07.The Message

Me curé de la gripe tres días después.

Debí saber que no tenía que preocuparme porque Frank Iero quisiera mantenerse en contacto conmigo, porque no lo hizo y eso está bien.

Ha pasado una semana desde el incidente y la verdad, después de haberme topado con él, mi vida no es ni un poquito distinta a lo que era antes, aquel día tan loco en el que ese hombre casi me atropelló, no cambió el curso de nada y eso está bien, porque debía ser así.

Frank Iero tenía que ser de la clase de extraños que conoces un día y no los vuelves a ver jamás. Sólo me queda el recuerdo de aquel día y me gustaría decir que pronto no quedará ni eso, pero estoy seguro de que lo recordaré por mucho tiempo, porque esa ha sido la primera vez en mucho tiempo en la que pude intercambiar palabras con un hombre tan atractivo y sé que también será la última en mucho tiempo a menos que les haga caso a mis padres y cambie mi estilo de vida. Pero no lo haré.

Hasta ahora, no he hecho nada más que jugar e ir al mini-mercado a comprar víveres y dinero del juego, porque sí, sorprendentemente la miseria que me dan mis padres me alcanza para comprar cosas de Magique Landscape, sólo fue cuestión de hacer un recorte de gastos (no he estado pagando la calefacción y me estoy muriendo de frío, pero son sacrificios que uno tiene que hacer).

Kyran regresó hoy al trabajo y los demás a la escuela, así que tengo que prepararme psicológicamente para acostumbrarme nuevamente a ajustarme a los horarios de juego de los demás y no procurar estar conectado a horas en las que sospechen que en realidad no soy una chica universitaria llamada Claudia.


Frank tenía por seguro que debía escribirle a Gerard Way y que estaba dejando pasar mucho tiempo para hacerlo. Iba a enviarle ese mensaje a los dos días como Bert le había dicho que hiciera, pero cuando buscó a Gerard Way entre sus contactos de WhatsApp, se dio cuenta de que no tenía foto de perfil y que su última conexión había sido tres meses atrás, así que se convenció de que Gerard tuvo que haberle dado un número falso y que por eso, si escribía, no recibiría respuesta.

Sin embargo, después de una semana, aún no podía olvidarse de Way, y es que sentía que no se iba a quedar tranquilo hasta escribirle, a pesar de que existía una enorme probabilidad de que el mensaje nunca llegara al destinatario, pero de esa manera estaría en paz, porque al menos lo intentaría. Así que ese mismo jueves en la mañana, le envió un mensaje diciendo: "Hey, soy Frank ¿Cómo estás? Realmente espero que estés mejor". Para su sorpresa, el mensaje se envió perfectamente y aparecía como recibido, cosa que puso un poco nervioso a Frank, quien iba a morirse de la vergüenza si ese mensaje le llegaba a alguien que no fuese Gerard.


Creo que hablé demasiado pronto.

Sí debí preocuparme porque llegara el día en el que Frank Iero se pusiera en contacto conmigo.

Desperté hoy a la una de la tarde, lo primero que hice fue encender el celular. Nunca tengo mensajes ni nada, se me olvidó lo que era hablar por WhatsApp, creo que la última vez que alguien me escribió, fue porque se equivocó de número. Solamente utilizo mi celular para ver memes y videos en YouTube. Ver memes por la mañana vuelve menos amarga mi existencia al despertar.

Qué sorpresa me llevo cuando en la pantalla aparece una notificación de WhatsApp, un mensaje de un número desconocido.

Pensé que (de nuevo) tal vez era alguien que se había equivocado, pero cuando leí el mensaje, me di cuenta de que no era así.

"Hey, soy Frank ¿Cómo estás? Realmente espero que estés mejor".


