14.Lindsey Ballato/Lyn-z
— ¿Ya sabes a dónde llevarás a Gerard? — Le preguntó Frank.
Había pasado una semana, era viernes otra vez; Frank no pudo hablar nunca con "Claudia" porque no llegó a tener el tiempo para jugar debido a su trabajo, sin embargo, ya que era fin de semana, al llegar a casa, podría conectarse hasta la hora que quisiera, además, podía respirar más tranquilo porque él y Bert habían terminado el gran proyecto en el que estaban trabajando y por eso, se dieron su merecido descanso yendo a un bar a celebrar otro éxito en su trabajo.
— Hablé con él hace poco, lo llevaré a nuestro restaurante favorito.
— Llevarlo allá sería como un suicidio, Bert. — Rió. — Ryan va a querer estropearlo todo, ya sabes cómo es ese niño... ¿Por qué es nuestro amigo si nos arruina tanto la vida?
Frank no se equivocaba en sus palabras, tanto él como Bert tenían terminantemente prohibido llevar una cita a su restaurante favorito porque Ryan siempre haría algo para fastidiarlos, Bert debía saber eso mejor que nadie, pues la última vez que salió con alguien y cometió el pecado de llevarlo a comer sushi, Ryan les tomó la orden y dijo a viva voz: « ¡Berty! Espero que hoy no se te haya olvidado la billetera como ayer, que hiciste pagar por todo al pobre chico que trajiste, aunque déjame decirte que tu cita de hoy se ve mucho mejor, espero que el chico de mañana sea más guapo aún». Todo era mentira, Bert no había tenido una cita en mucho tiempo... Así quiso matarlo a Ryan.
— No te preocupes por eso, Frankie, ya le di un GRAN soborno a ese pequeño idiota, así que ten por seguro que no me fastidiará la noche.
— ¿Con qué lo sobornaste?
— Muse vendrá a la ciudad... Y adivina quién les compró entradas a él y a su novio. — Se señaló a sí mismo.
— Wow, has de tener muchas ganas de que todo salga bien en esa cita.
— ¿Y quién no las tendría, tonto? No puedo esperar a que sea sábado para ver a Gerard Way.
«Si fuera tú, tampoco podría esperar». Pensó Frank, soltando un largo y melancólico suspiro.
— ¿Qué te pasa? — Preguntó Bert, quien podía descifrar a la perfección el lenguaje corporal de Frank. — Si también quieres ver a Gerard, te dije que puedes acompañarnos.
— Y yo te dije a ti que no quiero estar de sobra.
— No estarás de sobra, esto no es una cita como tal, salvo que yo la convertiré en una, si estamos solos. Pero si tú nos acompañas, tampoco me importaría, sería algo más casual.
— ¿Por qué haces eso? Es raro.
— ¿Qué cosa? — Soltó una pequeña risa. — No es como que estuviéramos peleando por un hombre, no estamos en la secundaria y tampoco somos "amienemigos", somos como familia.
— Lo sé, Bert y no te estoy viendo para nada como una competencia o algo por el estilo, sólo sé que tienes muchas ganas de ver a Gerard y por eso no quiero arruinarlo para ti, si quiero volver a verlo o hablarle, ya tendré mucho tiempo para eso ¿No?
— Bien. — Asintió actuando con seriedad como pocas veces hacía. — Como tú quieras. Si quieres, yo podría ayudarte con eso. Quiero que sepas que tú vales mucho para mí; más que cualquier chico que me guste, para mí, vales más que mil Gerards.
— Lo séeee. — Respondió Frank riéndose porque el que Bert se pusiera sentimental sólo significaba una cosa; que estaba ebrio. — Tú también vales mucho para mí, a pesar de que seas un pendejo.
Bert era todo un caso, pero era de buen corazón y verdaderamente apreciaba sus amistades, eso Frank lo sabía muy bien, no había necesidad de que el rubio se lo dijera.
