18.Now They Know
El domingo, Gerard se levantó a las cuatro de la tarde con un poco de resaca. Lo primero que pensó al abrir los ojos fue: «Mierda, no volveré a probar una gota de alcohol en mi vida».
Estaba tan mal, que cuando Bert lo dejó en casa, se ofreció a acompañarlo a subir a su departamento para asegurarse de que todo estuviera en orden, pero él, como era de esperarse, sintió vergüenza e insistió en que estaría bien. Debió haber aceptado la ayuda, pues llegó al elevador tambaleándose y luego, para llegar a la puerta de su departamento, tuvo que sostenerse de las paredes del pasillo. Al entrar, fue directo a su cuarto, se lanzó a su cama y, así como estaba, murió.
Fue ir a darse un larga ducha caliente, tomar aspirinas para el dolor de cabeza, tomar mucha agua, comer algo, tomar mucha más agua, y a las siete ya estaba como nuevo, así que decidió sentarse en el ordenador a jugar Magique Landscape. Se sentía raro por haber descuidado el juego por dos días seguidos.
«Me pregunto si mis amigos habrán notado mi ausencia».
Al ser domingo, un día más relajado, se encontró con que todos sus amigos estaban conectados, todos excepto Kyran, pero al menos los presentes estaban contentos de que por fin apareciera.
— ¿Dónde estabas? — Preguntó Alioth.
— Es una laaaaarga historia ¿Qué pasa si les digo que terminé saliendo con las dos mujeres?
— ¡¿Quéeeeeeee?! — Exclamaron todos.
— ¡No puede ser, no puede ser, NO PUEDE SER! — Dijo Lyn-z.
— ¡Nos tienes que contar TODO con detalles! ¡Estoy DEMASIADO emocionada! — Dijo Lovegood.
— ¡YO TAMBIÉN ESTOY EMOCIONADO! — Exclamó Orpheus. — ¡¿Cómo es eso que saliste con ambas?!
— Y yo que pensaba que iba a ser el único con una sorpresa hoy. — Dijo Atlais. — Me quitas el protagonismo, Claudia.
— ¿Sorpresa? — Preguntó la pelirroja. — ¿Qué sorpresa?
— ¡No hagas eso! — Dijo Edén. — ¡Claudia, no cambies el tema!
— Es que lo mío es una larga historia, además de que preferiría contarla con Kyran presente... ¿Creen que se conecte hoy?
— Si supieras... — Dijo Alioth. — Estuvo actuando demasiado extraño estos últimos dos días. Ha estado jugando pésimo y además, se desconecta de la nada, no sé qué le pasa.
— ¿C-creen que le esté pasando algo malo? — Claudia se preocupó de inmediato. — ¿Creen que sean problemas con el trabajo?
— ¿Y si son problemas amorosos? — Replicó Lovegood. — Kyran nunca habla de su vida amorosa... Pero debe tenerla, supongo.
La vida amorosa de Kyran...
¿Por qué me siento tan raro con esa frase?
Después de todo, es una persona que jamás voy a conocer, así que no debería importarme si en la vida real tiene pareja o no.
Esto me recuerda un poco al amor platónico que tiene Lindsey con Claudia... Salvo que... Aunque ella no lo sepa, ya conoce a GothClaudia en la vida real. Ya desearía yo conocer a Kyran.
¿Cómo será el tipo ideal de Kyran?
¿De qué clase de personas tiende a enamorarse?
Ya que Claudia se negó a contar la historia si Kyran no estaba presente, era el turno de Atlais de tomar el protagonismo; su sorpresa era que traería al chico que le gustaba a jugar con ellos.
— Tuve una cita con él el sábado. — Contó.
— Uuuuhhh, te lo tenías muy guardadito. — Dijo Lyn-z. — ¿Pero dónde quedó eso de que no ibas a presentárnoslo sino hasta que su relación se forjara como tal? No esperaste nada.