Al leer el mensaje, Gerard no pudo parar de dar vueltas en la cama como si estuviera convulsionando, y todo porque Frank le había enviado un mensaje. No paraba de abrazar fuertemente al gran delfín de peluche que tenía en su cama. Gerard había tenido ese delfín gigante desde que podía recordarlo. Ese delfín de peluche era la pobre víctima de sus arranques emocionales; era el pobre delfín el que se llenaba de lágrimas y mocos cuando su dueño estaba triste, era golpeado y lanzado contra la pared cuando estaba enojado y frustrado, y era brutalmente aplastado cuando Gerard tenía esos ataques de nervios/emoción y se lanzaba sobre el peluche para abrazarlo con muchísima fuerza y dar vueltas sin soltarlo ni por un momento.

Después de unos tres minutos, Gerard respiró hondo y por fin pudo guardar la compostura.

«Dios, hace mucho que no sé lo que es responder un mensaje de texto». Respiró hondo antes de comenzar a teclear.

"Hola, Frank. Estoy muy bien, gracias por preocuparte".


Listo.

Sólo dije eso, no agregué nada innecesario. "Estoy bien, gracias por preocuparte". Ni siquiera le pregunté ¿Cómo estás tú? Porque se supone que me está escribiendo por educación, porque estaba preocupado por lo que pasó la semana pasada, pero ahora que sabe que estoy bien, supongo que no me escribirá más ¿Verdad?

... ¿Verdad?


El pobre delfín tuvo que ser aplastado de nuevo cuando Gerard recibió la inmediata respuesta de Frank, quien, por su parte, estaba muy contento de haber recibido una respuesta.

"Me alegra mucho que estés bien."

Y le siguió otro:

"Siento que soy un estúpido por haberte casi-atropellado y realmente, realmente quiero compensártelo :("

"Pero si ya me lo compensaste, en serio, no tienes por qué preocuparte. Estoy muy bien, gracias. Gracias en serio, pero ya estamos a mano". Fue la respuesta de Gerard.

Pero Frank insistió: "La verdad... Quería invitarte a salir para celebrar que ya estás bien ¿Qué te parece?".

— ¡AAAAAAHHHH NO PUEDE SER! — Dio vueltas como un loco mientras gritaba como niña. — ¡NO PUEDO SALIR CON ÉL! ¡NO QUIERO!

Su mayor preocupación era el hecho de que hasta el momento, para él, Frank era algo así como el hombre perfecto; amable, atento, hermoso y sexy. Gerard se preguntaba cuántos tatuajes tendría realmente, pero tampoco quería averiguarlo porque Frank Iero era demasiado perfecto y él era... Él, sólo él.

Dejó el mensaje en visto, se levantó de la cama y se aproximó hacia el único espejo que tenía en toda la casa, el mismo espejo de cuerpo completo que había tenido desde los veintitantos, el cual había estado cubierto con una sábana desde que Gerard renunció a su trabajo para convertirse en un "NINI de élite". Así es, Gerard Way llevaba dos años sin verse al espejo.

Con su mano temblorosa y los ojos cerrados, apartó la sábana. Respiró hondo, abrió los ojos lentamente y se encontró con el gran desastre; cabello demasiado largo y grasoso, una barba de varios días, ojeras por falta de sueño, había subido un poco de peso y su piel se veía grasosa porque llevaba dos días sin bañarse.

— ¡DIOS MÍO! SOY UN ASCO. — Gritó espantado.

Ahora estaba más seguro de que no podía salir con Frank Iero, había muchas razones y ahora una de ellas era su aspecto. Frank era tan perfecto y pulcro, era tan brillante que lo único que le faltaba era emanar una luz cegadora, literalmente. Ya podía imaginárselo: Podía ver a Frank llegando al punto de encuentro, arreglado, perfumado y hermoso, mientras que él asiste como esa cosa horrible que vio al espejo y entonces Frank se asusta y huye. Se imaginó distintos escenarios, todos eran horribles.

Otra de las razones por las cuales, según él, no podía salir con Frank, era su ansiedad social, que no sabía hablar con la gente, así que probablemente no tendría mucho que aportar a la conversación o iba a estar tartamudeando, luciendo como todo un raro. Y el resultado final era el mismo; Frank se asusta y huye.

