26.The Guild

N.A.: Este capítulo está narrado completamente por Gerard; está en primera persona porque se suponía que sería el epílogo, pero después de haber escrito la mitad, me di cuenta de que aún faltaban muchas cosas, entonces decidí que mejor fuese el capítulo final.

Ya que me dio ladilla cambiar toooodo lo que estaba escrito por la narración omnisciente de los demás capítulos, lo dejé como estaba.

Espero que lo disfruten, me tardé haciéndolo porque sentía que estaba quedando aburrido.

· : * · : * *: · : *



El mundo real puede resultar tan pequeño...

Ni en mis sueños más locos, habría podido imaginarme un futuro donde conocería a Fun Ghoul en persona y encima tendría una relación formal con él. Ni en mis sueños más desquiciados habría podido imaginarme que al final todos los del gremio terminaríamos siendo amigos en la vida real; siempre estuvimos cerca y nunca nos dimos cuenta hasta que llegó el momento.

La hora de la verdad llegó el día de la convención; se suponía que aquel sería un gran día y lo fue, pero no de la manera que esperábamos.

Al principio creí que sería Frank quien se llevaría todas las sorpresas, pues ese preciso día conocería a Ray, Lindsey, Kristin y Mikey, con quienes, sin saberlo, estuvo jugando incluso desde antes de que yo llegara al juego, sin embargo, al final del día, los dos nos llevamos la gran sorpresa: Todo el gremio estaba en el evento.

— ¿Me puedes decir por qué McCracken tiene que venir con nosotros? — Le había preguntado a Frank mientras íbamos en su auto. Yo iba en el asiento del copiloto y Bert estaba en la parte de atrás hablando hasta por los codos. 

— Eso sonó grosero, Voz de Ángel. — El rubio se cruzó de brazos.  

A pesar haber estado "quejándome", me agradaba que Bert nos acompañase pues, a fin de cuentas, él es una persona con quien nunca puedes aburrirte debido a sus ocurrencias insólitas.

Aunque era mucho mejor la idea de estar a solas con Frank y disfrutar juntos de la convención, siempre supe que no sucedería porque mis amigos iban a estar presentes.

No podía esperar a ver la cara de Frank cuando se enterara de que conocía a la mayoría de los miembros del gremio en la vida real.

— Traté de persuadirlo para que no viniera. — Me dijo Frank. — Pero él insistió y no le pude decir que no.

— No interrumpiré su cita, Frankie-pankie. — Dijo Bert asomándose entre nuestros asientos para pellizcar la mejilla de Frank. — Sólo quiero ir a la convención porque ya he jugado Magique Landscape, así que será divertido.

— Sólo jugaste una vez. — Solté una risa al recordar aquel día cuando se me ocurrió que sería buena idea hacer que Bert instalara el juego. — Y ni siquiera lo hiciste bien ¿Recuerdas que no sabías ni usar el chat?

— Tú sólo estás celoso porque mi personaje de chica era más linda que la tuya. — Pude ver por el retrovisor cómo me mostró la lengua de forma infantil.

— Al menos agradezco que vayamos a la convención y no a comer sushi. — Dijo Frank. — Porque si Ryan nos viera, seguro seguiría pensando que compartimos a Gerard.

Bert y yo reímos a causa del comentario de Frank, él lo habrá dicho en broma ¿Pero cómo íbamos a siquiera pensar que nos encontraríamos a Ryan en el evento?

Frank y yo estábamos muy emocionados por la convención, sobre todo por el torneo que se llevaría a cabo; una batalla a muerte entre jugadores donde el ganador recibiría invocaciones que incluían pociones y armas de edición limitada, dinero del juego y un póster personalizado.

Habíamos pasado toda la semana preparándonos, incluso tuvimos batallas con los chicos del gremio para poder practicar, pero por supuesto, ellos no sabían que "practicábamos", porque nunca mencionamos nada sobre la convención. Gracias a aquellas batallas pude llenarme de seguridad y tener la esperanza de poder ganar en el evento, ya que varias veces les gané a los del gremio, aunque otras veces Frank o Edén me ganaban a mí. Edén no era un jugador tan fuerte, sin embargo, su estrategia era buena, era listo, pero como para mí era "imposible" que Edén estuviese en la convención, mi único rival como tal era Frank.

