24. La gemela mala

Rous

"Una hermana es a la vez tu espejo y tu opuesto. "
- Elizabeth Fishel


Ya habían pasado más de tres horas desde que Luna se fue, me imagine que estaba en la casa comiendo, tragando helado o horneando galleta. Tirada en el sillón viendo películas donde al final la que supuestamente era la protagonista muere.

Si, hablaba de película sangrienta. Esa las del más allá y todo eso. Porque de amor esa la hacían vomitar.

Todavía no entiendo como ella no engordaba y todavía mantiene una figura de modelo, si come más que nosotras y mucho más cuando se estresa o está nerviosa. Ella siempre me ha dejado en banca rota cuando sale conmigo.

Come mucho.

Los chicos aparecieron media horas después que Luna se fue de la tienda, Star me dijo que llegaba temprano y la vi perderse con John. Cole y yo decidimos dar otras vuelta por el centro comercial, él quería comprarle un regalo a su papá porque ya se aproximaba su cumpleaños así que lo lleve a ver perfumes, reloj o corbata.

Esto de comprarles a los hombres no se me da muy bien.

¿Ósea que se le podía comprar de regalo a un hombre? Corbatas y relojes, era lo único que pensaba en eso de regalo.

—Y si dejamos esto para después. —Comenta Cole aburriéndose de ver tantos reloj carísimos, se me acerca por detrás y me da un beso en el cuello. —Tengo otra cosa en mente. —me susurra al oído, y me entra una curiosidad por saber.

Me doy la vuelta para mirarlo a la cara, donde el enrolla su brazo en mi cintura y yo mi brazo atrás de su nuca. Le regalo una sonrisa.

—Olvídalo. — le sonrió y me aparto de él rápido antes que me bese. Camino fuera de la tienda y siento que nuestras manos se entrelaza, él me está sonriendo y diciendo por favor con su mirada muy dulce.—Vamos a dejar esta cosa en tu camioneta y vamos a donde tú quieras, pues.

— ¡Te va encantar, te lo aseguro!—me dice muy alegre. Después que dejamos las bolsa en la camioneta. El manejo hasta el lago de Treverlin, ya era como la seis de la tarde y se me había pasado la hora del almuerzo sentía mi estómago rugir. — ¿Tienes hambre?—me pregunta estacionando en el aparcamiento, asiento. — Aquí traje algunas hamburguesas de queso. —extiende su brazo hasta el asiento trasero y me las pasa.

Ya habían pasados algunas horas que terminamos de comer, Cole y yo nos bajamos de su camioneta y caminamos hasta el lago. Nos sentamos en una mesa de picnic que estaban cerca de la orilla por lo menos tres metro, me quite las sandalias y comienzo a caminar descalza. Sentí que Cole me agarro por la cintura elevándome hasta estar en su hombro.

— ¡Bájame!—chille, esto me asustaba. El seguía corriendo hasta el lago. — ¡No! ni se te ocurra. —volví a gritar cuando vi su intención.

—Lo siento amor, pero tienes que mojarte. —eso fue todo cuando me lanzo al lago.

El agua estaba muy fría porque ya era de noche, me levante para salí del agua porque en serio estaba muy fría parecía como si le fueran echado más de quinientos barriles de hielo al agua. Mis jeans rojos se habían mojado junto con mi camiseta blanca. Pero Cole me volvió agarrar, pero esta vez me abrazo muy fuerte.

— Te lo dije, te iba a encantar. —se le veía muy contento y antes que le respondiera ya él me ha plantado un beso en los labios, el volvió a colocar su brazo en mi cintura pegándome más a él.

Yo coloque mi brazo alrededor de su nuca y metiendo mis manos en su pelo, se sentía tan suave. Él me besaba apasionadamente y yo lo necesitaba cerca de mí, no podía apartarme de él. Su boca después dejo de besarme y paso a mi cuello, sin separarme de él me aferre más cuando la electricidad me recorrió hasta llegar en mi vientre. El subió su cabeza y su frente chocaba con la mía, mire por su hombro y vi la luna, era hermosa y brillante. Volví a mirarlo.

