11.Date With Gee

— Te contaré una anécdota divertida. — Bert estaba hablando sobre cualquier cosa para seguir manteniendo la atención del pelinegro y luego "atacar". — A veces suelo ser taaaaan distraído... Como hoy, que se suponía que venía a comprar algo para cenar, pero mira. — Le mostró su bolsa de compras. — Sólo me llevé unos dulces y no recordé lo importante sino hasta que estuve en el estacionamiento. — Rió. — Siempre me pasan estas cosas, incluso en el trabajo...

— Ah, ¿Sí? — Gerard rió también. — Bueno, no te preocupes, a veces yo también suelo ser muy distraído y olvidadizo.

— ¿En serio?

«Es el momento, Bert, ¡Ataca!». Se dijo a sí mismo.

—... Porque tú solías regañarme mucho por ser un despistado... Señor Way. — Pronunció su apellido con un tono bastante seductor.

Por su parte, Gerard se quedó atónito, parpadeando con mucha rapidez.

— C-cómo es que... — Se encontró con un nudo de nervios atorado en su garganta, el cual no le permitía hablar. — T-tú... C-cómo... — Tragó saliva pesadamente. — ¿Cómo es que sabes mi nombre?

— ¿No me recuerdas? — Gerard se encontraba con una especie vacío mental, no sabía quién podría ser el hombre frente a él, sentía que nunca lo había visto antes. — ¿No reconoces mi voz? Yo te reconocí porque sigues teniendo esa voz de ángel tan inconfundible. — Concluyó con una gran sonrisa, Bert sí que sabía lo que estaba haciendo.

— V-voz de ángel... — Le dio varias vueltas a su cabeza, ya estaba comenzando a recordarlo. — ¡ESPERA! — Gritó boquiabierto, llamando la atención de todos. — ¿Tú eres aquel hombre que solía supervisar? ¿Robert... McCracken?

— ¡Así es! Hace mucho tiempo que renunciaste y no volví a saber nada de ti ¿Qué estás haciendo ahora?

« ¡AUCH!». Se dijo Gerard, sintiendo como si lo hubiesen golpeado en el estómago al haber recibido esa pregunta. «Golpe bajo».

— Y-yo... Je... Estoy desempleado de momento y-y e-es que... Estoy en una especie de viaje de auto-descubrimiento ¿Sabes? — Mintió. — Como un año sabático.

— Oh... — Bert asentía embobado. — Eso suena genial. Tu vida debe ser muy interesante, Gerard.

— Bastante... — Respondió, comenzando a pensar en que sólo quería ir a casa a jugar con Kyran y McCracken lo estaba retrasando.

— Entonces... No te retrasaré más. Pero. — Hizo énfasis en el "pero". — Me gustaría verte de nuevo, ya sabes... Para hablar, ponernos al día y llegar a conocernos más ¿No te gusta la idea?

«NO ¡¿POR QUÉ TODOS SE EMPEÑAN EN INVITARME A SALIR?!».

— Y-yo... N-no lo sé, porque... V-verás...

« ¿Ahora qué excusa puedo inventarle? ¿Cómo puedo fingir que vivo ocupado si ya sabe que estoy desempleado?».

— No necesariamente tiene que ser este fin de semana. — Se apresuró el rubio. — Podría ser el próximo.

— Ese día yo...

— ¿También estás ocupado? — Continuó interrumpiéndolo. — No te preocupes, el fin de semana siguiente a ese también estoy disponible, podría ser el... — Sacó su celular para corroborar su agenda. — El viernes seis de abril tengo que hacer un viaje por trabajo a Chicago, pero regresaré al día siguiente temprano por la mañana, así que esa noche podemos ir a tomar unos tragos o a donde prefieras ¿Te parece?

A diferencia de Frank, Bert lo había dejado sin escapatoria alguna, a Gerard no le costó entender que no importaba su respuesta, McCracken seguiría insistiendo hasta lograr salir con él, así que no tuvo opción.

— S-sí. — Se encogió de hombros. — M-me parece bien.

— Entonces, perfecto. — Le mostró una sonrisa triunfal, seguidamente, le entregó su celular. — Deberías darme tu número para poder mantenernos en contacto ¿No? Así puedo llamar o enviarte un mensaje si surge algún imprevisto.

