—Oh

— ¿Te gusta?

—Uh... si, es muy bonito

—Qué bueno que pienses así porque es para ti—Lara se detuvo en un jadeo, mirando con nerviosismo la manera en la que Bill tomaba su mano izquierda y colocaba un pequeño aro plateado en el inicio de su dedo anular—Y antes de que digas algo, quiero que me permitas terminar

La habitación se sintió helada y Lara no supo si la temperatura de la oficina de Dumbledore había cambiado o si su muy alto nerviosismo provocaba que el sudor que le bajaba por el cuello le ardiera como un cubo de hielo. Bill Weasley la observó por un momento, regalándole a Lara una sonrisa tan amplia que le hizo suspirar; él sabía lo que estaba pasando y, a pesar de que Lara no estaba muy segura, trató de no demostrar la gran ansiedad que le recorría el cuerpo.

William Weasley nunca fue constante en el tema de deshacerse del exceso de cabello en su rostro ni en su cabeza, a él le gustaba dejarse crecer el cabello para poder atarlo en una larga coleta o asegurarlo en un pequeño moño desordenado. Su barba jamás fue exactamente desagradable, pero, cuando Lara le conoció, su mata pelirroja que nacía del surco naso labial y bajaba por sus labios, había sobrepasado los cinco centímetros después de la barbilla. Lara recordaba a la perfección todas aquellas veces en que Molly debía atarlo a una silla para lograr cortarle el cabello a pesar de que, en el enojo, el pequeño Bill hiciera una gran rabieta sobre el recién podado jardín.

El jardín trasero de los Weasley era un lugar muy especial para ambos, los dos recordaban todos los momentos en que tanto ellos como Dora y Charlie jugaban durante horas bajo los rayos del sol intentando atraparse mutuamente. En ese jardín Lara había conseguido su primer raspón en la rodilla –luego de caer del columpio que Arthur les había colocado- e incluso se había "casado" con Bill debajo del gran árbol de Molly. Sí, pensar en los Weasley era tener buenos recuerdos.

—Es una alianza Claddagh—Informó, soltando una risa al ver la cara confundida de Lara—Eso quiere decir que es un anillo de promesa. Representa los tres puntos más importantes dentro de una relación: el amor, la amistad y por supuesto, la lealtad. Quiero prometerte todo eso y más, Lara, no necesito que me des una respuesta pues ésta no es una propuesta de matrimonio, esa llegara después—Bill sonrió—Mamá dijo que éste anillo se lo dio papá años antes de que se casaran, así que aún hay tiempo para eso.

—Yo... no puedo aceptarlo—Bill frunció el ceño—Es de tu madre, no podría...

—Oh, dios, Lara no te preocupes por eso—Ambos rieron con nerviosismo pues la voz de Bill demostraba el pánico que le hizo sentir el comentario de Lara—Mamá me lo dio para ti, es tuyo

—Bill...

—Escucha, sé que fui un tonto—Él encerró el pequeño aro plateado en su puño. Lara le miró—Y sé también que mi reacción fue impulsiva, incluso ridícula, pero no pude evitar sentirme molesto al ver lo lastimada que estabas. En realidad, creo que la molestia era conmigo mismo, ¿sabes? Porque me prometí cuidarte de cualquier cosa y luego de no verte por meses lo único que obtengo es saber que Dolores Umbridge ha estado torturándote y que intentaste ocultármelo para que yo no hiciera una estupidez pero que igual la hice al dejarte abandonada en nuestra cita ¡Nuestra primera cita como novios! ¿Sabes lo horrible que fue eso? Cuando llegué a la madriguera lo primero que hice fue contarle a mamá lo que pasó y ella me echó a patadas de la casa, me dijo que no volviera hasta que dejara de comportarme como un perdedor y regresara inmediatamente a pedirte perdón, fue ahí cuando me lanzó el anillo, me dijo que te dijera lo que papá le dijo cuando eran novios, me pidió que comprara una caja bonita y aquí estoy. Charlie vino conmigo porque también lo echó diciéndole que era un idiota por no pedirle algo formal a Cécile y ambos hemos tenido que quedarnos en una posada y...

—Estás hablando demasiado—Lara le paró tomándolo por las mejillas. Le besó la nariz, haciéndole saber que cualquier cosa que hubiese pasado estaba olvidada—Un lo siento era suficiente

—Lo sé, pero debía decirte todo eso antes de que se me olvidara—Ella rio—Y aún no termino...

