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Había una sala blanca, enorme y vacía.
Alguien lloraba, su llanto no era fuerte sin embargo era constante y cansado, un severo ejemplo de frustración.
Y entonces, en medio de aquella soledad y de aquel cuerpo que abrazaba sus propias rodillas, reconoció esos bellos ojos grisáceos, enrojecidos totalmente por el irritamiento.
— Wonho... — susurró — Wonho ¿por qué lloras? — preguntó, sin embargo sus palabras no parecían ser escuchadas y se perdían en el eco de la vacía habitación, sin poder hacer nada más — Wonho...
El llanto comenzó a cesar y en ese momento el cuerpo pareció desplomarse lentamente en dirección al suelo, soltando automáticamente de sus manos, el lápiz que sabía que Wonho amaba.
Intentó acercarse pero no le era permitido a pesar de su preocupación y sus gritos.
Y fue entonces cuando comenzó a ver una fina línea de sangre provenir del inerte cuerpo, más precisamente de aquel precioso rostro que ya no podía ver.
Estaba asustado, desesperado, preocupado y sobre todo alterado al ver la escena que tenía delante suya.
Y cuando la linea de sangre llegó a tocar sus pies, se sobresaltó en la cama de Wonho y despertó muy agitado por su reciente pesadilla.
Pero luego miró a su alrededor y supo que contrario a su pesadilla, todo estaba bien.
Estaba en casa de Wonho, en su cama, usando una de sus camisas y ya era muy tarde, pero todo estaba bien.
En ese momento Wonho ingresó a la habitación y sonrió al verlo despierto.
— Buenos días bello durmiente... — susurró y tomó asiento a un lado de la cama — pareces agitado ¿te encuentras bien?
Hyungwon asintió levemente.
— Estoy bien... — sonrió — gracias... — Wonho asintió mientras él se bajaba de la cama — tú... ¿Despertaste hace mucho? — susurró notando en Wonho la bonita mirada de siempre con sus ojos marrones y suspiró aliviado al pensar que la pesadilla era sólo una pesadilla.
— En realidad si, digamos que tuve un problemilla mientras dormía y me preocupé un poco... — se rascó la cabeza y Hyungwon lo vio preocupado — tuve una pequeña hemorragia de nuevo, hablé con mi mamá y estaba como loca así que para evitar que tomara un avión, le dije que iría al doctor contigo... ¿Podrías acompañarme?
Hyungwon se quedó pensativo un par de segundos y finalmente asintió mientras se levantaba de la cama.
— ¿Puedes... — se rascó el cuello nervioso — llevar el libro para dibujo? — Wonho frunció el ceño y asintió sin ver problema alguno para ello.
Hyungwon sonrió tranquilo, pero dentro de él habitaba una preocupación enorme que estaba a punto de descubrir.
...
Sorbió un poco del café que llevaba en su mano, mientras miraba a Hyungwon apreciar con detalle las flores de aquel lugar por donde estaban pasando.
— Son muy hermosas... — susurró Hyungwon tocando un pequeño ramo de flores de un arbusto — también huelen delicioso... — acercó su nariz a las vistosas flores y luego acarició su mejilla con ellas.
Entonces aquella inexplicable sensación se apoderó de Wonho una vez más.
Se sentó en la banca del frente y sacó su libro de la mochila, casi con desesperación.
— Hyungwon no te muevas... — susurró, entonces Hyungwon borró su sonrisa y lo miró fijamente, era el momento de descubrir lo que pasaba.
— ¿Vas a dibujar? — Wonho lo miró y asintió dejando expuesta su mirada donde indudablemente sus ojos estaban grisáceos nuevamente.
Hyungwon quizo decir un millón de cosas, asustarse o gritar, quizá también alejarse.
Pero en cuanto tuvieron contacto visual perdió toda su fuerza de voluntad, como si fuera controlado, quizá por Wonho o por algo más.
Pero simplemente no pudo alejarse y en un par de minutos, cuando Wonho terminó con el hermoso dibujo junto a las flores, sus memorias eliminaron automáticamente el recuerdo de que alguna vez tuvieron sospechas de que algo raro estaba pasando.
Wonho olvidó el dibujo de la primera página y Hyungwon olvidó sus sospechas de la mirada grisácea.
Entonces los ojos de Wonho volvieron a su color marrón natural y ambos continuaron tranquilos.
Como si solo hubieran hecho una parada en el camino.
...
Volvió a limpiar una vez más la sangre y lo revisó de nuevo.
— Es extraño, la sangre sólo fluye sin motivo aparente... — susurró el doctor — quizá debería darte un par de medicamentos para... — detuvo sus propias palabras al notar como la hemorragia se detenía milagrosamente sin hacer nada.