— No me refería solamente a una relación de novios, para tu información. Si le permito conocerlos, es porque ahora sé que es un gran chico. Ya somos amigos y es sorprendente la forma tan acelerada en la cual nos estamos acercando. Y no es que forcemos las cosas, sólo están pasando y ya; hablamos más en la escuela, salimos de vez en cuando, chateamos todo el tiempo... Al principio, Patrick nunca me permitió jugar con él porque le seguía dando vergüenza jugar como chica con alguien que conoce irl, pero ahora me tiene tanta confianza que este detallito ya no le importa y jugamos seguido.
«Espero que Kyran y yo lleguemos a eso cuando le diga que Claudia es hombre en la vida real». Pensó Gerard.
— ¡Pero eso sí! Él aceptó jugar con ustedes porque se supone que no saben que es un chico en la vida real, así que, trátenlo como si de verdad creyeran que es una chica.
— Igual eso era lo que íbamos a hacer, tarado. — Dijo Orpheus. — Tú no te preocupes.
— Estoy sintiendo tanta envidia. — Dijo Lovegood. — Edén y Orpheus juegan juntos todo el tiempo, ahora Atlais traerá al chico que le gusta... Qué deprimente que yo no pueda compartir esto con mi novio, él ni siquiera sabe que me gustan los juegos.
— ¿Pero por qué? — Preguntó Claudia.
— A él no le gustan estas cosas... No sé, al principio tenía miedo de que me viera como una rarita porque me gustan muchas cosas frikis y paso mucho tiempo jugando a estas cosas. Justo ahora, me siento como una mentirosa al ocultarle esta parte tan importante de mí, sobre todo porque se supone que si él realmente me quiere, me aceptará como soy, y yo sé que lo hará, así que por eso mañana le diré la verdad. No estoy nada nerviosa al respecto, porque sé que él no se lo tomará mal, pero también sé que solamente tolerará mis gustos, pero no intentará formar parte de mi mundo.
— Oh... — Nadie sabía qué decir.
— Eso es muy triste. — Dijo Claudia. — ¿Pero por qué se lo dirás específicamente mañana y no hoy?
— Es que mañana estaremos en un evento importante y me voy a quedar con él en casa de sus padres todo el día.
— Ah... Ya veo...
Gerard estuvo a punto de contarles que al día siguiente, de hecho, era su cumpleaños, pero al final se inhibió de hacerlo. Sólo dos personas del gremio llegaron a saberlo, y esas eran Alioth y Lyn-z, porque fuera del juego, Gerard los invitó a su fiesta de cumpleaños. Sin embargo, al final, ni él mismo asistió.
Estuvo en la mañana jugando con la gente del gremio como siempre, Alioth le deseó el feliz cumpleaños en el chat privado y además agregó un "nos vemos más tarde", Gerard respondió un sí con toda seguridad, pues incluso él tenía el plan de asistir. De todos modos, no es que tuviera opción, tenía que estar ahí, él sería el festejado, aunque probablemente la bendita fiesta se daría en un ambiente incómodo para él, con muchos familiares y amigos de la familia, algunos desconocidos, pero a todos por igual iba a tener que regalarles sonrisas forzosas y continuar con las charlas que le ofrecieran a pesar de que probablemente no iba a saber cómo hacer eso. En parte, lo único que lo motivaba a ir era la esperanza de que estando con Lindsey y con Ray, estaría seguro; podría encerrarse en ese pequeño mundo donde podría distraerse y sentirse él mismo, como cuando jugaba Magique Landscape.
Estaba imaginándose lo terrorífica que podría llegar a ser la velada: Sus padres avergonzándolo, su papá insistiendo en sermonearlo y presionarlo con el tema de la arquitectura, Mikey alejándolo de sus amigos para que conozca a todo el mundo y sugiriéndole irse de juerga el resto de la noche hasta el amanecer. El solo pensamiento lo asfixiaba, le provocaba ansiedad.
