08.Pete Wentz/Atlais

— ¿Estás preocupada por algo? — Le preguntó Kyran al darse cuenta de que esa noche no era la misma Claudia animada y habladora de siempre.

— Yo, eh... — Estaban sentados en el árbol donde solían sentarse a hablar por horas. — Podría decirse que sí.

— ¿Tuviste un mal día?

— Podría decirse que sí x2

— No quieres hablar sobre eso ¿Eh?

— Podría decirse que sí x3

— ¿Sabes? Cuando yo estoy cansado por el trabajo o estoy teniendo un mal día, suelo venir aquí y distraerme completando misiones. Me gustaría desahogarme con alguien, y no es que no tenga con quién, porque tengo un mejor amigo a quien adoro como si fuese el hermano fastidioso que no tengo...

— Si quieres un hermano fastidioso, te regalo al mío. — Dijo Gerard en voz alta, mientras leía las palabras de Kyran.

— También podría hablar con los del gremio, pero lo que pasa conmigo es que nunca me gusta hablar de mis cosas porque siento que estaría amargando a los demás innecesariamente, así que me termino amargando solo. Odio mucho arruinar el ambiente y por eso siempre callo mis problemas y trato de afrontarlos sin ayuda de nadie, sin que nadie se entere. Supongo que eres igual a mí.

— En parte, supongo... Creo que a nadie le gusta que los demás tengan que cargar con sus problemas cuando tienen los propios.

— Sí, pero a veces es necesario desahogarse. Siempre llega un momento en que explotas y terminas sacándolo todo... ¿Sabes, Claudia? Una vez confié mucho en alguien de otro juego, él siempre era muy sincero con sus sentimientos y me hablaba sobre su vida y sus problemas, yo siempre lo ayudaba y no me molestaba para nada que me contara sus cosas, más bien, adoraba que confiara tanto en mí. Fue entonces cuando me di cuenta de que no me gusta que los demás carguen con mis problemas pero a mí sí me gusta ayudar a los demás, sobre todo si es alguien que me importa... Y tú me importas.

Gerard le tomó screenshot a ese mensaje con la intención de atesorarlo por siempre, porque ese mensaje fue lo mejor que le habían dicho en años, porque ni su propia familia era tan linda con él como lo era Kyran, era como si Kyran fuese el único a quien le importara... Y ese sentimiento sólo se lo había aportado alguien en el pasado; ese alguien era Fun Ghoul.

— Que sea nuestro secreto. — Continuó Kyran, llevando su dedo índice a sus labios, lo cual estaba matando a Gerard, quien estaba convulsionando frente a su ordenador.

«Por alguna razón, siento un extraño calor aquí». Llevó una mano a su pecho.

— Sea como sea, Claudia... ¿A ti te importaría si yo me desahogara contigo de vez en cuando?

— ¡Adelante! Puedes confiar en mí, no se lo diré a nadie. — Respondió rápidamente. — Además, no estarías amargándome ni molestándome porque tú también me importas.

— Entonces perfecto. Te contaré cada vez que esté mal y a cambio, confía más en mí ¿Sí? Promételo.

— L-lo prometo.

— Entonces, espero que mañana podamos hablar bien de lo que sea que te esté molestando. Me gustaría seguir hablando contigo, pero sabes que mañana tengo trabajo y debo dormir.

— Buenas noches, Kyran y gracias por todo de nuevo.


Cada vez deseo con más intensidad sacar a Kyran del juego.

¿Por qué en la vida real no pueden existir hombres así?

Aunque... Claro... Kyran tiene que existir en la vida real, es decir, duh, es alguien que está jugando online con un avatar.

Pero estoy seguro de que ese alguien está fuera de mi alcance, a muchos kilómetros de mí.

Ojalá yo fuese afortunado, ojalá conociera a Kyran en la vida real.


Se quedó jugando unas cuantas horas más hasta que le dio sueño. Gracias a Kyran, se había olvidado por completo de que no había contestado el mensaje de Frank.

... Frank...

Aún era curioso para él que el hombre se llamara como el gato inútil que le regaló a Kyran en navidad, era una coincidencia bastante extraña.

— Debería responder... — Musitó tomando su celular en sus manos.


Últimamente he descubierto esta nueva faceta en Kyran... Ahora me está demostrando que no siempre es el chico alegre que suele ser a diario, sino que también tiene preocupaciones y aun así... Se toma tantas molestias al estar preocupándose por mí. Carga con sus propios problemas y siempre está dispuesto a ayudarme, igual que los del gremio... Hasta Frank.

