XIV: Shinigami

—Me gusta mucho el té de siete azahares. —dijo Yudai después de beber un poco.

—A mí también. —respondió Kaori—Siempre tengo en casa.

Ambos estaban sentados en el comedor del departamento de Kaori. La joven lo había dejado entrar. No tenía alternativa, él de alguna forma sabía que ella era Saviour y Kaori en verdad necesitaba saber qué poder tenía.

—Bueno.—dijo Yudai—Primero que nada quiero agradecerte que me hayas dejado pasar. De verdad, no sabes cuánto te admiro y lo agradecido que estoy de que me hayas regresado a la vida. Por cierto, dejé las drogas, ese era el veneno que me había acabado. Ya no he vuelto a consumir nada, todos mis amigos de la banda están muy contentos por eso. Siempre me metía en problemas por mi adicción.

—Te felicito, hay que tener mucha fuerza de voluntad para eso.

—Gracias. Ahora sí, tratando el tema... —Yudai abrió su mochila estilo cartero y extrajo una libreta. Era totalmente negra—¿Sabes qué es esto?

—Una...Una Death Note.

—¡Así es! Estaba seguro de que lo sabrías. Esta Death Note es mía, y como ya sabes, es capaz de matar personas con solo escribir su nombre y pensar en sus caras.

—Sí...Sabía eso...

—¿Tú también tienes una? Bueno, de seguro es una anti-Death Note o algo parecido, pues tú revives personas.

—Así es, la mía es distinta.

—Bueno, te explicaré cómo obtuve la mía y cómo funciona. Verás, los Shinigami son criaturas que se aburren con facilidad, y cuando tiene dos Death Note dejan caer una al mundo humano para ver qué pasa. Hace dos meses yo caminaba tranquilamente por mi casa y encontré está en mi jardín. Los Shinigami tienen nombres para identificarse; el dueño de esta Death Note se llama Nasty.

—Eso quiere decir... ¿Qué conociste al demonio que era dueño de esa libreta?

—¡Oh, y no sólo conocerlo! Verás, una de las reglas de la Death Note dicta que el Shinigami acompañará al humano que tenga la libreta hasta que este muera o renuncie a ella.

—¿O sea que Nasty en ese momento está aquí?

—Así es, pero naturalmente tú no puedes verla. Sólo el humano dueño de la Death Note puede hacerlo. Aunque hay una forma de que tú también la veas.

—¿Cómo?

Yudai sonrió y puso la Death Note frente a Kaori.

—Adelante, toca la libreta. Si lo haces, podrás ver al Shinigami. —le dijo, con lo que Kaori retrocedió un tanto asustada. ¿De verdad podría ver a aquel demonio con sólo tocar la libreta? No se sentía lista para algo así.

—¿Saviour...?—Yudai la miró con preocupación—No te preocupes por Nasty, es una buena Shinigami, no te hará daño.

A Kaori le temblaba la mano, la acercaba lentamente. Cerró los ojos y tocó la Death Note. Cuando los abrió, miró a la Shinigami detrás de Yudai.

—Oh...Dios mío. —Los ojos de Kaori se llenaron de miedo. El demonio era una figura femenina de piel morada con características de lo que parecía ser un gato. Dientes afilados, grandes ojos color verde. Era una bestia aterradora, ¿Cómo Yudai se había acostumbrado a verla todos los días? ¿A convivir con ella?

—Hola.—dijo Nasty.

—Ho...Hola.—respondió Kaori con dificultad.

La siguiente hora fue de Yudai explicando cómo funcionaba la Death Note. Kaori pudo percatarse de que algunas reglas entre Death Note y Life Note eran similares. Al parecer se podía matar a cualquier persona de la que se conociera nombre y rostro, y además podías elegir de qué manera moriría (siempre y cuando la forma de muerte fuera posible). El Shinigami no podría intervenir en las decisiones del humano, ni ayudarlo, ni estar en contra de él.

—Dime, Yudai.—Kaori miró al muchacho fijamente a los ojos—¿Tú...Has matado a alguien con la libreta?

—¿Eh? ¡No, yo nunca!— el joven abrió la libreta—Mira, está totalmente nueva.

—Me consta.—dijo Nasty—En dos meses no ha escrito nada. Es un chico realmente aburrido.

—¿Aburrido? ¿Yo?—dijo Yudai para voltear hacia atrás y mirar a Nasty—¡Soy una estrella de rock!

—Una estrella de rock aburrida.

Yudai frunció el ceño, y como si fuere un niño, le sacó la lengua.

—Entiendo todo lo que me has dicho.  —dijo Kaori a Yudai—Fue gracias a la libreta que pudiste dar conmigo.

—Oh, no, no sólo gracias a la libreta.—respondió Yudai—Verás, hay otro poder que puedes adquirir al tener una Death Note. El cual es tener los ojos de Shinigami.

—¿Tú los tienes? ¿Cómo funcionan?

