31. ¡Feliz Cumpleaños Star!

Star

"Que tu fuerza y tu valentía sean suficientes para conseguir todas aquellas cosas que te propongas en tu cumpleaños, ¡Felicidades!"

Estaba en la casa de John, pasando el rato lejos de Rous y Luna, ya que está madrugada fue todo un terror, la impostora de Lux había fingido ser Luna manteniéndola secuestrada en el bosque. John se percató una noche que Lux no era Luna por su forma de ser y me obligo a pasármela con él todo el tiempo.

No confiaba en ella.

Mi miedo comenzó cuando Rous le grito en la madrugada que saliera de nuestra habitación y ella dijo que tenía medio. Luna jamás tenía miedo de nada, era la más valiente de nosotras tres y por eso yo la admiraba. Fue cuando Rous le lanzo una indirecta en el aire y fue cuando ella cayó. Baje a preparar té y le eche tranquilizante, espere hasta que se quedara dormida y poder salir de la casa.

—¿Que piensa si ya te doy mi regalo de cumpleaños?—pregunta John acurrucándose conmigo.

Estábamos viendo una película, pero él no paraba de hablar y decir que al final todos mueres.

Tan bello el novio que me gastó.

—¿Ya no me habías regalado esto?—pregunte alzando una pulsera de charms, era plateada.

Los colgantes parecían ser hecho de porcelana y tenía tres figura, una era la nota musical de Do, la segunda era un infinito y la tercera un corazón.

—Sí, pero tengo otro mejor. —me jalo contra él besándome lentamente.

Me agarre de su camiseta de algodón y me fui pegado más a él, sintiendo su boca que jugaba con la mía me hacía vulnerable más a su tacto. Me aparte, su labios rozaban con los míos y podía sentir un calor corriendo por encima de mí.

—Me encantas tu regalos inesperado. —le susurre y le di otro beso en los labios

—Todavía no he comenzado. —me agarro por la cintura sentándome en su regazo.

Apoye las rodillas junto a sus muslos, coloco mis manos sobre su cuello y le di un pequeño beso en su clavícula. Él pasa sus manos por debajo de mi camisa, recorriendo con su mano mi espalda por completo. Lo besos subían de tono, y el al instante desbrochando mi sostén. Algo en mi me decía que lo que estaba haciendo era mal, pero no quería que parara.

Quería que siguiera.

Hasta que escuchamos el cerrojo de la puerta abrirse y tuvimos que separarnos al instante.

—Te he dicho que no, solo déjame revisar si todavía lo tengo. —se escucha la voz de Luna.

Paso de como cortarle a uno el rollo: paso número uno, tener una mejor amiga llamada Luna Hill

Ella entro corriendo escalera arriba hablando por teléfono, olvidándose que nosotros estábamos más que caliente en la sala. Gracias a Dios no se percató de lo que estaba intentado hacer, arquee mi espalda para abrocharme el sostén, con pena de que Luna bajara y se diera de cuenta. Vi a John reírse, tanto así que le golpee el brazo por esta estupidez.

—¿Cuándo será el día, que los dos podamos estar a solas?— inquiere dándome un beso cuando ya he terminado de a brocharme el sostén.—La próxima vez, en mi cuarto.

¿Sola en su cuarto? Eso significaba tentación, peligro y más peligro.

Por eso nunca sabíamos a su cuarto más a menudo, era vulnerable a sus caricia. Y si volvía a su habitación eso significaba una sola cosa.

—Olvídalo. —lo mire.

Él sabía que yo no iba a subir a su cuarto.

Escuche paso, mire en dirección a la escalera donde vi a Luna bajar con una caja mediana. La coloco en la mesa y se tiro en el sofá frente de nosotros, saco su teléfono y marco un número.

—Ya lo conseguí, puedes morir en paz. —dice ella hablando por teléfono con alguien. La vi voltear los ojos, como si la respuesta del otro lado no le gustara. — ¿Y no puedes venir a buscarlo?... Ok está bien le quitare la camioneta al novio de mi amiga... Ya voy solo déjame resolver algo. —dijo ella y colgó.

Se golpeó con la mano en la frente y dejo caer un fuerte suspiro.

— ¿Qué tienes?—pregunte, no se le veía bien.