Tengo que responderle ahora lo primero que se me venga a la mente, sin pensarlo mucho. Y que pase lo que tenga que pasar.


— ¡MIIIIIEEEEERRRRDAAAAAA! — Gritó después de haber enviado el mensaje. — ¡SON LAS CUATRO DE LA MAÑANA! ¡METÍ LA PATA! ¡LO MOLESTARÉ! ¡NOOOOOO!

Luego se cagó del susto cuando alguien tocó su puerta a esa hora, pero pudo calmarse cuando escuchó la voz de la señora que vivía en el departamento de al lado pidiendo hablar con él. Al abrir la puerta, la señora lo regañó como su madre nunca lo había hecho, diciéndole cosas como "¿No piensas dormir?", "¿Qué clase de horas son estas para estar gritando?" y "¡Creo que despertaste a todo el edificio!". Esa misma vecina (y unos cuantos más) ya se habían quejado de que él hacía mucho ruido, escuchaba la música muy alta y chillaba demasiado. Como siempre, muy apenado, Gerard se disculpó y tuvo que prometer guardar silencio e irse a dormir.


Un día de estos me echarán del edificio si continúo así.


"Lamento dejarte en visto, es que estaba ocupado.

En cuanto a tu invitación para celebrar mi recuperación, considero que en parte fue mi culpa por no ver por dónde iba y sé que no debería tomármelo tanto a la ligera, pero en parte lo hago porque gracias al cielo el asunto no pasó a mayores. También está el hecho de que pagaste por todo mi tratamiento... Me temo que no puedo seguir causándote molestias. Espero que puedas entender".

Ese mensaje fue lo primero que vio Frank al despertar.


Sé que al menos debí aceptar la invitación para agradecerle mejor a Frank por todas sus atenciones.

Sea correcto o no, yo en parte quiero salir con él.

Pero...

También sé que lo mejor fue haberlo rechazado, porque vamos, salir con alguien como Frank debe ser una oportunidad única, supongo que son cosas que no le pasarían a cualquiera y menos deberían pasarme a mí.

Esa salida podría ser el inicio de algo; no de la historia de amor que están esperando Lovegood y Orpheus, pero quizás sí una amistad que podría llegar a ser problemática para mí.

Ser amigo de Frank implicaría muchas cosas. Primero; que debería mejorar mi aspecto porque un hombre como él no puede ser visto con alguien que se descuida tanto y sale siempre a la calle con la misma ropa, o sea yo. Segundo; sería complicado (y hasta vergonzoso) explicarle sobre mi situación, no creo que se tome bien que soy un NINI de élite porque yo escogí esta vida. Siento que no podría entenderlo y se uniría a Mikey y a mis padres en la insistencia de "conseguir una vida" que me aleje de la que yo quise vivir. Y no podría soportarlo.

¿Pero por qué me voy tan lejos al fantasear? Ni siquiera debería molestarme en pensar en lo que sería tener una amistad con él si más bien, debería tener por seguro que lo asustaría en ese primer encuentro.

Es lo mejor haber dicho que no esa invitación. Así le ahorro una decepción a Frank, porque a mí no me pondría tan triste que él me rechazara, ya estoy acostumbrado y todo me da igual.

También es lo mejor porque así podré seguir enfocándome en mi vida online sin interrupciones, sin dramas ni responsabilidades que quieran detenerme, así que, pensándolo bien, me siento liberado al haber dicho que no, porque podré seguir viviendo en paz con Kyran y el gremio.

Me siento bien a pesar de todo, fui amable con él y no se lo tomó mal. Me levanté a las dos de la tarde hoy, vi que su mensaje llegó a las siete de la mañana y decía: "Entiendo, no te preocupes". Eso significa que se lo tomó bien ¿No?

De todos modos, aunque no lo vuelva a ver, estoy tranquilo, porque así es cómo debería ser.

Sí, estoy feliz y tranquilo.


Gerard fue a comprar su comida chatarra y un par de cervezas al mini-mercado a las cuatro de la tarde. Estaba tan de buen humor, como si hubiese aceptado salir con Frank, pero en realidad, si hubiese aceptado, no estaría tan feliz en el exterior, sino preocupado por muchas cosas como su apariencia, por ejemplo.

Incluso Ray se dio cuenta de su buen humor cuando entró a la tienda, y comenzó a preguntarse qué habría pasado para que estuviera con ese estado de ánimo, porque normalmente Gerard entraba con cara de suicidio. Más sorprendente fue cuando el mayor puso sus cosas en la cesta, incluyendo un paquete de dinero para Magic Landscape, antes compraba muchos de esos, pero ahora sólo llevaba uno, pero eso no era lo sorprendente, sino que cuando estuvo en la caja frente a él, le sonrió directamente, cosa que jamás había hecho.