— ¿Sabes algo?— mi voz salió tan juguetona que no me detuve cuando le sonreí pasando mi dedo índice por sus labios.

Eso labios tan carnosos, lo único que me llevaba era pensar cochinadas de las que leía.

Heeee, ¿nunca se los conté? Uff mala mía.

— ¿Qué?—su labios le susurran a los míos.

—Tengo frio. — él se separa a unos centímetro pensando que le iba a decir otra cosa y me enarca una ceja.

—Dime que es una broma. —su voz no sonaba para nada feliz y lo disfrute por unos segundos.

— Claro, que no cariño. ¡Te amo!—le grite muy alegre y lo volví a besar.

Ya habían pasado diez minutos cuando los dos ya sentíamos mucho frio, salíamos agarrados de las manos. Caminamos hasta el estacionamiento donde estaba la camioneta estacionada de Cole, yo me estaba secando con una toalla que Cole me pasó. Vi que él saco algunas ropa detrás del asiento del conductor y se levantó su camiseta blanca mojada, tirándola en el suelo dentro de la camioneta.

Yo me quede paralizada y temblando del no frio por ver el cuerpazo de mi novio. Eso solo provocó que mis pensamientos perversos surgieran de la nada.

Tenía cuadritos como si hiciera domínales todos los días, yo solo me lo quede mirándolo de pies a cabeza.

O más bien me comí con la mirada.

Él noto que lo estaba mirando y sonrió.

— ¿Qué?

Yo me estaba mordiendo el labio inferior por ver eso abdominales.

—Todo eso es mío.

<<¿Lo dije en voz alta o lo pensé?>>

Me lleve las manos a la boca, cuando note que su sonrisa se amplió. Lo había dicho en voz alta. Me golpeé mentalmente por no haber cayado a mis pensamientos.

— ¡Claro nena!—me responde el todo muy seductor acercándose a mí.

Trague saliva, cuando sentí que tenía la garganta seca cada vez que él se acercaba a mí, hasta tenerme pegada a él.

Ni siquiera me di cuenta que mi espalda estaba pegada a la puerta de la camioneta, hasta que el colocó sus dos brazos a los lados para impedir que saliera huyendo.

—Está roja. —su voz traviesa muy sexy me susurro tan cerca del oído que sentí mis mejillas arde de calor.

¿Cómo no voy a estar sonrojada con gran semental, casi semidesnudo frente a mí?

—Es... Es el frio.

<<Mierda, hasta mi voz salió chillona con lo nerviosa que estaba.>>

Él solo sonrió con burla hasta inclinarse a hacia mí. Por un momento pensé que me iba a besar, así que aquí estaba yo preparándome con los ojos cerrados, esperando el beso que nunca llega porque él se apartó solo para guiñarme un ojo con picardía.

—Sí, debería cambiarte. Esta como un tomate. — y después se alejó.

<<Imbécil.>>

Estaba tan avergonzada que tuve que dejarlo que él se cambiara solo.

<<Esta me la ibas a pagar Cole Bracho.>>

Me deje caer en el muro más cerca que estaba de la camioneta a esperar a Don sexy terminara su papel de chico malo a esta altura.

Lo dudaba mucho, y más que sabía lo que me provoca.

Sentí una briza muy fría, produciéndome escalofrió, me dije a mi misma que estaba mojada. Cuando la vi parada a tan solo cinco metros de mí.

— ¿Luna?—dije incrédulamente, pensé que estaba en casa. La vi y no me lo creí, llevaba un bluson largo blanco por completo con unas cintas doradas por los lados. Me levante e intente caminar hacia donde estaba ella parada. —Luna ¿qué haces aquí y descalza?—me acerque poco a poco pero ella no me respondió, algo en ella se veía todo raro.

Como si no fuera ella.

Sé que cuando Luna está mal viene al lago, pero vestida así, nunca.