Ya en la sala de convenciones, caminábamos por los distintos stands donde se exponían productos del juego y futuras actualizaciones, en eso, nos detuvimos en seco cuando nos encontramos cara a cara con nada más y nada menos que con Ryan y el chico que siempre me entregaba las pizzas.

Todos nos miramos asombrados, me atrevo a decir que yo era el más sorprendido de todos porque no sabía que Ryan, el amigo de Frank y Bert, conocía al chico de las pizzas cuyo nombre siempre confundía por "Brandon" o "Brendan", el de la frente grande.

— ¿Ryan? — Bert fue el primero en hablar, sin apartar su ceño fruncido. — ¿Qué haces aquí?

— La pregunta es... ¿Qué hacen tú y Frank aquí?... Y con Gerard... — Nos miró con suspicacia. — ¡Lo sabía!  — Nos señaló dramáticamente con el dedo. — ¡Sabía que compartían a Gerard!  ¡Puercos!

Fue gracioso, porque coincidió con el comentario que había hecho Frank en el auto.

— Ya no me jodas, Ryan. — Frank soltó una risa. — No sabía que a ti y a Brendon les gustaran los juegos.

« ¡BRENDON! Se llama Brendon». Repasé mentalmente. «Bren-don»

— Oh, jugamos todo el tiempo. — Explicó Brendon. — Ryan y yo pertenecemos al mismo gremio y todo.

— Y ustedes... — Ryan se dirigió nuevamente a nosotros. — ¿En qué nivel juegan? Esto es sorprendente, yo pensé que ni siquiera sabían que los juegos online existían.

— ¡Ryro! — Lo regañó su novio, apretando su mano. — ¡Eso es descortés!

Reí por lo bajo; ese par me recordaba mucho a ciertas personitas dentro del supuestamente amplio mundo de Magique Landscape.

Después de que entre Bert, Frank y Ryan intercambiasen epítetos graciosos por igual, surgió el tema de conversación sobre el torneo; tanto Brendon como Ryan alegaron que participarían.

— Les deseo mucha suerte, la verdad. — Dijo el impertinente de Ryan. — Porque la necesitarán, ya que sólo puede haber un ganador.

— Y seré yo. — Agregó Brendon antes de que a su novio se le ocurriese decir algo más. — Una vez pude ganarle a la chica más fuerte de nuestro gremio, así que estaré bien.

Decidí reír por lo bajo y simplemente callar; para mí, ese chico tenía pinta de ser un hablador, de esos que dicen mucho pero que, a la hora de la verdad, resultan siendo unos inútiles.

Dijimos un "nos vemos después" y seguimos caminando, íbamos camino a apuntar nuestros nombres en el área donde se registraban los participantes del torneo antes de que dichos puestos terminaran ocupados; eran sólo treinta. 

Bert nos estaba diciendo que también tenía ganas de participar.

— ¡Vamos, tengo que hacerlo! ¿Qué tal si gano? — Frank y yo nos miramos, queriendo contener la risa.

Nosotros no queríamos reírnos, no queríamos ser malos con Bert, pero no pudimos evitar soltar una gran carcajada en su cara cuando dijo "¿Qué tal si gano?". En cambio, él permanecía serio, con los brazos cruzados y frunciendo el ceño como un bebé.

— ¡¿Qué es tan gracioso?! — Se quejó. — ¿Qué tiene de malo que alguien como yo quiera participar? ¿Por qué no soy suficiente para ustedes, malditos nerds?

— Berty. — Frank estiró el brazo y acarició su cabello. — No tenemos nada en tu contra, sólo queremos ahorrarte la vergüenza de ser eliminado a los dos segundos de empezar.