Decidió quedarse jugando un rato, manteniendo el pensamiento de que en algún momento se levantaría de esa silla, se iría a bañar, se vestiría, se arreglaría y se iría... Pero las horas se fueron muy rápido, y en el fondo, él no quería despegarse del ordenador hasta que apareciera Kyran.
Ya habían pasado muchos años desde que a Gerard dejó de importarle ser un año más viejo. Había perdido el interés en festejar su cumpleaños, pero estaba seguro de que si tan solo pudiera hablar un poco con Kyran ese día, se iba a sentir especial y no necesitaría nada más. Con el tiempo, se había vuelto más simple, se sentía patético al respecto, pero necesitaba hablar con un desconocido para sentirse bien. Él mismo reconocía que estaba demente, pero comenzaba a aceptarlo.
Cuando estuvo a punto de rendirse y apresurarse para ir a arreglarse e irse a casa de sus padres, Kyran por fin se conectó.
— ¡Kyran! Pensé que pasaría mucho tiempo antes de poder hablarnos. — Le envió un mensaje privado. — ¿Dónde has estado estos últimos días?
— ¡Feliz cumpleaños, Claudia! — Gerard se quedó boquiabierto ante la respuesta de Kyran.
« ¡¿CÓMO DIABLOS SABE QUE ES MI CUMPLEAÑOS?!».
Antes de que Claudia pudiera pedir alguna explicación, Kyran se había desconectado.
Estos días les he dado razones a los del gremio para sospechar que oculto algo, pero creo que la terminé cagando en sobremanera cuando vi que Gerard se conectó y no pude evitar desearle un feliz cumpleaños. Qué idiotez de mi parte.
Me pregunto cómo o por qué está conectado ahora, si se supone que debe estar disfrutando de su cumpleaños, no jugando Magique Landscape.
Yo quería ir a su fiesta... Pero soy un tonto. Me invadió el estúpido pensamiento de que a él le daría igual si aparezco allí o no, así que dejé que Bert fuera solo.
Y es que no sé por qué, pero ya no tengo el valor de verlo, ni siquiera en persona. Mucho menos tengo el valor de verlo como Claudia y tener que escuchar cómo se divirtió con Bert en su cita.
Es raro, porque se supone que "Kyran" es una persona despreocupada, se supone que lo creé para no ser todo el tiempo el neurótico Frank Iero que siempre sobre-piensa las cosas.
La repentina desaparición de Kyran hizo que Gerard se preocupara. Eso, sumado a los malos pensamientos que estaba teniendo con respecto a su fiesta, fue lo que lo llevó a desmotivarse por completo y retractarse de la idea de ir.
Mi mamá me pidió ir a casa en la mañana y quedarme por toda la semana, pues se supone que quiere verme. Mikey se quedará también, lo cual sugiere una incómoda semana familiar.
Al menos, ahora no me siento incómodo con la compañía de mi hermano, aunque todavía no está ni cerca de llegar a ese punto de confianza que está buscando en mí. Se ve que lo intenta con ganas, y la verdad, no quiero que se rinda conmigo. No quiero tener una mala relación con mi hermano por siempre, quiero que las cosas sean como antes, pero primero debo asegurarme de que él quiere lo mismo, que de verdad está haciendo todas estas cosas porque realmente se preocupa por mí y por recuperar nuestra relación, y no porque mis padres lo estén sobornando o algo. Siempre tengo esta manía de esperar lo peor.
La fiesta comenzaba a las seis de la tarde, ahora mismo son las ocho de la noche.
Me sabe mal por Ray y por Lindsey, pero más que todo por Ray, ya que es él quien no conocerá a nadie de la fiesta, me pregunto si no será muy tarde para pedirle que no asista, porque yo no estaré, y me da igual si después mis padres intentarán matarme.
Simplemente no quiero estar ahí, no estoy de ánimos.
No tenía muchas ganas antes y ahora me siento más desmotivado si estoy pensando tanto en Kyran y estoy tan preocupado por él. Siento que me evita... Me pregunto qué hice mal.
