—Pareces un poco molesta
—Lo estoy
Una pequeña sonrisa se escapó de sus labios cuando Charlie puso una de sus manos sobre la suya. Ambos permanecían sentados junto al escritorio de la profesora Vector, uno frente a otro, tomando sus manos y mirándose fijamente. Cécile hizo una mueca, recordando la molestia que había sentido luego de que no pudiera predecir el futuro de Lara y que ésta no le dijera cuales eran los motivos de ello.
Charlie sonrió aún más amplio causándole un ligero sonrojo; luego de haberse comunicado diariamente por cartas y gracias al maravilloso momento que habían pasado juntos en Hogsmeade, su relación era cada vez más cercana. Charlie había llegado de sorpresa ese día, con los brazos llenos de regalos y sorprendiendo a la profesora de aritmancia que para ese momento estaba dando una de sus clases junto a Cécile.
Charlie no perdió el tiempo en decirle absolutamente todo lo que había pasado respecto a la pelea que Bill y Lara tuvieron hace un par de días. Cécile le comentó entonces que, luego de que Lara le contase con lujo de detalles lo que sucedió, ella intentó ver en su futuro las distintas posibilidades en que ellos pudieran arreglarse, pero sólo encontró un oscuro y profundo vacío.
Él arrugó el ceño, extrañado.
—Lara me bloqueó la entrada a su aura, es por eso que me he molestado
—Pero, ¿cómo sabes que fue ella? —Charlie preguntó. Cécile entrecerró los ojos
— ¿Quién más pudo haber sido sino? Y la verdad es que no lo entiendo, Lara jamás me había impedido predecir su futuro
—Una razón más para creer que ella no tuvo nada que ver con eso
—No lo sé, Charles, todo es muy extraño—Cécile sonrió despacio al notar que el segundo Weasley le miraba con intensidad— ¿Qué?
—Nada, es sólo que me encanta cuando me llamas así y como tu acento lo hace sonar más sofisticado. Es precioso, me gusta
—Oh, cherié, me sonrojas
—Eso es bueno, te ves más linda así
—Basta—Dándole un golpecito en el brazo, ambos rieron hasta que el estómago les dolió. Luego, Cécile adoptó la mueca de disgusto de antes haciendo suspirar profundamente a Charlie—Lara y yo hemos sido amigas desde siempre, ¿sabes? Quiero decir, desde que nos conocimos en Beauxbatons. Nos graduamos juntas y comenzamos a ser profesoras al mismo tiempo, ella porque no podía volver a casa sin poder controlar mejor sus poderes y yo porque no tenía a donde ir
Charlie se acomodó mejor en el asiento prestándole mejor atención a sus palabras. Cécile parecía insegura sobre lo que iba a decir, sin embargo, los brillantes ojos de Charles le dieron el valor para continuar.
—Papá nos abandonó a mi madre y a mi cuando era muy pequeña, así que mamá tuvo que trabajar el doble para mantener la casa. Fue difícil porque prácticamente tuve que criarme sola hasta que llegó mi carta para ir a Beauxbatons
—Y fuiste
—Lo hice. Fue un alivio porque entonces no estaría sola. Y así fue, encontré a Lara ese mismo día después de que perdiera mi bonete y ella lo encontrara en un charco de lodo
— ¿Por qué estaba ahí?
—Las chicas eran malas conmigo, así que gracias a eso Lara y yo pudimos hacernos amigas. Cada vez que alguien intentaba molestarme Lara siempre me defendía, ¡ella incluso tiene una cicatriz detrás de la oreja a causa de una pelea! Y todo lo hacía por mí
—No lo entiendo—Cécile frunció el ceño— ¿Cómo es que alguien podría ser malo con una chica tan hermosa como tú?