—Que Roger Matos, va hacer una revista natural y quiere mis dibujos. Los que hice en la escuela y quiere publicarlos, esto es tan frustrante.

Roger matos es un compañero de nosotras y tiene una revista muy famosa en el pueblo. Se llama The wonders of creation, todo el mundo ama esa revista, es muy natural y muestras las maravillas que hay en nuestro mundo.

—¿Te va a pagar?—pregunto John.

Vi a Luna dudar y sabía que le iban a pagar, ella nunca regalaría sus dibujos.

—Pues...—comenzó a decir ella.

— ¿Cuánto?—pregunto John sabiendo lo que todos ya nos imaginábamos. Ella se levantó del sofá rápido y agarro la caja. — ¡Rubí! ¿Cuánto?—insistió John.

—50$ por cada dibujo. —contesto ella intentando salir rápido de la casa, pero John la agarro por el brazo.

—Eso es mucho, por cada dibujo tuyo. —Dije enarcando una ceja. —Tú tienes más de treinta dibujos ahí guardado. —señale la caja.

—¡Lo siento, sí!—dijo ella con pena.— Quiero una camisa nueva que vi en el centro comercial, es de color verde celeste y tiene una luna adelante hecha con lentejuela. Y también poder compras nuevos creyones, tiza, block para mis dibujos y también poder comprar un aparato de eso cuando alguien te está vigilando o acosando. —ella estaba molesta, la habían secuestrado más de dos veces y ella no podía hacer nada para defenderse. John abrió sus brazo para darle un abrazo, ella descanso su cabeza en su hombre.

—Sé que está furiosa porque todavía no sabes quién es el acosador, pero lo vamos a descubrir... ¿Hablaste con mamá?

—Eso es otro problema, lux la llamo y la insulto. Ahora mamá piensa que soy yo. —dice ella apartándose de él.

—Solo llámala, esta noche te quedas a dormir conmigo.

Ella le dio las gracias y salió por la puerta. Al rato John camino hacia mí y me alzo hasta la altura de su hombro, sofoque un grito.

Y ya sabía a donde iba.

—¡No, bájame!—le grite nerviosa, por el atrevimiento. Pero el subió las escalera conmigo en su hombro, abrió la puerta de su habitación con solo una patada y me lanzo contra la cama.—Ni lo pienses.—dije mirándolo, él se quitó su camisa de una sola jalada. Y me regalo una sonrisa picarona.

—Ahora si podemos estar solo, por un momento.

Se apoyó de las rodillas para subir a la cama, acercándose poco a poco y me dio un beso lento y sexi. Yo comencé a recostarme, yo ya sabía que esta vulnerable a sus caricia.

Bueno amigas si iba a pecar, bienvenido sea con este bombo.

Me quito la camisa, alce los brazos para ayudarlo y poder quitármela mejor. El siguió besándome, pase mis manos sobre su espalda desnuda. Tenía mis pierdas agarrada de su cintura y yo ya sabía a lo que venía después.

Él me deseaba y yo también a él. No quería que esto parara, que nadie tocara la puerta y no tener más interrupciones.

Solo que había una lucha en mi interior, porque todavía era menor de edad.

—¿ Está lista mi lucero?—se aparta para verme la cara y yo no sé si estaba lista.

Solo quería estar con él.

Mi respiración estaba jugando conmigo, cada vez que el me tocaba o besaba sentía que mi mundo se estaba acabando, y si eso era lo que yo necesitaba, quería más de él. Asentí y el volvió a besar.

—¡Olvídalo! Yo no haría nada de lo que estuvieras pensando galán.—escuchamos la voz de Luna tras la puerta. Toco dos veces, yo solo me eche a reír, John me regalo una sonrisa y hundió su cabeza en mi cuello dándome un beso juguetón. Su tacto me hizo costilla que me tuve que mover.

— ¿Esa chica no se cansa de fastidiar o qué?

— ¡Ya me escuchaste galán! Sal... Tus amigos están abajo. —volvió a gritar Luna.

John puso los ojos en blanco y me volvió a dar otro beso en los labios. Me acomode en la cama y busque mi camisa que estaba tirada en el suelo, cuando ya me la había puesto John abrió la puerta, pero él no se había puesto su camiseta. Ella me estaba dando una mirada de desaprobación.

—¿Qué?—le pregunto con un tono juguetón.