— Qué sutil, Frankie. — Dije irónicamente. Bert seguía actuando como un niño, entonces yo le hablé como si lo fuera: — Hey, Bert. — Posé una mano en su hombro. — Lo que Frank quiere decir es que sólo jugaste una vez, tu avatar ni siquiera ha llegado al nivel quince ¿Cómo vencerás a jugadores con gran experiencia? ¡Te comerán vivo!

— Oh, sí. Gracias, Gerard. — Mostró una sonrisa sardónica. — Eso me hace sentir mejor. — Frank soltó una risa, yo me estaba conteniendo, pero cuando él rió, me hizo reír también. — ¡Ya! — Bert continuaba con el ceño fruncido, pero la comisura de su labio temblaba en una clara señal de querer reírse y eso nos daba más risa. — ¡No se rían! ¿Por qué tienen que ser tan malos conmigo? ¡Luego se quejan de Ryan! — Ahora no podía ocultar sus sonrisas. — ¡Si se siguen riendo serán maldecidos y vivirán en una cueva sin Internet por el resto de sus vidas! ¡En serio!

Eso sólo nos hizo reír más y, por ende, Bert terminó coreando nuestras risas.

Dejamos de reírnos sólo cuando un muchacho que acababa de inscribirse se dirigió a Frank; se trataba de aquel chico que me presentó Bert cuando tuvimos aquella "cita"; el tal Pete, y estaba acompañado por el mismo niño rubio con quien estaba en el restaurante, lo que me hizo pensar que quizás eran más que amigos.

— ¡Sabía que estarías aquí! — Le dijo con una sonrisa. — Y viniste con Bert y el novio de Bert, qué sorpresa.

Me sobresalté al escuchar eso; seguro lo pensaba porque esa fue la impresión que tuvo cuando nos vio juntos a Bert y a mí.

— De hecho... — Sentí un cosquilleo en la boca del estómago cuando Frank me tomó de la mano con tanta firmeza. — Gerard es mi novio. — Afirmó con solemnidad, haciendo énfasis en el "mi".

«AY NO PUEDO». Grité en mi cabeza, mientras que sentía cómo en el exterior mi rostro comenzaba a arder.

Pete nos miró confuso.

— ¡Agh, es cierto! — Bert pareció lamentarse. — Frank me lo ganó.

— De todas maneras es genial. — Dijo Pete al procesar todo. — Lo siento por ti, Bert, pero Frank y Gerard hacen una linda pareja.

— Lo mismo puedo decir de ti y Patrick. — Contestó Frank.

Inmediatamente, los dos adolescentes se sonrojaron, me pareció tan tierno que no pude evitar sonreír.

— Oye, Frank ¿Gerard y Bert también juegan Magique Landscape? — Preguntó el moreno.

— Oh, Pete, si supieras... — Contestó en un tono bastante sospechoso, lo que provocó que todos lo mirásemos con cierta curiosidad.

— ¿S-saber qué? — Pregunté yo, ante esa mirada.

— Gee, resulta que conoces a Pete y a Patrick más de lo que crees. — Pronunció con una sonrisa.

— ¿¿Qué?? — Dijimos todos al unísono.

Sólo con su mirada, Frank parecía burlarse de nosotros, luego noté cierta complicidad con Wentz; había entendido a qué se refería Frank.

— ¡No me digas que Gerard también juega en el gremio! — Al momento en que Pete dijo aquello, abrí la boca sorprendido.

— Escucha, amor. — A juzgar por cómo me miraron los presentes, sé que en el exterior no pude evitar mostrar lo mucho que me emocioné cuando lo escuché llamarme "amor"; era la primera vez que me lo decía. — ¿Recuerdas cuando me preguntaste si conocía a alguien del gremio en la vida real? — Asentí. — Bueno, esa persona es Pete; Pete es Atlais.

— ¡¿QUÉEEE?! — Grité muy fuerte.

Sentí vergüenza porque TODO EL MUNDO comenzó a mirarme y detesto que me miren porque me pongo mucho más nervioso y entro en crisis, pero es que no pude evitarlo, ¡¿Cómo Pete iba a ser Atlais?! Es que ¡Dios! La posibilidad de que todos estuviésemos tan cerca y que, encima, nos conociéramos, era algo que no me entraba en la cabeza.