—Oh, bueno, eso es porque todos creían que estaba loca, ya sabes, siempre he sido rara. Fuera de lo común, me atrevería a decir—Suspiró, intentando contener las lágrimas—Entonces, cuando estaba en quinto año, mamá me mandó una carta diciendo que había encontrado a alguien y que se casaría de nuevo. Aparentemente, el hombre que conoció tenía una buena posición dentro del parlamento francés por lo que necesitaba borrar cualquier pista de magia.
—Espera—Charlie pareció no entender— ¿Tu madre es... muggle?
—Lo es—Un sollozo escapó de su garganta—Ella quería empezar una nueva vida, ¿sabes? O al menos eso es lo que ella dijo. Nunca fue partidaria de la magia, así que el encontrar a ese hombre le sentó como anillo al dedo, literalmente. Mamá dejó de escribirme y me enteré que había tenido más hijos al leer el periódico. Lloré en el hombro de Lara durante toda la noche
Charlie, incapaz de decir algo, acarició su mejilla en un intento por hacerla sentir mejor, algo que obviamente no sucedió. Cogió su mano besándola repetidamente hasta que, entre lágrimas, se le escapó una risita.
—Lo lamento, no tenía ni idea. Y yo... Merlín, odio preguntar, pero, ¿y tu padre?
—No volví a saber de él. Y supongo que es mejor así
—Así que es por eso que jamás dejaste Beauxbatons hasta ahora
—Bueno, no tenía sentido que yo siguiera en el castillo luego de que Lara se fugara junto a Byron. Me enamoré completamente del colegio, pero sin Lara no sería lo mismo. Ella... ella es como mi hermana
—Oh linda—Charlie se acercó, sobando su espalda luego de que comenzara a sollozar. Él entendía su dolor, su miedo de que algo malo estuviese sucediendo y ella no pudiera hacer nada para ayudar. Limpió las lágrimas de sus mejillas y al final dejó un pequeño beso sobre sus pestañas húmedas— Todo estará bien, lo prometo
—Me preocupa demasiado, Charles, si Lara no ha ocultado sus números, ¿entonces quien lo hizo? Ella podría estar en un gran peligro y no habría forma de que yo lo anticipara
— ¿Por qué no ves en el futuro de Bill entonces? Me dijiste que su futuro estaba mezclado con el de Lara de alguna manera
—No tendría sentido—dijo, sacudiendo la cabeza—Sé que están destinados el uno al otro, pero si el futuro de Lara está bloqueado, entonces sólo vería un espacio vacío. No hay manera de saberlo
— ¿Y qué hay de mí? Podrías predecir mi futuro y tal vez...
—No—respondió rotundamente—No podría hacerte eso a ti
— ¿Porqué? —cuestionó con galantería— ¿Temes ver que nuestras vidas estén entrelazadas también?
Cécile sonrió.
—Al contrario, tengo miedo de que no sea así
—No sabía que existía un lago en el bosque prohibido
—Nadie lo sabe—respondió Firenze manteniendo el paso sin mirar a Lara quien, a su lado, mantenía una mano en alto para iluminar su camino—Los centauros mantienen el poderoso lago de cristal como un secreto
— ¿Porqué?
—Así evitan que llegue a manos equivocadas
—Sé que no me concierne—Lara intensificó su poder logrando que la luz se hiciera más potente y alumbrar varios metros delante de ellos. Firenze la observó por un segundo—Pero, ¿por qué hablas de los centauros como si no pertenecieras a ellos?
—Su líder me expulsó de la manada
— ¿Porqué?
—Bane no nos permite ser amigos de los humanos, por lo que enfureció cuando vio a Albus Dumbledore conmigo cerca del lago de cristal—Firenze, que hasta ese momento había permanecido distante, le otorgó una diminuta sonrisa a Lara mientras seguían con su camino a través del bosque—Dumbledore vino a mí en busca de ayuda, no podía negarme. Aunque por ahora no pueda pisar la colonia de centauros; así que tendrás que ir sola a partir de aquí
Firenze se detuvo a la mitad del bosque y retrocedió unos pasos. Lara no estaba contenta con ello porque eso significaba que tendría que cruzar lo que quedaba del bosque por su cuenta en medio de la oscuridad y sin saber qué rumbo tomar. Sí, su estancia en Hogwarts estaba siendo cada vez más extraña.