Gerard podría pasar muy desapercibido para cualquier persona, ya que todas se fijan solamente en el exterior y por lo que se veía en el exterior, Gerard no era muy atento en lo que a cuidar su imagen física respectaba, sin embargo, a pesar de todo, pudo llamar la atención de Frank, quien, a primera vista, pudo ver que Gerard tenía bonitos ojos, bonitas mejillas, una perfecta nariz, una sonrisa nerviosa demasiado adorable y resplandeciente y una voz muy suave y dulce pero sin dejar de ser varonil, agradable de escuchar. A medida que fue captando más aspectos sobre él durante ese loco día de la clínica, podía ver que Gerard era también un hombre muy inseguro y amable, denotaba ser una persona con una personalidad bastante linda y por eso quería conocerlo más. Lo cierto es que él no conocía a Gerard Way, pero sí conocía a GothClaudia y una vez que se dio cuenta de que se trataba de la misma persona, entonces cayó en la cuenta de que no se equivocó al pensar en un principio que Gerard tenía una gran personalidad.
Él había visto todo lo bueno en Gerard Way, todo lo que los demás a simple vista no podían ver y creía ser el único que había podido ver todo esto, y aunque sonara egoísta, le gustaba que fuera de este modo, que todo el mundo fuera ciego y así Gerard quedaría sólo para él.
Pero posteriormente tuvo que darse cuenta de que no podía ser el único, pues su mejor amigo también había visto en Gerard el mismo potencial que vio él, y esto, al principio, le generó un poco de inseguridad, pero aun así, estaba consciente de que el asunto con Bert no iba a convertirse en una competencia; si Bert tenía una cita con Gerard y todo terminaba bien, continuaban saliendo y finalmente acababan teniendo una relación, Frank estaría muy bien con eso, estaría sinceramente feliz por su mejor amigo. Bert pensaba lo mismo; si Frank llegaba a aprovechar sus oportunidades alguna vez y comenzaba a salir con Gerard, él estaría feliz con eso, porque ellos eran como familia y ningún hombre, ni siquiera Gerard Way, valía más que su amistad.
Estos días he estado pensando seriamente sobre decirle a Kyran que soy un chico en la vida real.
Alioth dice que no me presione a mí mismo, no creo estarlo haciendo, es que mi sentimiento de culpa ha crecido bastante ahora que alguien en el gremio lo sabe y no la persona más importante para mí, mi compañero de juegos.
De todos modos no se ha conectado estos días, pero estoy seguro de que esta noche lo hará, así que tengo la oportunidad de decírselo o callar por más tiempo.
Tengo miedo de que termine enojándose porque pasé más de seis meses mintiéndole sobre mí cuando él fue tan honesto conmigo.
Recientemente me he dado cuenta de que, durante todo este tiempo, lo único que he hecho es mentir.
Les mentí a todos en el juego, incluso le mentí a Bert diciéndole que estaba en un descanso para "auto-descubrirme".
¡Ah! ¡No debí haber pensado en Bert! Ahora recuerdo que dentro de siete días tendré una cita con él y eso me pone más nervioso aún.
Los dos fueron unos cobardes; "Kyran" y "Claudia".
Frank quería hacerle ciertas preguntas a "Claudia" con la esperanza de que se delatara "ella" misma, por supuesto, no buscaba que le dijera "yo soy Gerard Way", pero sí buscaba preguntar ciertas cosas para que no le quedara ni una sola duda (aunque no las tenía), preguntas como por ejemplo, qué día sería la cita o incluso podría ser malo y preguntarle a "Claudia" en cuál universidad estudiaba, sólo para ver qué tan lejos podía llegar con la mentira. Y Gerard, bueno, él buscaba decir la verdad. Pero una vez que ambos estuvieron frente a frente (sus personajes), fueron incapaces de hacer lo que querían hacer y terminaron jugando como si nada, al día siguiente pasó lo mismo, y al siguiente, y al siguiente... La cita con Bert estaba cada vez más cerca y esos dos no se atrevieron a hablar.
Por su parte, en la vida real, Gerard tenía varios asuntos que atender con respecto a su cita, el miércoles se fue de compras, le dolió hasta el último centavo que gastó; por cada prenda que compraba, calculaba cuántas invocaciones pudo haber comprado con ese dinero, hasta que llegó un punto en el que prefería dejar de calcular porque iba a morir de un ataque al corazón al sentir que estaba derrochando mucho dinero para verse bien en una cita que ni siquiera debía llamarse cita porque él no iba en ese plan.
Ese mismo día, después de las compras, fue a la estética de la estilista de quien Mikey hablaba tantas maravillas, una tal Lindsey Ballato.