Gerard fue en busca de su teléfono para avisar a Ray y a Lindsey que no se molestaran en asistir porque él no estaría, pero cuando se dio cuenta, lo encontró descargado, y de nuevo, sintiendo culpa más que todo por Ray (ya que era casi tan tímido como él), decidió dejarlo así e incomunicarse del resto del mundo hasta que pasara el "furor" del cumpleaños.
La fiesta se estaba llevando a cabo en el jardín principal de la mansión Way.
«Me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir». Se decía Ray mientras estaba junto a la mesa de aperitivos, comiendo y rezando porque nadie se le acercara, parecía que a los invitados les gustaba mucho socializar, pues llevaba bastante rato observando cómo todos iban de grupo en grupo, hablando con tanta naturalidad.
Se sentía estúpido al estar ahí solo, esperando al pelirrojo. Para colmo, cuando llegó a la fiesta, por poco no lo dejaron entrar por no tener una invitación en físico, fue el hermano de Gerard quien tuvo que salvar su vida al acercarse para ver qué estaba sucediendo. Fue entonces que Ray le dijo su nombre y así Mikey pudo recordarlo, pues Gerard ya le había hablado de él.
Con respecto a Mikey, él también estaba un poco estresado debido a la ausencia de Gerard, ya que sus padres, sobre todo su madre, estaban sobre él con una insistencia casi insoportable, como si él supiera dónde estaba metido, más bien, quería saberlo. Mientras tanto, la pobre Kristin estuvo todo el día detrás de él, insistiendo en pedir un momento a solas porque tenía "algo MUY importante" qué decirle, pero por los momentos, ella estaba en segundo plano porque la ausencia de Gerard se había convertido en el punto de enfoque de todo el mundo.
— ¿Sabes algo de Gerard? — Mikey, acompañado de Kristin, se acercó a Ray justo cuando él ya estaba cerca de la salida, a punto de irse.
— No contesta mis mensajes, justo estoy por irme a casa.
— Tampoco atiende los míos... Mis padres están preguntando qué pasó con Gerard, todos preguntan por él. Se supone que la fiesta es para él... ¡Ese idiota! ¡¿Dónde se habrá metido?!
— Honestamente, ya no creo que venga, yo...
— ¡MIKEEEEEYYYYYYY! — Tanto el mencionado como todos los presentes, fijaron su vista en la entrada, de donde vino aquel escándalo; se trataba de Lindsey, quien acababa de llegar.
La pelinegra, sin detenerse a prestar atención a las miradas prejuiciosas hacia ella, salió corriendo y se detuvo a darle un fuerte abrazo al menor de los Way y luego a su novia.
— ¿Quién es él? — Dirigió su vista a Ray, o mejor dicho, al cabello de Ray. — ¡Amo, amo, amo tus rizos! ¿Puedo tocarlos? — Rió. — Bueno, no sé para qué pregunto si de todos modos lo voy a hacer.
Ray no sabía qué hacer ante la invasión de la pelinegra, quien comenzó a manosear su cabello con efusión.
— Eres rara... Me caes bien. — Finalizó con un encogimiento de hombros. — Me llamo Ray.
— Yo soy Lindsey, y soy la estilista de los Way. Si algún día quieres hacerte algo en el cabello, no dudes en venir conmigo. — Sonrió. — Tocar esos rizos debería ser un privilegio, no un derecho.
— Oh... Pues... Gracias. — Ray tuvo la misma reacción que tuvo Gerard en cuanto a Lindsey; jamás había conocido a una persona tan auténtica.
— ¿Dónde está Gerard? — Preguntó la pelinegra.
— Eso mismo me pregunto yo. — Dijo Mikey. — Eso mismo se preguntan todos. Parece que el muy idiota se está haciendo del rogar y se está retrasando a propósito.
— Tiene derecho a hacer lo que quiera, es su cumpleaños. — Alegó Kristin. — Aunque lo peor sería que no viniera.
— No, no. — Discutió su novio. — ¡TIENE que venir! No debió haber invitado a sus amigos si no iba a venir.
