05.His Name Is Frank

No podía dejar de pensar en cómo su estómago lo traicionó humillándose a sí mismo en frente de aquel hombre. Después de haber salido del supermercado, huyó hasta el Central Park porque era el sitio más cerca de su casa, se sentó en una banca a comer y una vez saciada su hambre, regresó a su casa para instalar todas las cosas que había comprado para el juego. Era momento de dejar de pensar en el hombre del supermercado y enfocarse en Kyran.

Al final del día, no consiguió el lobo, pero sí pudo ponerle las alas al gato, también trató de domesticarlo pero era una tarea muy ardua para el poco tiempo que tenía. Aún le quedaba un poco de dinero, así que existía la posibilidad de que, si se mantenía optimista, aún podía ir por el lobo; buscarlo en el juego por sus propios méritos o seguir comprando premios misteriosos. Sin embargo, Alioth le había dicho esa mañana que debía arreglar las cosas con Kyran antes de que fuera demasiado tarde, porque Claudia era la única persona a la cual Kyran le permitió entrar en su círculo del juego, ya que él no se relacionaba con nadie que no fuera su gremio y no disfrutaba jugando con desconocidos. Así que Gerard comprendió que, si quería demostrarle su cariño y aprecio a su amigo online no tenía que esperar a que fuera navidad o alguna otra fecha especial, sólo debía demostrárselo y ya. Por ello, tuvo la idea de adelantar la navidad al veintitrés de diciembre.

Esperó pacientemente a que se hiciera de noche y Kyran se conectara; Claudia tenía su regalo listo y se colocó el traje que había preparado para utilizar en navidad. Era una nueva invocación navideña que venía en dos partes; la primera traía un traje de santa para los chicos, para las chicas también pero en versión femenino, claro, con un vestido rojo, el gorro de santa y botas negras, también incluía unas pociones, la segunda invocación traía armamento y regalos sorpresa, Gerard tuvo que comprar muchas para poder completar el traje para Claudia, pero estaba satisfecho cuando vio a su personaje utilizando ese traje. Para acompañar el vestuario, también se cambió de peinado, recogiendo su cabello rojo en dos largas trenzas.

Cuando Kyran se conectó, Claudia fue la primera en aparecer con su bonito traje festivo.

— ¡Hola! — Lo saludó con la alegría que tanto la caracterizaba.

— ¡Claudia! ¿Tienes la nueva invocación?

— ¿Te gusta? — Dio una vuelta para que su amigo pudiera admirar mejor su nuevo look.

— Cla-claro, pero... Aún no es navidad.

— Hagamos de cuenta que sí ¿Está bien? Ahora, no hagas preguntas y vamos a jugar.

Pero Kyran quiso hacerle más preguntas a Claudia, como por qué adelantar así la navidad o por qué estuvo ignorándolo, pero mejor no lo hizo y decidió dejarse llevar y disfrutar el momento, ya que ese día, las cosas estaban yendo como si todo volviera a la normalidad, regresando a los días en los que Claudia prefería jugar con él antes que jugar con alguien más. Y se sentía tan bien de que sólo fuesen él y ella, completando misiones juntos, hablando tonterías. Quizás no era navidad, pero, estando con Claudia, se sentía como tal.

Eran las dos de la mañana cuando pararon de jugar y se dedicaron simplemente a hablar entre ellos. Claudia le dijo a Kyran que oficialmente era veinticuatro de diciembre, así que, no estaría tan mal entregarle su regalo después de todo.

— Yo también tengo un regalo para ti. — Fue la sorprendente respuesta de Kyran. — Pensaba dártelo a medianoche, cuando fuera veinticinco, pero ya que has decidido adelantar la navidad...

La estética navideña del juego no paraba de sorprenderlos; ahora los paisajes eran nevados, llenos de luces y toda clase de adornos de navidad. Todo era muy hermoso. Kyran y Claudia pararon en el bosque donde siempre se reunían a tener distintas charlas cuando no estaban ocupados resolviendo misiones y sólo querían convivir. Había un árbol muy alto, el cual Claudia siempre se tardaba en escalar y por eso Kyran la ayudaba a subir, ya que él tenía el poder de volar. La mayoría del tiempo, se sentaban en la rama más alta cuando se hacía de noche en el videojuego, y solían observar las estrellas mientras conversaban.

— ¿Por qué se te ocurrió la idea de adelantar la navidad, Claudia?

— Es que... Me di cuenta de que me he estado alejando de ti estos días y nunca pretendí hacerlo. Todo lo que yo quería era crear el día más especial para ti y darte un gran regalo porque yo... Quiero agradecerte.

