Capítulo 26: "El principio del fin"
Lara necesitó un par de semanas para recuperarse de la energía que perdió en el bosque. Ella no recordaba mucho luego de haberse desmayado, lo único que tenía en la cabeza era la imagen de Severus Snape tomándola por las piernas y alzándola mientras volvían al castillo acompañados de Firenze.
No entraron por la puerta principal, pues luego de que el poder de Lara se desbordara, la escuela entera parecía una colonia de hormigas vagando de un lugar a otro. Dumbledore les hizo tomar un pasadizo secreto desde el viejo roble hasta su oficina en la torre principal del castillo e inmediatamente después dejaron a Lara en la enfermería con la excusa de que había tenido un desmayo repentino mientras conversaban. Snape corroboró la coartada con un asentimiento de cabeza, dejando a Lara en el mullido colchón amarillento.
Lara se ausentó de las actividades del Ejército de Dumbledore, pidiéndole a Harry que continuara con las clases él solo, al menos hasta que ella se recuperara por completo. Él no entendió los motivos por los que Lara se veía tan cansada -aunque intuyó que aquella poderosa luz que despertó a todos la noche anterior había sido causada por ella- aun así, aceptó el cargo prometiéndole a Lara que todo estaría bien bajo su supervisión.
Las cartas usuales de Bill Weasley llegaron hasta la enfermería, con la peluda mensajera posándose sobre las rodillas de Lara y entregándole el respectivo paquete de ese día; cada carta le notificaba lo que sucedía en la Orden, así como las constantes desapariciones de personas dentro y fuera del ministerio. Bill le dedicaba unas cuantas palabras, mandaba los saludos de su familia y le decía lo mucho que le extrañaba; él le pidió que, a causa de la situación, no respondiera a sus cartas pues eran susceptibles de ser interceptadas. Bill se encargaría personalmente de conseguir una lechuza diferente cada vez que le escribiera o, al menos, pedirle a Sirius que protegiera a la lechuza con un hechizo de camuflaje. Lara estuvo bien con eso, porque eso significaba que ella no estaría obligada a contarle a Bill sobre sus heridas y del progreso alarmante que había tenido respecto sus poderes. Las cartas llegaban sin falta por las mañanas hasta que un día, desaparecieron por completo.
No fue algo inesperado, pero sí alarmante, Lara esperó horas el último día que pasó en la enfermería con las esperanzas de ver volar una lechuza del otro lado de la ventana y entrar por el pequeño espacio debajo del alféizar, sin embargo, eso no pasó.
El día corrió y por la noche estuvo lista para volver a sus actividades con el Ejercito de Dumbledore.
Lara se encontraba doblando las sabanas de la camilla cuando Harry entró por la puerta, con una pequeña flor en la mano. Sonrió enternecida.
—Como soy la única persona en este lugar, asumiré que esa bella flor es para mí—Harry sonrió
—De hecho es para madame Pomfrey, ya sabes, porque tengo ésta especie de fanatismo por ella...
—Cierra la boca—Lara tomó la flor, olisqueando el delicioso aroma a rocío que desprendía. Harry le miró con una pequeña sonrisa mientras escondía sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón—Es un detalle muy lindo, Harry
—Bueno, después de haber pasado tantos días aquí creí que te gustaría tener un poco de naturaleza cerca, además la robé de camino
Lara rodó los ojos porque era algo tan propio de él que no supo cómo no lo pensó antes. Harry se rascó la nuca con nerviosismo, sentándose en la camilla recién vestida.
—Como la persona adulta que soy, debería estar dándote una charla sobre lo malo que es robar y todo eso, pero lo dejaré pasar sólo porque es el primer detalle lindo que alguien tiene conmigo
— ¿De verdad? Vaya, creo que ese gran anillo que llevas en el dedo dice lo contrario—Las mejillas de Lara se tiñeron de rojo de un momento a otro. Ella se sentó al lado de Harry cubriendo su rostro con su largo cabello azabache
—Bueno, es diferente
—Ya veo, ¿Bill te lo dio?
—Si. Es bonito, ¿verdad?
—Él no me gusta para ti—dijo Harry en una mueca dejado a Lara con el ceño fruncido. Él parecía estar avergonzado—Quiero decir... sé que Bill es un gran chico y eso, pero no creo que tú debas...
