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Sacando coraje de donde no había y aún con sus pequeñas manos atadas se abalanzó con dificultad hacia enfrente, por culpa de la velocidad que el auto llevaba en dirección al río.
Entonces pasó sus manos por encima del asiento del conductor y mucho antes de que el hombre pudiera hacer algo, se empujó poniendo sus pies en la parte trasera del asiento, para que la cuerda que mantenía atada sus manos, hiciera presión sobre la garganta del hombre que iba conduciendo.
Al sentir la fuerte presión ejercida sobre su garganta, el hombre automáticamente puso sus manos sobre las de Hoseok intentando apartarlas, llegando incluso a enterrar sus uñas en la pálida piel del niño.
Pero él estaba llorando de rabia, no podía permitirse ser débil en un momento como ese donde el cuerpo de su madre yacía frío a su lado.
El hombre comenzó a entrar en desesperación y perdió definitivamente el control del auto en marcha.
Estaba llorando por la falta de oxígeno y Hoseok no quería detenerse pese al peligro que estaban enfrentando ambos, pues sabía que salvarse era equivalente a salvar al hombre que quería asesinarlo.
Cuando vio que el auto se acercaba sin ninguna dificultad a aquel pequeño borde de tierra que era lo único que se interponía entre lugar seguro y un profundo río, entonces sintió miedo.
Pero no había nadie que pudiera refugiar lo ahora, así que sin soltar su fuerte agarre cerró los ojos y comenzó a llorar, muy triste recordando en pocos segundos como aquella tarde de su cumpleaños la había pasado muy feliz por recibir el regalo que su delgado amigo le había hecho.
No volvería a verlo nunca más y le dolía.
Y entonces sucedió.
El auto impactó con mucha fuerza en el borde provocando que los tres cuerpos dentro de él, se columpiaran exageradamente hacia adelante.
El hombre inconsciente se abalanzó contra el volante sin ninguna dificultad, arrastrando consigo a Hoseok, quien mantenía sus brazos envueltos alrededor d ella garganta del hombre.
Entonces se golpeó la nariz contra el asiento del conductor y cerró sus ojos a causa del dolor.
Pero una hemorragia nasal no era su mayor problema.
El auto comenzó a descender lentamente hacia adelante, estando básicamente a nada de caer dentro del profundo y caudaloso río.
Su corazón golpeteaba con fuerza dentro de su pecho, pero no podía liberarse, el cuerpo de su inconsciente (y probablemente muerto) tío, mantenía sus brazos aprisionados contra el volante.
Intentaba tirar de él hacia atrás, pero la posición en la que se encontraban y su poca fuerza sumada a la ley de gravitación universal, no le ayudaban.
Pero el auto terminó de balancearse e inevitablemente cayó del borde y comenzó a hundirse.
Hoseok estaba desesperado, pero su instinto de supervivencia no pensaba rendirse, así que pensó rápido y notó que las ventanas del auto estaban abiertas.
Supo que si sabía controlar la situación, eso podía jugar a su favor, pero si no se daba prisa, podía asegurarle la muerte.
Hiperventilando, observaba como el agua comenzaba a cubrir su entorno mientras el auto era succionado.
Esperó, preparando sus agitados pulmones y cuando vio que el agua comenzaba a cubrir la cabina delantera con rapidez, entonces tomó una buena bocanada de aire y el agua lo cubrió.
Fue entonces cuando el peso muerto del cuerpo de su tío dejó de ser algo con lo que no podía lidiar.
Sacó sus manos rápidamente y se dispuso a salir, pero no pudo hacerlo sin antes hechar un último vistazo a aquel cuerpo que en vida perteneció al de su madre.
Y su pecho dolió nuevamente.
Con mucha dificultad y con poco oxígeno, logró empujarse a través de la ventana para salir del auto.
Y aunque sus manos estaban atadas, pataleó nadando como un perro para poder salir a flote, que afortunadamente no estaba tan lejos de la superficie.
Se agarró de un par de raíces de algún árbol que estaba a la orilla, mientras intentaba recuperar el aliento.
Pero mucho antes de que pudiera hacerlo sintió un fuerte dolor en su cabeza y sintió como alguien estaba tirando de sus cabellos, a tal punto de sacarlo del agua agarrando únicamente esa delicada zona.
Y más allá de estar agradecido, estaba decepcionado y molesto con la vida, cuando la cara que apareció frente a él fue la de su padre.
— ¡¿Qué hiciste maldito mocos hijo de puta?! — el hombre que aún lo sostenía por el cabello, lo lanzó contra el camino de tierra que había en el lugar provocandole varios raspones en diversas partes de su cuerpo — ¡Le dije a ese imbécil que debía matarte!
El hombre sacó un puñal ensangrentado y se abalanzó contra él, pero como pudo se arrastró por el lugar.
Pero no fue suficiente porque el hombre contra atacó y aunque no logró su objetivo, le provocó una herida en una pierna que seguramente dejaría una cicatriz.
El hombre lo dejó que se arrastrara un poco por el lugar, manteniendo una sonrisa cínica en sus labios.
Y fue en ese momento que Hoseok pudo visualizar algo que no le agradó, el amado bolígrafo que su madre usaba en el bar donde trabajaba, estaba en la bolsa de la camisa de ese señor.
Y de nuevo una incontrolable rabia lo invadió, estaba cansado, herido, destruido emocionalmente y quería acabar con todo.
Tanto tiempo deseando que su madre lo dejara usar el maldito bolígrafo para dibujar algo y que ahora esté señor simplemente se lo llevara después de haberla asesinado e intentar asesinarlo a él, le parecía algo digno de un desquiciado.
Lentamente se puso de pie y el hombre rompió en una carcajada.
— Aww pero mira que tierno... — puso una fingida cara de ternura — el nene es un valiente ahora... — se rió mientras el lo miraba fijamente — la verdad no me sorprende, eso debiste heredarlo de mi...
Pero antes de que el hombre pudiera terminar con su alardeo, Hoseok ya se había abalanzado contra él, haciéndole perder el equilibrio.
Estaba cansado de ser pisoteado.
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