16.Coincidences
Tardé en conseguir un taxi, por eso llegué al restaurante diez minutos tarde.
Pensé que Bert ya estaría allí esperándome y por lo tanto, yo, muy apenado, tendría que disculparme por haber sido impuntual y la poca seguridad que había logrado juntar se desmoronaría por completo, ya que habría acabado sintiéndome como un desastre. Pero esto no ocurrió porque cuando llegué, Bert no estaba.
Agradecí su impuntualidad porque así la mía quedaría justificada.
Eran las 9:10, así que si él llegaba a las 9:15, no iba a enojarme, me lo iba a tomar bien porque yo también había llegado tarde después de todo.
Pero se hicieron las 9:30 y Bert simplemente no apareció.
Estuve estos veinte minutos esperándolo y preguntándome si debo llamarlo o no, la respuesta debería ser obvia, debí llamarlo desde un principio ¡Pero es que odio las llamadas telefónicas! ¡Me ponen nervioso!
Cuando por fin selecciono su nombre entre mis contactos y estoy a punto de darle el icono de llamar, me detengo al ver a nada más y nada menos que a Frank Iero frente a mí, está a unos metros de distancia, pero nuestras miradas se encuentran... Parece que él decide acercarse.
Y justo en este momento, mientras Frank camina hacia mí, Bert me llama por teléfono.
Frank llegó a las nueve y media exactamente. Como un loco, estuvo viendo desesperadamente para todos lados, detallando las caras de todas las personas que circulaban fuera del restaurante, por lo visto, Gerard no estaba allí.
— Mierda... — Refunfuñó. — Seguramente ya se fue.
Se sintió como un completo estúpido por haber pasado tanto tiempo dudando si salir o no.
«Todo me pasa por ser un maldito indeciso». Se lamentó.
Sentía que, nuevamente, había dejado pasar una buena oportunidad.
Se dispuso a regresar a casa si ya no tenía nada que hacer, si ya lo había arruinado todo. Pero antes de irse, alguien llamó su atención; un chico parado frente al restaurante viendo su celular, tenía un impresionante cabello de color rojo, ya lo había visto antes cuando buscaba a Gerard con la mirada, pero lo dejó pasar, sin embargo, ahora sí que tenía el tiempo de poder detallarlo, ante sus ojos, ese chico parecía una versión viviente de Party Poison, de repente, el chico pelirrojo levantó la mirada y cuando sus ojos se encontraron, se quedó sin aliento al ver que se trataba de Gerard Way.
Sin dejar pasar la estupefacción por aquel cambio de imagen tan drástico, se acercó a él.
— ¡Frank! — Exclamó el mayor una vez que estuvieron frente a frente. — ¿Qué haces aquí?
— Y-yo... — Antes de dar una respuesta, se fijó en que el teléfono de Gerard en su mano estaba vibrando y en la pantalla decía "Robert McCracken". — ¿Es Bert?
— ¡¿Q-qué?! — Abrió la boca mientras señalaba la pantalla. — ¿L-lo conoces?
— Él trabaja conmigo y... Creo que deberías contestar.
— S-sí... Claro.
Pasando el shock del momento, atendió la llamada de McCracken, a quien más le valía tener una buena explicación para no haber aparecido.
— ¿H-hola?
— ¡Gee! — Bert era tan confianzudo. — Hasta que por fin contestas. Perdón por no haberte llamado antes, sé que ya te envié un mensaje, pero de todas formas quería escuchar tu voz, ya sabes... Como en los viejos tiempos. Sin embargo, no tuve tiempo de hacerlo porque he estado ocupado con mi viaje.
— Descuida, entiendo que... — Se detuvo unos segundos para asimilar toda la situación. — ¿Vi-viaje?
— Sí, estoy en Chicago en este momento. No puedo esperar a que sea mañana para verte.
— ¿Mañana?
— Sí, mañana, ¿Acaso se te olvidó?
— ¡¿QUÉEEEEEE?! — Gerard no pudo evitar ser demasiado GERARD en público, y gritó bastante fuerte, alarmando un poco a Frank y a todo el que pasara cerca de él.
— ¿Qué sucede? Creo habértelo mencionado ¿No lo hice?
El día que me invitó a la cita...
«El viernes seis de abril tengo que hacer un viaje por trabajo a Chicago, pero regresaré al día siguiente temprano por la mañana, así que esa noche podemos ir a tomar unos tragos o a donde prefieras». Eso dijo.
