Incubo
La condena que tuvo que vivir por dar a luz al hijo del nuevo siglo, a la calamidad de la bestia que vive en las profundidad del Inframundo como amo y señor del mal. Pese a que eso la condenó a vivir un sufrimiento no se arrepiente de nada, y siendo una mortal cometiendo un pecado que debe ser castigado por el mismo dios, no retrocederia ni un solo paso atras. Sin importar que aquel hombre solo la utilizará para engendrar a su hijo.
Si bien la época en la que estaban viviendo no era la de oro, lo que incluía que la hambruna y las enfermedades están acabando a países enteros, lo único que a la nobleza le importaba era prevalecer con las comodidad sin importar los recursos que se utilicen.
Extensiones de tierra adornadas con el carmín de la sangre de cuerpos en putrefacción, cuervos rondando en los alrededores en señal de la muerte visitando, la tormenta hundiendo entre la tierra las almas perdidas (Aún que incluso algunos pagarán sus pecados cometidos en vida), niños abandonados, comida escaneando, la prostitución como último medio para sobrevivir, esclavitud, enfermedades, pandemias.
Que triste mundo de mortales...
Pero entre todas aquellas calamidades que consumían al mundo, un pequeño amanecer se refleja en el horizonte, tan cálido que ilumina los prados verdes de las tierras en las que los cuerpos sin vida aún no se han cosechado, deslumbrando con su brillante luz y pintando el cielo de un bonito color naranja, como los cabellos de aquella pura joven que portaba unos ojos como los del césped con el rocío de la mañana y los rayos del sol. Tan hermosa.
Su brillo era idolatrado y pese a ser una mujer, rompía todos los estereotipos que la gente de su época posiciona al sexo femenino, incluído que ella no era como el resto de su familia, había salido como el bueno para nada de su padre y estaba más que orgullosa de aquello. Ella era una guerrera, hija de quién alguna vez fue el Conde de dichosas tierras, y todo lo contrario a ser criada para casarse, crear uniones con socios, entre otras cosas más, ella fue criada para ser la nueva dueña y Condesa de las tierras de su padre. Cosa, que para los de poca mente de su familia y del resto de la gente, se les hacía toda una burla, porque a sus ojos era patético que una mujer sea la cabeza de una familia.
Ante esto, existió un hombre del cual se terminaría enamorando, ayudándola en su objetivo y así, con mucho esfuerzo, lograron que ella tomara la cabeza de su familia. Pese a que a él le insistían en tomar el lugar se negaba, diciendo que no había trabajado en absoluto para conseguir aquellos bienes que su difunto suegro había dejado para darle una vida plena a su hija.
Comenzo a tomar su ritmo, hasta que de la nada todo se torno oscuro. La sensación de vacío y tristeza cayó sobre la Condesa de aquellas tierras, puesto que cierta noche antes de su boda, algo cambio por completo la vida plena que llevaba.
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Ese mismo día hizo su rutina nocturna normal, la noche era fresca no había mucho que argumentar al respecto, su prometido no se encontraba ya que estaría celebrando su última noche de soltero con sus hermanos y amigos, por lo tanto lo vería hasta la mañana en la iglesia, listos para unir sus vidas en una sola ante los ojos de su dios, el creador de todo y el señor del todo.
Lo perturbador viene cuando durante la madrugada se siente incómoda, comienza a removerse y siente que casi no puede respirar, puesto que algo le está oprimiendo el pecho. Hace calor, o ella lo siente, su temperatura corporal se ha comenzado a elevar y entre sueños y apenas haciendo un audible sonido como queja siente como unas manos pasan sobre su cuerpo. Cada toque le quema e incluso puede sentir rasguños. No sé despierta, lo único que alcanza a sentir en cómo está siendo penetrada, no hay nadie presente pero la sensación es horrible, las embestidas las siente tan reales pero le duele, muy lejos de sentir el éxtasis invadir su cuerpo lo único que le causa es dolor. Entre sus manos y sin despertar aprieta las sábanas, no puede hablar mucho menos gritar, pide ayuda a quien sea, hace oraciones al dios que se supone que creo al mundo y que protege a todos. Pero de sus cuerda bucales no salen más que apenas unos pequeños quejidos que se pierden a lo largo del silencio de la noche.