—Sí, los tengo. Esta parte no viene escrita en las reglas de la Death Note, sino que el Shinigami debe hacértelas saber. El trato de los ojos de Shinigami consiste en que a cambio de la mitad de tu esperanza de vida, serás capaz de saber el nombre y la fecha de muerte de una persona con sólo verla a excepción de que esta también tenga una Death Note. De ser así, sólo veras su nombre, pero no su fecha de muerte. Yo te vi por casualidad en la tienda de música en el centro comercial. Con mis ojos de Shinigami pude ver los nombres y fechas de todos...Excepto el tuyo. Eras como un misterio brillante. No era difícil adivinar que tú no eras una humana común. Tú eras Saviour, no había duda alguna.

—¿O sea que mi nombre no es visible ante los ojos de los Shinigami?

—Así es, ni siquiera yo lo veo.—dijo Nasty—Tal parece que la libreta que tienes te da inmunidad.

—Entiendo.  — asintió Kaori, para tomar delicadamente ambas manos de Yudai y verlo fijamente a los ojos—Yudai, muchas gracias por toda la información que me has dado.

—Oh no...No es nada...—Yudai se sonrojó—Gracias a ti por permitirme conocerte.

Kaori le sonrió y después volteó a ver a Nasty.

—Disculpe, señorita Shinigami, —le dijo—¿Qué pasa si Yudai renuncia a la Death Note?

—Se le borran todos los recuerdos referentes a la Death Note y pierde los ojos Shinigami. La mitad de su esperanza de vida que pagó para obtener los ojos Shinigami no se le regresará.

—Oh, ya veo...—Kaori bajó la mirada y después volvió a ver a Yudai a los ojos—Escucha, quiero que por favor renuncies a la Death Note.

—¡¿Eh?! ¿Renunciar? P-Pero...Si lo hago, ya no podré protegerte.

—¿Quieres protegerme?

—Sí! ¿Qué tal si alguien más descubre que tú eres Saviour e intenta hacerte daño? ¡Yo con mis ojos y mi Death Note podría matarlo enseguida!

Kaori miró a Yudai con dulzura.

—No me debes nada, yo te regresé a la vida porque quise hacerlo, no estás en deuda conmigo. Conoces las reglas, si sigues con la Death Note no tendrás acceso al cielo ni al infierno, y cuando llegue tu hora la Shinigami anotará tu nombre en su libreta. Ya perdiste la mitad de lo que te resta de vida para obtener los ojos Shinigami. Es mejor que sigas con tu vida de chico normal. Esa libreta salió del infierno, y ahí debe volver.

—Oh...Saviour...Te preocupas por mí...

—Por favor, hazlo.

—Lo haré, pero tengo una condición para Nasty.

—¿Cuál es?—preguntó la Shinigami.

—Borra todos mis recuerdos menos uno.

—¿A cuál te refieres?

—No quiero olvidar que esta maravillosa mujer es Saviour.

—Bien, así será.—Nasty se cruzó de brazos—¿Entonces renunciarás?

—Quiero algo más.—dijo Yudai.

 —¿Ahora qué?

—Quiero que Saviour se quede con sus recuerdos referentes a la Death Note.

—No te preocupes por eso, la libreta que tiene la hace inmune a ciertas cosas. Tú olvidaras todo menos ella.

—Perfecto. —Yudai sonrió—Entonces estoy listo.

El joven se dio media vuelta y entregó la libreta a Nasty. Nasty sonrió y se fue de la casa atravesando las paredes.

—¿Qué...Ha pasado? —preguntó Yudai—Me encuentro en casa de Saviour, bebiendo té con ella ¿Estoy soñando?

Sin duda Yudai había olvidado todo.

—No, no estas soñando. —sonrió Kaori.

—¡Oh, vaya, qué genial!

Gracias por todo esto, dijo Kaori a Yudai en su mente.

—Es asombroso beber té contigo, dime, ¿Cuándo podemos salir a algún lado? O podrías conocer mi casa, es enorme y bellísima.

—Oh...Me temo que eso no será posible.

—¿Eh? ¿Por qué no?

—Eres la segunda persona a la que regresé a la vida. Si mis amigas y la prensa nos ven juntos podrían sospechar que yo soy Saviour. La policía, la mafia e incluso L podrían comenzar a investigarme. Tú no quieres que me encierren o me maten, ¿Verdad?

—¡No, por supuesto que no!

—Esta será la primera y última vez que nos veamos.

El rostro de Yudai se ensombreció. Tenía la mirada de un cachorrito abandonado bajo la lluvia. Quizá Kaori estaba siendo muy dura con él, peor no había otra opción.

—Eh...Entiendo... —Yudai se esforzaba por sonreírle, pero se sentía realmente triste—Gracias por el té, ya me voy...Un placer conocerte...Señorita...Señorita Saviour...

—Mi nombre es Kaori Yami. El gusto fue mío.

—¿Kaori? Lindo nombre... —Yudai se levantó del comedor para dirigirse a la puerta—Adiós...

—Gracias por todo, Yudai.

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