«Ah... ¿Qué debo hacer?». Se preguntaba, releyendo el mensaje de Frank.

No tenía sus ideas muy claras, ni siquiera podía pensar en una manera educada de decir que no. Entonces llegó a la conclusión de que quizás se le ocurriría algo después de darse una buena ducha (porque se dio cuenta de que en serio le hacía falta), comer algo y luego, para poder meditarlo mucho mejor, jugar Magique Landscape por un rato.

Eran ya las dos y cuarenta cuando entró al juego; sus únicos amigos conectados eran Lovegood, Alioth y Orpheus, quienes seguramente ya habían vuelto a casa de la universidad. Repentinamente se le ocurrió la descabellada idea de contarles sobre su situación para saber qué opinaban ellos al respecto, aunque en parte comenzaba a sentirse un poco patético al no tener un amigo en la vida real a quien contarle sus problemas y por eso tenía que recurrir a unos niños universitarios en un videojuego, quienes probablemente no tenían ni el más mínimo interés en su vida personal.

— ¡Hola, Claudia! — La saludó Lovegood. — ¿Recién llegas de la universidad?

— Sí, así es.

«Gerard Way, eres un mentiroso».

— ¿Qué hay de nuevo? — Preguntó Orpheus.

— Bueno, chicos... En realidad... Hay algo que me ha estado perturbando un poco esta mañana, pero no sé si deba decirlo, porque...

— ¿Por qué no? — Interrumpió Alioth.

— Porque no quiero causarles molestias y no quiero abrumarlos con mis problemas si no les importan. Digo, se supone que somos compañeros de juego, deberíamos jugar, no contarnos nuestras crisis existenciales.

— ¿Y quién dice? — Continuó el chico del cráneo de vaca. — En el gremio, todos somos amigos, deberías saberlo, ya llevas meses jugando con nosotros.

— Claro que nos importa cómo te sientes. — Agregó Alioth. — Así que, si hay algo que te esté molestando, puedes contárnoslo, somos buenos guardando secretos... Excepto Lovegood, ella es una chismosa.

— ¡Oye! — La brujita terminó golpeándolo por haberla llamado chismosa.


Bien, están dispuestos a ayudar ¿Pero ahora cómo les cuento la historia?

Es obvio que no debo decirles que en la vida real soy un hombre que fue casi atropellado por un sujeto apuesto, se supone que soy una chica de diecinueve años.

Entonces, ¿Debería decir que soy una chica heterosexual de diecinueve años que fue casi atropellada por un hombre mayor que ella?

¿O debería cambiar los sexos de ambos a la hora de contar la historia de manera que, así como soy gay en la vida real mi contraparte femenina sea lesbiana?

Como soy tonto, opté por la segunda.


— Esto sucedió hace mucho tiempo, chicos ¿Recuerdas cuando estuve enferma, Alioth? Pues fue ese día que hablé contigo. Mis padres no estaban en casa y se habían terminado las aspirinas, así que, con todo el dolor de mi alma salí a comprarlas. Cuando estaba cruzando la calle, estaba tan débil que no me fijé en que un auto venía y casi me atropelló. El punto es que era una mujer quien estaba conduciendo y ¡Ay! ¡Era preciosa!, tendría como unos veintitantos, su cabello era castaño, una mirada hermosa y tenía muchos tatuajes.

— No sabía que te gustaran las chicas, Claudia. — Fue lo que dijo Orpheus. — Aunque era de esperarse, en este gremio todos somos homosexuales.

— Habla por ti. — Dijo Alioth. — Yo tengo novia.

— Y yo tengo novio. — Agregó Lovegood. — Por cierto, tendré una cita con él más tarde, así que debería estar alistándome, pero ahora no puedo irme porque el chisme está más interesante, ¿Qué pasó luego, Claudia? Me imagino que el resto fue amor a primera vista ¿No?

