicamente para jugar y correr por toda la madriguera junto a los, hasta ese entonces, únicos hijos de Molly y Arthur Weasley.
Charlie era de la misma edad que Lara, pero por algún motivo desconocido siempre tuvo una conexión especial con Bill. Recordaba haber jugado con él tardes enteras o la vez en que ella trató de trepar uno de los árboles de Molly y cayó raspándose la rodilla; Bill no quiso llamar a su madre para que curara a Lara y, como aun eran muy pequeños para hacer magia, él decidió que un pequeño beso en la parte lastimada ayudaría a que el dolor pasara.
Las mejillas le ardieron al pensar que Bill había sido su mejor amigo de niños y que... ¡Oh Dios! Él le había dado su primer beso cuando ella tenía cinco años y él siete; había sido la fiesta de cumpleaños de Charlie y ambos habían estado discutiendo sobre quien debía quedarse con la cereza que adornaba el pastel. La pelea acabó cuando Lara se echó la cereza a la boca y Bill le dio un pequeño beso en los labios para no perderse el sabor de esa cereza.
Era algo tonto sin importancia, pero que a Lara todavía le apenaba terriblemente.
Bill estiró su mano cuando Lara parecía sumida en sus pensamientos, acercándose a ella tomó su mano lentamente y la estrechó con suavidad
—Me alegra volver a verte, Lara
Lara sonrió apenada. Dios, parecía una tonta.
—Lo mismo digo, Bill
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