Capítulo 29: "Furia francesa"
[Maratón 2/3]
Lara aceptó hablar con Bill en el salón principal, aquel salón donde habían tenido su primera cita antes de que ella partiera a Hogwarts durante todo el curso. No es que ella quisiera estar cerca de Bill cuando acababa verle besando a otra chica, sino que supo que era mejor hablar las cosas estando solos que en medio de una habitación atiborrada de personas que les miraban con curiosidad. Molly no entendió lo que pasaba hasta que escuchó decir a Lara que volvería al castillo y que no volvería para navidad; Molly Weasley enfureció, echándole una mirada de desaprobación a su hijo mayor antes de que éste arrastrara a Lara hasta el salón.
Así era mejor, se dijo Lara, porque entonces no perturbarían el sueño del señor Weasley con sus quejas o los posibles reproches que se harían mutuamente, era mejor de esa manera, hablar a solas y poner los puntos sobre las íes de una buena vez.
Bill hablaba y hablaba sin detenerse a respirar ni siquiera un segundo, Lara le escuchaba, pero había algo en su rostro que demostraba no creerle una sola palabra. Bill estaba desesperado, explicándole lo que pasó en la biblioteca y que eso había sido un completo error.
Sus manos estaban sobre la mesa, tomadas por las de Bill quien se negaba a soltarlas sin que éstas le devolvieran las caricias que él estaba dándoles, quizá el rostro de Lara no demostraba tristeza, enojo o frustración, pero sus manos estaban vibrando con furia, con el poder en sus palmas intentando salir descontrolado. Ella le permitió tocarla, porque esa sería la última vez que lo haría.
—Fleur y yo nos conocimos en Egipto—dijo Bill, clavando su mirada azul en la de Lara—Yo aún trabajaba en el banco cuando Fleur fue contratada para romper las maldiciones en las pirámides de Giza, convirtiéndose en mi compañera. Tuvimos una, tal vez dos citas, pero nada más pasó porque...
—Volviste—Le interrumpió Lara. Bill suspiró—Nada pasó con Fleur porque volviste a casa sólo para ser miembro de la orden
—Yo... si, supongo que algo de cierto hay en eso
—Hace algún tiempo... cuando te hablé sobre mis poderes y mencioné el apellido Delacour... Tuviste la oportunidad de decírmelo, de contarme que conocías a Fleur incluso antes de que tú y yo...—Lara tragó saliva, reuniendo cada una de sus fuerzas para no lanzar la mesa a un lado y gritarle al mayor de los Weasley lo mucho que quería golpear su perfecto rostro—De que iniciáramos algo y tú sólo te callaste
—No creí que fuera importante, Lara. Después de mi regreso todo lo que sucedió en Egipto quedó en el pasado, ¿comprendes eso? Merlín, ni siquiera llegué a pensar en ella al poner un pie en este lugar
—Pero aun así no me hablaste con la verdad
—Hay cosas que todavía no entiendes
—No, evidentemente no lo entiendo—Se separó, poniéndose de pie y caminando hasta el lado contrario de la habitación. Lara pudo escuchar como Sirius hablaba entre susurros con Molly Weasley desde el corredor—Ambos crecimos en lugares diferentes, cambiamos, conocimos a otras personas... estabas en tu derecho de hacerlo, después de todo fui yo quien se alejó, quién te abandonó
—Lara...
—Sin embargo, ahora que estamos juntos, que lo estábamos—Se corrigió, haciendo que Bill también se levantara— Y que yo te confié lo que pasaba con mis poderes, lo único que esperaba de vuelta era que me contaras todo sobre ti, ¡me fui por años! años, William y estaba completamente segura de que no éramos los mismos desde entonces
—Nunca te he reprochado por ello—Bill comenzó a acercarse a Lara lentamente, sin intentar invadir su espacio o hacerla sentir incómoda. Las manos de Lara temblaban, siendo iluminadas por pequeños destellos de luz que salían de la yema de sus dedos—Incluso cuando no sabía el motivo de tu partida intenté aceptar tu decisión, la manera en que te fuiste, la forma en que me abandonaste. Era un niño, ¿puedes entender lo difícil que fue para mí?