— Eh... — La pelirroja rascó su nuca. — No exactamente... No sé si fue por culpa de lo enferma que estaba o por el susto que me llevé al estar tan cerca de la muerte, pero me terminé desmayando.

A continuación, los demás escribieron "¡¿QUÉEEEEE?!", repetidas veces.

— Sí, chicos, me desmayé. Fue muy raro porque nunca en mi vida me he desmayado, pero cuando me desperté, estaba en una clínica ¡Y no saben! Aquella mujer estaba conmigo. Faltó a su trabajo para acompañarme en todo momento. No tienen idea de lo nerviosa que estaba, parecía colegiala de anime por su culpa. Para compensarme porque casi me atropelló, pagó los gastos de la clínica, también compró mis medicamentos ¡Y me llevó a casa! A pesar de que yo no paraba de decirle que no hacía falta, que ya me había compensado con haber pagado la clínica y todo eso, porque yo estaba dispuesta a pagar mis medicamentos ¡Es que me daba tanta vergüenza! Pero ella insistía e insistía en que tenía que compensarme y que lo que estaba haciendo por mí "no era nada". Ella era tan amable y perfecta que parecía irreal. De paso ¡Me pidió mi número!

— ¡Aaaaaahhh! — Exclamó la brujita. — ¿Y te llamó o algo?

— No quería que lo hiciera ¡Es que no sé! Esa mujer era tan fascinante que yo me sentía como una niña tonta delante de ella, además de que siento que me compensó por el problema y más, es decir... Ahora yo siento que le debo. Hoy me envió un mensaje preguntándome si ya estoy mejor y además me dijo que se sentía como una estúpida aún y quería compensármelo ¡Pero si ya me compensó!

— Aww ¿Sabes lo que eso significa? — Dijo Orpheus. — ¡Que sí fue amor a primera vista!

— O quizás sólo es alguien demasiado amable. — Dijo Alioth.

— ¡Deja de romper nuestras ilusiones!

— ¡Como sea! — Claudia continuó hablando. — Como más bien soy yo quien se siente en deuda porque ella fue demasiado linda conmigo, le dije que no hacía falta, que ya me había compensado por todo y claro, también le di las gracias. Pero ella insistió en que, en ese caso, al menos quería invitarme a salir para "celebrar" que me curé ¡Y no sé qué hacer! Me siento un poco incómoda con la idea porque no quiero seguir causándole molestias ¿Podrían ayudarme?

— Pequeña Claudia. — Seguía Orpheus. — Les estás preguntando a las personas indicadas. Lo que yo te aconsejo es... ¡Que salgas con ella! ¡Dios! ¡Estoy muy emocionado con toda esa historia! La forma en la que se conocieron, que ella haya mostrado interés en ti.

— ¡Exacto, esto parece un shojo! Lovegood estaba igual de emocionada. — La chica tímida, pura e inocente que se enamora de una mujer mayor.

— Además, dijiste que estaba llena de tatuajes, así que seguramente es una chica rebelde mientras que tú eres una loli. Bueno, no sé, pero yo te imagino como una loli. Así que así serán las cosas: Una loli que se enamora de una chica rebelde que la inducirá a un nuevo mundo de música rock, alcohol y sexo, despojándola de su inocencia. Esta historia se escribe sola y se haría realidad... ¡SI ACEPTARAS SU INVITACIÓN A SALIR!

«Maldición, no sé si es que escatimé en detalles o exageré con ellos, pero se están tomando esto como una historia de amor ¡Y no es una historia de amor!».

— Pues, no me maten. — Dijo Alioth. — Pero yo opino que esto no es un shojo ni una historia de amor.

— ¡LO ADORO! — Gritó Gerard en voz alta. — Es la voz de la razón.