—Oh, Harry—Lara sonrió ampliamente, pasando uno de sus brazos por encima de los hombros del chico. —No tienes por qué estar celoso de William
— ¿Qué? —La cara de Harry tomó un color rojizo resaltado aún más sus grandes ojos azules. Lara se carcajeó— ¡Yo no estoy celoso de él! Me refiero... es una locura, Lara, pero hay algo dentro de mí que me pide estar cerca y atento a cada movimiento que hagas. Algo así como... un presentimiento, uno muy fuerte que me hace saber cuándo estás en peligro—Lara lo miró con atención—Es por eso que me gustaría saber que pasó semanas atrás, porque estoy completamente seguro de que tú fuiste la causante de aquella luz que encerró al castillo y de ese poder del que Umbridge no se ha cansado de hablar
Lara bajó la mirada intentando evadir los ojos penetrantes del chico del rayo. Él era perseverante, se dijo Lara, porque no había cosa que Harry Potter no pudiera lograr si tenía la disposición de hacerlo. Él estaba ya informado del gran poder que Lara poseía, sin embargo, ese no era motivo para desconocer las causas del porque la luz que emanaba de ella brotó del bosque hasta alcanzar más allá de los límites del castillo. Ella no estaba segura de querer contarle, pero estaba más que convencida de que él lo sabría de todas formas.
—Dumbledore está ayudándome a controlar mis poderes, sólo eso
— ¿Estás segura? Lara, me preocupo por ti, yo...
—No tienes nada de qué preocuparte, todo está saliendo muy bien. Si sigo así, en poco tiempo podré tener el control y no deberé preocuparme más por lo que pase con la parte de mis poderes que es más poderosa
—Debes tener cuidado con Umbridge. No sé qué es lo que tú y Dumbledore estén haciendo en el bosque, pero ella se encargará de descubrirlo. ¿Sabes que ha estado interrogando a todos sobre lo que pasó esa noche? Ella está obsesionada
—No te preocupes por eso, prometo ser cuidadosa
—Bien, bueno. Respecto a Bill...
—Estoy preocupada por él—Lara dijo, provocando que Harry frunciera el ceño—Él me escribe a diario, ¿sabes? O más bien, solía hacerlo. Hace ya un par de días que sus cartas no llegaron como de costumbre
—Oh
—Sí y me aterra pensar que ha pasado algo respecto a la Orden o con la familia. Durante sus últimas cartas me contó acerca de las desapariciones de personas, el ministerio ha perdido a decenas de aurores y el Grimmauld place se ha convertido en una casa de refugiados para las familias. Es una locura—Lara miró hacia todos lados, esperando que nadie escuchara su conversación—Hay niños que se quedaron sin padres, Harry. La señora Weasley se ha encargado de atenderlos, de calmarles respecto a lo que sucede, pero es en vano porque los pequeños preguntan por sus padres. Temo... temo que algo le pase a William, a Byron, a Sirius... es algo complicado
—¿Y piensas que él no te ha vuelto a escribir porque... algo le ha pasado?
—No—Lara se apresuró a responder—Por Merlín, no, yo en verdad creo que él no ha escrito porque se le ha cruzado algo. Con todo ese tema de la Orden debe ser difícil encontrar un tiempo para sentarse a escribir, quizá esté ayudándole a su madre a lidiar con los nuevos inquilinos o tal vez esté con su padre en el ministerio, es un sinfín de posibilidades y a pesar de que el que su seguridad esté en peligro también es una de ellas, prefiero no pensar en eso
—Seguramente deba estar ocupado, Lara—Harry le acarició el hombro dándole consuelo. Lara jugueteó con la flor en sus manos antes de ponerse de pie—Aun así, sigo sin estar del todo convencido de que él y tú...
Los ojos de Harry fueron a parar al cuello de Lara donde su collar colgaba más brillante que nunca. Eran sólo un par de manos moldeando un jarrón de barro, pero a Harry le pareció lo más especial del mundo; él tuvo una especie de retroceso, donde la misma imagen brotó en su cabeza en una neblina borrosa. Harry recordó haber visto algo como eso antes y escuchar una historia acerca de ese collar por parte de un par de labios muy cerca de su oído años atrás. Lara arrugó el entrecejo, tomando al chico del rayo por los hombros.
—Harry, ¿estás bien?
—Yo... sí, estoy bien
— ¿Seguro? Estás muy pálido
—Tranquila, yo sólo... uh... me gustó tu collar, es muy bonito
—Oh, gracias, es de mi familia o bueno, al menos eso creo. Tiene la inicial de mi nombre atrás, ¿ves? Aunque no sé qué significa esa otra letra
Harry miró el reverso del collar topándose con un par de letras grabadas en él. La primera era una gran y pulcra 'L' seguida de una letra 'S' aún más grande. Harry acarició la inscripción, guardando silencio para no alimentar las esperanzas de Lara.