— ¡Rous!—me grita Cole y volteo a verlo. —Luna te está llamando necesita que regreses a casa porque se siente mal y no consigue las medicinas. —me quede en shock total, mi cabeza hizo como la chica del exorcista volteando poco a poco hasta que mi mirada se juntó con la de la chica que se parecía a Luna, pero ni siquiera duro un minuto cuando desapareció.

Me asusté mucho y corrí a donde Cole estaba parado, dándome una camiseta de él larga para cambiarme. Él me miraba raro como si no se hubiera dado cuenta, que había pasado algo hace solo unos segundos.

— ¿Que te paso?—suelta la camisa y me agarra por los brazo.

Lo único que se me pasaba por la cabeza, era que ya no quería estar aquí.

Si ella no era Luna ¿quién era?. ¿Era la muerta de su hermana gemela? No creo, es que todo esto debe ser una broma de mal gusto que nos está haciendo él ex de ella.

—Tenemos que irnos, la lunática de la muerta de su hermana se me acaba de aparecer. —le dije pegándome a su pecho.

El me separa para que lo mire a la cara.

— ¡¿Qué?! ¿En dónde?—señale en la dirección donde la había visto.

Él miro a todos lados y me abrió la puerta de pasajero, yo entre y el me cerró la puerta, vi que corrió rápido a lado del conductor y salimos rápido del estacionamiento.

***

Cuando llegue a la casa, todavía estaba un poco asustada.

¿Qué quería ella de nosotros? Todavía no lo sabía.

Pero con razón cuando la llame con el nombre de Luna no me respondió, ¿Cómo era que se llamaba? sé que comenzaba con L pero no me acordaba. Cole en todo el camino me pregunto, si ella se me había acercado o me pregunto algo, le dije que no. Que solo pensaba que era Luna y la vi cómo iba vestida, por si al él también se le aparecía.

Cole entro conmigo a la casa, gritamos para ver si alguien estaba en la casa pero nadie respondió.

—Cariño ¿está seguro que Luna te llamo y te dijo que estaba mal?—le dije entrando a la cocina a montar café. Él me siguió.

—Claro, sonaba muy mal. —dice él sentándose en el mesón.

—Déjame revisar arriba... Está pendiente del café por favor, ya vuelvo. —le digo y salgo de la cocina.

Subo las escalera muy rápido y me dirijo a mi habitación, cuando abro la puerta la luz estaba apagada todo estaba oscuro, busco el interruptor a ciegas en la pared y cuando la encuentro. Enciendo la luz y la habitación se ilumino por completo.

Mi alma se cae en el suelo a ver a Luna tirada en el suelo temblando. Corro hacia ella, cuando la toco esta prendida en fiebre, está temblando.

— ¡Luna! ¿Qué te paso?— la abrazo, ahora sí estoy muy asustada. Tengo que bajarle la fiebre antes que pueda tener otra convulsión o algo más fuerte.—¡Cole!—grito para que él me pueda oír, Luna me agarra la mano y esta vez está temblando más fuerte.—¡Cole por favor ven acá rápido!.—los labios de Luna están tan reseco que casi se puede notar que están a punto de romperse. —Solo aguanta Lu.

— ¿Qué paso?—entra el asustado por la puerta, sus ojos se enfoca en Luna que está temblando. Se acerca a donde estamos.— ¿Que le paso?

—Necesito que entre en el baño y me busque unas pastillas que están sobre el lavamanos y que llenes la tina con agua fría. —le ordeno y siento que mis lágrimas están a punto de salir. Me niego a llorar tengo que pensar con claridad para ayudar a Luna. Cole sale corriendo al baño y escucho el agua caer en la tina, después vuelve con la pastilla y un termómetro. Le doy a Luna a beber la pastilla. —Ayúdame a levantarla, hay que bajarle la fiebre. — el la carga y la mete con cuidado en la tina, ella tiembla y comienza a gritar.

— ¡Me quema!—grita muy fuerte. —¡Ayyyyy!—se levanta rápido de la tina y tengo que usar toda mi fuerza para sumergirla.