Ambos jóvenes miraron al doctor.
— ¿Lo ve Doc? Seguro solo es alguna secuela por... — hizo una pausa intentando hacerle recordar a su médico el estado en el que se encontraba cuando lo encontró su nueva familia — por el pasado...
El doctor asintió.
— Seguramente, aunque podría firmar un documento para que puedas hacerte un par de exam... — Wonho se bajó de la camilla negando.
— No doc... — volvió a poner su abrigo y le regaló una sonrisa al viejo hombre mientras terminaba de limpiar el rastro de sangre de su cara — así estoy bien, tranquilo...
Agradeció con una reverencia y salio del consultorio junto a Hyungwon, quien no tuvo el valor de opinar en nada.
— Deberíamos buscar algo para cenar... — susurró sintiendo su estómago arder — ¿que te parece un poco de ramen? — sonrió y miró hacia Hyungwon, quien se mantenía totalmente ensimismado y pensativo — ¿te sientes bien?
No hubo respuesta alguna de parte del menor, entonces Wonho tocó su hombro para llamar su atención.
— Oh, perdona... — susurró Hyungwon — ¿decías algo?
Wonho asintió.
— Si, sobre la cena... Quería saber si te apetecía algo... — sonrió y Hyungwon negó.
— Yo... — miró a Wonho fijamente mientras detenía sus pasos — debo volver a mi casa...
Entonces Wonho también detuvo sus pasos.
Aquellas palabras habían caído sobre sus hombros como una pesada carga con la cual ninguno parecía ser capaz de soportar.
Apenas se habían reencontrado, pero pasaron juntos todo el tiempo desde ese momento y separarse parecía algo realmente cruel, aunque era lo más lógico.
— ¿Tú... — se rascó el cuello sintiendo desesperación momentánea — de verdad debes irte? Es decir... — intentó seguir soltando excusas al azar para detenerlo, pero no sabía que más decir y su desesperación aumentaba.
Hyungwon asintió levemente.
— Bueno, eso sería lo... — ni siquiera pudo terminar la frase cuando los suaves labios de Wonho estaban acariciando los suyos con un beso totalmente delicado.
En cualquier situación normal, se hubiera sentido totalmente sorprendido, pero por algún motivo que no comprendía, en ese momento se sentía natural.
Rodeó el cuello de Wonho lentamente y terminó correspondiendo por segunda vez a aquellos apetecibles labios de los cuales había estado enamorado desde pequeño.
Y entonces el besó culminó con un par de besitos pequeños mientras aún se mantenían unidos en un abrazo.
— Quédate conmigo Hyungwon... — susurró Wonho, provocando que Hyungwon abriera los ojos y volviera a encontrarse con aquellos potentes ojos grisáceos que estaba aprendiendo a amar sin saber que se escondía detrás de ese misterio — sé que quizá te suene extraño, absurdo e incluso estúpido — sonrió hacia Hyungwon — pero por favor no te alejes de mi... Me siento desesperado solo de saber que no estarás a mi lado por un par de horas... — buscó algún tipo de respuesta en la mirada de Hyungwon.
Era verdad.
Era estúpido, era absurdo y muy extraño.
Pero era más extraño sentirse de la misma manera, necesitado de convivir con un tipo que tenía hemorragias nasales recurrentes sin sentido alguno, que sus ojos cambiaran su color casi a su antojo y que cuando eso pasaba, parecía que ambos eran controlados por algo o alguien más, sobretodo era tan extraño sentir que ese misterio no era importante.
Suspiró sin despegar sus miradas.
Quería volver a decir mucho, pero al igual que en la anterior ocasión, sentía que no tenía control de si mismo, de su boca o menos de su mente.
Así que simplemente acortó la distancia y devolvió aquel cálido beso que se le había otorgado minutos atrás, todo eso en confirmación de que quería quedarse aunque no supiera muchas cosas.
Era como si se tirara de cabeza a un vacío en el cual no sabía lo que le esperaba en el fondo, pero aunque fueran almohadas o rocas, quería hacerlo, quería amar y sentirse amado.
Su pequeño beso terminó sin prisas y ambos sonrieron al tenerse así de cerca.
Pero Hyungwon se separó repentinamente y comenzó a correr mientras se reía.
— ¡El que llegue de último paga la cena! — tomó ventaja durante varios segundos, pero Wonho venía siguiéndolo muy de cerca, también riendo tranquilamente.
Ambos atravesaron el pequeño parque por donde habían cruzado un par de momentos atrás, pero esta vez no se detuvieron.
Si tan solo Hyungwon hubiera visto las flores marchitas, hubiera entendido que estaba jugando con fuego.
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