Ella me miro enarcando una ceja divertida, pero a la vez como si la escena le diera repulsión.

—Le dejaste un chupón en el cuello bobo. —le informa y se da la vuelta, dejándonos aquí solo.

Yo me levante rápido de la cama y camine lo más rápido al espejo que él tenía más cerca. Fue cuando lo vi, arriba en mi cuello un morado. Que me acababa de dejar.

¡Rous me iba a matar!

Me di la vuelta para mirarlo y el solo estaba sonriendo.

—¡Está loco, Rous me va a matar!—le dije sonando un poco molesta.

Mi blusa no me ocultaba el chupo, más bien lo resaltaba.

—Solo marco mi terreno.—contesto sonriendo.

Pase por el frente de él y me dirige a la habitación de Luna, ella podía tener camisa de cuello largo y taparía mi chupo o un suéter.

Ya va dijo ¿su terreno?

Me di la vuelta para enfrentarlo porque yo no soy propiedad de nadie, cuando escuchamos gritos en la planta superior.

—¡¿Romeo vas a bajar, o subimos?!—gritaron sus amigos.

—Solo baja, yo buscare con que taparme.— vi cuando salió de la habitación de Luna.

Yo solo pensaba en conseguir algo para tapar ese chupón que John me había hecho.

Claro mi castigo ahora subía a tres meses o un año entero.

Luna tenía muchas blusas de cuello largo y otro de cuello cortó. Pero ninguna me resaltaba, tuve de elegir un suéter gris de capucha con nubes como estampando. Para que Rous no se diera de cuenta del chupón que John me había hecho. El suéter combinaba perfectamente con mis jeans blanco. Espere unos segundos antes de bajar, aunque John no había subido todavía.

Creo que seguía con sus amigos.

Yo tenía que ir a mi casa a cambiarme y ayudar a Rous antes que me matara porque solo me dio permiso hasta la una de la tarde porque era mi cumpleaños. Mamá y papá ya habían llamado antes, pero yo no estaba, así que dijeron que iban a llamar a la una y tenía que regresar ya, casi eran las doces y tenía hambre.

Antes de bajar agarre una caja de zapatos de Luna, y comencé a meter papeles como loca. No quería que los amigos de John pensaran que yo estaba esperando a John en su habitación y me arte de tanto espéralo.

Prefería que pensaran que estaba haciendo cualquier otra cosa, menos estar revolcándome con él.

Agarre por si acaso otra caja de zapato y metí algunos recortes viejos que estaban en el suelo. Apreté fuerte las dos cajas de zapatos y camine hasta la esquina de las escaleras para bajar. Saque mi móvil y llame a Luna, ella agarro en el segundo tono.

—¿Qué paso nena?—contesto ella.

Yo estaba nerviosa.

—Necesito salir de tu casa sin que sus amigos piense mal de mí. —comencé a caminar hasta las escaleras.

—Ok te entiendo, si quieres puedo llamar a die....

—Si Luna, ya las conseguí. ¡No me grite! no estaban en donde me habías dicho tuve que subir al ático. — escuche risa y todo se callaron cuando me vieron bajar. Había tres chicos vestidos con la misma camiseta de rock. Fanático, me dije. Vi a John y no tenía camiseta. Que le pasa a este chico, yo sé que está bueno pero no para tanto. —Si ya voy en camino.

—Usare más a menudo tu estrategia. —la escuche reírse de mi peor estrategia.

—Cállate, a veces eres muy mandona.

— Pero si es la peor estrategia que hayas usado.— la muergana se estaba burlando de mí.

—No te soportó. — Colgué y comencé a caminar hasta a la puerta.

Y estaba a nada de abrir la puerta molesta de mi misma, cuando un chico me intersecto interfiriendo en ese momento.

—Hola, soy Rafael, él es José y el otro es Manuel. — dice presentándose y señalando a los otros dos chico morenos.

No quise mirarlos, quería salir corriendo. No tuve más que elección de ser amable.

—Hola chicos, soy Star—dije esforzando mi mejor sonrisa.

Intentado salir, pero Rafael era el mismo que vino hace unas noches atrás, no tenía pinta de fiestero, tiene más personalidad de estudioso. Se detuvo en la puerta impidiéndome el paso. Sostuve las cajas bajo mi brazo con más fuerza y le respondí el saludo.