Ya está comenzando a delirar.

—¡Agárrala del otro brazo! Tiene que bajar la fiebre. —le ordeno a Cole y el la agarra por el brazo izquierdo, y yo por el derecho. Luna sigue luchando por salir, y algo en su piel me llama la atención. Su piel se está poniendo roja. — ¡Sácala!— le grito y la jalo hacia afuera, Cole me mira y sé que está asustado.

¿Pero qué rayos fue eso?

—Tenemos que llevarla a hospital. —dice él.

Miro a Luna y ella sigue temblado, su piel está volviendo agarra su color. Todo esto se me hace muy extraño, me levanto del suelo y busco en los cajones del baño un tranquilizante. Creo que yo guardaba uno por aquí, mamá siempre me lo daba porque si algunas vez no lograba dormir en la noche, pero nunca lo utilice.

Bingo.

—Agárrala fuerte. —ordeno, él la sostiene. Ella sigue temblando y yo le inyecto el tranquilizante en el brazo izquierdo. Veo que a Luna comienza a calmarse. —Ayúdame a levantarla y volver a meterla a la tina. —le toco la frente y sigue teniendo fiebre.

— ¿Y si su piel se vuelve a poner roja?—sé que está asustado, pero lo necesito conmigo en esto momento.

—No lo va hacer. —le aseguro, él la levanta y la vuelve a meter en la tina. Su piel sigue igual, comienzo a ponerle trapo húmedo en la frente. Miro el suelo y todo está vuelto un chiquero, me pongo a recoger todo. —Cariño espérame abajo necesito cambiarme y seguir intentado de bajarle la fiebre a Lu. —le digo recogiendo el desastre que se ha hecho mientras intentaba calmarla. El asiente y sale.

—Nena, voy a llamar a Star. —me habla del otro lado de la habitación.

—Ok. —comienzo a recoger las toallas del suelo, las medicinas, las paletas de maquillaje.

Le hecho otro vistazo a Luna y sigue durmiendo. Le toco la frente y la fiebre está comenzando a bajar. Me cambio rápido, solo me pongo una licra negra y una suerte rojo. Me hago una cebolla en el pelo y vuelvo al baño a ver cómo sigue Luna.

Esta noche va hacer muy larga.

—Rous dime que no te hizo nada. —su voz sonaba apagada.

¿De qué está hablando? ¿Quién me hizo qué?, debe ser que sigue delirando, la vuelvo a tocar la frente y esta vez esta normal. La ayudo a salir de la tina, envolviéndola en una toalla.

— ¿De qué está hablando Lu?—ella comienza a quitarse la pijama mojada y le paso una seca.

—De lux.

¿Lux? Por eso no me acordaba de su nombre, que nombre tan feo.

—No cariño se fue antes que lo hiciera.

—Ella me amenazo, dijo que si no le daba algo que yo tenía...—paro para colocarse la camisa. —Te iba a matar, yo le dije que no tenía nada. Y fue cuando me dio un dolor de cabeza horrible y caí en el suelo. Llame Star pero no agarro, te llame a ti y tu tampoco, pensé lo peor hasta que Cole me agarro y le dije que por favor se vinieran rápido. —Luna pasa por mi lado y se acostó en la cama.

¿Esa muerta esta lunática o que le pasa?

<<¿Bueno, y los muertos no permanece bajo tierra? Que hace ella por aquí, no me diga que su alma esta como esas leyenda maldita, vagando todavía.>>

—Nena solo descansa, mañana hablamos mejor. —en serio ahorita no quería hablar de esa loca, iba a casi matar a Luna y también a mí.

Luna se acostó y la deje descansar. Baje las escalera y vi a Cole sentado en el sillón, estaba hablando por teléfono.

—Si mamá, yo llego mañana en la mañana. Solo me voy a quedar con unos amigos. —escuche decirle a su madre.