— ¿Crees que esto te ayude a encontrar a tu verdadera familia?
—Quizá, pero Byron ya está en eso. Le he pedido que investigue acerca de ese asunto ahora que él está en el ministerio, aunque tampoco he recibido noticias suyas
—No te preocupes, ya aparecerá
Ambos caminaron fuera de la enfermería evitando los pasillos más recurrentes en el castillo con dirección a la sala de menesteres. Harry, con intención de dejar el tema del collar de lado, comenzó a explicarle a Lara el progreso que los chicos del ejercito habían tenido. Los dos estaban muy emocionados de saber que estaban teniendo un avance muy grande y que pronto podrían saber defenderse por completo. Lara se sentía orgullosa del pequeño Harry, todo emocionado por lo que había logrado y convertido en un gran profesor.
—Lamento haberles dejado solos—Les dijo Lara a los presentes luego de haber entrado a la sala—Yo... tuve un problema de salud y me vi en la necesidad de pasar semanas en la enfermería, pero he oído que han dado un gran salto en los hechizos básicos y están listos para algo de mayor complejidad. Así que... ¿Qué haremos hoy, Harry?
—La lección de hoy es el encantamiento patronus—dijo con una sonrisa. Lara se sorprendió—Sé que es un poco pronto para ello, pero quiero que, ahora que estás aquí, aprendas a hacerlo también
—Harry, no...
—Sé que podrás hacerlo, es algo sencillo para alguien que tiene bellos recuerdos
Lara no parecía estar muy convencida, pero aceptó porque todos en la sala le insistieron para que se aimara a intentarlo. Harry les explicó todo lo que debían saber acerca del encantamiento, pidiéndoles que formaran parejas e intentaran convocar a su patronus. Lara tomó a Neville del brazo, llevándolo hasta uno de los rincones del salón.
—Muy bien, Neville, inténtalo
— ¿No quiere intentarlo primero usted, profesora? —Lara negó riendo
—No, quiero ver lo que has aprendido, ¿bien? Empezaremos con el hechizo convocador que vimos el primer día y después me mostrarás los demás hasta terminar en el encantamiento patronus, ¿te parece?
Neville asintió sin estar muy seguro, aun así hizo su mejor esfuerzo y logró realizar cada hechizo –aunque necesitó un poco de ayuda de parte de Lara para colocar bien la varita y pronunciar bien los hechizos- Neville parecía sorprendido de su propia capacidad aunque Lara no lo estaba tanto
— ¿No le parece increíble, profesora?
—La verdad no, Neville—Él pareció entender—Desde la primera vez que te vi supe que eras capaz de eso y más. No por nada eres hijo de la pareja de aurores más fuerte de todas.
—Entonces eso quiere decir que sus padres también eran aurores, ¿verdad? Porque también tiene talento en realizar hechizos complicados
—La verdad no lo sé—Lara le sonrió un poco—Es lo que quiero pensar, aunque no tengo nada en contra de que no sea así. Lo único que quiero es encontrarlos y saber porque me abandonaron
—Oh, yo no lo sabía—Neville le miró con culpa—Lamento mucho haber preguntado, profesora
—Está bien, no te preocupes por eso. Ahora, muéstrame tu patronus
Neville lo intentó un par de veces, pero nada salía de su varita. Lara hizo una mueca mientras ambos rebuscaban en la mente del otro para saber cuál era su recuerdo más feliz. Neville concluyó que sus mejores recuerdos eran al lado de sus padres, cuando ellos podían reconocerlo al ir de visita a San Mungo.
—No importa si no logras hacerlo a la primera, Neville, de todos modos, yo tampoco sé hacer un patronus
— ¿De verdad?
—De verdad. Creo que se debe a mis poderes, porque toman mucha energía y no dejan que otra fuente de magia se presente, aunque no le veo mucho sentido
—Quizá sean sus recuerdos, profesora, ¿Cuál es el más feliz que tiene?
