✯✯✯✯✯

Miró de reojo hacia el lugar donde Hyungwon estaba siendo atentido quirurgicamente mientras escuchaba aquella risa burlona que por fin reconoció.

— ¿Por qué esa cara, hijo? — intentó ponerle una mano en el hombro pero Wonho lo evitó certeramente — vaya... Así tratas a tu padre... — susurró fingiendo estar pensativo — ah no... Espera... — Wonho lo miró con rabia — no me extraña porque tú me apuñalaste... ¿Lo recuerdas?

Wonho lanzó otra rápida mirada hacia donde estaba Hyungwon y después volvió a mirar al hombre.

— Quiero que te vayas... — masculló — estas muerto y no tienes nada que hacer aquí...

El hombre asintió con fingida seriedad.

— Me iría pero... — sonrió — no puedo... Tú me has retenido pero en cuanto esas mierdas mueran — señaló al pálido Hyungwon inconsciente — mi propósito estará hecho y me iré...

Wonho lo miró con rabia.

— No, no lo harás... — le dio un fuerte empujón — ¡Y yo nunca he deseado estar cerca de mi! ¡Maldita basura asquerosa!

El hombre se rió nuevamente y fingió un exagerado miedo para finalmente volver a reírse.

Y cuando su jodida risa molesta se detuvo miró hacia el cuaderno de dibujo que estaba tirado en el suelo debido a que resbaló de sus manos por el empujón, entonces se agachó para poder tomarlo del suelo y volvió a posicionarse frente a Wonho quien lo miraba fijamente.

Pero en cuanto sus miradas volvieron a encontrarse, el hombre tomó el conocido lápiz de Wonho y sin cuidado lo incrustó en su ojo tal como Wonho lo había hecho años atrás.

Entonces el chico se asustó y retrocedió con un poco de miedo al recordar aquellos trágicos momentos.

— Vaya... Esa no es la reacción que esperaba... — susurró tranquilo repitiendo la espeluznante acción una y otra vez — ¿donde han quedado tus cojones, eh? — se rió mientras miraba a Wonho retroceder en cada paso que daba — el niño de 10 años que me apuñaló si los tenía... Pero ahora fueron arrebatados por esta mierda a la que llamas familia.

De nuevo la sangre de Wonho se encendió y detuvo sus pasos.

— ¡Solo dime qué mierda quieres de mi! — volvieron a quedar frente a frente — ¡¿como es que no te puedes largar y de qué manera te retuve?!

El hombre sacó el lápiz de su ojo y así empapado de sangre lo puso en la mano derecha de Wonho para finalmente abrir el libro en la primera página y sonreír.

— Heredaste mi don y eso es seguro... — susurró — pero pasaste por alto el pequeño detalle de que me diste vida aquí... — señaló el primer dibujo hecho con sangre que había hecho en aquel cuaderno donde aparecía él, Hyungwon y una sombra — es como un deja vu ¿no crees? — sonrió complacido — pero como había pasado tanto tiempo y mi cuerpo ya no estaba... Tenía que alojarme en alguno... — miró a Wonho — y fuiste tú... ¡Tú usaste mi sangre para hacer el maldito dibujo de esta libreta al usar este puto lápiz!

Wonho miró el lápiz en su mano y sintió unas horribles ganas de llorar al notar su error.

— Está manchado... — susurró con la voz rota mirando hacia el suelo — el libro, el lápiz, el dibujo... Todo está manchado tu sangre, con la jodida maldición tuya... — levantó su mirada lentamente — ¡Con la sangre de un asesino!

El hombre le sonrió.

— Bingo... — cerró el libro — así que mientras tus dibujos estuvieran en este libro y se hicieran con el arma que me quitaste la vida, me diste potestad sobre ellos... Es muy lindo ¿no crees? —le dio una palmadita en el hombro — somos iguales, somos uno, somos asesinos...

Wonho apartó la mano con rabia.

— No... ¡Yo no soy como tú! — sollozó con las lágrimas de enojo rodandole por las mejillas — ¡Tu y yo no nos parecemos!

El hombre se acercó a él y lo obligó a girar para que viera directamente hacia donde estaba Hyungwon.

— Mira Wonho... — susurró — mira lo que has hecho y luego dime si no eres como yo...

En ese momento sintió su voz desvanecerse y se hizo un silencio que lo obligaba a escuchar lo que pasaba realmente en aquella sala.

— ¡Dios, Dios, Dios! Por favor alguien estabilice sus signos vitales... — gritó el doctor al ver la pantalla que estaba al lado de la camilla — aún podemos...

Una enfermera que estaba pasandole lo necesario para la cesárea se veía muy asustada y otras personas parecían hacer cosas muy importantes.

— Temperatura 36,7 y descendiendo — susurró otro enfermero — frecuencia cardíaca a 80 y descendiendo...

El doctor asintió con preocupación mientras rompía la suave piel del abdomen del delgado y Wonho sentía su corazón quebrantandose.

— Mira lo que le has hecho... — susurró cerca de su oído y lo soltó — esta vez no puedes ayudarle...

Wonho miró el lápiz, abatido por lo que estaba sintiendo entonces cerró los ojos recordando los hermosos momentos que había vivido con Hyungwon.

Todo había sido muy lindo, pero era el momento para redimirse por su error.

— Somos uno... — susurró y se dio la vuelta para ver al hombre — como el yin y el yang ¿no?

El hombre asintió complacido y se acercó a él.