— Hola. — Lo saludó por primera vez y sin quitar la sonrisa.

— Ho-hola. — Lo saludó de vuelta el cajero, muy sorprendido de que el hombre asocial le estuviese hablando.

En ese momento, justo estaba escaneando el código de barras del producto de Magic Landscape y quiso por fin preguntarle a Gerard cuál era su username para así poder jugar juntos. Gerard iba al mini-mercado casi a diario, pero el cajero nunca se atrevía a hablarle a pesar de que tenía muchas ganas de hacerlo. Por alguna razón, ese hombre desaliñado llamaba su atención y quería llegar a conocerlo. Para él, Gerard era de la clase de persona a la que ves y dices "quiero que sea mi amigo", sin un motivo en específico.

Pero de nuevo, se acobardó, no le dijo nada y lo dejó ir.

«Mañana sí le hablaré». Se dijo.

Gerard volvió a su casa manteniendo su buen humor, preparó los fideos instantáneos que había comprado y fue a sentarse a su ordenador, listo para acceder a su cuenta y jugar el adictivo juego hasta el cansancio.

Cada vez que tenía la oportunidad de entrar a WhatsApp, Frank se detenía a mirar el mensaje de Gerard. Era una pena que lo rechazara de esa manera, porque en serio tenía ganas de salir con él y llegar a conocerlo, pero ya le había dicho que no. Y él pudo haber insistido, estaba seguro de que si hubiese sido a Bert a quien rechazaban en su lugar, él hubiese insistido hasta que Gerard dijera que sí, pero ahí estaba el detalle; Frank no era Bert. Frank era menos perseverante, entendía lo que era un "no", además, consideraba que cuando insistió en comprarle los medicamentos a Gerard, llevarlo a casa y pedirle su número aunque en un principio se negó, ya había sido suficiente. Frank sentía que si insistía más, era él quien iba a terminar causando molestias.

— Señor Iero... — La voz del pasante que iba todas las tardes a entregarle sus recados, fue lo que lo hizo tener que volver a centrarse en su trabajo. — ¿Está bien, señor? Estoy hablando con usted.

— Ya te he dicho mil veces que no me llames señor, Pete. No soy tan mayor.

— Lo siento, señor Iero, pero mi papá dice que siempre trate con respeto a todos los que trabajan aquí... Además, usted está a punto de cumplir treinta, para mí, eso es ser muy mayor.

— Cuando llegues a los veinticuatro, ya no pensarás lo mismo... ¿Qué quieres?

— Vengo a dejarle estos papeles que tiene que firmar. — Los dejó en su escritorio. — Eso fue lo que le dije, pero no me prestó atención.

— Es que estaba distraído, Pete.

— Qué extraño, normalmente es el señor McCracken quien está siempre en las nubes. Como sea, ya que no tengo nada más que hacer y probablemente mi padre no me deje ir... Iré a jugar Magique Landscape.

— A jugar... — Frank se quedó boquiabierto. — ¿Qué?

— Oh. Seguramente no sabe lo que es. No se preocupe, supuse que no lo sabría; Magique Landscape es un juego sobre criaturas mágicas y esa clase de cosas que puedes jugar online con otros jugadores de distintas regiones del mundo, es genial... Usted... ¿Usted sabe lo que es un juego online, señor Iero?

La mayoría de las veces, Pete se hacía el tonto y decía cosas así a propósito, sólo porque sabía que molestaba a Frank y uno de sus pasatiempos favoritos era precisamente molestarlo en su trabajo.

— Tú naciste ayer, Pete. Deja de joderme, seguramente aún eres virgen.

— Yo... — Su cara se tornó de color carmín. — ¡¿Q-Qué tendría de malo serlo?! ¡Tengo dieciséis! Eres malvado, Frank.

— ¡Hasta que por fin me llamas por mi nombre! — Comenzó a carcajearse a causa de la reacción del adolescente. — Mejor regresa al kínder de donde viniste y deja de molestarme.

— Está bien... Síguete burlando de mí. Tendré mi revancha. — Fue su última palabra, antes de salir de la oficina donde trabajaba Frank.