Gerard sólo suspiró y obedeció, no era como si tuviese otra opción, Bert era muy bueno persuadiendo a los demás.

— Bien. — Dijo al recibir su teléfono de vuelta, ahora con el nombre de Gerard Way en su lista de contactos. — Entonces nos vemos... Fue un placer volver a verte, voz de ángel.

— No me llames así, McCracken. — El rubio soltó una risita ante el tono que utilizó Gerard con él al decir esa frase, fue como si volvieran a los viejos tiempos.

Así que Bert se marchó hacia la caja para pagar por la pizza congelada que tuvo que meter a su cesta, mientras que Gerard se quedó en su lugar completamente estático, procesando todo lo que acababa de ocurrir; dentro de dos semanas tendría una cita con Bert.

«NOOOOOOOOOOOO». Estaba gritando internamente. « ¡MALDITA SEA NO PUEDO SALIR CON ÉL!».

Con su corazón latiendo muy rápido, compró unas cuantas cosas más, se aproximó a la caja para pagar sus cosas, iba a comprar una de las invocaciones nuevas de Magique Landscape, sin embargo, en el sitio donde siempre estaban los productos del juego, estaba vacío.

«Lo que me faltaba...». Suspiró. «Ahora tendré que hablar con el cajero».

Cuando iba a comenzar a escanear los productos de Gerard, la cabeza de Ray, como siempre, daba vueltas mientras se decía a sí mismo: «Háblale, háblale, al menos pregúntale su nombre». Pero su timidez no se lo permitía. Ray siempre arruinaba las cosas para sí mismo de esta manera: Todo el tiempo quería hablar con las personas pero no sabía cómo, al final se acobardaba y terminaba sin decir siquiera "hola", privándose a sí mismo de la oportunidad de tener nuevas amistades.

— Dis... Culpa... — El mayor habló primero. — ¿Sa-sabes si llegarán las nuevas invocaciones de Magique Landscape?

«Qué coincidencia». Pensó Ray, quien en algún momento del día se convenció de que este cliente le preguntaría eso si llegaba a aparecerse en la tienda ese día.

Esa tarde, Ray también quedó sorprendido cuando fue a comprar las nuevas invocaciones y se dio cuenta de que ya no había ningún producto de Magique Landscape, al principio pensó que los habían descontinuado de la tienda porque no muchas personas los compraban debido a que es más cómodo comprar estas actualizaciones por internet, sin embargo, su jefa le dijo que las nuevas actualizaciones llegarían al día siguiente, y también había dicho algo muy curioso: «Los únicos que compran esas cosas son tú y el tipo raro que viene todos los días», en referencia a Gerard.

— Lo siento. — Contestó el joven. — Las nuevas actualizaciones estarán disponibles a partir de mañana.

— Oh, bueno, está bien. — Sonrió amablemente.

— La nueva invocación traerá productos muy interesantes. — Tuvo el valor para decir algo más. — Aunque, los premios de la primera tanda son sólo trajes y efectos que no me interesan, yo voy a por los premios de la segunda tanda; hay unas armas y unos poderes mágicos increíbles que... — Notó la cara de estupefacción de Gerard. — L-lo siento, hablé demás... Es que sentía que si no hablaba contigo iba a terminar explotando. — Rió tímidamente. —... S-se ve que te gusta Magique Landscape y no conozco a nadie en la vida real que también lo juegue.

— S-s-sí, s-sí... Y-yo tampoco. — Respondió Gerard. Definitivamente, ese día traería muchas sorpresas para él. — ¿Decías sobre las invocaciones?

— Bueno... Si llego a ganar los premios de la primera parte, seguramente los venderé por algo mejor, pero en la segunda tanda vienen unas armas asombrosas que valen muchos puntos. —

«Okay, Ray, es el momento ¡Pregúntale su username!».

— Oye ¿C-cuál es tu...?

— ¿Mi nombre? — Interrumpió el mayor, dándose cuenta de que Ray estaba por preguntar su user y a pesar de que el muchacho parecía muy simpático y buena compañía, no quería decirle que en el juego era una chica. — Gerard ¿Y el tuyo?

Me llamo Ray, tengo un gremio muy genial en el juego, quizás si me dices tu user...