— ¿Y crees que para mi no? —Dándole la espalda, Lara reprimió las ganas de llorar pensando en que aquello haría las cosas más difíciles. Supuso que, independientemente de la situación, ambos habían estado conteniendo sentimientos desde su estancia en Beauxbatons. Lara supo que ese era el momento indicado para concluir cada una de sus inquietudes—Estuve sola en un lugar desconocido con poderes salvajes que podrían herir a cualquier persona que se me cruzara por el frente, tuve que aprender a mantenerlos dentro de mí a pesar de que eso me estuviese matando. No necesito que menciones lo que sufriste, ¿está bien? Yo lo hice por los dos
Bill Weasley se mantuvo de pie frente a Lara, con la mirada perdida y los brazos oscilando lentamente a sus costados. Ellos no se dieron cuenta, pero sus ojos entraron en una competencia de valentía, esperando quienes serían los primeros en dejarle paso a las lágrimas; para ese tiempo Bill iba perdiendo, con las lágrimas bajándole por el puente de la nariz hasta tocar el inicio de sus labios. Lara siguió dándole la espalda, cubriendo su boca con la palma de su mano.
—Estás siendo injusta conmigo
— ¿De verdad? Porque yo creo que he sido benevolente contigo dejando que me trajeras hasta aquí para hablar cuando ahora podría estar dejando este lugar y no volverte a ver en lo que me queda de vida, William
—Si tan sólo me dejaras explicarte...
— ¿Explicar qué? ¿Que tus encuentros con Fleur Delacour fueron el motivo por el que dejaste de escribir? —Lara supo que había cometido un error al girarse y clavar su mirada sobre la de él, con sus ojos azules irritados por el llanto y las mejillas encendidas. William Weasley era su debilidad y él lo sabía—En tu última carta mencionaste lo difícil que resultaría seguir comunicándonos gracias a los constantes ataques de los mortífagos y al hecho de que habían comenzado a interceptar cada lechuza que entraba y salía del castillo, sin embargo las cartas de Remus y Charles seguían llegando sin ningún problema. Al principio creí que era algo normal que, conociéndote, no querías propiciar daño alguno, pero al verte con Fleur... supe que algo había pasado
—Esa no fue la verdadera razón
—Mientes
—De verdad, yo no...
— ¡Mientes! —El grito de Lara resonó entre las cuatro paredes del salón, y estaba segura de que el sonido había logrado atravesar el muro hasta la sala más próxima. Ambos lograron escuchar el jadeo de Molly—Sigues mintiendo. Escuché cuando hablabas con Fleur de aquel beso que habían compartido. Sé la verdad, únicamente quiero que salga de tus labios
—Lara...
—Habla, William, si alguna vez me quisiste en realidad serás sincero conmigo
Pasó un minuto, dos y luego tres, Bill no habló, sino que se dedicó a jugar con sus manos mientras mantenía la cabeza agachada, observando sus zapatos. Los puños de Lara se tensaron sin poder aguantar la situación un segundo más. Al final, él se decidió por acercarse a Lara y cogerle la mano, y mirándole directamente a los ojos contestó:
—La otra noche, justo antes de enviarte la última carta... fue cuando Fleur apareció. Ella... ella tenía la idea de que lo que había pasado en Egipto era formal, que seguía vigente. Llegó diciendo que supo sobre la Orden y que, siendo testigo de lo que pasó con Cedric Diggory, quería unirse a la causa; Sirius le dejó quedarse aquí, entonces fue cuando me encontró hablando con Charles en la barra de la cocina—Lara tragó saliva, ansiosa—Fleur me llamó, pero estaba tan aturdido con su presencia que no me di cuenta cuando ella me besó de pronto. Sé que no es justificación, y tampoco...
— ¿Le correspondiste? —Lara preguntó. Bill suspiró con cansancio
—Todo sucedió muy rápido, cuando me di cuenta...
—Respóndeme—Le apuró. Él se llevó una mano al cabello, despeinándolo. Lara descubrió luego que su cabello estaba ya desordenado y que debajo de sus ojos colgaban un par de ojeras espantosas, su barba estaba comenzando a verse descuidada mientras que sus uñas parecían haber sido arrancadas desde la raíz. La voz de Bill tambaleó
—Sí, aunque yo no...
— ¿Es cierto que entró a tu habitación?
—Lo es, pero...
— ¿Lo hicieron?
— ¿Qué?
—Me escuchaste perfectamente, William, ¿lo hicieron esa noche?