— Ahora todo tiene sentido... — Musité. — Cuando nos conocimos... — Me dirigí directamente a Pete al recordar aquel encuentro en la vida real. — El día del restaurante, cuando nos presentaste a Patrick contaste la historia de que él te pidió cambio de veinte, la misma historia que contaste en el juego; esa historia se me había hecho familiar pero no recordaba dónde la había escuchado antes...

Nos quedamos hablando un rato, el tema principal era el torneo. Tuve la oportunidad también de hablar un poco más con Patrick, Pete tenía razón cuando dijo que era un chico de pocas palabras, sin embargo, en el juego, con su bonito avatar de chica mágica solía ser un poco más extrovertido, pero eso sí, en la vida real también resultó ser bastante amigable, tanto él como Pete nos desearon suerte sin malas intenciones de por medio.

Desearía que mis amigos tan sólo hubiesen llegado justo cuando hablábamos con ellos para que se sorprendieran tanto como yo, pero ellos terminaron llegando unos quince minutos después; aparecieron en grupo.

Todo se puso intenso cuando Frank y Bert conocieron a mi hermano y a mis amigos y yo les conté toda la verdad. Todos parecían unos idiotas señalándose entre ellos con la boca abierta.

— ¡Y yo que te he visto en el mini-mercado todo este tiempo! — Le decía Frank a Ray.

— ¡Sí, sí, sí! — Respondía el del afro emocionado. — ¡Yo casi siempre te veía y me decía; "oohh, él tiene que ser mi amigo"! Pero nunca te hablé porque me daba vergüenza.

— Y resulta que jugamos juntos por años... ¡Qué raro!

— ¿Saben de qué me acabo de dar cuenta? — Lindsey se estaba riendo a carcajadas ella sola; ya que sólo ella conocía el "chiste" por los momentos. — En el juego... — Se interrumpió con una risa. — En el juego Kyran... ¡Pff! — Se ahogaba en sus propias risas. — ¡En el juego Kyran es el más alto de todos pero en la vida real es súper pequeño! JAJAJAJAJAJA.

Pronto, sus carcajadas fueron coreadas, Frank era el único que no se reía.

— ¡Cómo quisiera poder bloquearte, pero estamos en la vida real! — Replicó el ardido de Frank.

— Agh... — Dijo Kristin. — Clásico de Kyran... Ahora que podemos vernos en la vida real, dime ¿A cuántas personas bloqueas al día?

— No tantas... — Se cruzó de brazos.

— ¡Cientas! — Respondió Bert por él, haciendo que Frank lo fulminara con la mirada. — ¡Cientas y cientas! ¡Es una masacre!... Al menos en Twitter, en el juego, no sé.

— ¿Y tú has jugado alguna vez con nosotros, Bert? — Le preguntó Ray.

— Tu pregunta me ofende. Claro que he jugado con ustedes ¡Yo era Hilary! — Todos lo miraban confundidos. — ¡¿Qué no lo recuerdan?! — Preguntó indignado. — ¡La rubia que era más linda que Claudia!... Aunque, claro que sólo estuve un día ¡Pero yo soy inolvidable! ¡¿Qué les pasa?!

— ¡Aaaahhh! ¡Sí! ¡Sí! ¡Ya recuerdo! — Exclamó Lindsey. — ¡Tú eras la que no sabía usar el chat!

— ¡La tonta que jugaba peor que Gerard cuando empezó! — Se le unió Kristin. — ¡Ya recuerdo!

— ¡¿Cómo que tonta?! — Discutió Bert llevando una mano a su pecho en señal de estar ofendido. — Para tu información, me inscribí en el torneó y seré el ganador ¡Ya hasta sé usar el chat y todo!

«Pobre...». Pensé. «Cuando se dé cuenta de que el chat no le servirá de nada...».