¡Ah! ¡Pero yo soy un maldito NINI que ni siquiera sabe qué día de la semana es!
— No me digas que confundiste el día. — Escuchó la contagiosa risa de Bert al teléfono.
— T-tal vez... — Se cubrió el rostro, muriendo de vergüenza.
— Veo que eres bastante despistado. — Bert se oía igual de amable que siempre, no como si se burlara de él.
«El ángel es él». Pensó Gerard, estando seguro de que otra persona lo habría mandado a la mierda.
— ¿O es que...? — Ahora cambió su tono de voz por aquel más profundo que utilizaba para seducir a quien quisiera. — ¿Estabas muy ansioso por salir conmigo?
— ¡OYE! — Gritó, su rostro estaba completamente rojo. — ¡NO TE BURLES ASÍ DE MÍ!
Entonces, se percató de que estaba gritando como un demente en frente de Frank Iero, ahora estaba más apenado que antes.
— Disculpa... — Apartó un momento el teléfono para darse la vuelta y hablar con el tatuado. — Lo siento si grito mucho, soy un desastre.
— No te preocupes. — Le regaló una sonrisa. — Seguro Bert te está molestando, él es así.
— ¿Eh? — Apenas se escuchaba la voz de Bert. — ¿Pasó algo?
— B-bueno... — Gerard volvió al teléfono. — Es que estaba frente al restaurante que me dijiste y de repente Frank apareció.
— ¿Qué? ¿Pero qué dices? ¡¿Cómo?! Gee... ¿Puedes ponerme en altavoz y darle el teléfono a Frank?
— Seguro... — Estaba confundido, pero aun así, hizo lo que se le pidió y le entregó el celular a Frank. — Bert quiere hablar contigo.
— ¿Conmigo? — Igual de confundido, recibió el celular. — Hola, Bert.
— Frankie... Dime una cosa ¿Gerard se ve lindo? — No pudo haber sido más directo, tanto Frank como Gerard reaccionaron con sorpresa y algo de vergüenza ante aquella pregunta.
— ¡¿Qué cosas le preguntas?! — Gerard se acercó al teléfono. Hasta que, sin apartar su violento sonrojo, sintiendo que no podía más con la vergüenza, se cubrió el rostro, encorvándose un poco. — Lo siento... Qué vergüenza. — Frank no dejaba de mirarlo con ternura. — Lo que pasa es que... Pues... Siento que no hay nada lindo en mí. Déjenme en paz.
Frank se acercó a Gerard, más de lo que debió haberse acercado, sobrepasando el límite de la cercanía adecuada para dos personas que apenas se conocen, tomó a Gerard de una de sus muñecas suavemente, tratando de hacer que dejara de cubrir su rostro y se relajara, entonces dijo al teléfono: «Gerard se ve muy lindo... Bastante lindo».
Al haber escuchado las palabras de Frank, dichas con bastante seriedad, Gerard levantó el rostro lentamente.
— Ahora mismo... — Frank estaba hablándole a Bert, pero no dejaba de mirar los ojos color esmeralda del pelirrojo. — Gerard luce tan bien que estoy agradecido de que no estés aquí.
— ¿T-tú...? — El muy sensible Gerard estaba conteniendo las ganas de llorar. — ¿Tú de verdad piensas eso?
— Por supuesto. — El menor seguía yendo en serio. — ¿Crees que mentiría con algo así? Ten un poco más te confianza en ti mismo. Gerard, tú... Más que sólo lindo, eres... — Quería decir "hermoso", quería decirlo sin rodeos, pero le costaba un montón, no porque no lo pensara realmente, sino porque no quería parecer un loco acosador al decírselo cuando apenas lo conocía. — ¡Eres justo del tipo de Bert! — Fue lo que se le ocurrió decir.
— ¡¿De verdad?! — La voz de Bert en el teléfono les recordaba que no estaban solos. — ¡Rayos! ¡Quisiera verte ahora, Gee! ¡Qué frustrante! Ya quiero que sea mañana... Porque sigue estando bien mañana ¿No?
— Cla-claro. — Contestó el pelirrojo. — Por supuesto, después de todo, fui yo quien confundió la fecha, no es tu culpa.
— Bien ¿Ahora puedo hablar sólo yo contigo?
— Sí. — Le quitó el altavoz al teléfono. — Listo.
— Lo siento, pero... ¿Puedes quedarte esta noche con Frank?
