Track 20
Dylmas
❝Rompiste el hechizo y quisiste algo más. Bueno, entonces vete al carajo con otras personas❞
Esto se salió de control.
Al principio, cuando Thomas le sugirió esa idea, no le pareció la gran cosa. Es decir, son adultos maduros que se aman y saben dónde poner límites. Además, al rubio parecía entusiasmarle la idea, por lo que no pudo decirle no.
Pero, ¿quién en su puto sano juicio acepta tener una relación abierta? Parece que solo Dylan. Joder.
Las primeras semanas no quiso darle tanta importancia. Thomas seguía siendo su mismo bebé que necesitaba mimos y atención de su parte. Eso hacía que el ligero dolor en su corazón al pensar que alguien estaba tocando a su Tommy fuera ignorado. Su novio lo seguía amando.
Entonces... un día cambió todo.
No había día en el que su rubito no llegara tarde a su departamento, ebrio, con el aroma de distintos perfumes impregnados en su ropa. Incluso un día pudo encontrar una mancha de lipstick en el cuello de su camisa, y cuando le preguntó a su novio, él no hizo más que ponerse nervioso. Okay, no era nada, aunque no es como si a Thomas le gustaran las mujeres, él se había declarado abiertamente gay.
El día en el que simplemente se hartó fue hoy. El maldito día de su aniversario. Después de esperarlo varias horas con una cena preparada por él mismo. Ahora ya está a punto de ser medianoche. ¡Idiota!
No es como si Thomas no lo supiera, se dedicó a agendar la fecha en el teléfono de Thomas semanas atrás. Y hoy en la mañana, antes de que su novio se fuera, le pidió que no llegara tarde a casa porque iba a preparar una cena para festejar. No. Hay. Maldita. Excusa.
Saltó cuando vibró su teléfono en la mesa y la pantalla se encendió. Era un mensaje de Thomas.
"Hola boo, realmente estoy atascado con un proyecto acá en la oficina y llegaré tarde a casa. En cuanto termine estaré allá para recompensar mi demora. Cena un poco para que no quedes con hambre. Te amo, Dyl."
Se sintió aliviado al leer el mensaje, ahora sabía que no era culpa suya el que llegara tarde. Incluso se sintió mal por estar furioso con su novio. No podía enojarse si se trataba del trabajo. De hecho estaba feliz, hasta le daban ganas de llorar porque Thomas no decidió salir con sus "amigos" el día de su aniversario.
Lleno de culpabilidad, decidió visitarlo a su oficina y llevarle algo de comer. Quizá hasta podría serle de ayuda para que acabara pronto. Sabía que no tendría problemas con su jefe, pues ya se conocían, y Dylan podría considerar a Ki Hong como un amigo.
Decidido, agarró el ramo de rosas que había comprado y almacenó la comida recién calentada en un par de recipientes herméticos. Tomó las llaves de su auto y se apresuró a manejar; el trabajo de Thomas no estaba muy lejos de casa, pero quería darle una sorpresa. Estaba mareado de emoción al imaginar su bonita sonrisa.
Aparcó a un costado de la acera, tomó el ramo y la bolsa de comida antes de salir del vehículo y cerrarlo con su control automático. Corrió hacia las puertas de cristal del edificio, estaba ansioso por ver a su novio y besar sus labios.
Por azares del destino, se encontró con Ki Hong. El hombre asiático portaba un traje azul marino, y unas gafas de pasta gruesa sobre el puente de su nariz. Él lo identificó de inmediato, y le saludó.
—Hola, Dylan. ¿Qué tal te va? —Ki sonrió—. Feliz aniversario, por cierto.
—Venía a visitar a Tommy, tal parece que lo mantienes cautivo en este enorme edificio a estas horas de la noche —Bromeó, pero el asiático no rió. De hecho frunció el ceño—. ¿Todo bien?
Ki sacudió su cabeza.
—Creo que no te entendí, ¿dices que vienes para ver a Thomas? ¿El rubio británico?
—Claro —dijo con obviedad. Aunque estaba preocupado por la confusión de su amigo—. ¿Quién más? Es mi novio, ¿recuerdas? —Frunció el ceño—. Te veo pálido, ¿te sientes bien?
—¿Sabes qué? —El asiático le sonrió—. No me siento bien, ¿te parece si me acompañas al bar que está en la contra esquina? Necesito agua fría.
—Uhh... —Dudó mirando las puertas del edificio. Quería ver a Thomas, pero si su amigo se sentía mal, no podía dejarlo solo—. Está bien.
Ki pareció leer sus pensamientos y le sonrió levemente.
—Solo será un momento. Te prometo que verás a Thomas.
Dylan se encogió de hombros, y siguió al asiático cruzando el paso peatonal en silencio. Había alguna razón por la que Ki Hong luciera tan irritado como ahora, pero no quería preguntarle por temor a que se desquitara con él. Rezó al cielo que el agua fría le hiciera sentir mejor.