—¿Star? como las estrellas.—dijo el intentando coquetear.

—No, como la galaxia. —dije y todos comenzaron a reírse menos John.

—Chistosa me gusta. ¿A dónde vas? Por si quieres que te acompañe.

Sentí los ojos de John quemarme por completo, o me salía sola de esto o él se iba a poner furioso.

—Lo siento pero no, ya alguien me está esperando.—dije y abrí la puerta, escuche como todos se burlan de Rafael, porque lo había rechazado.

Camine hasta mi casa, con las cajas de zapatos de Luna. Cuando llegue la coloque en la mesa y me dirigí a la cocina. Nadie estaba en la casa, en la mesa vi muchos bocadillos. Fui a la nevera por un poco de agua cuando el teléfono de la cocina sonó y lo agarre al segundo tono.

—¡Cumpleaños feliz te deseamos a ti, feliz cumpleaños Star, feliz cumpleaños a ti!— eran las voces de mi padres. Escuche aplausos y gritos, llore de alegría porque extrañaba su dulce voz.

—Gracias mami, gracias papi.—dije secándome las lágrimas de alegría.

—Cariño ya son diecisiete, ya mi pequeña se está convirtiendo en una adulta.—dice mi mamá con puchero.

—Te obligo que no crezca... Eres la niña de mis ojos. —dijo mi papá sonando un poco triste.

Creo que también estaba llorando.

—No se preocupen yo seguiré siendo su pequeña.—dije emocionada.

Dure hablando con ellos mucho rato, le conté de mi relación con John y papá se molestó conmigo.

—No lo apruebo, es súper mayor que tú. —demando molesto.

—Pero papá, solo me lleva dos años. —Suplique como si ellos estuvieran aquí conmigo.

—Dije que no Star, ese chico es súper mayor que tú y lo único que piensa son en alcohol, sexo, drogas y lo que hacen los chicos a su edad.

Esto se estaba yendo, por el camino equivocado.

—Papá John estudia y la no anda en esas cosa... Además tú lo conoce.

Duramos hora en la misma discusión hasta que mamá lo regaño y lo acepto. Hablamos y hablamos, hasta que ellos tenían que ocuparse de una emergencia que había sucedido. Me despedí y colgué el teléfono.

Estaba en la cocina preparando algo de comer, y ya sentía mucho calor. Me quite el suéter y lo coloque arriba de la silla. Prepare de comer y subí a cambiarme. Rous horas antes había regresado por los bocadillos, lo tenía que llevar al club. Ella alquilo un club hasta las diez de la noche, teníamos ventajas por el amigo de Luna, Santiago. Como él era policía u oficia, nos dio permiso hasta las diez.

Me di una ducha larga, quería que el morado que John me había hecho desapareciera, pero no iba a desaparecer fácilmente. Lo único que me quedaba era cubrirlo por eso yo tenía un vestido y todo de tiritos, era de color azul celeste, llegaba cinco dedos arriba de la rodilla de largo. Y no lo podía utilizarlo por culpa de John.

Bueno pero si utilizo una chaqueta, a lo mejor funcione, pero pensándolo bien no combinaba.

Todavía no me explicaba eso de "marca su territorio" Ni que yo fuera un terreno o un ganado, las cosa no pueden suceder así.

Aunque me gustaron sus besos, pero esto no puede seguir pasando. No puedo volver a quedarme sola con John en su cuarto. Gracias a Dios y a Luna que llegaron a tiempo, porque estaba a punto de cometer una estupidez.

Todavía no estaba lista y no lo quería aceptar.

Ya eran casi las ocho de la noche, yo ya estaba lista. Rous se había ido con Cole antes y Luna, bueno todo el día no la había visto desde que salió de su casa en la mañana. Ni a mi hermano tampoco. Me coloque mi vestido de corte de princesa, de color blanco con un accesorio de cadena tipo de trenza que rodeaba mi cadera en el vestido. Resaltaba muchos mi busto, porque tenía un pequeño corte de princesa. Me coloque mi chaqueta de cuero negra y para la combinación total una sandalia. No quería usar tacones, lo odio, son una explotación femenina. Estaba casi lista haciéndome los risos a mitad del pelo, era largo pero no tanto solo me llegaba hasta la cintura, es del mismo largo que luna. Pero me lo quería corta, solo que no tenía tiempo.

