✮✮✮✮
Lanzó una piedrita más hacia la blanca espuma que formaban las pequeñas olas del mar en aquella tarde donde los rayos del sol pintaban colores extraordinarios en el cielo.
Suspiró mirando el atardecer, era sencillamente precioso, pero por alguna razón no podía dibujarlo en su vieja libreta.
Miró una vez más hacia el folio en blanco y decidió pensar en alguna manera de plasmar esa imagen allí.
No es que se sintiera inspirado a dibujar, pero estar sin Hyungwon era demasiado aburrido tomando en cuenta a que ya se había acostumbrado demasiado a estar con él.
También llegó a sentirse un poco triste porque se suponía que esa noche tendrían que celebrar su primer aniversario, pero no iban a poder debido al excesivo trabajo de Hyungwon.
La culpabilidad lo invadía ya que la mayoría de las cuentas se pagaban del salario del más joven, mientras que él seguía intentando ingresar a una empresa para desempeñar un trabajo de oficina con el cual pudiera ser el proveedor principal, pero por diversos factores, su oportunidad aún no llegaba.
Así que tenía que conformarse con dos trabajos de medio tiempo y con soportar la ausencia de Hyungwon cuando tomaba él solo algunos contratos importantes.
Volvió a suspirar, pero esta vez con tristeza y recogió tres piedritas en su mano.
Comenzó a jugar con ellas en su mano izquierda y en ese momento una ola de inspiración lo golpeó, así que sin perder más el tiempo apretó las piedritas y con su otra mano tomó el lápiz, que era reliquia de su madre y lo puso sobre el papel.
Como en todo dibujo, iba a comenzar a trazar algunas líneas de boceto, pero en cuanto el lápiz tocó el papel, ocurrió por segunda vez aquel extraño fenómeno donde no podía controlar su cuerpo.
Sus ojos se cerraron automáticamente y sintió como si cayera en un vacío enorme.
Los latidos de su corazón aumentaron su ritmo exageradamente y aunque su boca intentó gritar, no pudo mascullar nada más que un grito ahogado en su propia garganta.
En un par de segundos, sus ojos se abrieron con una tortuosa lentitud y se miró a sí mismo en medio de un numeroso grupo de personas, en algún lugar en un enorme edificio.
Al principio se sintió extrañado, sobre todo porque la movilidad había vuelto a su cuerpo, avergonzado decidió caminar para encontrar alguna salida del lugar, pero al encontrarse inesperadamente de frente con alguien ocurrió algo terrible, esa persona simplemente traspasó su cuerpo.
Su miedo aumentó tanto que ni siquiera pudo gritar, solo corrió a la primera puerta que vio, pero tal como lo imaginó no podía salir de allí.
— Te ves como un tonto... — de nuevo aquella jodida voz proviniendo de algún lugar desconocido.
Miró a su alrededor y ninguna de las personas que estaban allí parecía verlo.
— ¿Qué demonios quieres de mí? — gritó asustado — ¿por qué me haces esto? ¿Qué hago aquí?
Por breves instantes recibió a cambio un infernal silencio, pero fue roto un par de minutos después.
— ¿Acaso no recuerdas nuestra última conversación? — se estremeció al escuchar el susurró casi detrás de él, pero era jodidamente imposible que proviniera de allí ya que él estaba literalmente contra una pared — te dije que después de las líneas habían muchas cosas por revelar...
Recuerdos confusos de aquella extraña experiencia vinieron a su mente, así que comenzó a sentirse mareado.
Flexionó sus rodillas hasta quedar totalmente sentado en el suelo mientras se agarraba la cabeza y apretaba los ojos con fuerza.
— Tranquilo Wonho... — susurró para sí mismo — esto no es real, esto es producto de tu imaginación, esto no es real, no hay nadie hablándote...
Pero de repente escuchó una fuerte risa que por algunos momentos le resultó extrañamente familiar.
— Así que quieres que esto sea más real... — abrió sus ojos y miró a su alrededor por puro instinto, pero no había nada distinto a lo que ya había visto antes de cerrarlos, hasta que sintió un suave toque de dos dedos sobre el lado izquierdo de su cabeza — si es lo que quieres...
Al sentir el tacto se volteó dispuesto a golpear a quien sea que estuviera tocandolo, pero en cuanto se dio la vuelta de nuevo no había nadie y un horrible sonido agudo se posó en su oído izquierdo.
El pitido aumentó de intensidad y se llevó una mano hacia el oído como si eso fuera a calmar su dolor.
Dolía, dolía en demasía llegando incluso a marearlo e inmovilizarlo nuevamente.
De pronto sintió un líquido caliente sobre la mano que cubría su lado izquierdo y se dio cuenta que era sangre, su oído dolía tanto a tal punto de sangrar.
Entonces reunió todo el valor necesario para poder hablar y soltó un fuerte grito.
— ¡Detente! ¡Te creo, te creo, te creo! — soltó con todas sus fuerzas mientras apretaba sus ojos y su mandíbula ante el insoportable dolor.
Pero entonces hubo silencio y el dolor pareció desaparecer al instante, entonces abrió sus ojos nuevamente y se encontraba en la misma habitación, pero esta vez justo a unos cuantos pasos de distancia estaba Hyungwon, su Hyungwon.
Wonho lo miró en silencio y notó que estaba hablando con personas que parecían importantes, así que se puso de pie y caminó hacia él sabiendo que no estaba realmente frente a él.
Se quedó en silencio por más tiempo y comenzó a escucharlo con atención, Hyungwon hablaba con fluidez acerca de enormes proyectos, trabajo interesante y parecía tener convencidos a aquellos hombres de traje que lo escuchaban atentamente.