—Por Merlín, no. La eché de la pieza ni bien puso un pie dentro
—No te creo
—Lara, por favor—Suplicó él luego de que ella caminara hacia la puerta con la intención de abandonarle. Le tomó por los brazos intentando ver su rostro empapado por las lágrimas que comenzó a derramar. Lara se negó a escucharlo, aunque él creyera tener un motivo válido para obtener su perdón—Es cierto. Todo lo que escuchaste allá dentro es cierto y todo lo que has dicho también lo es. Cuando Fleur me besó la primera vez... yo estaba demasiado avergonzado, no sabía de qué manera decirte lo que había pasado ni mucho menos tenía el valor para escuchar lo decepcionada que estabas de mí. Es verdad, cada maldita cosa es verdad, sé que me equivoqué, que tuve que haberte confiado la situación, simplemente tuve miedo, Lara, fui un cobarde
—Te molestaste conmigo por no haberte contado lo de Umbridge—dijo, en un tono de voz extremadamente bajo—Por no mencionar sus maltratos y humillaciones, cuando el único motivo por el que aguanté cada uno de sus castigos fue para proteger a Harry y a tus hermanos. Me pediste ser sincera aun sabiendo que ocultabas secretos más grandes. También te mentí, oculté cosas que no debí haber ocultado, la diferencia entre nosotros es que yo lo hice pensando en ti y tú lo hiciste pensando en alguien más
—Lara...
—Jamás dejé de quererte estando en Francia, Bill, mi mente no descansó un solo segundo de tu presencia porque estabas en cada persona que veía, pero siempre pensé que lo nuestro era algo absurdo, porque dos personas tan diferentes no podrían llegar a nada. Éramos unos niños cuando fingimos amarnos, y aun siendo un par de adultos lo seguimos haciendo—Lara, con el corazón en la garganta, le entregó el anillo de promesa de su madre. El pequeño aro brillo sobre su mano, pensando en aquella vez en que Juliette le mencionó sobre la mala suerte que ese tipo de anillos traía, por primera vez creyó que las leyendas podían ser ciertas—Te devuelvo tus promesas, esperando que ésta vez nuestros caminos no se vuelvan a cruzar, William
No le dio tiempo de responder, sino que salió del salón tan rápido como pudo dirigiéndose hacia la puerta mientras evadía las miradas de la familia junto a las de Sirius quien, manteniendo el ceño fruncido, entró a la habitación junto a Bill cerrando la puerta en el proceso. Molly Weasley detuvo a Lara de su huida, poniendo atención en sus facciones decaídas y su cuerpo tenso. Lara tuvo que fingir que nada había pasado
—Querida...
—Señora Weasley yo... ya estaba por irme
—Lo sé—Lara fingió una sonrisa—Pero Arthur supo que estabas aquí y me pidió verte, ¿sabes? Creo que él quiere hablar contigo
—Bien—Lara se mordió el labio con fuerza para detener un sollozo. Molly observó la capa cristalina en sus ojos furiosos—Iré con él
Ambas mujeres subieron las escaleras en un silencio terrorífico, con las manos pegadas a los costados y los pies moviéndose a un mismo ritmo. Lara logró escuchar la voz de Sirius contrastada con la de Bill en una discusión que probablemente no terminaría del todo bien. Molly le llevó hasta la habitación principal donde un muy desmejorado Arthur las veía desde la cama endosada.
Lara, con un nudo en la garganta y las manos temblando, se acercó a él
— ¿Cómo está, señor Weasley?
—Mucho mejor de lo que aparento
—Puedo notarlo—Arthur le sonrió—Lamento mucho lo que sucedió
—Oh, no te preocupes por eso. Quizá muchos lo dudan pero soy un hueso duro de roer y lo importante de todo esto es que el señor tenebroso no logró obtener lo que quería
—Es un alivio, entonces
—Me alegra verte—le dijo con una sonrisa sincera. Lara no pudo devolverle el gesto—Aunque sea en estas circunstancias. Insistí para que no vinieran, que lo más seguro para ustedes era quedarse en el castillo, sin embargo Dumbledore se preocupa de más y decidió enviarlos. Que calamidad
—Era inevitable volver—Lara le ayudó a beber un poco de agua con una pajilla—Navidad es mañana y los chicos tenían que volver de todas formas
—Ah, la cena de navidad—Arthur suspiró con alegría—Será magnifica porque éste año la familia es más grande. Me muero de ganas por verte junto a Bill y presumir ese bonito anillo que una vez fue de mi Molly, ¿sabías que ese anillo lleva en mi familia cientos de años? creo que le perteneció a una reina o algo así
—Oh
—Magnifico, ¿verdad? Por cierto, ¿Dónde está?
—Uh... ¿el anillo? Yo... lo dejé en el castillo. Ya sabe, para que no se pierda ni nada
El señor Weasley soltó una carcajada que le hizo quejarse
—No, querida. Bill, ¿Dónde está él?