— ¿Huh? — A Gerard le parecía bastante raro que alguien que quería tener una cita con él lo alentara a tener dicha cita con alguien más.
— No pasa nada. Frank es mi mejor amigo, es un buen tipo, lo conozco desde hace años... De hecho, ya lo rechazaste antes ¿No?
— La palabra rechazo suena muy fea, pero... Podría decirse que sí.
— Bueno, pero cuando te negaste a salir con él, quedó un poco deprimido y ya que aparentemente se encontraron por casualidad, yo decía que podías quedarte con él, así tú no perderías todo el tiempo que sacrificaste para ir a la cita y él estaría contento de poder hablar contigo ¿Qué dices?
« ¿De qué estarán hablando?». Se preguntaba Frank mientras tanto.
— Digo que está bien. — Fue la respuesta del mayor, quien estaba bastante sorprendido por la manera que funcionaba el universo; él dijo que quería volver a ver a Frank y ahora tendría la oportunidad de tener la cita que rechazó antes.
— Entonces diviértanse ¿Sí? Dile a Frank que lo adoro. Nos vemos mañana, te llevaré un recuerdo de mi viaje.
— Sí, gracias, adiós.
Ahora venía la parte difícil; preguntarle a Frank si quería salir con él.
«Esto es demasiado bueno para ser verdad». Pensó. «Ahora seguramente el karma hará su trabajo y rechazará mi invitación como yo hice con él».
— F-Frank... — Dijo muriendo de los nervios. — ¿Estás libre ahora?
Para su suerte, el tatuado, con una gran sonrisa, le dijo que sí.
Lindsey me había hablado antes de las coincidencias...
«Yo pienso que si las cosas tienen que pasar, pasarán. Creo que si es tu destino volver a ver a ese hombre, en algún momento lo encontrarás por mera "coincidencia"».
¿Entonces estaba escrito que Frank y yo volveríamos a vernos?
Porque no creí que pasaría.
Estaba convencido de que mi oportunidad de pasar tiempo con él había sido cuando me invitó a salir, y yo dejé pasar esta oportunidad, así que ya era imposible que ésta volviera a aparecer en mi vida.
Pero aquí estamos.
Y es tan raro que esto haya sucedido así... Haber confundido la fecha de la cita con Bert y que por "mera coincidencia" haya aparecido Frank. Todo es tan extraño.
Pero Lindsey también dijo esto: «En la vida suceden cosas impresionantes y algunas son demasiado raras y demasiado fuertes para ser sólo coincidencias».
Es difícil creer que este encuentro haya sido sólo por coincidencia, y si lo fue, entonces es la mejor de las coincidencias.
— ¡Frank! — Ryan llegó a tomarles su orden, dispuesto a molestar al tatuado.
— Hola, Ryan ¿Cómo estás? — Le regaló la más hipócrita de las sonrisas. — Escuché que irás a ver a Muse con Brendon. — Su sonrisa se volvió más grande.
— Sí, de hecho... Uh... — Se dio cuenta del mensaje de Frank: "Si me arruinas esta cita, vele diciendo adiós a tu concierto". Después de todo, Iero tenía el poder de convencer a Bert de quitarle las entradas, así que más le valía portarse bien. — No puedo esperar para la fecha. — Sonrió nervioso. — ¿Quién es este adorable hombre? ¿Es tu cita? — Sonrió hacia Gerard. — Hey, tienes tanta suerte de salir con Frank, es un gran hombre, pero bueno... Seguramente eso ya lo sabes.
Disimuladamente, Frank le mostró su pulgar en alto, después Ryan tomó las órdenes normalmente y una vez hecho esto, se retiró sin hacer algún otro comentario.
— ¿Conoces al camarero? — Preguntó el pelirrojo.
— Es un amigo, sí, de hecho, seguro que no te reconoció, porque él sabe quién eres.
— ¿Ah sí? — Parpadeó con rapidez. — ¿Pero cómo? Hace mucho que estoy en el "anonimato".
— Ah, resulta que estudia con tu hermano o algo así.
— Ah, ya veo... — Asintió.
— ¿A qué te referías con eso del "anonimato"?
— A que cuando era "Gerard Way el arquitecto reconocido", todo el mundo sabía de mí, era un poco incómodo, me abrumaba bastante.
«Se parece un poco a la vida de Party Poison». Inevitablemente, Frank recordó a su viejo amigo, quien también era arquitecto y era miserable en el trabajo.
— ¿Por eso dejaste el empleo?