Pero su sonrisa se borró de un momento a otro y se llevó una mano a la frente mientras se tambaleaba.
Wonho miró con preocupación la escena y aunque por instinto intentó detenerlo, no pudo, sin embargo la gente que acompañaba a Hyungwon lo sostuvieron para evitarle una aparatosa caída al suelo.
Las personas a su alrededor se acercaron y comenzaron a interrogar al delgado acerca de su salud, pero él simplemente sonrió y se disculpó con la excusa de que había comido muy poco y que necesitaba dormir.
Wonho miró a su alrededor con mucha molestia al ver en el rostro de todas aquellas personas que creían en esa farsa, sin notar que el rostro de Hyungwon seguía igual de pálido que los folios de su libreta.
— Es mentira... — susurró mirando como Hyungwon se despedía de los demás con una sonrisa — ¡Es mentira! ¡¿Cómo pueden creerle?! — gritó inútilmente — ¡Ayudenlo!
Frustrado, su mirada viajó hacia el delgado quien se tambaleó hacia el baño y se mojó la cara con rapidez.
Pero inevitablemente el color pálido volvió a su rostro y corrió hacia uno de los cubículos, devolviendo lo único que había probado en todo el día.
Wonho lo miró con frustración.
— ¡Tú, quien seas! — gritó hacia el aire — ¡sácame de aquí! Necesito llevarlo a casa...
Continuó mirando con tristeza como Hyungwon devolvía lo poco y nada que había en su estómago.
— Es irónico ¿no crees? — escuchó la vagamente familiar risa — les gritas a los demás que no le crean que está bien, pero incluso tú que vives con él lo has creído de su boca...
Wonho frunció el ceño.
— Me importa una mierda — gruñó — sácame de esta tontería, tu y yo podremos tener nuestras divertidas charlas en otro momento.
De nuevo aquella irritante risa se escuchó con claridad.
— ¿Por qué? Yo estoy divirtiendome mucho... — susurró.
Wonho ignoró lo último que aquella voz le dijo y siguió a Hyungwon hasta la salida de aquel enorme edificio.
El delgado comenzó a caminar, sosteniendo su maletin con dificultad y temblando sin razón alguna.
— ¡Sácame de aquí! — gritó con desesperación.
Siguió caminando al lado del débil Hyungwon intentando reconocer la calle por donde iba.
— ¿Recuerdas lo que te dije acerca de las líneas? — el tono de voz fue diferente esta vez.
Wonho se estremeció ante la severidad de las palabras, sin embargo se tomó las cosas con calma.
— Sí recuerdo todas esas mierdas del dibujo — gruñó sin despegar su mirada de Hyungwon — no tengo alzheimer.
Un largo silencio se hizo presente.
— El marcó un par de líneas... Por su culpa eres un asesino... — Wonho frunció el ceño — ¿A cuantas personas mataste Hoseok?
El miedo se convirtió en molestia.
— No te atrevas a acusar a Hyungwon de tal atrocidad y menos a mi... — susurró — yo no soy ningún asesino, solo me defendí.
— ¿Cuál es la diferencia? — escuchó una risita — tu madre murió por tu culpa que también fue culpa de ese niño, mataste a tu tío y también a tu propio padre... — Wonho tapó sus oídos en un intento desesperado por acallar aquella voz — y ahora el número aumenta...
La preocupación creció en su pecho.
— Te equivocas... — susurró.
Entonces de nuevo aquella jodida risa.
— No, tú te equivocas... — en ese momento Hyungwon detuvo sus pasos y volvió a llevar su mano a su frente mientras se tambaleaba — esta noche alguien no llegará a casa...
Los ojos de Wonho se abrieron en demasía al ver como el delgado cuerpo de su pareja caía desplomado sobre la calle que estaba cruzando.
Corrió hacia su lado, pero tal como se lo imaginó, no podía tocarlo.
— ¡Hyungwon! — gritó — ¡Hyungwon, levántate! — en ese momento las luces de un auto hicieron su aparición a una cierta distancia y sus desesperación aumentó — No... ¡No! — se puso de pie y corrió en dirección al auto que venía — ¡Mírame y detente! ¡Mírame! ¡No le hagas daño!
Pero su distraído conductor estaba tranquilamente cambiando música en el reproductor.
El auto se acercaba a una velocidad moderadamente alta y jamás en su vida se sintió tan impotente.
Comenzó a llorar y sus lágrimas empapaban sus ojos sin que pudiera hacer nada.
Entonces el auto avanzó hacia él y solo pudo cerrar sus ojos con fuerza.
Y entonces volvió a su cuerpo.
Su celular comenzó a timbrar muy cerca de su oído izquierdo y cuando abrió los ojos se encontró dentro de su propia casa, tirando en el suelo y empapado de la propia sangre de su oído y de su nariz.
Al instante recordó lo que había visto antes de volver a su cuerpo y cogió la llamada sin esperar un segundo más.
— ¿Hola? — susurró agitado mientras buscaba sus llaves.
Hubo un corto silencio desde el otro lado de la línea.
— Disculpe, este es el número de emergencias que tenía el señor Chae Hyungwon en su billetera... — el corazón de Wonho dio un vuelco al escuchar eso — lamento llamar, pero tengo un par de malas noticias...
Sus piernas flaquearon y cayó sentado en el suelo, donde su propia sangre había empapado la alfombra.
En momentos así no importa buscarle respuestas a las preguntas, solo quieres devolver el tiempo y desear que las cosas malas no sucedieran.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top