— Creo que Claudia debería meditarlo antes de dar una respuesta. — Continuó el mago. — Porque ella lo dijo; no se siente a gusto con la idea de "deberle" a aquella mujer y por lo tanto no quiere seguir "debiéndole". Así que queda de su parte si rechazará la invitación para no causar más molestias o si por el contrario aceptará, bien sea porque quiere volver a ver a esa mujer o porque no quiere dejarla preocupada. Porque también tienes que pensar en eso, Claudia; esa mujer estuvo preocupada por ti y por eso te está invitando a salir, supongo. Tal vez no haya una doble intención en el asunto. Sea lo que sea que vayas a hacer, deberías tomarte el tiempo para pensarlo. Yo te recomiendo que lo medites bien y le des una respuesta esta noche, tampoco la dejes esperando tanto.

— ¡TE ADORO! — Le dijo Claudia, abrazándolo. — Eres la voz de la razón.

— ¡PERO ESO ES ABURRIDO! — Discutieron los otros dos.

— Pero es lo que haré. Gracias por escucharme, chicos.

— Sabes que puedes contarnos lo que sea. — Dijo Lovegood. — Pero eso sí, ya después nos tienes que actualizar con esto y contarnos qué pasa después. No puedes dejarnos fuera del chisme después de habérnoslo contado, es de mala educación.

— Tranquilos, cuando le dé mi respuesta, les avisaré.

— Bueno... Yo debería desconectarme porque debo ir a mi cita. Seguramente mi novio ya se está impacientando, a veces él es muy... Serio (¿?) En fin, ¡Adiós! — El personaje de la simpática bruja desapareció.

— Yo trabajo esta tarde. — Dijo Orpheus. — Así que también debería irme.

— No sabía que también trabajabas. — Dijo Claudia.

— Ah, sí... Soy camarero en un restaurante de sushi. Como sea ¡Nos vemos! — Desapareció también.

Asimismo, Alioth también tuvo que desconectarse porque se iba a trabajar y Claudia volvió a quedarse completamente sola.


Estuve jugando hasta las cinco de la tarde más o menos, luego me tomé un descanso para ver Violet Evergarden. A las siete, me puse a revisar Instagram como solía hacer una vez cada cierto tiempo. Lo único que publico en mi cuenta son fotos de dibujos hechos por mí. Me distraje observado la maravillosa vida de los demás, incluso vi que Mikey posteó una foto de una cita que tuvo hoy con Kristin.

No dejé de pensar en mi respuesta hacia Frank. Me di cuenta de que Alioth tenía un poco de razón con eso de "esa mujer estuvo preocupada por ti y por eso te invitó a salir" (obviemos lo de mujer). Pero es muy cierto, ahora mismo estoy pensando en que, cuando él hizo DEMASIADO por mí, yo me sentí como si más bien era yo quien debía compensarlo por las atenciones innecesarias, porque para mí, lo que pasó no fue la gran cosa, no fue como si me hubiese atropellado realmente, pero él se preocupó mucho e incluso ahora quiere seguir haciendo cosas por mí... Y supongo que... Si yo de verdad quiero compensarlo por sus atenciones, debería hacerlo aceptando su invitación a salir, porque sería descortés de mi parte rechazarlo después de lo preocupado que estuvo ¿No?

Aunque al mismo tiempo no quiero hacerlo...

¡AH, MORIRÉ! SOY UN MALDITO INDECISO.

Una parte de mí me dice que es lo correcto, que debo hacerlo, pero la otra parte que contrarresta todo esto, son mis malditos complejos y mi maldita ansiedad social.

Muchas veces quiero hacer cosas y no las hago para después arrepentirme por el resto de mi vida.

Muchas veces soy yo quien me detengo, me saboteo a mí mismo.

Siempre me digo que debo parar de hacer esto, que debería tomar las oportunidades y dejar de interrumpir mi propia felicidad pero... Aunque lo sé, nunca paro de hacerlo.

Decir "no quiero seguir siendo así" no significa que vaya a tomar cartas en el asunto.

Y me pregunto si esta vez pasará lo mismo, si al final, independientemente de la decisión que tome, me terminaré saboteando a mí mismo.


Al salir del trabajo, Frank recibió la respuesta a las cuatro DE LA MADRUGADA.


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