Está llegando a este punto en el que se está metiendo con mi vida personal y no sólo eso, con los peores años de mi vida, y por alguna misteriosa razón, no me molesta y no me incomoda hablar con él al respecto.
Acabo de darme cuenta de que Frank Iero es la clase de persona que te inspira tranquilidad y confianza, igual que Lindsey, igual que Kyran. Justo ahora siento que podría hablar de lo que sea con él sin miedo a que me juzgue.
Por alguna misteriosa razón, él me hace sentir nostalgia, pues solamente hablaba de estos temas con Fun Ghoul, porque era él quien me acompañaba en aquellos días.
— Lo odiaba, es eso. — Contaba. — Lo cierto es que estudié arquitectura para complacer a mis padres, más que todo a mi papá, porque mi mamá siempre se deja llevar por él. Desde un principio, quise estudiar cualquier cosa relacionada con el arte, inicialmente, opté por diseño gráfico, pero mi papá dijo: «Los diseñadores gráficos son los que le llevan el café a los arquitectos». — Trató de imitar la voz de Donald Way.
Al escuchar esta última frase, Frank sintió una especie de punzada en el corazón.
«Esa misma frase utilizó Party Poison hace años». Pensó.
Si lo pensaba, el que Gerard pudiera ser Party Poison no sonaba tan imposible, es decir, si no fue imposible que fuera GothClaudia ¿Por qué no podía ser también Party Poison?
Pero eso era algo tan... Irreal...
— ¿M-me das un momento? — Preguntó Frank, sintiéndose un poco desorientado, confundido. — Iré al baño.
Gerard notó la manera tan rara en la cual estaba actuando su acompañante, aun así, le dijo que no había ningún problema.
Ya en el solitario baño, Frank sólo se enjuagó la cara y después no apartó su vista del espejo, tratando de asimilar todo. El tema de Poison era bastante delicado para él, después de todo, había sido la persona con quien más "convivía" años atrás. Aunque estuviera fuera de lugar, Party Poison le importaba muchísimo más que ciertas personas que conocía en la vida real, además, siempre estaba preocupado por él, Poison tenía tantos problemas que cada vez que hablaba con él, Frank acababa sintiéndose terrible, porque odiaba que su compañero de juegos sufriera.
El sentimiento que Iero más odiaba era la impotencia, porque eso era lo que siempre sentía cuando hablaba con Poison; era insoportable para él sentir que no podía hacer absolutamente nada para ayudarlo porque sólo estaba detrás de una pantalla, comunicándose con él a través de un obsoleto juego que ya todo el mundo estaba dejando.
... Pero ahora lo tenía frente a él...
Party Poison; el chico con quien tanto jugaba, la persona en quien más confiaba, a quien podía contarle lo que sea y a quien le brindaba todo su tiempo, el chico con miles de problemas adultos que finalmente, igual que todos, terminó desapareciendo del juego, probablemente para hacer cara a estos problemas.
Ya era demasiada coincidencia habérselo encontrado años después en otro juego online, esta vez, personificando a una chica de diecinueve años, sin hablar tanto de su vida personal, pero seguía siendo él al fin y al cabo; Poison, el mismo Poison que siempre se disculpaba si consideraba que perdían una misión por su culpa, el mismo Poison que siempre se preocupaba por darle regalos y demostrarle de todas las maneras posibles cuánto le importaba, el mismo Poison impresionable que se emocionaba con cada actualización del juego, el mismo Poison que adoraba jugar y siempre se esforzaba más de la cuenta por subir de nivel. Él veía tantas cosas de Party Poison en Claudia, que por eso le regaló su confianza de inmediato, pero al mismo tiempo creía tan imposible que ambos fueran la misma persona... No sólo porque Claudia logró despistarlo por un tiempo con su vida falsa de universitaria, sino porque estaba demasiado seguro de que jamás volvería a encontrarse con Party Poison porque él había dejado el mundo de los juegos de multijugador.
Pero no sólo volvió a encontrárselo en un juego... También había podido conocerlo en persona, había llegado a su vida de golpe, por pura casualidad.
Frank no sabía cómo sentirse al respecto, eran demasiadas cosas para procesar en una sola noche, lo que sí sabía, era que ya no podía creer en las coincidencias.
Cuando regresó a su mesa, justo Ryan estaba acabando de dejar la comida sobre la mesa.
— Ah, allí estás. — Le dijo el camarero. — Justo le estaba diciendo a Gerard que tú no eres de huir a las citas.