—Está abajo hablando con Sirius—Respondió Molly al notar que Lara se había quedado en blanco— Algo sobre el ministerio o algo de eso
— ¡Oh, sí! —Él pareció recordar algo—Lara, últimamente Byron y yo hemos estado muy enfocados en el ministerio, buscando indicios sobre tu verdadera familia. Todo el esfuerzo valió la pena porque dimos con los Lexington más pronto de lo que creímos. Además, descubrimos que ellos son muggles, ¡muggles! ¿no es maravilloso?
—Lo es. Hablando de Byron, ¿dónde está él?
—No debe tardar en volver dela oficina—mencionó Molly—ha estado cubriendo a Arthur desde el ataque
—Ya veo—De alguna manera Arthur Weasley, tan herido como lo estaba, pudo darse cuenta de que algo malo pasaba gracias a las caras largas de ambas mujeres. Él miró primero a Lara y luego a su mujer preguntándole en silencio que era lo que sucedía. Molly sacudió la cabeza—Lo lamento, señor Weasley, debo irme
—No te preocupes, querida, ¿volverás para la cena de navidad?
Lara sintió como si una soga le apretara la garganta.
—Lo intentaré
Cécile Brodeur apareció calles antes del Grimmauld place con los puños apretados y bufando como un toro. Hacía un frío espeluznante, pero ella no lo sentía por la genuina molestia que le recorría el cuerpo al recordar lo que su mejor amiga le había contado al respecto.
Quizá no era de su completo interés, pero lo que William Weasley le había hecho a Lara no tenía nombre, ni siquiera entendía del todo los motivos que le había orillado a traicionarla, no obstante, eso no le detendría de cruzar una que otra palabra con ese maldito pelirrojo.
Al diablo con él, al diablo con Fleur y al diablo con todos, Cécile no podía ignorar las lágrimas de Lara aun cuando ella siguiese molesta por lo que había pasado antes, ¡caramba! Que Cécile confió en Bill, confió en todas esas patrañas que Charlie le contó acerca del amor que su hermano sentía por su mejor amiga ¡ambos mintieron! Ella estaba convencida de que, si bien existía una explicación satisfactoria en todo ese embrollo, eso no significaría que el dolor de Lara se borraría de la noche a la mañana.
Fleur Delacour no era su persona favorita en el mundo, tampoco lo era Byron Murphy, aunque Cécile estaba convencida de que éste último reaccionaría igual o peor que ella al enterarse de lo acontecido. Él había sacrificado sus sentimientos por Lara con la intención de que pudiera ser feliz con Bill y ahora ese mismo hombre que juraba amarla desde niños era el mismo que la estaba haciendo llorar.
Cécile Brodeur no se quedaría con los brazos cruzados, eso era un hecho.
La puerta del Grimmauld place surgió ante sus ojos y sin demorar un segundo más abrió la puerta encontrándose inmediatamente con Charlie quien hablaba entre susurros con su hermano mayor. Cécile pasó de largo al segundo Weasley para dejar su mano impresa en la mejilla de Bill
— ¡Malheureux! —Le gritó, atrayendo la atención de Sirius, Byron y los gemelos— ¡Eres un jodido idiota!
—Cécile...
— ¡Si crees que dejaré que lastimes a Lara de esa manera estás muy equivocado!
Charlie intervino, tomándola por la cintura
—Cécile, cariño, por favor
— ¡Por favor nada! —Ella estaba loca de furia, intentando acercarse a Bill y lastimarlo de mil maneras posibles—Lara está deprimida por tu maldita culpa y, ¿sabes qué? Es lo último que necesita ahora. Quiero que te alejes de ella—Le advirtió a Bill—Porque no necesitaré de ver tu futuro para saber que aparezco en él pateándote el jodido trasero, ¿D'accord?
Byron, sin entender lo que pasaba salió detrás de Cécile junto con Charles, deteniéndola antes de que desapareciera de ahí.
—Cécile, ¿Qué demonios está pasando?
— ¿Por qué no le preguntas a él? No tengo tiempo de hablar, necesito volver al castillo
—Tenemos que hablar—dijo Charlie. Cécile se soltó de su agarre
—Por supuesto que no. Escúchame una última vez, Charles, no me importa si William es tu hermano, no dejaré que nadie lastime a Lara, ¿correcto? Pasaré sobre quien sea para protegerla
—Cécile...
Pero era tarde, ella desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Byron frunció el ceño, girándose para mirarle
—Charles, ¿Qué demonios hizo tu hermano?
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