Lara tuvo que pensarlo mucho pues su memoria viajó hasta encontrarse años atrás, cuando ella aún vivía con los Tonks y con Dora realizaban todo tipo de cosas que hacían rabiar a su madre y reír a su padre. Lara estaba segura de que las mejores memorias las tenía junto a su hermana o al menos tenían que ver con ella y sus padres adoptivos. Aun así, eso no fue suficiente para invocar un patronus, Lara estaba contrariada del porque su varita sólo desprendía un humo blanquecino y denso al igual que la de Neville; ambos parecían decepcionados cuando Harry llegó junto a ellos.
—Están teniendo un poco de problemas aquí, huh—dijo Harry, observando a Lara de reojo—Piensen en el recuerdo más feliz que tengan, dejen que los llene. Inténtenlo las veces que necesiten
—Eso hacemos, Harry
—Un patronus de cuerpo entero es el más difícil de invocar, pero su forma de escudo puede ser de mucha utilidad contra varios oponentes. Sus patronus sólo pueden protegerlos mientras estén concentrados, así que concéntrense lo más que puedan
—Te dejo unos días a cargo y te vuelves un mandón—Harry sonrió—Lo intentaré, pero no prometo nada
Pronto la habitación se llenó de auras cristalinas de diferentes formas, Lara vio surgir un hermoso caballo de la punta de la varita de la hermana menor de Bill mientras que Luna Lovegood creaba un travieso conejo y Juliette una extraña paloma. Lara se acercó a la Slytherin, llevando a Neville consigo para que, sintiéndose un poco más en confianza, él pudiera realizar su patronus al lado de Juliette.
Comenzó a caminar alrededor pensando en que aquella idea de formar un ejército estaba convirtiéndose en algo serio, ellos en verdad estaban creandoa pequeños soldados que acataban cada orden que se les daba y aprendían los hechizos que se les enseñaban, aunque no supieran muy bien de que les serviría. Lara se detuvo frente a la fotografía de Cedric junto a los recortes del periódico que contenían las noticias más recientes del mundo mágico aunadas a una foto de la antigua Orden del Fénix que Harry había conseguido.
Ella no quería aceptarlo, pero se sentía algo decepcionada de saber que por uno u otro motivo no era capaz de generar un patronus.
—Deberías estar practicando, hoy no hay descansos, Lara
—Yo creo que sí los hay porque acabo de concederme uno, Harry
—Eso no es algo muy lindo de decirle a tu profesor
—Tu ego se nota—Se permitieron un par de carcajadas siendo interrumpidos por el paso fugaz del patronus de Hermione. Lara guardó silencio, observando la fotografía de Cedric—Lamento no poder... yo no... nunca pude hacer un patronus. Créeme que lo intenté y jamás sucedió. No sé si haya algo en mí que no me permita crear éste tipo de protección, Harry, simplemente no puedo hacerlo
—¿Crees que se deba a tus poderes?
—Es lo más probable. Me refiero a que mis poderes era lo único que siempre necesité después de que me enseñaran a manejarlos parcialmente, desde entonces los uso como defensa sin necesidad de invocar un patronus. Nunca me fue necesario, porque mis poderes ya alejaban a los dementores
—Debes seguir intentándolo
—Harry...
—Eres un auror de clase avanzada, esto no tendría que ser un problema para ti
Rodando los ojos, Lara decidió seguir intentándolo solamente para que Harry notara que ella no estaba dándose por vencida. Lo intentó un par de veces más pero el resultado fue el mismo. Lara colocó su varita en el bolsillo trasero de su pantalón, desistiendo de intentarlo una vez más.
Harry hizo una mueca, tomándola por la mano y llevándola al centro del salón.
—Necesitas una motivación, ¿recuerdas la apuesta que hicimos antes sobre el hecho de que pudieras realizar un patronus? Quiero que sepas que mi oferta sigue en pie
—Veinte galeones, lo recuerdo. Genial, navidad ya viene y necesito ese dinero para comprar regalos
—Gánatelos, entonces
—Vas a morder el polvo, Potter
Esa misma noche mientras estaba en el bosque, Lara recibió la primera carta en semanas.
Al principio creyó que se trataba de Bill, que por fin había encontrado la manera de volver a comunicarse con ella y hacerle saber que las cosas se estaban poniendo demasiado complicadas como para escribirle diariamente. Abriendo la carta con prisa –no sin antes acariciar a la lechuza posada en la rama de un árbol- se dio cuenta que se trataba ni más ni menos de la respuesta de Byron acerca de la misión que se le había encomendado. Lara suspiró antes de leer.
Querida Lara:
Lamento no haber podido escribir antes, pero como ya debes saber, el Grimmauld place se ha convertido en un lugar de locos.