Gerard estaba nervioso, realmente no tenía ganas de ir solo, pero no le quedaba de otra si no tenía amigos; de momento su único amigo era Mikey, pero él no podía acompañarlo porque esa tarde un político importante daría una conferencia a la cual tenía que asistir como el estudiante prodigio de su carrera que era.
Pensó en decirle a Kristin, ella seguramente estaría encantada de acompañarlo, pero le dio un poco de vergüenza invitar a la novia de su hermano porque aún no podía llamarla "su amiga", o al menos así lo consideraba él, ya que aún no había llegado a conocerla tanto como para considerarla como tal, más amiga suya era Lovegood de Magique Landscape que ella, a quien conocía en la vida real.
También le dio vergüenza pedirle a Ray que lo acompañara, a él sí podía considerarlo su amigo, pues a él sí lo conocía, lo conocía como Alioth, pero lo conocía al menos y ahora, cada vez que se encontraban en el mini-mercado se saludaban e intercambiaban unos cuántos diálogos, pero jamás habían salido siquiera por un café porque los dos eran muy tímidos para proponerlo, ambos eran mucho más extrovertidos online, además de eso, no quería que la primera salida con su nuevo amigo fuera precisamente a la estética a ver cómo lo hacían sufrir, eso sonaba como un mal plan.
Así que llegó sin saber qué hacer, se sentía desorientado, había un chico en la recepción atendiendo a ciertas personas que llegaban, Gerard no sabía si acercarse y decirle que tenía programada una cita para esa hora con "Lindsey Ballato", la idea de acercarse a hablarle, por más simple que fuera, le provocaba ansiedad, pues su mente se llenaba de frases como: "¿Es aquí donde tengo que preguntar?", "hay mucha gente", "¿Y si llegué a la hora que no era?", "¿Si la tal Lindsey no está disponible qué hago?", "¿Qué puedo responder conforme a la situación?". En sus adentros se estaba odiando a sí mismo por ser tan inseguro y temeroso a sus casi treinta y tres años (los iba a cumplir en unos cuantos días).
— ¡Tú debes ser el hermano de Mikey! — Escuchó una voz femenina detrás de sí.
Ahora se puso más nervioso cuando la mirada de todos los que estaban a su alrededor se posaron sobre él.
— S-s-sí. — Sus piernas temblaban. Al darse la vuelta para ver quién le hablaba, se encontró con una mujer bastante hermosa, de ojos cafés y el cabello negro. — ¿Tú eres Lindsey Ballato?
— Eso dice aquí. — Mostró la placa con su nombre que tenía en la camisa de color blanco que estaba utilizando, pero la placa no decía "Lindsey", sino "Lyn-z", lo cual causó un gran impacto en Gerard, porque era una coincidencia muy grande que la estilista escribiera su nombre de esa forma, siendo el mismo username de una de sus compañeras de Magique Landscape.
— O-oh, m-mucho gusto. — Extendió su mano todo nervioso. — M-me llamo Gerard Way.
Lindsey observó su mano un rato y en vez de estrecharla, tomó por sorpresa al pelinegro al abrazarlo como si fuesen los mejores amigos, Gerard ni siquiera tuvo tiempo de corresponder dicho abrazo.
— No seas tan formal conmigo ¡Eres hermano de Mikey! Y ya que lo quiero mucho, todo el que esté emparentado con él también tiene mi corazón ganado.
— ¿Tan amiga de Mikey eres?
— Hmmm... Tienes las cejas muy pobladas. — Dijo ignorando por completo la pregunta de Gerard. — ¿Te las has depilado antes?
— S-sí... — Respondió sintiéndose apenado. — La verdad es que hace mucho que no hago nada de esas cosas.
— ¿Estás consciente de que hay mucho trabajo que hacer contigo y que pasaremos prácticamente todo el día juntos? — Gerard negó con la cabeza comenzando a sentir temor, se suponía que sólo sería un corte de cabello. — Presiento que cuando salgas de aquí, vas a ser mi mejor amigo porque voy a conocer toda la historia de tu vida.
— L-lo siento mucho, pero... N-no soy un buen conversador, así que preferiría no hablar.
— Sí, sí... Lo mismo dijo tu hermanito la primera vez y ya lleva como cinco años acudiendo a mí para terapias psicológicas con la excusa de cortarse el cabello.
