Hanahaki

Esa historia y leyenda en la que se cuenta que Hanahaki solo les puede ocurrir a la persona que oculta sentimientos de amor a otra, o que simplemente es imposible que los diga en voz alta a su ser amado. Sin importar el genero o cultura, el no decir estos sentimientos o expresarlo a dichosa persona a amar, llega un punto en donde en el interior del pecho comienza a florecer una flor de un color no específico, solo nace siendo producto de aquel precioso sentimiento de amor.

Aúnque igual podemos comprobar de que es lo que más te puede matar.

Cuando la flor comienza a emerger, las raíces invaden los pulmones por los mismo lugares donde corren los nervios, impreganandose poco a poco hasta llegar al final.

En el exterior, podemos notar a aquella chica albina esconderse abruptamente detrás de un muro y en seguida comenzar a toser mientras el pecho le dolía a mares, se lo tocaba como en un intento de que el dolor parará, mientras es pequeño tick representaba como en sus adentros se comenzaba a desgarrar su ser.

Física y Emocionalmente.

Considera que es momento de alejarse, ella más que nadie sabe lo que significa su malestar y sabe a la perfección que ver a Emil no le ayuda en nada. Así que solo junta sus cosas, guardando todo de forma apresurada y salir corriendo del lugar.

Se niega totalmente a decirle a ese chico de ojos verdes y cabellos atardecer sus sentimientos, solo porque no la conoce, nunca cruzaron palabras y nunca se han dedicado una mirada.

No sé atreve, es muy cobarde y tienen demasiado miedo. Al llegar a su hogar se detiene a mitad de pasillo, tosiendo con ese dolor que se ha ido extendido por toda su caja torácica, mientras esa flor enreda sus raíces espinosas  en ella. Nota un líquido carmesí en su mano acompañado de un pétalo rojo semejante al de su sangre. De ha quedado tiesa en su lugar, sus padres parecen los más alarmados al verla con sus cabellos ligeramente alborotados y sangre escurriendo de la comisura de sus labios.

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Uno tras otro tras otro. Sus progenitores tratan de convencerla. No accede. Su familia, amigos, doctores tratan de convencerla. No accede. No piensa decir nada, ahora mucho menos con la sugerencia tan inhumana que le acaba de dar un especialista, pero ella solo cree que su caso es solo para comprobar un experimento (para avisar mencionar que la quieren utilizar como rata de laboratorio).

—¡¿Que tontería dijo?!—Exclama más que furiosa la azabache.—Cuando- ah agh

—No te pongas así—Sonrio tranquila, calmando a su mejor amiga que al parecer tenía la necesidad de quemar a alguien vivo.—De todas formas me negué.—Su sonrisa cambia a una de completa tristeza..

La azabache detiene si rabieta de rabia y observa como la albina ahora está jugando con sus dedos. Está muy pálida, más de lo normal, se pueden notar las ojeras debajo de sus iris cielo y lo delgada que está, al igual que debajo de aquellas ropas que ahora cubrían su cuerpo se podían notar casi sus huesos. Estaba tan débil que tenía a romperla.

Se acercó, quedando de rodillas y tomar las frías manos de Nora, quien estaba derramando lágrimas. Remueve aquellas gotas que escapan de sus ojos, no quería verla así.

—Sabes que te iba a insistir para que aceptarás la operación ¿Cierto?—Nora asiente— Pero igual te negaras ¿verdad?—La albina vuelve a asentir.—¿Por qué?—Pregunta, ya que sigue sin entender los motivos por los que su amiga acepta el destino.

—Por que prefiero morir cargando este sentimiento...—Hace una pausa, buscando las palabras correctas por las cuales su corazón aún late con fervor— que a seguir viva y no sentir nada.

Ambas chicas se abrazan, la azabache de forma delicada y al mismo tiempo tan cálida y reconfortante. Nora solo se aferra a su mejor amiga, llorando sabiendo que esa ser la última vez que podrían tener esa clase de contacto. Era una despedida.

Mientras tanto, ese chico ignorante de la situación observa al dúo llorar y por alguna razón siente tanto dolor y lastimas que se atreve a dar el primer paso para ir con ellas.

—Emil, vamos. Olivia necesita ayuda—Dice un rubio, pasando a un lado del pelirrojo y seguir corriendo a los adentros del plantel.

—Sí—Asiente, retrocediendo y dar una última mirada al dúo. Se alejo, alcanzando al rubio que ya iba bastante lejos.


Y por desgracia hay vidas que estaban destinadas a juntarse, que nunca se lograron encontrar en este laberinto llamado vida.













Algo re cliché escrito por todos lados pero ya lo tenía hecho así que no lo iba a desperdiciar .

¿Alguien me puede decir porque siempre escribo cosas tristes de mis niños? Jajshjdjs :(

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