— ¿Agradecerme? ¿Pero por qué?

— ¿Cómo que por qué? Por todo lo que has hecho por mí, por haberte convertido en mi amigo y hacerme tan feliz cuando jugamos juntos. — Gerard estaba rojo de la vergüenza mientras escribía todo este diálogo. — Sé que has estado queriendo uno de esos lobos geniales que te ayudan en las batallas, y créeme que todo lo que he estado haciendo estos días es completar misiones y gastar dinero como loca para poder regalártelo y no lo he conseguido, así que me disculpo por eso, porque siento que te mereces lo mejor que este juego puede ofrecerte y...

« ¡YA PARA!». Se dijo Gerard al darse cuenta de que estaba diciendo demás. « ¡Lo vas a asustar, idiota!». Golpeó su mano derecha para que parara de escribir.

— Claudia tonta. — Fue la respuesta de Kyran.

« ¡AH, SEGURAMENTE YA LO ASUSTÉ! ¡DIABLOS!».

— No hacía falta que te esforzaras tanto, no necesitas darme regalos para hacerme feliz. Es más, el mejor regalo que me has dado el día de hoy es haber jugado conmigo, que las cosas hayan vuelto a ser como antes. No tienes idea de cuánto te extrañaba.

«Vas muy bien, Claudia... Ejeje». Se tranquilizó un poco. «A este paso, pronto perderé mi virginidad como mujer». Inmediatamente, se dio cuenta de lo mal que sonó eso. « ¡Gerard Way, estás enfermo!»

— ¿De verdad lo crees, Kyran?

— ¡Por supuesto! Yo... — Detrás de la pantalla, Frank también se estaba muriendo de vergüenza al estar escribiendo esas cosas, pero, más que avergonzado, se sentía como un tonto. — Claudia, yo soy feliz por el hecho de que juegues conmigo y no necesito nada más. Así que no vuelvas a hacerme a un lado. Sé que no puedo exigirte que juegues sólo conmigo, pero... Es que... Yo no disfruto tanto de jugar a esto si no es contigo.

— ¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH! — Gerard no pudo evitar ponerse a gritar como loco. — ¡ME VA A MATAR DE UN INFARTO, AYUDA!

Estaba tan ocupado con su euforia que ni siquiera se dio cuenta de que ya llevaba un largo rato sin escribir una respuesta.

— Eh... Claudia.... ¿Estás ahí?

— Ah... Eh... Sí. — Contestó por fin. — Es que... Se me lageó el juego y no me dejaba escribir.

«Soy tan malo para las excusas».

— Kyran... Yo tampoco disfruto tanto este juego si no estoy jugando contigo, así que me hace muy feliz que tú también sientas lo mismo. Mi objetivo desde un principio era regalarte el más especial de los días para poder hacerte tan feliz como tú me haces a mí.

— Te contaré una pequeña historia; cuando comencé con este juego, me sentía abrumado por culpa de la cantidad de personas que me buscaban, todo el mundo quería jugar conmigo y muchas veces no podía resolver solo mis misiones sin que algún tercero interfiriera con la intención de "ayudarme", era una molestia. Para ese entonces, yo ya conocía a Alioth, incluso le comenté que estaba pensando dejar el juego porque no lo estaba disfrutando, me causaba estrés cuando debía ser precisamente un escape del estrés. Pero él no quería que dejara el juego, y por eso, a todo el que llegara a molestarme, le dijo que éramos compañeros de juego, pero no como lo somos ahora, sino que teníamos una alianza oficial, como la de Edén y Orpheus ¿Sabes? Y bueno... Yo le pregunté a Alioth si se sentía bien al inventar aquello y él me comentó que le daba igual con tal de que yo no dejara el juego. Así que también comencé a decir que él y yo éramos compañeros y que por lo tanto, sólo jugaba con él, y el acoso disminuyó, ahora puedo jugar tranquilo sin que nadie me busque.

» Otro problema que tenía era que muchos desconocidos siempre me llenaban de mensajes queriendo saber cosas sobre mi vida fuera del juego, lo cual me hacía sentir muy incómodo, considerando también que en este mundo nadie es quien dice ser, hay muchos farsantes. Así que debes tener cuidado en quien confías.

Ese último comentario golpeó fuertemente en la conciencia de Gerard; el farsante número uno, el que fingía ser mujer.