Mientras tanto, Gerard estaba en su casa tomando la siesta sin ningún cargo de consciencia.
En eso, alguien más se une al grupo de Mikey y todos aquellos que esperaban a Gerard, se trataba de Bert McCracken.
— ¿Tú eres el hermano de Gerard? — Le preguntó.
— Sí, ¿Y tú eres?
— Bert McCracken, soy... Em... — Rascó su nuca sin apartar la gran sonrisa en su rostro. — El novio de Gerard. — Mikey lo miró frunciendo el ceño. — Bueno, bueno... Somos amigos. Él me invitó.
— Ah, eres justo como Gerard te describió.
— Así que te habló de mí ¿Eh? Eso es una buena señal — Bert no hizo más que reírse. A continuación, se dirigió a los demás. — ¿Son amigos de Gerard?
— Así es. — Dijo Lindsey. — Así que tú eres el sujeto con el que tuvo una cita... ¿Qué te pareció su cabello? — Formuló la pregunta con un poco de arrogancia.
— ¡Espectacular! Me encanta... Aunque también me gustaba con el cabello negro. Es que no sé, Gerard es muy lindo. No me digas que... ¿Tú fuiste la responsable?
— ¡Así es!
— Oooohhh, así que ustedes son sus amigos de aquel juego ¿No? — Ray quedó boquiabierto. — ¿Cómo se llamaba?... Era algo de magia, estoy seguro.
— ¡Magique Landscape! — Un grito infantil se escapó de los labios de Kristin, inmediatamente, su novio la miró sorprendido.
Lindsey sintió cómo una especie de punzada en el estómago; de repente, muchas cosas quedaron en claro para ella, y no pudo evitar gritar también.
— ¡No me digan que...! — Abrió la boca. — ¡GERARD ES CLA...!
— Claramente bueno para los videojuegos. — Alegó Ray cubriendo la boca de Lindsey con su mano.
Ray estaba seguro de que a Gerard no le gustaría que Bert se enterara del asunto de Claudia.
La escena se estaba tornando un poquito incómoda para todos, cada quien estaba sacando sus propias "teorías", porque la posibilidad de que todos se conocieran de Magique Landscape parecía algo imposible. Ray pensaba en la probabilidad de que Lindsey fuera la misma Lyn-z del juego, después de todo, era el mismo nombre y según Bert, Gerard dijo que sus amigos irl también eran sus amigos en el juego. A Kristin le costaba imaginarse que Gerard fuese Claudia, ni siquiera se le pasó por la cabeza. Mikey y Bert eran los más confundidos sin duda, ya que las acciones de Lindsey, las acciones de Ray, eran sospechosas.
— ¿Nos disculpas un segundo? — Le dijo Ray a Bert, llevándose lejos a Lindsey para hablar a solas, pero no sólo quería hablar con ella, así que le pidió a Mikey y a Kristin que lo acompañaran, ya que parecía ser que ellos también tenían algún conocimiento del juego.
Entraron a la casa, y comenzaron a discutir en el enorme salón con vista al jardín donde se estaba llevando a cabo el cumpleaños sin cumpleañero.
— ¡GERARD ES CLAUDIA! — Al fin, Lindsey pudo gritar la frase completa.
Entonces, los ojos de Kristin se abrieron tanto que parecían salir disparados en cualquier momento.
— ¡¿QUÉ?! — Gritó a viva voz.
— Espera... — Dijo Ray. — ¿Sabes de Claudia?
— Vamos en el mismo gremio, claro que... ¡Esperen! ¡¿Ustedes saben de Claudia?! Acaso ustedes...
Mikey, sintiéndose fuera de órbita, sólo los miraba a todos mientras hablaban. Demasiadas preguntas pasaban por su cabeza: « ¿De qué hablan? ¿Quién es Claudia? ¿Qué gremio? ¿Qué es Magique Landscape? ¿Cómo es Kristin sabe de eso?».