— ¿Qué? ¿Ya se conocieron en mi ausencia?
— Ryan es muy buena compañía. — Dijo el pelirrojo, sonriendo tranquilo.
— Sí, sí. Pensé que Gerard sería igual de sangrón que Mikey, pero no, es muy simpático.
Dicho esto, Frank volvió a tomar asiento, Ryan les dijo que disfrutaran la comida y volvió a retirarse.
— ¿Todo bien? — Le preguntó Gerard.
— Sí. — Asintió. — Todo... Bien...
Algún día se lo diría, si de verdad estaba escrito que él y Gerard tenían que conocerse, sea por internet o en persona, entonces iban a encontrarse nuevamente, lo planearan o no. Así que Frank tenía tiempo suficiente para darse la tarea de conocerlo, intimar en persona tanto como intimaron en los videojuegos, y al final, decirle que él siempre fue Kyran y también Fun Ghoul.
— Lo siento mucho, Gerard. — Aquella inesperada e innecesaria disculpa descolocó un poco al pelirrojo.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Te arreglaste mucho para Bert y ahora tienes que estar aquí conmigo.
— D-de verdad no te preocupes por eso, me gusta estar contigo.
— ¿Ah sí?
— Sí. — Mostró una pequeña sonrisa nerviosa. — La verdad es que cuando me invitaste a salir la primera vez, te dije que no porque tenía miedo.
— ¿Miedo? ¿De qué?
— De arruinarlo todo contigo, porque suelo ser muy torpe... Creo que ya te habrás dado cuenta ¿No? Confundí la fecha de mi cita. Asimismo, me cuesta un montón hablar con la gente, normalmente soy un asco para la interacción humana, así que si puedo evitarla, mucho mejor. No creas que el problema eres tú, más bien... Siempre fui yo, y no quería darte problemas.
Frank se sintió aliviado; «Entonces no lo incomodé... Sólo se preocupa demasiado».
— Al principio estaba contento por haber dicho que no... Pero después me arrepentí.
«DETENTE, GERARD». Se dijo a sí mismo. « ¡Estás siendo demasiado directo!».
Por eso dejó de hablar, para no decir algo que estuviera demás.
— Entonces... — Contestó el tatuado. — ¿De verdad te parece bien estar aquí conmigo y no con Bert? — El mayor asintió. — Porque a mí también me gusta estar aquí en estos momentos, me alegra haber venido. Gracias por invitarme.
— Gracias a ti por no decir que no y por tenerme tanta paciencia.
— ¿Paciencia por qué? Si más bien, a pesar de que dices que eres un asco para la interacción humana, siento que lo has hecho muy bien.
— Es que... No sé por qué, pero se me hace muy fácil hablar contigo.
«Por supuesto que sí...». Pensó Frank. «Has estado hablando conmigo por muchísimo tiempo».
— Una cosa, Frank... ¿Cómo supiste que me había equivocado de día para salir con Bert?
Frank se ahogó con su té helado al recibir esa pregunta. Gerard lo miró arqueando una ceja.
— P-pues... — Contestó. — Escuché que vendrían aquí mañana. — Que no era mentira. — Y cuando te vi aquí por casualidad mientras conducía de camino a casa... — Ahora sí comenzó a mentir. — Pensé que quizás te habías confundido de día y por eso me acerqué a ti.
— Ahora todo tiene sentido. — Sonrió satisfecho con esa explicación.
— A decir verdad, creo que tengo mucha suerte, porque al fin puedo hablar contigo.
Me gusta cómo me siento estando con Frank.
La cita terminó siendo incluso mejor de lo que me imaginé.
Frank y yo terminamos hablando de muchas cosas. Hubo un momento que me preguntó qué quería hacer con mi vida ahora que estoy desempleado, le dije lo mismo que le dije a Bert, que estoy en un viaje de "auto-descubrimiento", pero ya no creo que sea del todo mentira.
No me juzgó como yo me lo esperaba, no me miró feo ni una sola vez al enterarse de que soy un hombre hecho y derecho y todavía dependo de mis padres.
Frank es un gran hombre... Y es tan fácil hablar con él, que siento que lo conozco desde hace siglos.
— Oye, Frank. — Le decía en el auto, ya que el menor se ofreció a llevarlo a casa y esta vez, Gerard no dudó en decirle que sí, todo con tal de pasar más tiempo con él. — Creo que habría disfrutado más mi trabajo si me hubiese dado la oportunidad de conocerlos a ti y a Bert, creo que con compañeros como ustedes, habría sido feliz, a pesar de que ser arquitecto no era realmente lo mío.