Sonó el timbre y baje para abrir la puerta. John estaba vestido con unos jeans negro, con una camiseta roja. Se veía hermoso. Le sonreí, pero al parecer se veía molesto y ya yo sabía porque. No era mi culpa que su amigo coqueteara conmigo.

—No me digas que está molesto conmigo ahora.—dije volteándole los ojos.

Camine hasta la mesita para buscar mi bolso de mano, el entro y cerró la puerta.

—¡Esta preciosísima!—dijo. No quise mirarlo, agarre el bolso y metí mi celular en el.—No estoy molesto si no que ellos son...—se cayó y se me acerco por detrás, enrollo su brazo en mi cintura y me jalo contra él. Seguía dándole la espalda.

—Suéltame.—dije apartándome de él.—La palabra que está buscando es "sádico". Tú crees que yo no sé lo que ellos hacen, ¿o es que nunca piensa que yo nunca presto atención?—ahora la que se había molestado era yo.

—Pero si lo sabias, porque bajaste. —dijo el acercándose otra vez a mí.

Camine hacia la mesita que estaba alado del televisor, siempre mantenemos dinero extra ahí. Saque unos 10$ y lo metí en mi bolso de mano.

—¡Sé que tus amigos son puerco! ¡Sé que te molesta que otro hombre me mire, y no puedes mantenerme oculta para siempre!... ¿Sabes? ¡También tengo otra vida que ocuparme John!—dije alzando la voz, toda la vida no iba a estar esperándolo en su cuarto.—Mis padres iban a llamar y como tú nunca subiste, tuve que ingeniar un plan para salir.—mire su cara y sabía que él no quería pelear.

Que todo lo que yo estaba diciendo era verdad, pero aun así vi que se estaba comenzando a poner molesto.

—Todo lo que dices es verdad, pero no pudiste esperar unos minutos más, si no que tenías que bajar. ¿Sabes que me dijeron cuando te fuiste?—pude ver que no le gustaba recordar.—El imbécil de Rafael dijo que te iba a conquistar y tuve que tragarme el maldito orgullo y enojo para no matarlo por intentar salir con mi chica.—dijo golpeando la mesa con su mano, está furioso y yo no podía evitarlo esto era su culpa, no la mía.

—Esto es tú culpa, tú fuiste el que decidió que ninguno de tus amigos se enterara.

—¡Porque te iban a rayar!—alzo la voz.—Te iban a meter en una estúpida lista que ellos tienen de mi conquista. Conquista que son estúpidas, porque la había dejado desde que comencé a salir contigo y ellos no iban a creerme, que yo estaba enamorado de ti. —quería responderle, gritarle que se guarde su excusa para después.

Mi celular sonó lo saque de mi bolso. John se sentó en el sofá molesto, conteste la llamada sin saber quién era.

—¿Qué pasa?—conteste molesta alzado la voz.

A lo mejor era Rous llamándome para ver por dónde iba.

—Hola preciosa soy Rafael, suena como molesta ¿te interrumpí en algo?

¿Rafael? esto debe ser una mala broma.

¿Cómo él tenía mi número?

Vi a John nerviosa pensando que él me estaba probando y el seguía mirando al suelo pensando.

—Disculpa número equivocado.—dije sin pensarlo.

—Eres Star, Te conocí en la casa de mi amigo John, hoy en la mañana.

Me quería morir.

—Mira Rafael.—comencé a decir sin impórtame que John estaba ahí y vi lo primero que mis ojos captaron fue su mirada furiosa, por la mención de su nombre. Se levantó de la silla y me hizo señas que colgara ya el teléfono. Levante un dedo frente de él, diciéndole que espere.—Ya estoy saliendo con alguien y en esto momento estoy un poco ocupada, pero si no te molesta tengo que colgar.

—¡Espera!—grito el.—Si, ya tu amiga me lo menciono, pero también me dijo que está a punto de terminar con él y quiero saber si tengo oportunidad.

¿Qué amiga?

—¿Quién te dio mi número? ¿Qué amiga?—dije sonando más molesta, John dio dos paso y me quito el teléfono. Colgó y me miro furioso.

—¿Dime que no era el mismo Fucking de Rafael que yo conozco?—pregunta el mirándome furioso.

—Si.—dije sin pensar, le quite mi teléfono de su mano.