«Así de buena ha de ser con su trabajo». Se dijo Gerard, ya que, desde que tenía dieciséis años, Mikey no le confió su cabello a nadie que no fuera Lindsey.
— O-oye, Li-Lindsey... ¿Q-qué edad tienes? — Aunque ella era muy linda y trataba de hacerlo sentir cómodo, él no podía calmar sus nervios.
— Treinta, cariño ¿Y tú?
«Bien, tenemos casi la misma edad».
— Treinta y dos. — Respondió Gerard. — Mi cumpleaños será en unos días.
— ¿Harás algo especial? — Preguntó conduciéndolo a su área de trabajo, donde primero se encargaría de depilar sus cejas y hacerle una urgente limpieza de cutis.
— No tengo nada planeado... La verdad... — Se quedó atónito de repente. — ¿P-pa-para qué es eso? — Preguntó al ver los materiales con los cuales Lindsey pensaba trabajar y entre ellos había cera.
— Para las cejas, duh. — Rió.
— ¿No puedes depilarlas con pinzas o con bisturí?
— No me discutas, Way, de esta forma será más fácil podar esos arbustos salvajes que tienes encima de los ojos y además, los resultados serán más duraderos.
— ¡P-pero me dolerá! — Tenía ganas de huir corriendo como el cobarde que era.
Lindsey sólo se rió de su actitud, no llevaba ni media hora con Gerard y ya lo adoraba porque le parecía un gordito adorable a quien sólo quería abrazar por horas.
Lindsey no me mintió cuando dijo que iba a tener que pasar HORAS metido en esa estética con ella.
Hasta ahora, sólo ha estado torturándome; me dolió como el infierno cuando me depiló las cejas con cera, cuando empezó a hacerme cosas raras en la cara, cuando me colocó un facial que me ardía...
¿Y se supone que las chicas hacen esto todo el tiempo? Porque a mí no me gustaría que me torturaran así de manera regular.
Seguro a Mikey le habría encantado estar aquí para verme sufrir.
Otra cosa en la cual Lindsey tuvo razón es en que terminaríamos haciéndonos amigos o algo así.
Soy muy místico con eso de los amigos, para considerar a alguien como tal, tengo que llegar a cierto nivel de confianza y además, esa persona y yo debemos dejar en claro con palabras que ya entablamos una amistad, porque si no, nunca me entero y seguimos siendo conocidos aunque hablemos todo el tiempo. Sin embargo, con Lindsey, la amistad se formó de inmediato porque ella me consideró su amigo sin siquiera conocerme.
Al principio me resistí ante ella, porque es tan extrovertida y explosiva, normalmente ese tipo de personas con tanta chispa y energía, me ponen nervioso, porque yo debo ser el tipo más apagado y tímido de todos.
Pero ella supo apañárselas para que nuestras horas juntos no fueran de silencios incómodos, me hizo preguntas que al principio me costaban responder, porque eran sobre mi antigua vida, sobre "Gerard el Arquitecto", luego terminamos hablando de mi cita, pues al parecer Mikey, el bocón de Mikey, le dijo que quería verme lindo para alguien.
«Ese monstruito está poniendo palabras en mi boca que yo no he dicho». Fue mi respuesta. «Estoy aquí porque Mikey me obligó. A mí no me importa mi imagen física».
Así empezó todo... Pero cuando parecíamos quedarnos sin tema de conversación, Lindsey me habló de sus gustos musicales, me preguntó si de casualidad sabía quiénes son Smashing Pumpkins y si me gustaría escuchar un álbum suyo llamado "Mellon Collie and the Infinite Sadness".
Yo amo esa banda y ese es mi álbum favorito.
Supongo, que así inician muchas de las mejores amistades.
La confianza de Gerard hacia la estilista aumentó desde el momento en el que empezaron a hablar de música, de Smashing Pumpkins saltaron a otras bandas y artistas como David Bowie, de música, pasaron a hablar de libros, ambos también compartían el mismo amor por J. R. R. Tolkien y demás. Gerard sentía que si estuviera en una historia de amor heterosexual, le habría pedido matrimonio a esa mujer antes que pedirle una cita como una persona normal.