— Seguro que sí. En la oficina, Bert está todo el tiempo bromeando y molestando a la gente, sobre todo a mí, pero aunque parezca que se toma todo a la ligera, es bueno en su trabajo. Él es un gran amigo. — Suspiró. — De verdad considera cómo me siento y siempre me apoya en todo lo que puede, nunca lo cambiaría por nada... Pero, oh... No le digas que te dije esto.
— ¿Por qué? — El pelirrojo soltó una pequeña risa.
— Pues porque se le subiría a la cabeza.
— Ahora tengo ganas de salir con él mañana. Me preocupaban muchas cosas superficiales como la ropa o el cabello, si le gustaría el cambio que hice o no, también me preocupaban cosas menos banales como si podría hablar normalmente con él o no, pero luego de que me hablaste de él, puedo ver que es un buen hombre igual que tú, así que me siento aliviado.
— ¿Sabes, Gerard? — Lo miró dulcemente durante unos segundos, antes de poner su vista en el camino nuevamente. — Eres justo como pensé; una gran persona, eres muy dulce y amable, también me gustó ver esta nueva faceta de ti, que tuvieras la confianza suficiente para hablar conmigo sobre tu vida y todo eso.
— Es que por alguna extraña razón me inspiras confianza. Me recuerdas a alguien que conocí hace mucho tiempo.
— ¿C-cómo era ese alguien? — Tragó saliva pesadamente.
— Excepcional, no he conocido a nadie como él.
— ¿En serio?
— Sí. — Asintió, sintiendo un peso en su corazón al recibir el nostálgico recuerdo de Fun Ghoul. — Él siempre me apoyaba y me acompañó en mis peores momentos, a él podía contarle todo, cómo me sentía, qué tal estaba yendo mi vida y eso.
— ¿Y qué pasó con él?
— Eventualmente nos separamos, no volvimos a saber el uno del otro. Me dolió un montón haberme separado de él, pero ahora mismo, creo que eso está bien, no quisiera volver a hablar con él en este momento y que se enterara el rumbo que ha tomado mi vida.
— ¿Y eso por qué?
— Porque él era un poco menor que yo, así que quise darle el ejemplo, mostrarle cómo podía sobrellevar el peso de mi vida, cómo podía ser "Gerard el Arquitecto Intachable" y cumplir con las expectativas de todos, quería que él me viera como alguien fuerte e inquebrantable, alguien que no se desmoronaría tan fácilmente. Pero ya ves, no pude con todo. — Dejó ir un suspiro melancólico. — Suerte que él se fue antes de verme caer, así no pude decepcionarlo.
— Yo... — Comenzaba a sentir el mismo peso en el corazón que sentía Gerard. — Yo creo que él no se habría decepcionado de ti. — Gerard lo miró frunciendo el ceño de manera interrogante. — Creo que se necesita de verdadera valentía dejarlo todo por tu bienestar emocional, no todos pueden hacer eso. Muchas veces, complacerte a ti mismo llega a ser más complicado que complacer a los demás, así que yo no lo veo como que te hayas desmoronado, más bien, tuviste la fuerza suficiente para decir "basta" y poder ir en contra de todos.
— Pero ahora no hago nada de provecho con mi vida. Soy patético, soy un hombre de treinta y dos años que aún no sabe qué hacer con su vida.
— Pero lo sabrás, confío en eso.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro?
— No sé cómo lo sé ¿Sí? Sólo lo sé, así como también sé que, probablemente, ahora estás un poco más feliz que en aquel entonces, porque al menos ya no vives pretendiendo ser alguien que no eres.
— Es cierto, pero aún me quedan cosas por hacer.
— Y podrás con todo, ya fuiste lo suficientemente valiente para dejar atrás tu antigua vida, así que no flaquees ahora y utiliza esa misma valentía para intentar ser feliz.
— Eso... — Lo miró conmovido, con sus ojos verdes totalmente iluminados y una sonrisa imposible de borrar. — Eso es muy lindo de tu parte, espero que tengas razón en todo lo que acabas de decir.
— La tengo... Lo sé... ¿Sabes qué más sé?
— ¿Qué?
— Sé que... Dondequiera que se encuentre, esa persona tan importante para ti, ha de estar orgullosa de ti.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top