—Jamás lo creí llegar tan lejos... Lo voy a matar cuando lo vea.—dijo John furioso.

—¿Y si yo me encargo primero de Star?—escuchamos una tercera voz que provino de la nada, poniéndonos la piel de gallina.

Seguimos la voz de ella que bajaba las escaleras.

¿Cómo rayos ella estaba aquí?

John me coloco tras de él como protección, ella comenzó a caminar y se detuvo frente de la mesa a distancia de nosotros.

—¡¿Qué quieres?!—le grito John a ella.

Lux solo se echó a reír. Con mis dedos nervioso marque el número de luna, la espalda de John escondía perfecto el teléfono.

—A quien más.—dice mirándome.—Tienes que morir o tu pequeña luna se va morir.—dice ella sacando un cuchillo de su jeans colocando en la mesa, yo sabía que ella era fuerte. Ni John, ni yo podíamos con ella.

—¿A qué te refieres?—pregunte nerviosa.

— Luna tiene algo que es mío. Pero lo repartió en tres partes, te explico. —dijo ella moviendo el cuchillo de lado a lado.—Un veinticuatro de diciembre tú te rompiste el brazo, Rous se había enfermado y nadie sabía que era lo que tenían. Todos pensaban que iban a morir. —dice ella recordándome un mal recuerdo que sucedió hace más de diez años.

Ese veinticuatro estaba en el parque jugando y me tropecé con otro niño haciéndome caer y se me rompió el hueso del brazo. En la misma tarde a Rous la estaban internando en el hospital por una enfermedad muy extraña y todos pensaron que ella iba a morir. Yo solo tenía siete añito y no podía aceptar perder una hermana.

—Una noche las tres se quedaron a dormir en la misma cama, Rous en el medio, Luna de un lado y tú del otro. Las tres se estaban despidiendo, hasta que se quedaron dormidas. Eran casi las tres de la madrugada cuando ¡Él de allá arriba intervino a través de Luna repartiendo mi luz! A Rous le dio una porción de sanidad, restauración, a ti a igual pero esta era la porción de mi luz, la que me pertenecía era la de la muerte y ella solo se quedó con la mitad.

—Ósea que nos tienes que matar a las tres para tener tu estúpida luz. —dije sonando molesta y poco creíble. ¿Luna nos dio su luz?—Y porque la única que brilla es ella.

—Porque es la poseedora de mi maldición. —agarro el cuchillo y camino hacia nosotros, de un solo toque tiro a John en el suelo, dejándolo inconsciente.

Yo grite del miedo y corrí hasta a él, me agache para agárralo, pero no estaba respondiendo. Alce mi vista para verla y ella venía a donde estaba yo. Corrí hacia la puerta la abrí pero ya era muy tarde sentí que me jalaron hasta el suelo, caí golpeándome la cabeza. Del golpe que me di, los oídos me zumbaban. Quise recuperarme, apoyándome de mis palma para levantarme, pero ya era muy tarde ella me volteo frenéticamente para que la viera. Tenía el cuchillo en su mano y se subió arriba de mí. Intente alza mi pierna derecha para golpearle la mano y manda el cuchillo lejos, pero ya era tarde.

—Solo necesito matarte, y recuperar lo que es mío.—me dijo sonriendo con su cara diabólica.

—¡Luna te va encontrar y te va a matar!—le grite, ya estaba comenzando a llorar. Ella solo se echó a reír

—La única que puede matarme eres tú, boba. Después me encargo de ella.

Vi su mano moverse con el cuchillo, hacia mí. No podía moverme, sentí cuando entro en mí y salió el cuchillo, y volvió a entrar y salir otra vez. Algo en mi interior ardía como fuego, sabía que me estaba muriendo y nadie podía ayudarme. Coloque mis manos que están temblorosa en mi pecho vi la sangre salir y correr de mí, mi pecho me ardía con mucha intensidad y me costaba intentar levantarme y respirar, todo se estaba nublando.

—Solo falta minutos para que te muer....—su mirada se dirigió hasta la puerta de terror.

Mis parpados pesaban para seguir su dirección y sabía que hasta aquí llegaba yo. Los cerré sabiendo que todo se acababa.

Vi unaluz y me aferre a ella.

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No olviden de votar y comentar si le gusto mucho, me ayudaría en la historia.

Besos y abrazos 😘🤗

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