Si lo pensaba, Lindsey era la descripción que había dado de la versión femenina de Frank; la mujer hermosa con tatuajes, además, su personalidad tan amable le recordaba un poquito a él... Finalmente lo asimiló, se encontraba pensando en Frank de nuevo, como si no pudiera sacárselo de la cabeza.
— ¿Qué corte de cabello te gustaría? — Le preguntó Lindsey después de lavarle el cabello.
— No lo sé. — Se encogió de hombros. — Tú sólo sorpréndeme.
— Bien, si tú lo dices... ¿Te gustaría cambiarte el color?
— ¿Puedo hacer eso? — Sus ojos se iluminaron como los de un niño pequeño, provocando una risa en Lindsey debido a la gran inocencia que había en él pese a ser todo un hombre.
— Cariño, tú puedes hacer lo que quieras, es tu pelo.
— S-sí... Pero... Es la costumbre, lo siento. Desde que tengo memoria he querido teñirme el cabello, pero mis padres siempre me han dicho que así no encontraré empleo, al menos no podría trabajar en lo que ellos quieren que trabaje, entonces, incluso en la escuela, tuve que reprimir mis deseos de teñirme.
— Pero ya no estás en la escuela y ya no tienes que pedir permiso a tus padres para hacer lo que te venga en gana.
— Aun así...
— ¡Gerard Way! — Puso sus manos en sus caderas. — Ya eres todo un adulto, ¿Hasta cuándo seguirás dependiendo de tus padres?
— Quizás... Hasta el día que me muera. — Se encogió de hombros.
— Escucha. — Ahora llevó sus manos a los hombros de Gerard. — Nunca serás feliz si no haces que lo que quieres hacer, si no buscas complacerte a ti mismo en vez de complacer a los demás. — Tenía tanta razón. — Por todo lo que me has contado. — Que fue bastante. — Sé que nunca te gustó ser arquitecto, que te gustaría hacer otras cosas, ¡Entonces haz esas otras cosas! Te ayudaré en lo que pueda, tengo la fiel creencia en que para sentirte bien en el interior debes verte bien en el exterior, y que el primer paso para tomar la confianza y la determinación para hacer lo que quieras es verte como te quieres ver ¿Sí?
— ¿P-por qué haces todo esto por mí?
«Ella actúa como si yo le importara y apenas acaba de conocerme».
— Porque somos amigos ¿No? Y por lo tanto, quiero que te sientas bien contigo mismo.
— Nunca había hecho un amigo con tanta rapidez.
— Porque nunca has conocido a alguien como yo. — Guiñó un ojo, logrando hacer reír a Gerard. — Ahora dime, ¿De qué color quieres teñirte?
— Pues... Desde que era un adolescente, siempre tuve muchas ganas de teñirme de rojo fantasía. Un dato curioso es que, ya que nunca pude hacerlo, para no sentirme tan frustrado, cada que creaba un nuevo personaje para algún juego online, le colocaba el cabello rojo, porque así era como quería verme.
— Oh... Vaya... — Su sonrisa se amplió. — Así que juegas juego online ¿Huh? Pues parece que ya tenemos otra cosa en común, Way. Joder, si me gustaran los chicos, te pediría matrimonio.
No supe por qué impresionarme primero; si porque juega juegos online también o por ese "si me gustaran los chicos".
— ¿Eres lesbiana, Lindsey?
— Sip. — Asintió. — Me gustan las chicas, de hecho, esto sonará enfermizo e incluso estúpido considerando mi edad, pero tengo una especie de crush con una chica de un videojuego.
— ¿Ah sí?
— Sí, su nombre es Claudia, "GothClaudia", jugar con ella es genial, llegó nueva a mi gremio hace unos meses, al principio no sabía jugar, pero era muy adorable porque siempre que cometía errores, pedía perdón, se disculpaba mucho y decía cosas como "prometo que mejoraré", y al final lo logró, luego subió de nivel DEMASIADO rápido, no sé cómo hizo, es como si jugara todo el día. Ella me cae muy bien por ser tan dulce y cariñosa con todos en el gremio, es todo un amorcito ¡Y de paso también es lesbiana! ¡Aaaahhh! — Llevó sus manos a sus mejillas mientras se movía de lado a lado como loca. — Pero obvio que no es un crush en serio, porque ella es una chica como once años menor que yo y además debe vivir a kilómetros de aquí, pero nadie le quita que sea tan linda y una gran jugadora además.