— Bueno... — Mi hermano al fin habló en todo el rato. — Al menos no me sentiré tan tonto por inscribirme sin tener tanta experiencia como los demás ¡Qué felicidad, chicos, ya no quedaré en último lugar!

— Qué hijo de puta. — Comentó Frank entre risas.

— ¡Y tú cállate! — Replicó Mikey mirándolo con tirria. — Al insultar a mi madre insultas a tu suegra, imbécil. Mira que aún no confío del todo en ti, enano. 

Yo me limitaba a reírme de todos esos idiotas. Qué suerte que mi silencio en esos instantes no fue tomado en cuenta porque, si alguno de ellos me preguntaba por qué no comentaba nada, me iba a poner malditamente cursi; porque mientras estábamos todos juntos me sentí tan feliz, ni siquiera podía recordar cuándo había sido la última vez que me sentí cómodo rodeado de tantas personas.

Es difícil describir cómo me sentía en ese evento acompañado de "mis amigos de Internet".

Sentí que había encontrado "mi lugar" sin necesidad de escapar de la realidad por medio de una computadora. Fue una clara sensación de "aquí es donde pertenezco", y no quería cambiar ese precioso momento por nada más en el mundo.

Durante el torneo descubrimos que Brendon y Ryan son, en realidad, Edén y Orpheus.

Había una tarima en el centro de la sala de convenciones, la cual estaba equipada con los ordenadores que íbamos a ocupar los participantes y detrás se presumía una gran pantalla donde se proyectaría lo que hacíamos para que los espectadores pudieran verlo. Mis amigos, mi novio y yo nos sentamos juntos, Pete y Patrick se sentaron cerca de nosotros también, Ryan y Brendon se sentaron justo frente a mí.

— Me siento muy esperanzado. — Escuché decir a Brendon. — Claudia no está aquí para ganarme.

El nombre de Claudia zumbó en mis oídos.

«Tiene que ser una coincidencia». Me dije. A fin de cuentas, cualquiera puede llamarse "Claudia" ¿No?

— No lo sé, Beebo. — Dijo su novio. — Sería muy cool que Claudia estuviese aquí. La verdad, me gustaría algún día poder conocer a GothClaudia en la vida real y que me enseñe cuál es su secreto para jugar todo el día.

Entonces no me quedó duda.

«¡¡ESTO NO PUEDE SER!!». Grité en mis pensamientos. « ¡CREÍ QUE SERÍA IMPOSIBLE!».

Y caí en cuenta de que, en personalidad, ambos eran idénticos en la vida real a cómo eran dentro del mundo del juego. Qué increíble, no sé cómo no lo vi venir.

El torneo empezó y todos los avatares de los jugadores nos encontramos; pudimos ver cómo cada uno de los miembros de nuestro gremio estaban presentes.

— ¡¿Pero qué hace Claudia aquí?! — Exclamó Brendon.

— ¡Pero no sólo está Claudia, están todos! — Le siguió Ryan, ambos estaban boquiabiertos, y sus acciones captaron las miradas de los presentes.

No nos dio tiempo de poder asimilar lo que estaba sucediendo, porque cada uno de nosotros comenzó a poner todo su enfoque en ganar la competencia.

Aquello no era como nuestras "prácticas", porque había más jugadores, ya no éramos sólo los mismos amigos de siempre. Luchar contra los miembros de tu mismo gremio resulta más sencillo, porque ya los conoces, puedes predecir más o menos cuáles movimientos usarán en tu contra, sin embargo, pasa todo lo contrario cuando se trata de jugar con personas que no conoces.

— ¡Hey! ¡No puede ser! — Exclamó Bert contento, como si ya hubiese ganado. — ¡Pude matar a alguien!

Creí que había sido cuestión de suerte, porque cuando me lo encontraba, podía ver en la pantalla a su avatar corriendo en círculos.

— ¡Qué bueno, Berty! — Respondí. — Al menos no fuiste el primero eliminado como muchos pensábamos.