— Decidí seguir jugando Magique Landscape pero con la condición de jugar sólo con las personas en que confío, y esos son los del gremio. Tomé la decisión de, por mi bien, no jugar con alguien nuevo... Pero de repente llegaste tú. No sé por qué me inspiraste confianza en un principio y decidí hablarte, pero está bien. No me arrepiento de eso.

— Bien. No pude conseguir el regalo que quería darte, pero de todos modos tengo una mascota... Es un gato negro que conseguí en una caja misteriosa. — El animal apareció en sus manos. — Le puse alas de murciélago con una poción para que combinara contigo, pero realmente es más una decoración que otra cosa, traté de amaestrarlo, pero es un gato inútil. Sin embargo... Es muy lindo y me he encariñado con él, así que disculpa si ya le puse nombre antes de que tú lo hicieras. Su nombre es Frank.

— ¿Qué? — Frank no sabía qué más teclear, en parte le había causado risa que Claudia le colocara al gato su nombre de la vida real. — ¿De verdad se llama Frank?

— Es un buen nombre ¿No?

— Sí... Lo es. — Si tan sólo Claudia hubiese sabido que Frank Iero, quien era el que jugaba con el nombre de "Kyran", no podía parar de reír a causa de esa extraña casualidad. — Gracias, Claudia.

— Sé que Frank no te ayudará con las batallas, pero aun así...

— Es perfecto. — Guardó al gato en su inventario para llegar a utilizarlo en cualquier otro momento. — Yo también tengo algo para ti... En realidad, también viene de una caja misteriosa y cuando lo vi, dije: «Es perfecto para Claudia». — Y en sus manos apareció un hacha de combate gigante, la cual tenía un diseño espectacular, diseño que recordaba a Claudia, en parte, por su gama de colores.

— No tenías que hacer esto por mí, Kyran.

— Tú tampoco, pero está bien.

— Gracias por todo.

Se desearon una feliz navidad adelantada aun cuando de todos modos, iban a seguir jugando al día siguiente.

Jugaron juntos en navidad antes de dormir. Gerard tuvo que pasar tiempo en familia, todos sus familiares se reunieron en casa para celebrar la navidad, cosa que le parecía un poco molesta, considerando que sus familiares lo agobiaban con preguntas acerca de qué estaba haciendo con su vida.

Por su parte, Frank pasó la navidad con Bert y su familia, quienes básicamente lo habían terminado adoptando desde la primera navidad que pasaron juntos como amigos, y a pesar de haber estado muy cansado después de la cena navideña y haber bebido unos tragos, se tomó su tiempo para hablar con Claudia.

Esos días eran particularmente felices para los dos, porque Frank tenía vacaciones de navidad, breves, pero al menos las tenía, y eso le daba tiempo para jugar con Gerard todo el día. Para Gerard esto también era una especie de bendición, amaba las vacaciones porque de esta manera, todos sus amigos estaban libres para poder jugar y además ya no se vería sospechoso el hecho de que estuviera online las veinticuatro horas del día.

Al menos esta pequeña felicidad contrarrestaba los momentos difíciles por los cuales estaba pasando, porque el veintiséis de diciembre había llegado y, por lo tanto, ya era hora de mudarse a su nuevo hogar y averiguar qué hacer con su vida, porque sus padres no le estaban dando muchas opciones. Ninguna en realidad.

Su nuevo departamento era un hoyo comparado con el penthouse donde vivía cuando era "Gerard Way, el Arquitecto de Renombre". Su nuevo hogar constaba de una pequeña sala de estar que incluía la cocina y un comedor para dos personas, un baño minúsculo y su cuarto.


El lado bueno, es que no tendré que hacer demasiada limpieza.

Realmente estoy tratando de sacarle el lado bueno a todo esto.

Tenía que desahogarme, así que les comenté a mis amigos que mis padres habían decidido que viviera solo de ahora en adelante, pero todos me felicitaron porque, según ellos, esto es un gran paso para "comenzar mi vida adulta". Algunos se sorprendieron de que fuesen mis padres quienes tomaron la decisión de mi mudanza aun cuando "no soy tan mayor"... Si tan sólo supieran....

Kyran me dijo que este cambio me hará bien, también dijo que vivir solo me ayudará a madurar. Claro, eso es porque piensa que soy una niña de diecinueve años que apenas comienza a ver el mundo.

Aunque tampoco les mencioné las condiciones de mis padres, quizás si lo hubiese hecho, habrían comprendido mi sufrimiento.