—Sigue caminando y encontrarás un gran árbol de hojas pardas—comenzó Firenze—A partir de ahí comenzará la colonia de los centauros, rodéalo y sigue recto: siempre recto, tanto si el terreno es llano como si es empinado, liso o escarpado, seco o mojado. Mediante mis habilidades sé que encontrarás el lago de cristal si sigues todo recto. Pero corre, no dejes de correr
— ¿Porqué?
—Bane, el líder de mis hermanos, no sabe que hay humanos aquí. Corre hasta encontrar a Albus Dumbledore y estarás a salvo
Sin perder ni un solo segundo Lara comenzó a correr, la tierra estaba húmeda haciendo que sus pies se hundieran y tropezara una y otra vez sobre el fango. Debía permanecer con una mano en alto para iluminar su camino, o al menos para evitar golpearse la cara con un tronco; corrió hasta que sus pulmones ardieron y encontró el árbol de hojas pardas que Firenze había mencionado.
Lo rodeó, bajando la intensidad de la luz luego de ver como uno de los centauros se paseaba por los árboles en busca de cualquier intruso. Lara contuvo la respiración, continuando con su camino minutos después cuando el centauro se alejó lo suficiente del perímetro.
Corrió en línea recta lo que le pareció media hora sin atreverse a descansar. El viento pululaba entre las ramas de los árboles causando sonidos horribles obligándola a apresurar el paso. Entonces escuchó algo detrás de ella, como si estuviesen siguiéndola a través de la oscuridad del bosque; era una presa fácil, porque la luz que emanaba de sus manos la delataba entre las penumbras de los árboles, así que, quitándose el miedo extinguió la luz para correr en el vacío de la oscuridad.
Escuchó susurros que le helaron la sangre, voces que le hicieron estremecer hasta caer de rodillas sobre la tierra que parecía un poco más seca conforme seguía corriendo. Se levantó mientras cubría sus oídos y seguía corriendo, aquello se había convertido en una pesadilla.
Su cuerpo chocó con otro, reconociéndolo luego de que un par de firmes manos la tomaran por los hombros. Quiso gritar, pero su boca fue cubierta rápidamente
—No grites—Lara reconoció la voz de Severus Snape. Sus ojos se abrieron con horror a pesar de que a través de la penumbra no lograba apreciar su rostro—Alertarás a los centauros
— ¿Qué hace usted aquí? —Susurró, muerta del miedo—No se supone que...
—Ven conmigo y no hagas preguntas
Severus Snape los alumbró con su varita, jalando a Lara detrás de sí sin darle oportunidad de dejarle hacer otra pregunta. La condujo bosque adentro, deteniéndose frente a lo que parecía ser el lago de cristal.
—Tardaste mucho en llegar
—No se suponía que debía encontrarme con usted—le dijo, enfurruñada— ¿Qué es lo que hace aquí, profesor?
—Yo le pedí que viniera—La voz de Dumbledore apareció detrás de un árbol, caminando lentamente hacia Lara con su varita en alto para iluminar el lugar. Ella sacudió la cabeza sin entender—Severus nos será de mucha ayuda, Lara
— ¿Ayudarnos? ¿Con qué?
Todo fue muy rápido, cuando Lara se dio cuenta ella ya estaba en el piso, arrastrándose hacia atrás mientras Severus Snape desenvainaba su varita y apuntaba hacia el lago de cristal. Lara gritó de horror.
Del lago salió arrastrándose un temible inferius que era controlado por Severus Snape. Lara estuvo a punto de correr lejos de ahí cuando Dumbledore la tomó por los brazos.
—Lección número uno, Lara—le dijo—Revivir a un inferius
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