— Oigan, chicos. — Nos dijo Ray en voz alta, afirmando el mismo liderazgo que tenía en el gremio. — Todos los que somos del mismo equipo; Claudia, Kryan y los demás... Deberíamos formar una alianza y así... — Se cortó de inmediato. — ¡Mierda, Edén, me mataste! ¡¿Quién de ustedes es el hijo de perra?! — Miró fulminante a todos los que estaban frente a nosotros.

Brendon se mordió el labio con culpabilidad.

— Oye, amigo, lo siento. — Dijo. — Pero la idea de la alianza es muy bue... ¡LA PUTA MADRE, CLAUDIA ME MATÓ!

— Tenía que vengar la muerte de Ray, ¡Lo siento! — Respondí. — Además, tenía que bajarte de tu nube, Brandon.

— ¡¿Quéeeee?! ¿¿¿GERARD??? ¡¿TÚ ERES CLAUDIA?!

— No te preocupes, cariño. — Alegó Ryan después de haber matado a alguien. — Yo vengaré tu muerte. — Vi a Orpheus correr detrás de mí. — ¡Voy por ti, Claudia!

— ¡Ah, ni lo sueñes! — Respondí.

He de admitirlo; Ryan, con sus ataques mágicos, me dio pelea, pero al poder predecir cada uno de ellos, pude evitarlos y al final, ganarle. Pero Brendon tenía que reconocerle a su novio el mérito de que luchó por él hasta el final, por poco me ganaba.

— ¡No puede ser! — Dijo Kristin cuando Mikey murió al salvarla de otro jugador que estuvo a punto de vencerla a ella. — Mikey ¿En serio te sacrificaste por mí?

— Claro. — Suspiró él. — Además de que no me interesaba mucho ganar, me inscribí sólo porque tú me lo pediste.

— Aww, Mikey. — Dijo Kristin con voz melosa, sé que de no ser porque estaba concentrada jugando, lo habría abrazado y besado.

— ¡Qué goals que son! — Dijo Lindsey sin apartar la vista de la pantalla. — ¡Me encantan!

— ¡Gerard, me mataste! — El grito indignado de Frank interrumpió aquella escena dulce y romántica.

Cada vez quedábamos menos; Frank y yo aún no nos habíamos cruzado, no habíamos hecho planes con anterioridad, yo no sabía si nos íbamos a unir contra los demás o si estábamos a nuestra suerte. Entonces cuando lo encontré... Lo maté antes de que él me matase a mí... Se le llama estrategia.

— ¡Yo no tenía planeado matarte! — Insistió él. — ¡Me siento traicionado!

— ¡Lo siento, Frankieeee!, no lo sabía. — Traté de suavizar el golpe. — ¡Te amo! Cuando volvamos a casa te lo compensaré ¿Sí? — Me permití dirigirle rápido la vista para guiñarle un ojo y decirle indirectamente a qué me refería exactamente con "compensárselo", su sonrisa me dijo que, de ser así, todo estaba bien.

Sólo quedábamos Lindsey, Pete, Bert, otro tipo y yo;

El desconocido pudo matar a Lyn-z, pero luego Pete lo mató a él con una hoz gigante.

— Abrazo pal' amigo, navajazo pal' enemigo. — Había dicho, provocando que me riera.

Pensé que al final quedaríamos sólo Pete y yo, pero qué sorpresa nos llevamos cuando Bert mató a Atlais; ni él mismo supo cómo lo hizo. 

— Adelante. — Me dijo. — Mátame, Voz de Ángel, quiero que tú ganes.

Por un momento, pudo conmoverme; es que había llegado tan lejos y ahora simplemente quería dejarme ganar.

— ¿Es en serio? — Dejé de mover mis manos sobre el teclado y busqué su mirada.

Grave error.

— No. — Acompañó su respuesta con una risa malvada a la vez que, aprovechándose de mi tonto descuido, me derrotó golpeándome repetidas veces con su arma sin dejarme hacer nada.

— ¿Qué mierda...? — Me quedé estático. Me sentí estúpido.

— ¡Eso te pasa por haber matado a Frankie! — Sentenció.

