Capítulo 15: "Dolores Umbridge"
Lara dejó su habitación un par de días después, cuando los alumnos comenzaron a llegar a Hogwarts para comenzar el nuevo curso. Quizá estaba siendo inmadura, dejando que Cécile y Dora vagaran por el castillo por su cuenta y haciendo que los Elfos domésticos fueran hasta su habitación en Slytherin para dejarle la comida, pero no podía simplemente salir y encontrarse de nuevo cara a cara con Severus Snape.
Ese hombre le traía malos augurios, haciendo que su luz se reprimiera hasta el punto de no poder usarla por varias horas; sin saber exactamente porqué, Lara concluyó que Severus Snape poseía un aura tan oscura que era capaz de inhibir toda la luz que ella poseía. Era muy extraño, porque parecía que toda esa oscuridad que reinaba en Severus Snape, residía principalmente en su brazo izquierdo. Decidió entonces que mantendría una distancia prudente entre ellos, que, si bien ahora pertenecían a la misma casa, sólo se verían las caras si era enteramente necesario.
Las cartas de Bill llegaron sin falta. En la mañana siguiente a su llegada a Hogwarts Lara recibió la primera carta, en la que el mayor de los Weasley describía que, al contarle a su madre lo que había sucedido la noche anterior, se volvió loca de felicidad. Incluso Sirius le felicitó por las noticas e hizo que Kreacher hiciera un banquete en nombre de su sobrina. Todos parecían estar más que contentos por las buenas nuevas, había escrito Bill, pero nadie estaba tan alegre como él mismo, al saber que, después de todo, habían vuelto a ser la pareja que eran cuando tenían menos de diez años.
De alguna manera Molly pudo anexar a la carta un vociferador, en el cual decía –mejor dicho, gritaba- lo mucho que le alegraba que Lara y su hijo mayor estuvieran juntos. La relación entre Lara y Bill aun no tenía un nombre, al menos no de la manera oficial, pero Lara no tuvo el corazón para terminar con la felicidad de Molly. La madre de los Weasley enviaba saludos para ella, Dora y Cécile, gritando que las esperaba para Navidad y que tenían prohibido faltar. Lara suspiró, viendo como el vociferador se quedaba en silencio luego de que Molly Weasley le dijera que, en su ausencia, ella misma arreglaría el asunto de la boda.
—Vaya, eso fue rápido—dijo Cécile ese día, cuando Lara y Dora se reunieron en el gran comedor para desayunar. Lara les contó sobre la carta y todo lo que Molly había dicho—Creo que a la señora Weasley le emociona mucho la idea de que Bill y tú estén juntos
—Eso creo—Lara cogió un poco de pudín y se lo llevó a la boca—No me sorprende, de todas formas, Molly siempre tuvo esta idea de que Bill y yo terminaríamos juntos
—Y acertó. Es una mujer muy sabia
—Lo es. Y bueno, ¿a ti que te pasa? —Lara le preguntó a Dora, cuando ésta permaneció sin decir palabra y sin llevarse un bocado a la boca desde hace quince minutos. Cécile miró a la metamorfomaga
—Le llegó una carta temprano por la mañana, era de Remus Lupin
Lara dejó de mirar a Cécile para enfocarse en su hermana que parecía estar a punto de llorar. Cogió sus manos, apretándolas fuertemente sobre la mesa de madera.
— ¿Qué sucedió, Dora?
—Remus me ha rechazado de nuevo
—Oh, hermana
—La situación con Remus está por demás terminada, él sigue rechazándome y yo no estoy dispuesta a seguir rogándole, por lo que lo mejor para los dos es que yo permanezca un tiempo lejos y que mejor que Hogwarts para hacerlo
—Yo creo que debes hablar con él—Aconsejó Lara. Dora sacudió la cabeza, causando que sus lágrimas le resbalaran hasta la barbilla—Quizá si le haces entender...