— Exacto hijo, así... — le dio una palmadita en el hombro — yo parecía malo pero he venido a librarte de esta condena a la que llaman familia y tú parecías bueno pero me apuñalaste... — soltó una risita — pero me alegra que aceptes lo que eres... — en ese momento fuego comenzó a brotar de las manos de Wonho, como siempre pasaba hasta que se extendía por todo su cuerpo — eres como yo, eres fuego, eres un ases...

— Si somos uno yo también puedo controlar esto... — soltó con molestia desconcertado al hombre — yo también tengo autoridad sobre lo que va a pasar en estas visiones de mierda...

Cerró los ojos con fuerza y continuó pensando en Hyungwon, en su hermosa sonrisa, en lo lindo que se miraba frente al espejo llevando un seguimiento del crecimiento de su pancita y en aquellos momentos donde decía que lo amaba.

Entonces un fuerte viento se hizo presente obligando a su padre a retroceder varios pasos y antes de que pudiera darse cuenta, estaban en la azotea donde una lluvia torrencial comenzó a caer sobre ambos, apagando el fuego al instante.

El hombre miró a Wonho con mucha ira.

— ¿Qué piensas hacer maldito cobarde? — se rió aún debajo de la fuerte lluvia — esto ya está dado... Mírate... Se está cumpliendo.

Wonho sintió la sangre correr desde dentro de su nariz escurriendose por su ropa para ser finalmente lavada por el agua que caía.

— Nada está dado, ni siquiera tus planes se lograron en el pasado, maldito fracaso... — soltó con firmeza — mírate, muerto por culpa de tu propio hijo de 10 años de edad y creyendote más fuerte que nadie... Das asco.

El hombre se quedó frente a él, ardiendo de enojo y de repente volvieron a estar en la sala donde estaba Hyungwon.

Pero Wonho sabía que ese era su punto débil, así que no le iba a dejar las cosas tan fácil.

Volvió a tomar el control de sus pensamientos y se centro en hacer que la visión se siguiera desarrollando de regreso en la azotea.

— Ya no vas a controlarme... — susurró apretando los ojos ante el fuerte dolor de la sangre escurriendose de su nariz — ya no...

En ese momento tomó el lápiz que mantenía en su mano derecha y lo clavó directo en su antebrazo izquierdo donde no tardó en tirar de él para hacer un corte limpio de una longitud de varios centímetros.

Gritó ante el dolor pero el filoso lápiz continuaba rompiendo su piel y el interior del antebrazo ya se había convertido en una filosa navaja.

El hombre lo miró y se acercó a él.

— ¡¿Qué demonios haces?! — Wonho levantó su mano derecha y gracias a que podía controlar la visión, no le permitió seguir avanzando — ¡Hijo de perra!

Wonho se arrodilló en el suelo mientras miraba la sangre brotar de su herida para finalmente ser lavada por el agua de lluvia y lloró.

— ¿Alguna vez escuchaste el dicho... — sollozó abriendo el libro en la última página donde estaba el precioso dibujo de Hyungwon con el bebito en brazos — ese dicho que dice que... — volvió a sollozar — que una vez que el perro muere se acaba la rabia? — sonrió con dolor — pues hoy vas a irte... Y yo también...

Con mucha dificultad tomó la navaja empapada de sangre que no se limpiaba con el agua y volvió a convertirse en un lápiz en sus manos, así que lo puso lentamente sobre el papel que por alguna razón tampoco estaba mojandose, pero seguía cambiante.

— ¡Eres estúpido! — gritó el furioso hombre — ¡te iras conmigo al infierno!

Wonho ignoró las palabras que escuchaba de fondo y aunque su visión comenzó a tornarse borrosa, dibujaba lo más rápidamente que podía.

— Soy inocente... — susurró para él mismo — y ellos también lo son... — sollozó mirando el dibujo — son puros como el agua... Y el agua limpia la suciedad, lo malo, lo feo... El agua apaga el fuego... — volvió a sollozar — y ya que soy yo quien controla esto... Si alguien en este dibujo que debe morir... Soy yo.

Entonces miró fijamente su retrato dibujado con su propia sangre y volvió a llorar con fuerza por culpa de la impotencia que sentía.

Quizá eso sería lo más parecido que estaría de tener una familia, verse en un maldito dibujo.

— ¡Imbécil! — posó su borrosa mirada sobre aquella silueta que le gritaba — ¡No puedes cambiar el destino!

Entonces sonrió débilmente entre lágrimas.

— Yo no lo he cambiado... — volvió a sonreír — él es demasiado fuerte como dejarse morir tan fácilmente... Yo sólo lo aparté del peligro... Así que... — sintió un terrible escalofríos y miró fijamente a su padre con una sonrisa — nos vemos en el infierno, papá...

Y sus últimas fuerzas se desvanecieron.

La visión acabó y volvió al mundo real, pero no había mucha diferencia entre ambas ya que se encontraba en la azotea y sosteniendo ambos objetos en la mano siendo inevitablemente empapados por la fuerte lluvia. 

Entonces cayó inconsciente muy cerca del filo de la azotea y de su mano rodó el lápiz de su madre que tanto había cuidado durante años y cayó del edificio rompiendo entre ambos una conexión profunda, hasta que finalmente cayó al fondo de un pequeño estanque que había por ahí perdiendose de su vida para siempre.

Y entonces se quedó allí, debajo de una lluvia torrencial, inconsciente y sin saber el estado del resto de su pequeña familia con la esperanza de que aunque no fuera él, alguno de su familia sí pudiera salvarse de aquella maldición a la cual los había metido sin saber.

Pero la vida es así, frágil como un papel que puede romperse en cualquier momento.

-----🖤-----

Buenaaaaas
Esto está fuerte.

Solo venía a decirles que el próximo cap es el final y que muchas gracias por seguir aquí.

Hasta pronto
🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top