Leí tu carta y antes que nada debo decir que me ofende muchísimo que te acuerdes de mi ahora que estoy dentro del ministerio y necesites ayuda para encontrar a tus verdaderos padres. Muy mal hecho, Lara.
Pero, como soy un idiota que hace lo que quieres, me he dado un tiempo de mis ocupaciones para llevar a cargo la misión que me has dado e intentar encontrar algo en la lista de familias de la Gran Bretaña que mencionaste. Pues bien, di con la dichosa lista y, a pesar de que no había mucha información sobre los Lexington, los encontré.
—Por Merlín—Lara suspiró, emocionada—Lo hizo
No fue fácil, debes saber que allá afuera es un caos, con las desapariciones de aurores y los ataques de los mortífagos las personas se han encerrado en sus casas evitando a toda costa salir a la calle más de lo necesario. Entonces, teniendo la dirección de los Lexington, decidí hacerles una pequeña visita.
Viven en una pequeña cabaña a las afueras de Londres; te gustará saber que Louis y Madisson Lexington tienen muchos hijos y son fabricantes de canastas y redes para pescar. Son muggles.
Sé que ahora debes estar muy feliz de saber que los Lexington están más cerca de lo que creías, sin embargo debo informarte que en medio de esta gran noticia existen las malas pasadas. Estarás molesta conmigo por no contarte por completo lo que pasó, pero en verdad prefiero decírtelo durante las vacaciones de navidad. Lo lamento tanto.
Aun así, quiero señalar que Andrómeda y Ted están bien al igual que Sirius, los Weasley y yo, así que no tienes nada de qué preocuparte. Espero que ustedes estén de lo lindo en Hogwarts.
Me despido.
Byron
PS: ¿Sabes a quien ha traído el viento hasta el Grimmauld Place? Nada más ni nada menos que a la fabulosa Fleur Delacour, tu mejor amiga –creí necesario el excesivo sarcasmo-.
PS2: ¿Cécile Brodeur molesta contigo? ¿Es acaso eso posible? ¡Ustedes nunca pelean!
Decir que Lara se sintió decepcionada es poco a lo que en verdad sintió. Era un alivio saber que su familia estaba ahí, que permanecían con vida y que pronto encontraría la manera de encontrarse con ellos. A Lara no le importó saber las malas noticias, su mente se enfrascó en imaginar cómo serían los hijos de sus padres –sus hermanos- y la manera en la que reaccionarían al saber que tienen a otra hermana esperado para encontrarse con ellos. Quería ver a su madre, cerciorarse del color de su cabello y conocer el color de sus ojos, siendo lo más probable que sean del mismo color que los suyos; Lara se llevó la carta al pecho, abrazándola con cariño mientras Albus Dumbledore llegaba sin la compañía de Severus Snape al bosque prohibido.
Lara no tuvo tiempo de pensar que la presencia de Fleur Delacour en el Grimmauld Place era una amenaza constante para ella.
Albus se le acercó con una sonrisa mirando cómo Lara se dedicaba a guardar la carta en el bolsillo de su pantalón. Estiró la mano atrapando la de ella contra su palma colocándole una pequeña piedra negra que Lara no reconoció. Dumbledore hizo que cerrara la mano y sintiera los bordes puntiagudos contra su piel.
—Decidí que hoy no habría entrenamiento, necesitas descansar, Lara
—Pero ya estoy bien. Además, creí que sería bueno terminar con esta situación lo más antes posible para revivir al inferius. Ya le he quitado una maldición imperdonable, no puedo abandonarle así como así
—Ya me encargaré de eso, no te preocupes. Por ahora vuelve al castillo y duerme durante toda la noche. Mañana intentaremos terminar con esto
—Bien
—Antes, quiero que cuides bien esto que te estoy dando. Llévala siempre contigo y no le digas a nadie que yo te la he dado, al menos no ahora
— ¿Porqué? ¿Qué es esto?
—Es la piedra de la resurrección—dijo. Lara entrecerró los ojos mientras abría la palma de su mano dejando salir una tenue luz que los iluminó a ambos—La he tenido conmigo desde hace algunos años, pero creo que estará mejor contigo. Necesito que te familiarices con ella pues ambas tienen el mismo propósito—Dumbledore se le acercó peligrosamente, bajando la voz—Escúchame, Lara, si esto resulta, si la piedra de la resurrección y tú logran conectarse para revivir al inferius... entonces no habrá poder que nos... que te detenga
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