Para suerte de Gerard, en ese momento Ray le estaba entregando la bolsa con su compra, entonces, el tipo que estaba detrás de Gerard en la fila para pagar, quien se estaba impacientando por la tardanza del cajero, en cuanto vio que el pelinegro había recibido sus cosas, se aproximó a dejar sus cosas en la caja, matando así su conversación.

— M-me tengo que ir. — Dijo Gerard, hablando muy rápido. — ¡Buenas noches, Ray!

Salió rápido de la tienda, pensando: «Eso estuvo cerca».

Estaba considerando no volver a ir a ese mercado porque siempre sucedían cosas raras allí; cajeros que juegan Magique Landscape, hombres apuestos que lo invitan a salir... No era el ambiente cómodo y seguro donde quería estar.


¡Qué suerte tengo!

Si tan sólo McCracken me hubiera dejado alguna opción...

Ese hombre tienen una determinación increíble, no aceptó un no por respuesta

¿Debería cancelar esa reunión con él de todos modos?

Porque no quiero salir con él, ¡No quiero salir con nadie!

Si estuviera interesado en hacer amistades irl le habría dicho que sí a Frank Iero en primer lugar.

De hecho, no quiero salir con Bert por las mismas razones; es un hombre increíblemente hermoso y atrayente, frente a él no soy nada, además de que no soy lo suficientemente interesante como para pasar horas en algún sitio hablando con él, más bien, me cuesta mucho hablar con las personas y aparte, siempre mato los temas de conversación... Sólo quiero ahorrarle una decepción a Bert.

Mañana Mikey vendrá a mi casa, ya que toca nuestro día de vagancia semanal, pero no quiero hablar del tema con él porque está claro que, sin importar qué, me dirá que salga con Bert, porque lo que Mikey más quiere es que socialice ¡¿Pero qué pasa si yo no quiero socializar?!

Descartando la idea de hablarlo con Mikey, creo que lo mejor será hablarlo con alguien imparcial... Lo hablaré con Kyran.


Gerard regresó a su casa, preparó su cena, después de comer bebió una lata de cerveza y dejó otra sobre la mesa de su ordenador junto con sus frituras para poder jugar más cómodamente hasta el amanecer. Al tener la seguridad de que al día siguiente no regresaría al mini-mercado (o al menos no en el horario de Ray), compró las nuevas invocaciones por internet, no podía esperar para probar suerte y ver cuántos premios ganaría. En sus tiempos de gloria, el azar de las invocaciones jamás le importó, pues podía comprar cuantas quisiera hasta obtener todos los premios, no obstante, ahora mismo, estando corto de dinero, comenzó a valorar más lo que era la suerte, pues lo que obtuviera con el paquete de invocaciones que compró, sería definitivo, ya que no iba a poder seguir comprando hasta dentro de cierto tiempo.

Esa noche, Kyran no se conectó; el día anterior sí se había conectado pero jugaron juntos sólo por una hora, pues Kyran estaba cansado, el día antes que ese, pasó lo mismo, y el día antes, tampoco se conectó, cada vez estaba menos disponible para jugar y este hecho asustaba un poco a Gerard, pues no estaba listo para revivir la separación con Fun Ghoul, sólo que esta vez con Kyran.

Únicamente estaban disponibles Lyn-z, Alioth, Edén y Orpheus. Cuando Claudia apareció en el sitio donde estaban sus amigos, Edén se estaba quejando de que trabajar es muy cruel.

— Ah ¿Conseguiste trabajo? — Preguntó Claudia.

— ¡SÍIII! ¡Y ES HORRIBLE! He estado repartiendo pizza desde hace como dos meses y es un fastidio.

— Está haciendo drama. — Agregó su novio. — Sus padres tienen dinero, pero él sólo quiere demostrar que es independiente... Lo mismo estoy haciendo yo, sólo que a mí sí me va bien en mi trabajo y no me quejo.

— Sí, pero por lo menos tú no tienes que andar en una estúpida moto todo el día procurando llegar en menos de treinta minutos a todas partes porque hay clientes que son unos idiotas y ya no te pagan si te tardas sólo unos minutos más.

— Pobrecito. — Respondió la pelirroja. — ¿Cómo hay gente tan desconsiderada en el mundo? — Gerard comenzó a sentir un poco de remordimiento porque a veces él hacía lo mismo y gracias a Edén se había dado cuenta de que el asunto de los treinta minutos y la gente que lo aprovechaba al máximo era como un problema extendido de los repartidores.