—Todo está bien, William, de verdad

— ¿Segura? Tu nunca me llamas William. Cuando mamá o tú me llaman por mi nombre completo significa peligro

— ¿De verdad? No lo sabía, pero sí, estamos bien. Yo lamento no haberte dicho lo que pasaba, debí contarte todo en una carta y no ocultarte las cosas. Lo siento

—Bueno, ya no importa, ahora estás mejor, ¿no es así? —preguntó, acariciando con delicadeza las cicatrices sobre las manos de Lara. Asintió

—No tanto como eso, pero al menos aprendí algo nuevo sobre mis poderes

— ¿Qué?

—Después te cuento. Ahora, venga mi anillo

—De acuerdo—Tomando la misma posición de antes, cogió la mano izquierda de Lara y colocó la alianza en la punta de su dedo anular, deslizándolo lentamente mientras decía: —Con este anillo, yo, William Arthur Weasley, prometo darte todo el amor que mereces, Lara Lexington, prometo ser tu amigo en cada uno de los buenos y malos momentos, compartir todo lo que tengo contigo, así como nunca guardarte secretos, pero sobre todo prometo ser leal a ti por el resto de mi vida.

Su promesa se vio sellada con un beso en los labios y una ligera caricia en sus manos, el anillo plateado brillando ahora sobre el dedo de Lara. Se separaron, dejando sus frentes unidas, disfrutando el pequeño momento que se les concedía. Lara besó su mejilla.

—Te amo, Bill, siempre te he amado

—Lo sé y yo a ti, corazón

—Tienes que concentrarte, Lara

—Eso intento

—La tarea de revivir a un inferius no es fácil—dijo Dumbledore mientras daba vueltas alrededor de Lara quien un poco alejada miraba al inferius siendo controlado por Snape. El anillo de plata de Lara brillaba cuando la luz de sus manos lo golpeaban—De hecho, no ha habido registros de alguien que haya logrado hacerlo

— ¿Y por qué estoy intentándolo yo? —preguntó Lara mientras hacía que una gran fuente de luz brotara de sus manos. Dumbledore se colocó a su lado, instruyéndole el cómo lanzarle las bolas de luz al inferius

—Que no haya registros no quiere decir que no hubiese pasado. Hubo un mago antiguo, Herpo el Loco, quien pudo revivir a un cierto número de inferius

— ¿Herpo el Loco?

—Cabe mencionar que él usaba magia oscura para lograrlo, es por eso que un poder tan alto siempre será catalogado como magia negra

—Si nunca ha habido registro de esto—preguntó Lara, haciendo que el inferius se retorciera en el suelo gimoteando una y otra vez— ¿Cómo es que sabe sobre Herpo el Loco? No creo que sean contemporáneos

—Eso es algo que viaja de boca en boca, pero no llega a oídos de cualquiera. Es una historia que sólo los magos que han tenido que ver con magia oscura conocen

— ¿Así que usted...? —Lara se detuvo, analizando que aquella historia no venía precisamente de Dumbledore, sino del hombre de cabello largo que mantenía al inferius en el piso. Lara no estaba en posición de afirmar nada, no obstante, la debilidad que presentaban sus poderes cuando Severus Snape estaba demasiado cerca le hacía pensar otra cosa—Olvídelo, será mejor que continúe.

—Antes de que lo hagas necesitas saber algo—Dumbledore se colocó delante de ella, tomándola por los hombros—Los inferi, son cadáveres de humanos que han sido poseídos mediante magia oscura para hacer con ellos lo que se le antoje a un mago tenebroso. Revivir a alguien cuyo cuerpo ha sido poseído por ese tipo de magia es una tarea muy difícil, casi imposible. He estado analizando la situación durante mucho tiempo y he llegado a una conclusión

— ¿Es por eso que me ignoró durante meses?

Dumbledore sonrió

—No exactamente. Eso no importa, lo que sí, es que concluí que para devolverle la vida a un inferius lo correcto sería atravesar un par de etapas, ¿sabes?

— ¿Etapas?

—El cuerpo del inferius perdió su forma humana gracias a la magia oscura, así que lo primero sería despojar su cuerpo de la maldad, sólo entonces podrás devolverle la vida

— ¿Cómo hago eso?

Albus Dumbledore suspiró

— ¿Conoces la piedra de la resurrección? —Lara negó—Entonces creo que es tiempo de presentarte una vieja amiga