Debe estar hablando con la señora Janel. La señora Janel es muy cariñosa y amable, cada vez que iba hacer la tarea con Cole a su casa siempre me estaba preguntando porque no quería darle una oportunidad a su hijo. Yo solo decía que él era el que no quería dar el primer paso.

Me dirige a la cocina a tomar un poco de agua, y si Cole se iba a quedar necesitaba montar algo de comer y decirle a mi hermano que durmiera con él, porque el cuarto de invitado está hecho un desastre. Así que encendí el microonda y metí una bolsa de palomitas. Mi celular vibro, lo agarre y era un mensaje de mi hermano.

Hero: Hay fiesta en la playa. No vuelvo hasta mañana, me lleve el carro.

Perfecto, lo que me faltaba él nunca me deja la camioneta. Ahora se iba para una fiesta en la playa.

Entonces Cole y yo podíamos dormir en su habitación. Yo solo necesito esconde las llaves del carro para otra ocasión.

El microonda sonó alertándome que ya estaban lista las palomitas. La eche en un cuenco y me fui a sentar con Cole en el sillón, ya él había escogido la película, era de comedia de Son Como Niños. Le pase el cuenco de palomita y el la agarro.

— ¿Nada de Star?—pregunto sentándome más cerca de él.

—Nada. Llame a John, pero el tampoco contesto. —dice metiéndose unas cuantas palomitas en la boca.

—Espero que al idiota no se le allá ocurrido hacer algo más divertido.—sé a qué me refiero.

John es mayor que Star tan solo por dos años y cinco meses. Pero eso no justifica en que pueda llevarse a mi hermana menor a la cama. Lo he visto coquetear con mucha chica y en ocasiones cuando estaba en la casa de Luna veía chica salir de su habitación como si pasaran toda la noche juntos. Cole me regala una pequeña sonrisa picarona y ya sé que sé que estaba pensando.

—No me mires así, ella es menor que él.

—Sí, yo sé. Pero al menos se están divirtiendo. —me suelta una sonrisa pícara y le doy con mi mano en el brazo.

—Él que no se va a divertir esta noche, ese va a ser tú. —le digo levantándome del sillón para ir a buscar a algo de beber.

Cuando siento que me agarra de la cintura y me jalan contra él. Él me tira de espalda al sillón y el queda arriba de mí, me está mirando y tiene esa sonrisa pícara. Me quiero mover, pero me tiene agarrada por los dos brazos.

— ¡Si apenas estoy empezando a divertirme!—baja su cabeza y me da un beso en los labios, pero esta vez no nos estamos besando suave y lento. Esta vez es rápido con fuerza, con deseo. Cole me suelta de los brazo y me jala contra él, poniéndome en su regazo. Yo deslizo mis manos por debajo de su camisa y siento su erección ponerse duro bajo mi licra. Él comienza a pasar su mano suave por mi espalda y un sonido nos aparta. Era mi celular. — Ni lo piense. —dice dándome otro beso, pero el celular vuelve a sonar.

— ¿Qué pasa?—contesto un poco molesta al otro lado de la línea.

—Rous no dejes salir a Luna de casa, estamos persiguiendo a su hermana.

¿Star?

Escuche susurro y arboles moverse.

— ¿Dónde está?—me levante del regazo de Cole y me moví al otro extremo del sillón.

—En el bosque, ando con Cristians y John. —dice otra vez en susurro. —No la dejes salir. —eso fue lo único que escuche y colgó.

— Era Star, está en el bosque con Cristians y John. —le cuento poniendo el teléfono en la mesita.

— ¿Y eso?

—No sé, solo me dijo que no dejara a Luna salir de casa. —me estaba comenzando a preocupar, me moví del sillón y comencé a caminar por las escalera.

Y fue cuando la vi, estaba durmiendo. Eso me tranquilizaba un poco, me dije tranquilizante todo está en tu cabeza. No se va a levantar hasta mañana.

Volví a bajar y esta vez Cole y yo vimos la película. Necesitaba estar alerta, por si Luna intentaba salir de la casa u otra cosa peor.

Asíque adiós cosas divertidas. 

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