— No me lo puedo creer... — Dije perplejo.

Nadie se lo podía creer en realidad.

Muchas veces escuché a Bert decirle a Frank que la amistad es primero, pues lo demostró muy bien durante el torneo.

Lo peor es que Bert sólo quería vengar la muerte de su mejor amigo, los premios no le interesaban en lo absoluto y nos dijo a Frank y a mí que organizaría una "repartición de bienes" con nosotros dos.

Con respecto al gremio, estuvimos juntos el resto del evento y, a pesar de ser todos de distintas edades y personalidades, nos dimos la oportunidad de conocernos fuera del juego.

— ¡Aún no lo entiendo! — Decía Frank con la cabeza hecha un lío, los demás estábamos igual; todos habíamos subestimado a Bert. — ¿Cómo hiciste para llegar tan lejos, Robert?

— Fue sencillo, Frankie, bebé. Fue igual que resolver mis problemas en la vida real: Sólo tuve que huir, esconderme, y a veces lanzar golpes a lo pendejo sin saber qué hacer.

— Qué buena filosofía. — Dijo Lindsey. — Creo que la aplicaré... En la vida real.

— Oigan... — Dijo Brendon. — ¿Soy el único que ahora está asustado por los peligros que hay en Internet ahora que sé que "Claudia" es en realidad un hombre de treinta y tres años y no una chica de diecinueve?

— Sí. — Repuso Ray. — Eres el único, porque a los demás nos valió verga.

— ¿Y soy yo el único que se pregunta qué sucederá ahora que nos conocemos en persona? — Dijo Pete. — Es decir... Somos amigos en el juego... ¿Lo seremos también en la vida real?

— Es una buena pregunta. — Dijo Bert. — Porque si algún día queremos irnos de fiesta, no podremos invitarte a ti y a Patrick porque son niños.

— Y ustedes son muy viejos. — Nos dijo Patrick a nosotros, entrando en confianza.

— Si sé algo, es que será distinto jugar ahora que nos conocemos en persona. — Dijo Kristin. — A menos que hagamos de cuenta de que nada de esto sucedió.

— ¿Cuál es el drama? — Replicó Ryan. — Muchos de nosotros ya éramos amigos o al menos nos conocíamos en la vida real, no creo que eso tenga que cambiar.

— ¿Tú qué piensas, Gerard? — Me preguntó Frank apretando suavemente mi mano cuando se dio cuenta de mi silencio.

— Yo... — Procuré ser sincero, por eso dije lo que estaba pensando: — Creo que si estamos aquí todos juntos, es por algo... Es decir... El que todos nosotros hayamos estado siempre cerca, que incluso nos hayamos llegado a conocer en persona sin saber que ya hablábamos todos los días por medio de un juego... Es más que una coincidencia ¿No les parece?

— Creo que alguna vez te dije algo así. — Lindsey sonrió con ternura. — Que algunas cosas son demasiado extrañas para ser sólo coincidencias... Y esto ya es muy extraño de por sí.

Es como si todo hubiese estado cuidadosamente planeado; que conociera a Frank, que me encontrara con todos ellos.

Mientras nos mantuvimos juntos en la convención, pude sentirme mejor que cuando jugábamos, fui muy tonto al haber rechazado de por vida la interacción humana, que siempre es tan cálida y tan real, para condenarme todos los días a una computadora. Aunque, por otra parte, no me arrepiento de haber optado por este medio de escape, porque si no, no habría conocido a estas personas.

Quizás siempre debió haber sido así; tuve que caer y pasar por malos momentos, porque esos malos momentos me llevaron directo a las personas que tanto bien me han hecho y creo que ahora que estamos más cerca, ese bien será más grande, más permanente.

Esto parece ser el final feliz pero, en realidad, es más que eso. Es feliz, sin duda, pero es más el comienzo de algo mejor.

Aún tengo que trabajarme mucho a mí mismo, aún hay cosas que mejorar y descubrir, pero ahora me siento más motivado que antes, porque ahora ya no me siento solo.

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