—No, Lara, no importa lo que diga, él jamás va a entenderlo
Cécile, Dora y Lara habían salido del Grimmauld place a través de la red flu, apareciendo en Cabeza de Puerco, un pub de Hogsmeade, cerca del castillo. Las tres habían decidido caminar porque la noche era tranquila y aquello les serviría para aclarar sus pensamientos. Estaban a escasos metros de llegar cuando Nymphadora les contó a las chicas lo que había pasado respecto a su –todavía- inexistente relación con Remus Lupin, el licántropo. Lara sabía que Remus no le era indiferente a su hermana, pudo notarlo en aquella cena en casa de los Black, cuando lunático le enviaba miraditas a la metamorfomaga y agachaba la mirada luego de que ella se diera cuenta; sus razones para no estar con Tonks eran entendibles, como quiera que fuese, porque él tenía miedo de lastimarla cada vez que se asomara la Luna llena (Cécile lo había adivinado mientras salían del pub).
Dora pensaba diferente, pues no le importaba todo lo que Remus alegaba; ella tenía intenciones de acompañarlo en sus noches difíciles y curar sus heridas porque ese era justamente el propósito de amar a alguien: estar juntos en las buenas, en las malas y en las peores. Dora lo amaba, pero si él no estaba dispuesto a enfrentar sus miedos y dejar de usar su licantropía como pretexto, bueno, no había mucho por hacer.
—Lo lamento, Dora—Lara suspiró, haciendo que la comida en su plato desapareciera. Cécile hizo lo mismo—Me gustaría poder ayudarte
—Está bien, de alguna manera debí haber sabido que esto terminaría así
—Él necesita tiempo— Cécile suspiró—Se dará cuenta por sí mismo, Dora, no te preocupes
— ¿Estás adivinando el futuro? —Le preguntó. Cécile le guiñó un ojo
—Digamos que es algo más complicado que eso
Lara decidió que era mejor no preguntar a qué se refería simplemente porque a Cécile le gustaba decir cosas extrañas sólo para confundir a las personas. Ofreciéndoles una sonrisa sincera, tomó sus manos e hizo que se levantaran para encaminarse hacia el lugar de Dumbledore pues él estaba esperándolas para poder presentarlas a los alumnos junto con la profesora Dolores Umbridge.
Cécile echó un vistazo al salón que estaba llenándose de chicos de distintas edades y de distintas casas, sonriendo, miró hacia todos lados hasta que se topó con la figura regordeta de la nueva profesora, vestida totalmente de rosa y que enviaba sonrisas espantosas a los alumnos. Cécile había conocido ya a todos los demás profesores, y pensó que esa mujer era la más extraña de todos.
—Jamás había visto tanto rosa en mi vida—Susurró a las demás quienes de inmediato giraron a ver a la mujer. Lara frunció el entrecejo—Dios, creo que vomitaré
—Esa debe ser la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras
—Si es así, entonces necesitarás mucha suerte—dijo Tonks. Lara la miró
— ¿Porqué?
—Dolores Umbridge es... uh, ¿Cómo decirlo? Un dolor en el trasero
—Vamos, no debe ser tan mala, ¿verdad?
—Velo por ti misma
El Gran Comedor se llenó de estudiantes e inmediatamente después Dumbledore les pidió guardar silencio. Lara pudo identificar a los Weasley, Hermione Granger y Harry Potter entre la multitud, sentados lado a lado mientras le clavaban el diente a una pierna de pollo. Los ojos de Harry se detuvieron en Lara, saludándola con una enorme sonrisa; Lara le devolvió el gesto, guiñándole un ojo.
—Buenos días a todos—comenzó—Antes de que continúen tomando sus alimentos, me gustaría informarles acerca de los cambios en el personal este año. Como pueden ver, hoy nos acompañan tres jovencitas que serán auxiliares de las distintas materias que se les han asignado; de la misma forma, quiero que les den una cálida bienvenida en las tres casas que han escogido para quedarse.