Entraron al bar, el cual parecía un lugar bastante íntimo y rústico. Notó que se trataba más bien de un bar café debido a que el olor a canela y café tostado residía en el aire. Lo cual era excelente, pues no le apetecía entrar a un lugar oscuro, música estridente y luces estroboscópicas.
—Lo siento —Le susurró Ki Hong—. Tenías que saberlo.
Al principio no supo a qué quiso referirse, entonces tuvo que enfocar su vista en las últimas mesas, donde sobresalía una cabellera dorada que él puede reconocer a kilómetros de distancia. Era Thomas, riéndose con tres hombres que besaban su rostro y lo tocaban por encima de la ropa.
Las flores y la bolsa se le cayeron al suelo, y eso fue lo que atrajo la atención de Thomas. La expresión sorprendida en su rostro era impagable.
—¿Quieres que te lleve a casa? —Alcanzó a escuchar—. No creo que sea buena idea que manejes en este estado.
Dylan ni siquiera podía despegar su mirada de la escena, Thomas ya se había levantado y corrió hacia él para tomar su rostro. Ni siquiera se dio cuenta que había derramado lágrimas hasta que el rubio lo tomó de las mejillas y limpió suavemente su rostro. Thomas parecía... desesperado.
—Puedo explicarlo, mi amor —Suplicó—. Te juro que puedo explicarlo.
—Te había traído la cena —susurró, pero su mente estaba perdida en el vacío—. Te creí cuando estabas en el trabajo.
Thomas miró a Ki, el fuego ardiendo en su mirada chocolate.
—¿Cómo es que está aquí?
—Yo lo traje. Todo este tiempo me hiciste creer que salías temprano de tu trabajo para ver a tu novio, pero ahora todo está tan claro.
—No te metas en esto, Ki. Esto es entre Dyl y yo.
Todas las veces que Thomas le había dicho que se quedaba en el trabajo, que Ki lo presionaba con tantos proyectos... Todo eso, ¿fue una mentira? ¿El mensaje que le había enviado hace un par de horas también lo era?
No, no podía ser así. Seguramente es un malentendido.
A excepción que todo es tan claro que no puede verle otro sentido.
—Esperaré afuera, Dylan. Te llevaré a casa —Su amigo le dijo al oído, apretando su hombro para darle ánimo.
Dylan asintió. Pero era como si hubiera escuchado palabras sordas, sin algún significado.
Thomas lo obligó a que lo mirase a los ojos. Y ahora ese chocolate amargo en su mirada le sabía a traición, ¿cómo podía seguir derritiéndose ante ellos cuando le mienten tan despiadadamente?
—¿Qué fue lo que te hice, Tommy? —Susurró con su corazón apesumbrado—. ¿Tanto me odias? Sé que no fui la gran cosa, pero lo que teníamos era... m-mágico. Creo que fui el único que lo vio así. Porque ahora todo está jodido.
—Dylan —Los ojos de Thomas estaban llorosos—, es mágico. ¿No me crees? Y no está jodido, sólo déjame explicarte. Te amo, Dylan. —Besó sus labios, pero ellos ya no respondían ante el tacto de Thomas—. Te amo tanto. Déjame explicarte.
Su mirada se perdió en la blanquecina piel de su amor, pudo ver varios chupetones medio ocultos por el cuello de su camisa. Su corazón se rompió al saber por qué Thomas no quiso que hicieran el amor. No quería que notara que esa piel a la que tanto solía adorar ya no era suya. Y no lo será jamás.
—Tommy, no tienes que explicarme. —Sonrió ligeramente, y el otro lo imitó—. Porque ya no puedo creerte.
—D-Dyl... —Sollozó.
Se soltó del agarre de su cara con brusquedad. Y con todo el dolor de su corazón, que lo había estado pudriendo poco a poco por dentro, le dijo:
—Puedes joderte con las otras personas, a ver si estarán contigo cuando te sientas tan lamentable como yo me siento ahora mismo —Rió sin ganas—. A todo esto, gracias, Thomas. Fue bueno mientras duró.
No le dejó decir más. De todos modos no le convencería, o más bien, tenía miedo de que sus explicaciones fueran demasiado buenas para que terminara perdonándole de nuevo. Y Dylan ya no quería estar en la misma mierda de siempre.
Ki lo recibió con un abrazo en cuanto salió del bar. Solamente ahí se permitió llorar, porque al estar en los brazos de su amigo le hacía estar en la realidad, en la realidad donde Thomas prefería estar con otras personas antes que él. Y dolía. Dolía como el jodido infierno.
Tal vez nunca podría recuperarse de perder al amor de su vida.
♫♫♫
Uh, creo que está cortito, pero la idea está lograda. Espero que les haya gustado:) me parece que tengo cierta tendencia a hacer sufrir a Dylan, pero tengan por seguro que él estará bien. Preocúpense por Thomas jsjdjs
amo mucho la canción, amo mucho a LP (D E M A S I A D O). Ahhhh estoy en el cielo:3
Gracias por leer uwu
—Saeta<3
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