No pude jugar el día de la mudanza porque estuve sacando cosas de cajas, entre ellas, mi ordenador. Tampoco tuve que hacer mucho porque el departamento ya vino amueblado. Otro dato que hace menos desagradable esta mudanza forzada, es que al menos, la decoración del departamento me gusta, me gustan los muebles y me gusta la combinación de los colores de las paredes, que vendrían siendo tonos grises claros contrastando con un bonito color azul.

Al menos no me iba a costar tanto sentirme como en casa.

Aunque, bueno, a mí no me cuesta sentirme como en casa si estoy en un sitio con internet.


El veintisiete, sucedió una tragedia; Gerard sintió que estaba pagando el karma de haberle mentido a Alioth días atrás cuando le dijo que estaba enfermo, porque justo un día después de mudarse, terminó enfermándose, exactamente le dio fiebre, tos con flema, dolor de cabeza y de garganta, y encima... No tenía aspirinas, no llevaba ningún medicamento consigo porque, según él, su salud era envidiable, casi nunca se enfermaba, así que no necesitaba nada de eso.

Había tenido la peor de las suertes, se vino a enfermar justo cuando ya no estaba en su casa; en su cómoda casa donde podía quedarse en cama todo el día porque tenía quien lo atendiera si estaba enfermo. Sin embargo, esta vez, tenía que cuidarse solo. Tenía que ser un adulto e ir él solo al doctor o a la farmacia, pero el sólo pensar levantarse de la cama sintiéndose tan mal de salud, ya sonaba como una tortura, también tenía que considerar el hecho de que afuera estaba haciendo un frío terrible porque había nevado por la noche. Estaba seguro de que moriría congelado y enfermo, pero era algo que tenía que hacer. Tuvo que reunir mucha fuerza de voluntad para levantarse, convertirse en una masa gigante de ropa y bufandas y salir a la farmacia más cercana.

Cada paso que daba era un martirio. Sólo pensaba en morirse.

Frank tuvo que despertar temprano esa mañana de manera obligatoria. La noche anterior su jefe lo había llamado para comunicarle un desperfecto con sus planos para un nuevo edificio que se pensaba construir justo después de año nuevo, y no le estaban dando más opción que interrumpir sus vacaciones para ir a resolver aquel problema. Frank esperaba que se tratara de algo que pudiera resolver en un día, así la interrupción de sus vacaciones no sería de manera drástica. El estar de vacaciones había afectado su "horario corporal", pues a pesar de haber despertado cuando sonó la alarma, le costó un montón levantarse de la cama, luego ir a ducharse, desayunar y cumplir con su rutina habitual de todos los días, porque su cuerpo sabía que estaba de vacaciones y por eso se mostraba tan perezoso y sólo quería regresar a dormir.

Estaba lamentándose al darse cuenta de lo tarde que se le estaba haciendo, así que, salió rápido de su casa y corrió a su auto, tendría que volar si quería llegar a tiempo.

Gerard continuaba a pasos lentos, le quedaban como dos cuadras para llegar a la farmacia. Estaba cruzando la calle, sin darse cuenta de que iba tan lento que a mitad de carretera, el semáforo se puso en verde. Si hubiese sabido que un auto estaba por atropellarlo, se habría detenido para "acabar con su sufrimiento", pero es que en realidad estaba tan ensimismado en ese sufrimiento que no vio venir aquel elegante Porsche Panamera de color negro que se estaba aproximando hacia él, sino hasta que el sonido de la bocina lo hizo espabilar y llevarse el susto de su vida cuando el auto pegó un frenazo a unos pocos centímetros de poder siquiera tocarlo.

Su corazón se aceleró más de lo que podía soportar ese momento, no sabía si era exactamente por la fiebre o por el susto, pero comenzaba a sentir que se le estaba bajando la presión arterial.

En eso, Gerard notó cómo la puerta del auto se abría y cuando el conductor por fin se bajó, pudo ver a aquel hombre de traje que se había encontrado en el supermercado días atrás, quien esta vez, se veía muy preocupado por él.

— ¿Estás bien? — Preguntó alarmado. — Acabas de darme un gran susto ¡De verdad, perdona! ¿Hay algo que pueda hacer por ti para compensártelo?

— Yo... Y-yo.... Tú... — Estaba mareado y fuera de sí, con la mente nublada. — ¿Cómo te llamas?

— M-mi nombre es Frank Iero y...

«Oh... Así que su nombre es Frank». Pensó. «Qué gran casualidad...»

Y sin más, terminó de perder el conocimiento y cayó desmayado, provocando que el tatuado se asustara y se preocupara mucho más por él.  

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