— Jejejeje. — Rió nervioso. — Qué cosas ¿No?
El mundo era más pequeño de lo que él pensaba, primero había conocido a Alioth en persona y ahora resulta que Lyn-z era su estilista.
— De hecho, ¡GothClaudia tiene el cabello rojo! Y es un hermoso tono de rojo, me inspiraré en mi crush virtual para tu nuevo look, si no te molesta. — A este punto, Gerard contenía un poco la risa, si ella supiera que ahora estaba en presencia de GothClaudia.
Lindsey quiso desde un principio que la transformación de Gerard fuese toda una sorpresa, por eso no lo dejó mirarse al espejo en todo el día, tampoco iba a permitirlo hasta que estuviera completamente listo. El proceso que tenía que llevarse a cabo en el cabello de Gerard iba a ser larguísimo, tedioso y complicado, ya que lograr llevar el cabello naturalmente oscuro de Gerard al rojo de GothClaudia no era algo que pudiera pasar en un día, pero ese era un reto que Lindsey se había propuesto a sí misma para auto-realizarse.
— Oye, Gee... — Le preguntaba mientras le decoloraba primero el cabello. — ¿Cómo es el hombre con el que saldrás?
— Es guapo.
— ¿Mucho? — Él se encogió de hombros.
— Sí, bastante. Últimamente he estado conociendo muchos hombres atractivos... Bueno... Sólo han sido dos, pero es sorprendente porque ambos me invitaron a salir.
— ¿Y qué te llevó a aceptar esta cita?
— Que el tipo insistió mucho, porque si no, habría dicho que no.
— ¿Y por qué? ¿No dijiste que era atractivo?
— Lo es, pero de todos modos, no quiero salir con nadie, no me siento cómodo con eso.
— ¿Por qué?
— Porque no sé hablar con las personas.
— Por si no te das cuenta, estás hablando conmigo.
— Al principio me costaba hacerlo, lo sabes. Si no fuera porque me insististe... No estaría ahora hablándote con confianza.
— ¿Y fue difícil?
— Es que tú lo hiciste sencillo.
— ¿Y quién dice que tu cita no podrá hacerlo sencillo también? Creo que, si te insistió tanto para salir contigo como tú dices, también hará todo lo posible para que hables con él y le muestres lo genial que eres como persona.
— ¿Y si no resulta ser así?
— Entonces esa persona no vale la pena. Tú mereces a alguien que tenga tanto interés en conocerte, que busque todas las maneras posibles de hacerte sentir cómodo.
—... El primer hombre que me invitó a salir. — Ahí estaba de nuevo hablando de Frank. — No me insistió tanto como éste, pero es porque ya antes había hecho muchas cosas lindas por mí y yo lo alejé, me mostró interés pero se terminó cansando, supongo... Cuando rechacé su invitación, incluso me sentí contento porque pensé que me evitaría problemas, pero ahora me arrepiento... Ahora desearía salir con él y probablemente nunca volveré a verlo.
— Dime una cosa, si volvieras a verlo y se te presentara de nuevo la oportunidad de conocerlo... ¿Está vez sí la aprovecharías?
—... Yo... Creo que sí.
— ¿Cómo que "crees"? Deberías estar seguro. — Negó con la cabeza. — Sea como sea, yo digo que puedes verlo de nuevo, todo depende.
— ¿De qué?
— No lo sé... Yo pienso que si las cosas tienen que pasar, pasarán. Creo que si es tu destino volver a ver a ese hombre, en algún momento lo encontrarás por mera "coincidencia".
— ¿Por qué ese énfasis en "coincidencias"?
— Porque no creo en eso de las coincidencias, a decir verdad, en la vida suceden cosas impresionantes y algunas son demasiado raras y demasiado fuertes para ser sólo coincidencias.
Lindsey es tan sabia y suena tan convencida con sus palabras, que en estos momentos no me gustaría otra cosa más que ella tenga razón.
Creo que la tiene... Después de todo, no creo que haberla conocido irl haya sido sólo una coincidencia, porque como ella misma dice, es algo demasiado raro y demasiado fuerte... Porque ella sólo llegó de la nada a aportarme la seguridad que tanto necesito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top