Todos aplaudieron, siendo los Weasley los más emocionados por las noticias. Las tres saludaron tímidamente antes de que Dumbledore continuara hablando
—También debo informarles acerca de la ausencia de Hagrid quien hasta hace poco se hacía cargo de las criaturas mágicas, siendo sustituido por la profesora Grubbly-Plank mientras regresa de sus vacaciones. Por último, la materia de Defensa Contra las Artes Oscuras estará a cargo de la profesora Dolores Umbridge. Como todos los años, el señor Filch me ha pedido que les recuerde...
Dumbledore se vio interrumpido por el ligero carraspeo de Umbridge quien se puso de pie y caminó hasta colocarse frente a todos los alumnos. Lara le dio una mirada fugaz a Cécile pues ninguna entendió lo que pasaba.
—Gracias por sus palabras, señor director—Inició ella—Y que hermoso es ver sus brillantes y felices rostros sonriéndome. Estoy segura que todos seremos muy buenos amigos. El ministerio siempre ha considerado que la educación de jóvenes brujos y hechiceros es de vital importancia, aunque cada director ha añadido algo nuevo a esta histórica escuela. El progreso sólo por progresar no puede continuar
— ¿A qué se refiere?— Preguntó Dora en un susurró. Lara sacudió la cabeza
—No lo sé
—Hay que preservar lo preservable, perfeccionar lo que se debe perfeccionar y eliminar las prácticas que deberían prohibirse—Lara se tensó—Y estoy segura que con la compañía de la profesora Lexington, mi ayudante, lo podremos lograr
Todos se vieron forzados a aplaudir, sin embargo, Lara no lo hizo. Había algo en sus palabras que no le gustaba, ¿cómo que eliminar las prácticas que deberían estar prohibidas? ¿No se supone que lo que deben enseñar las escuelas son maneras en que los estudiantes puedan enfrentar problemas futuros? Además, ella no era su ayudante, ni siquiera estaba segura de laborar como profesora, su objetivo estaba cerca de Dumbledore, el aprender a usar sus poderes por completo.
Siguieron con el almuerzo, Dora caminó hacia la mesa de su casa al igual que Cécile, dejando a Lara sola, bajando las escaleras hacia la mesa de Gryffindor, tomando asiento a un lado de Harry. Fue bienvenida de una manera cálida, arrebatándole una sonrisa
—Hey, Lara, es bueno volver a verte
—Lo mismo digo, Harry Potter
— ¿Qué haces aquí, Lara? —Preguntó Ron—Sabíamos que vendrías, pero no supimos porqué
—Bueno, escucharon a Dumbledore, seré profesora auxiliar en caso de que alguno de los titulares llegue a faltar.
— ¿Serás auxiliar de Umbridge? —preguntaron los gemelos. Lara asintió
—Me temo que sí
—Dumbledore mencionó algo sobre ustedes quedándose en distintas casas—Hermione sonrió—Me imagino que debiste haber escogido Gryffindor, ¿a qué sí?
Lara negó, sonriendo. Del bolsillo de su chaqueta extrajo la cintilla verde con plateado mostrándosela a los chicos, ellos retuvieron un grito de horror.
—Dora me advirtió que reaccionarían así cuando lo supieran
—¿Slytherin? —preguntó Ginny— ¿Por qué?
—No lo sé, sólo se sintió correcto—dijo, encogiéndose de hombros. Harry le regaló una sonrisa. Los gemelos Wesley se miraron entre ellos antes de añadir
—Por cierto, supimos lo que pasó con Bill. Creo que lo más correcto ahora sería decirte cuñada, ¿verdad?
—No—respondió, poniéndose de pie—Estamos en Hogwarts, por lo tanto, soy una autoridad y deben respetarme
— ¿Qué? ¡vamos!
—En algún momento tendré que hacerme cargo de la clase y ustedes estarán bajo mi supervisión—les advirtió—Así que estudien o los reprobaré
—No le harías eso a los hermanos de tu novio
Lara sonrió
— ¿Quieren ver que sí?
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