Pete Wentz era hijo de uno de los arquitectos más importantes de la firma, el joven quería seguir los pasos de su padre y estudiar arquitectura al entrar a la universidad, y su padre claro que estaba muy feliz y orgulloso por ello, tanto así, que lo llevaba con él al trabajo por las tardes, allí, Pete podía aprender cada vez más al convivir con arquitectos en acción. Por los momentos, mientras seguía siendo un niño, su función allí era como la de un pasante que se encargaba de sacar copias, entregar recados, llevar café y esa clase de pequeños trabajos, al mismo tiempo que podía observar y aprender de las distintas cosas que se llevaban a cabo en el edificio.

A Frank le dio un poco de curiosidad ver a Pete jugando Magic Lanscape, quizás podría ver disimuladamente su username y agregarlo en el juego para jugar juntos, pero claro, sin decirle que "Kyran" era él, porque sería un poco extraño llegar y decirle a Pete, "pues, sí. Soy un exitoso arquitecto de veintiocho años que en sus ratos libres disfruta de pasar horas jugando un juego online". Eso no era algo que le gustara contarle a todo el mundo, sólo Bert lo sabía y ni siquiera lo entendía muy bien, porque al parecer, los juegos de multijugador están bien cuando eres un adolescente o un joven universitario, pero cuando ya tienes hecha una vida de adulto, comienza a tornarse un poco raro.

Ahora entendía qué era lo que hacía Pete cuando pasaba algunas tardes sentado en las escaleras con su laptop hasta que alguien lo llamaba para hacer alguna tarea. Dudó un poco si ir a acompañarlo o no, pero de todos modos lo hizo. Salió de su oficina y se encontró con el pequeño Wentz sentado en la escalera con su computadora mientras balbuceaba maldiciones y otras palabras casi incomprensibles, ya que tenía la clásica manía de hablar en voz alta mientras jugaba. La sorpresa fue aún más grande para Frank cuando lo escuchó decir el nombre de "Claudia".

— Hola de nuevo. — Se sentó junto a él.

— ¿No debería seguir trabajando, señor Iero?

— Quería conocer ese tonto juego tuyo. — Dijo fingiendo ser el adulto serio que pretendía ser en la oficina.

— No es tonto, es genial. Mira. — Volteó la pantalla para que Frank pudiera admirar mejor el juego. — Aquí estoy yo teniendo un duelo de espadas con una amiga llamada Claudia. — Sí, definitivamente era ella, en pantalla se mostraba perfectamente el avatar de GothClaudia y con ella estaba el avatar de Atlais, quien también pertenecía al gremio. — En este juego puedes ser lo que tú quieras. Nosotros dos a veces tenemos estos duelos para aumentar nuestros puntos de fuerza, porque los guerreros son más fuertes que la mayoría de los personajes y pueden desarrollar una gran habilidad para el manejo de armas ¿No es genial?

— Pete, tú... — Estaba pasmado.

— Cierra la boca que hay moscas. — Se burló el menor. — ¿Qué te ocurre?

— ¡¿Tú eres Atlais?!

Ahora que se daba cuenta, el personaje se parecía un poco al verdadero Pete desde que se tiñó el cabello de ese color rubio platinado, Pete originalmente tenía el cabello oscuro y se lo había teñido en diciembre, y era obvio que Kyran llevaba mucho tiempo jugando con Atlais en el gremio, así que supuso que a lo mejor Pete se tiñó el cabello de ese color para parecerse más a su personaje; aquel guerrero que se caracterizaba por vestir siempre de pieles, tener tatuajes de rompecabezas y un ojo sangrante.

— Está actuando muy raro, señor Iero.

— ¡Yo soy Kyran! — Exclamó, olvidándose por completo de sus convencionalismos con respecto a jugar Magique Lanscape. Tenía que decirlo, debía contarle a Pete que estuvieron jugando juntos por mucho tiempo sin saberlo, eso era algo casi surrealista para Frank, conocer en la vida real a una de las personas con las cuales jugaba y no saberlo.

— ¡¿QUÉ?!

— ¡No grites! — Lo regañó, recobrando la compostura. — Te van a regañar y descubrirán que no estoy trabajando. Sí, Pete, yo también juego Magique Landscape... Contigo. Hemos estado jugando juntos desde que recuerdo haber estado jugando esto, yo soy Kyran ¿Sabes? El vampiro.

— Pero... — Ahora era Pete quien se encontraba estupefacto. — Pero eso significa que... ¡Iero! — Sentía que su mandíbula iba a caerse. — ¡¿En serio hemos estado jugando juntos todo este tiempo?!

—... A-así parece... — Rascó su nuca con una sonrisa torcida.

