Capitulo 24 (Parte 3)
No tenía ganas de hacer absolutamente nada excepto repetir la palabra "Marcos" en mi mente y algunas veces en voz baja. Muchas veces las enfermeras me traian algo de comida, como sopa, algunas verduras y algo de proteina. Me decían que si no comía mi recuperación se iba a prolongar durante algo más de tiempo. Para ese entonces no me importaba demasiado, solo quería ver a Marcos otra vez y pensar que lo que estaba viviendo era simplemente un mal sueño. Solía comer en la noche ya que de esa manera evitaba que me vieran comer las enfermeras, siempre deteste que me vieran comer directamente.
El día siguiente mi padre llegó al hospital, aparentemente las enfermeras se pudieron contactar con él gracias a mi tarjeta de identificación que llevaba en mi bolsillo. Tenía su tipica ropa del trabajo, ya saben, esa camisa con dos bolsillos junto con su pantalón y esos zapatos sinteticos.
—Hola Ash, ¿Cómo estás? —me dijo aquel señor que no sabía si seguirlo llamando papá. Se le notaba algo aliviado de que estuviera bien. Esperaba que estuviera enojado conmigo, pero él ya se había enterado de lo de Marcos, así que decidió simplemente no hablar conmigo. El es estremadamente respetuoso cuando se trata de estas situaciones
Decidí simplemente no responderle, al fin y al cabo no quería hablar con él, con nadie realmente.
—Si necesitas algo, sabes que puedes llamarme —dijo mientras se dirigia hacía la puerta para salir, me daba un poco de rabía que nisiquiera fuera de pedir un día libre para pasarlo junto con su hija —Lo siento —dijo en voz baja mientras bajaba ligeramente la cabeza para después abrir la puerta y salír de la habitación
Algunos días después por fin me dieron de alta del hospital. Afortunadamente tiempo antes del funeral de Marcos. El solía ayudar con la limpieza de una iglesia que quedaba cerca del apartamento de él, así que esa iglesia en agradecimiento decidió hacerle un funeral ahí. Aún no podía creer que de verdad se haya ido. Si tan solo no le hubiese dicho que nos fueramos, quizás el todavía seguiría aquí. No entiendo por qué el destino quizo esto para él. Alguien que nunca le hizo ningun mal a nadie y que solo trató de hacer feliz a la gente que lo quería. Tal vez este mundo no está diseñado para personas como él.
El dia de su funeral, solo fueron las personas que había ayudado en la iglesía y algunos compañeros que había hecho en los trabajos que tuvo. Fuí con una camisa de lana negra junto con un pantalón negro y unos zapatos negros. El padre dijo unas cuantas palabras acerca de como valorar la vida y de aprender a valorar el tiempo que pasamos con los demás. Me parecía tan estupido, como si solo lo dijera para sentirse bien consigo mismo o un tramite para que el pueda ir a un cielo. Lo único que le pedí a Dios en mi vida fue lo único que no pudo cumplirme, ¿Cómo puedo creer en alguien que permite tanto sufrimiento en el mundo?, es estúpido.
Después de eso era hora de ver el rostro del fallecido, no mucha gente se atrevió a verlo. Decidí pasar de última, no quería que la gente oyera mis gritos en caso de que lo hiciera. Con cada paso que daba hacía el ataúd traté de pensar con más fuerza de que lo que estaba pasando era un sueño que se estaba apunto de acabar. Que de alguna manera me iba a levantar en el auto junto a Marcos y el me diría algo como: "Buenos días Ash, ¿Como estás?". ¡Diablos! Lo que haría por escuchar su voz una vez más.
Miré su rostro estando en el ataúd, no había cambiado para nada, casi pensaba que estuviera dormido.
—Marcos, despierta. Porfavor no me asustes así —pero no hubo respuestas —Me prometiste que siempre estariamos juntos, ¿Recuerdas? Quiero que me sigas cantando esas canciones. ¿Recuerdas la vez en la que nos conocimos? Fue la primera vez que sentí que era importante para alguien. Marcos, me amaré más a mi misma si eso hace que vuelvas. Me iré a Californía si eso es lo que quieres, me olvidaré de tí si eso es lo que quieres pero porfavor despierta. —pero no hubo respuestas. Mis lagrimas empezarón a derramarse, esta vez no eran cataratas sino una lluvía acida que me rompía de mil maneras posibles. —¿No recuerdas la vez vez que me llevaste al acuario? ¿O la vez en la que me diste animos cuando mis padres se divorciaron? ¿O que hay de la vez en la que me defendiste de Frank y me llevaste a West Forest Trails? ¿No recuerdas? ¿Por qué no me respondes? ¿Por qué haces las cosas tan dificiles? —me arrodillé y puse mi frente junto a su ataúd. En ese momento recordé que... nunca le había dicho cuando lo amaba, a diferencia de todas las veces que él me lo ha dicho, ¿Por qué no he sido capaz de decirle cuando lo quería cuando tuve la oportunidad? Soy una estupida, ¿No es así? Creo que no había suficientes adjetivos negativos para decír todo lo que pensaba de mí misma en ese momento. —Por favor vuelve..., no quiero estar sola. —pero no volvió, nadie vuelve del lugar en donde fue él
...
Estando frente a su tumba quise decirle unas palabras. Las palabras que siempre debí haberle dicho.
—Te amo Marcos, siempre lo haré —pero no hubo respuesta tampoco. Aquel día no llovío, pero... yo sí lo hice.
Es gracioso como las palabras mas importantes que tenía que decirles fueron las únicas que no escuchó. No sé cuanto tiempo pasé arrodillada frente a su tumba, 3 o 4 horas quizá. Por fín había sido optimista una vez en mi vida esperando que volviera y no volvió. Ser optimista tampoco parecía dar ningún resultado.
Regresé a casa, para ese entonces no me importaba si me atropellaba un camión, al menos podría encontrarme con él en el mas allá ¿No es así? La gota que derramó el vaso fue el idiota de Frank esperandome en la puerta de mi casa.
—Ash, yo... —no me alcanzó a decir las palabras que todo el mundo sabe, pero no me interesaban oírlas, mucho menos viniendo de él
—No quiero volver a verte —y cerré la puerta
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