— De hecho, en mi primer día de trabajo, hace como dos meses, un idiota me hizo eso, fue un desastre. Mis padres insisten en que no debería trabajar si no tengo ganas, que por ahora me concentre en estudiar y luego me independice, pero he oído que si no empiezas a trabajar desde joven, nunca aprenderás lo que es ser un adulto y cuando te toque ser independiente, no sabrás cómo lidiar con las responsabilidades y te refugiarás en tus padres por siempre ¡Yo no quiero que eso me pase!

— Estás exagerando. — Contesta Claudia. — No creo que eso sea cierto, jajajajajajajajaja.

«Jajajaja... Eso explicaría muchas cosas sobre mí». Pensó Gerard quien nunca supo lo que es trabajar sino hasta que se graduó de la universidad.

— Pues no lo sé. — Dijo Lyn-z. — Yo he tenido trabajos de medio tiempo desde los diecisiete más o menos, no porque mis padres no me dieran dinero, sino que yo quería ganarlo por mí misma.

— Yo igual tengo un empleo mientras estudio. — Dijo Alioth. — Creo que todos aquí tenemos uno porque, ya sabes, siempre surge la necesidad de irte de casa y valerte por ti mismo, no hay nada mejor que no depender de nadie.

Gerard sintió ese comentario como si le hubiesen disparado con una pistola.

— ¿Tú tienes un empleo, Claudia?

— Es cierto. — Dijo Lyn-z. — ¿Trabajas? Yo creo que sólo estudias, por eso tienes tanto tiempo para conectarte ¿Verdad?

Y ese comentario fue como otro disparo.

— ¿Por qué perdemos el tiempo hablando de nuestras vidas personales y no jugamos y ya? Jeje...

— No te preocupes, Clau. — Le dijo Orpheus intentando darle ánimos. — Si aún no quieres trabajar no importa, no todos se independizan al mismo ritmo, tú tómate tu tiempo, aún eres joven.

«Si tan sólo supieran todo el tiempo que me he estado tomando...».


No soporto cuando hablan sobre sus vidas. Ninguno de mis amigos en el juego vive una vida como la mía, todos ellos son independientes, estudian, tienen un empleo estable y el juego está en segundo plano, sólo es una distracción, una forma de recrearse.

Lo bueno es que los chicos me tomaron la palabra y comenzamos a resolver misiones juntos igual que siempre, más tarde, se nos unió Lovegood. Entre todos habíamos quedado en que haríamos una reunión completa del gremio para probar las invocaciones juntos y ver qué premios nos tocaban, así podríamos intercambiarlos.

Sólo espero que Kyran esté disponible para mí, porque últimamente se ha estado conectando muy poco y no todos los días como antes, hace poco estuvimos hablando sobre las últimas cosas que han pasado en nuestras vidas, yo le conté que mi relación con mi hermano ha estado mejorando y él que ha estado saturado con trabajo. Así fue cómo descubrí que Kyran es arquitecto, bendita casualidad... Y ya que recientemente no se conecta de una manera tan constante, vivo asustado; temo que le pase como a mí, que su trabajo termine consumiendo todo su tiempo y tenga que decidir entre eso y los juegos... Y estoy seguro de que elegirá su empleo, después de todo, yo soy el único loco que deja su trabajo para dedicarse a hacer nada.

He estado teniendo una pequeña psicosis con la idea de que algún día Kyran dejará el juego y me dejará solo.


— Frankieeeeee. — Bert se sentó sobre el escritorio del castaño mientras cantaba su nombre con una voz aguda.

— ¿Qué quieres de mí? — Respondió hastiado.

— Quiero que digas que soy el ser más perfecto de este planeta y de todos los demás, incluso los que no han sido descubiertos aún.

— ¿Y por qué? — Soltó una pequeña risa.

— Jijiji. — Sólo bastó con restregarle en la cara su celular con el nombre de Gerard Way destacándose entre sus contactos. — ¿Qué te parece? Soy muy suertudo ¿No?