— ¿C-cuál es tu usermane, Kristin? — Preguntó Lindsey.
— Lovegood. — Tanto Ray como Lindsey soltaron un grito ahogado. — Y ustedes son...
— Yo soy Alioth. — Dijo Ray.
— Y yo tengo el mismo nombre pero escrito de una forma cool: Lyn-z. Perdonen mi falta de originalidad.
Los tres se miraban entre ellos. Estaban sin palabras. Solamente podían pronunciar palabrejas como: "Wow", "surreal", "imposible".
— D-déjenme ver si entiendo... Ustedes... ¿Se conocen? — El pobre Mikey, al fin pudo decir algo.
— Así parece. — Su novia se encogió de hombros. — Esto era lo que quería decirte, Mikey. Perdóname por haberte ocultado esto, pero lo hice porque tenía miedo de lo que pudieras pensar de mí. No quiero que pienses que soy extraña porque dedico mi tiempo a estas cosas.
— ¿Y por qué pensaste que haría eso?
— Porque siempre he visto cómo tratas a Gerard por pasar todo el día jugando y... Me asusté, eso es todo.
— Kris. — Sutilmente, con mucho amor, la tomó en sus brazos y besó su cabeza. — No compares las situaciones; con Gerard soy así porque él es un tipo de 32 ¡33! Años que no cuida de sí mismo y no hace nada con su vida aparte de pasar todo el día pegado a una maldita computadora, y aun así, creo que fui demasiado cruel con él. Contigo es distinto, jamás pensaría que eres rara si te justa jugar y esas cosas, y la verdad es que reaccionar mal y llegar a despreciarte por tus gustos, sería una idiotez de mi parte.
— ¡Ay, Mikey! — Lo abrazó con fuerza. — ¡Te adoro!
— Sí, sí. — Lindsey no dudó en interrumpir la escena de los novios. — Muy romántico y todo ¿Pero podemos volver a enfocarnos en que tu hermano ha estado todo este tiempo jugando como una universitaria de diecinueve años?
— ¿Saben? — Dijo Ray. — La ausencia de Gerard tiene mucho sentido; él no va a venir.
— ¡¿Qué?! — Dijo Mikey. — ¡¿Cómo?!
— Es cierto. — Dijo Lindsey. — No conocemos mucho a Gerard, pero sí conocemos a Claudia, y sabemos que no le gustan estos ambientes. "Ella" se pone nerviosa con facilidad, es endemoniadamente tímida y la gente la asfixia. Seguramente Gerard se acobardó porque no iba a sentirse cómodo.
— Eso es cierto. — Agregó Ray. — Estoy seguro de que iba a venir sólo por nosotros y que se iba a encerrar en nuestro grupo con la esperanza de sentirse a gusto.
— Sí... — Dijo Kristin. — Es algo que Claudia haría.
— Un momento. — Mikey soltó un largo suspiro exhaustivo. — No puede ser que ustedes lo conozcan mejor que yo.
— Hablamos con él todos los días. — Dijo Lindsey. — Es inevitable llegar a conocerlo.
— Ustedes no lo entienden, yo también paso mucho tiempo con él. Sin embargo, él aún tiene impuesta una gran barrera entre nosotros... Yo sólo quiero ayudarlo a recuperar el rumbo de su vida y no quiero imponerle reglas y condiciones como hacen mis padres. Pero no puedo ayudarlo si él no me habla con la verdad y me dice qué es lo que quiere. Y eso es lo que quiero; acercarme a él, que confíe en mí, tanto como confía en ustedes.
— Creo que no estás viendo la solución obvia, amor. — Su novia acarició su hombro con la intención de consolarlo. — Hay una forma más sencilla y eficiente de acercarte a él.
Al principio, Mikey no parecía comprender, pero los demás lo hicieron inmediatamente. Las miradas de los presentes lo asustaron un poco; las palabras de Kristin junto con las miradas de Ray y Lindsey, lucían como una invitación a unirse a una especie de culto.
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