Pese a que está en su completa soledad en la habitación, en sus sueños comienza encontrandose teniendo encima suyo a un hombre de apariencia angelical, que a su parecer era alguien extremadamente atractivo, de unos cabellos blancos como la nieve que cae en invierno y de ojos como zafiros a la luz del sol, su cuerpo es formidable y blanquecino. Sumamente hermoso. Pero es aquel hombre el que le está haciendo sentir dolor pero que por alguna razón, siente una conexión tan fuerte con esa persona siendo la primera vez que la ve en toda su vida y para colmo en un sueño húmedo, clase de sueños que jamás había tenido. Divagar le hizo olvidar el dolor, quedándose quieta admirando aquel hombre.
Era extraño, era anormal, y aún que todo se sienta demasiado real el mal habitante en el físico de aquella persona es palpable. El sudor recorre su frente y de sus garganta salen sus quejidos dolorosos, pero tampoco le molesta, sentimientos contradictorios que la hacen confundir aún más, que hacen que su corazón estalle cuando siente esos labios fríos pero suaves sobre los suyos.
Es doloroso
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Su despertar fue abrupto, aún acostada abrió la la boca dejando entrar el aire que parecía que había perdido, deleitando a sus pulmones con el oxígeno que parecía haber perdido esa noche.
Una noche que le hace cuestionar lo verídica de la situación
Se quejo, sintiendo dolor en el vientre, al alejar las cobijas de su cuerpo las marcas y rasguños se hicieron presentes. Al final de cuentas, no todo había sido un compelto sueño.
La puerta fue abierta, de ella se veía a una de sus amigas y acompañada con dos mucamas.
—¡Emma!—Grito horrorizada la de cabellos verdes, yendo con la pelirroja que se había parado frente al espejo observando las marcas en su cuello.— ¡¿Que fue lo que te pasó?!—Cuestiono con miedo, tomando de los hombros a la chica y ver más de cerca las marcas.
—No lo sé, desperté con esto—Mintio. No veía la necesidad de decirle que soño con un hombre con el que mantenía relaciones, más sin embargo en su cabeza aún no cuadra el motivo de las marcas.
—Esto es malo, si Ray ve esto va a pensar que tú... Emma... No me digas que tú tuviste...—Solto un jadeo, pues el tan solo pensar en aquello era mero tabú.
—¡No, claro no! Ni yo comprendo, simplemente desperté con esto. No sería capaz de engañarlo después de lo que hizo por mi.
—Eso no tiene sentido ¿Cómo explicaremos esto?
— El vestido me cubrirá, no hay nada que no se arregle.
Efectivamente, el vestido le cubría el cuello y brazos, por lo tanto no había nada que mostrar o que revelará los rasguños e incluso moretones en el cuerpo, lo pomposo del vestido le beneficiaba y en su rostro un poco de maquillaje cubriría ese moretón en su mejilla.
Las horas pasaron y acto nupcial se llevó acabo, jurando amor eterno con el hombre que compartiría el resto de su vida, dando los votos matrimoniales bajo la atenta mirada de aquella figura de Jesucristo, observando con atención como sus hijos se unían en un solo corazón.
Al menos en simple apariencia
Pese a que la veías sonriendo todo el tiempo no estaba bien, pues su cabeza divagaba una y otra vez en aquel hombre con el que había soñado, sueño que recuerda a la perfección y cree que quedará plasmado en su cabeza hasta el final de los tiempos.
Observa a todos los invitados, a los hombres platicando y riendo a carcajadas, a las mujeres hablando de trivialidades y de su vida como esposas de condes poderosos, a su esposo charlando con algunos socios, infantes corriendo por el patio mientras juegan, hasta que su vista viaja en alguien en particular. Es un hombre y a diferencia de los demás que vienen en traje de negro el viene de blanco, se le ve parado a lo lejos observándola, bebiendo de una copa que los meseros están ofreciendo.
Lo ve alejarse, y aún que hace el esfuerzo para seguirlo es tomada del ante brazo por su pequeña hermana Carol.
Su vil presencia es tan atrayente, tanto así, que no le importaría cometer pecado el mismo día de su boda con otro hombre ajeno a su esposo.
Las vengo a molestar con otra mini historia que aún no se cuántas partes constará pero aquí está.
Pd: La mayoría de las historias que voy a escribir aquí están basadas o inspiradas en casos reales.
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