— ¿Cómo...? — El que Bert tuviese el número de Gerard era algo tan imposible de creer para él, que por un momento pensó que ese no era realmente el celular de Bert, sino el suyo, ya que ambos tenían el mismo modelo. — Regrésame mi celular, idiota. — Cuando trató de arrebatárselo, se dio cuenta de que realmente se trataba del celular del rubio, que podía diferenciarse perfectamente por su funda, la cual tenía la caricatura de un patito y decía "shut the duck up". — ¿C-cómo es que tienes el número de Gerard en tu celular? — Estaba boquiabierto. — ¡No me digas que lo tomaste del mío!

— ¡Claro que no! Tú mismo me retaste a ir al mini-mercado y pedirle su número por mi cuenta, y eso hice.

— ¡¿Pero cómo es posible que lo hayas logrado en el primer intento si yo pasé días tratando de encontrármelo allí?!

— Fue cuestión de suerte.

— Pues maldigo tu puta suerte.

— Ya, Frankie. — Revolvió el cabello del castaño para hacerlo enojar más. — No seas tan celosito.

— Celosita tu puta madre. — Apartó la mano de su amigo. — Seguramente te dio su número porque lo acosaste hasta dejarlo sin opciones.

— Puede ser, pero no creo que mi acoso haya sido grave cuando él aceptó ir a una cita conmigo.

— ¡¿PERO QUÉ...?!

— Ejeje. — Le sacó la lengua. — Ahora entiendo todo, rechazó tu invitación a salir porque no le gustaste, pero seguramente yo le parecí tan fascinante que no lo pensó dos veces antes de decirme que sí.

— Estoy seguro de que estás mintiendo.

— Si quieres lo llamamos ahora para que escuches de su hermosa voz que saldremos en dos semanas.

— Repito: Lo acosaste hasta dejarlo sin opciones, yo lo sé. Te conozco, estoy seguro de que insististe e insististe, de modo que él pudo haberte dicho que estaría ocupado todo el año sólo para evadirte y aun así tú habrías programado una cita para el año que viene con tal de salir con él. Es más, también estoy seguro de que no es una cita como tal.

— Bueno... No te equivocaste, tienes razón. — Se encogió de hombros.

— En todo, en todo tengo razón. — Bert se estaba retorciendo de la risa por la reacción de su amigo, lo conocía bien y podía darse cuenta por la manera en que discutía que Frank estaba muy ardido con el asunto.

— Sí, insistí mucho, que es lo que tú debiste hacer en un principio, yo sólo aproveché la oportunidad que tú dejaste pasar, así que no tienes por qué irritarte.

— No estoy irritado. — Dijo cruzándose de brazos, viéndose como un niño al inflar sus mejillas y fruncir el ceño.

— También tienes razón en que no es una cita como tal, sólo iremos por unos tragos y hablaremos, así que si te nos quieres unir...

— No, gracias.

— ¿Cómo que "no, gracias"? Te estoy dando la oportunidad de volver a ver a Gerard ¿La vas a desaprovechar?

— Da igual, sal con él.

— ¿E-e-estás seguro? — Bert quedó impactado ante esta nueva reacción por parte de Frank.

— Sí, sí. Hablo en serio, no quiero hacer mal tercio.

— Bueno... Si tú lo dices... Si quieres volver a dejar pasar tu oportunidad, está bien, pero déjame decirte que esa manera de actuar no te llevará a nada bueno.

— Ni ti llivirí i nidi biini ¡Ya quítate de aquí y déjame trabajar en paz!

— ¡Aaayyyy! — Con mucha fuerza, se lanzó a abrazar a su mejor amigo sin importarle que en ese momento hubiese gente a su alrededor mirándolos mal. — ¡Ese es el Frankie rencoroso y malhumorado que conozco! — Para hacer molestar más a Frank, continuaba despeinando su cabello y dándole besos en la mejilla y frente. — ¡Eres tan adorable! Ñuñuñuñu.

— ¡Qué asco! ¡Déjameeeeee! — Protestaba el castaño tratando de liberarse de los brazos de su fastidioso mejor amigo.

Lo que Bert no sabía era que en ese mismo instante, mientras que él se encontraba molestando a su mejor amigo y alardeando sobre su cita, desde la comodidad de su cama, abrazado a su delfín de peluche en espera de Mikey, Gerard estaba pensando seriamente en cancelar la cita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top