— No, no. Nonononono, esto no puede tener sentido, es decir... Tú no puedes ser Kyran, aunque... Si mal no recuerdo, Kyran tiene tu edad... Y nunca ha dicho cuál es su trabajo, pero siempre nos ha dejado en claro que trabaja en una gran empresa y tiene un trabajo importante pero... — Seguía boquiabierto. — ¡Mi cabeza va a explotar!

— ¿Por qué te sorprende tanto?

— Es que tú... Normalmente eres la clase de hombre serio y centrado que da la impresión de tener un gran empleo y una buena vida social, es difícil de creer que juegues este juego, creo que me esperaría algo así de McCracken, pero no de ti.

— Tengo una buena vida social, para tu información.

— ¿Y aun así juegas estos juegos?

— Es lo que me gusta hacer cuando estoy en casa. Disfruto jugar, de la misma manera que alguien disfruta de leer o ver series ¿Acaso eso es un crimen?

— No... Pero debo admitir que es raro. Normalmente uno deja el mundo de los videojuegos cuando comienza a trabajar ¿Entiendes? Pero ya veo que no es así, puedes tener una gran vida de adulto sin dejar los juegos.

— ¿Y tú qué pensabas?

— No sé, siempre tuve en la mente el pensamiento de que el que sigue jugando estos juegos a los treinta es porque sigue siendo un fracasado indispuesto a progresar en la vida. Pero supongo que acabas de darme una lección ¡Ahora quiero ser como tú cuando crezca! De ahora en adelante te llamaré "Frank-sama".

— Vuelve a decirme así y tu papá se va a quedar sin sucesor porque te voy a lanzar por la azotea. — Habló con tanta seriedad que logró infundirle miedo al menor.

— Tú ganas, tú ganas. — Alzó las palmas de sus manos en son de paz. A continuación, al volver a enfocar su atención en el juego, se dio cuenta del montón de mensajes de Claudia preguntándole si todavía seguía allí, también podía ver al avatar de la pelirroja saltando a su alrededor y dándole bofetadas. — Lo siento, Claudia. — Dijo en voz alta, pero no lo escribió, acto seguido, se desconectó y colocó su laptop sobre el regazo de Frank.

— ¿Para qué me das esto?

— Accede a tu cuenta. — Dijo sonriente. — Quiero ver a Kyran en acción aunque sea por un rato. Debe ser muy extraño verlo desde este lado de la pantalla y no sólo eso, ver a quien le da vida escribir sus diálogos ¡Ah! ¡No puedo creer que seas tú!

— Bien, aprovecharé que Claudia está conectada para hacer algo que pensaba hacer esta noche al volver a casa. Será rápido, luego volveré a trabajar y me dejarás en paz por el resto del día. Ah, ¡Y ni una palabra de esto a los del gremio!

— Prometido, prometido.

Gerard no paró de dejarle mensajes a Atlais.

— ¡VUELVEEEEEEEEEE! — Le decía. — ¡¿Estás en el baño o qué?! ATLAAAAIIIISSS, ME ABURROOOOOOOO.

Estuvo distrayéndose un rato golpeándolo para hacerlo perder sus puntos de vitalidad a propósito, pero aun así, su amigo no mostraba señales de vida.

— ¡¿TE QUEDASTE DORMIDO O QUÉ?!

Y de la nada, Atlais se desconectó.

— Oh... Supongo que tuvo problemas con el juego... Veré quién está conectado, o quizás pueda jugar con alguien nuevo.

Para su sorpresa, Kyran apareció conectado.

« ¡Oh, es Kyran! ¿Cómo es que está conectado a esta hora en un día de trabajo? ¡Debo aprovechar esto al máximo!».

En el mapa que se mostraba en una esquina de la pantalla donde puedes ver la ubicación de tus amigos conectados, aparecía que Kyran estaba en la sala de inicio donde aparecen los jugadores. Claudia estuvo a punto de ir para allá, sin embargo, se distrajo cuando tres pequeñas hadas aparecieron cargando una enorme caja de regalo y se la entregaron en las manos.

— ¿Esto...? — Recibió la caja. — ¿Qué es esto?

En pantalla, apareció una notificación que decía "Kyran te ha enviado un regalo", nada más tenía la opción de aceptar.

— Esto, es tan extraño, le preguntaré qué... — Pero cuando volvió a dirigir la vista hacia el mapa, ya no se podía ver la ubicación de Kyran, luego se fijó en su lista de amigos y en el estatus del vampiro decía que acababa de desconectarse. Todo había sido muy extraño; Kyran sólo se conectó para haberle entregado ese misterioso regalo.

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