Los tres cuervos.

Después de escuchar esos gritos y escuchar azotar una puerta, pude entrar oficialmente en nervioso. Ya me imaginaba a mi madre agrediéndome verbalmente una vez que me la tope en la isla; algo que es inevitable. Jessica me escribió "¿Escuchaste el chisme amor? ¿Quienes habrán sido?". Reí mucho de ver tal cosa, e ignoré el mensaje.

Me pregunto cómo algunas cosas pueden ser tan perfectas y otras pueden simplemente ser tan complicadas. Después de tanto esperar ¿La vida es esto? Me siento estafado de alguna manera.

Me vestí y después me acosté en mi cama, apagando todas las luces del departamento, esperando que Percy Herrejon no regresara para partirme la cara.

Mi departamento olía a mujer, tal vez por todas esas veces en que Jessica y sus amigas iban a mi departamento a jugar videojuegos. Recordando a Jessica, su comentario sobre mis hermanos me había parecido extraño. Aparte de Ryder, ella no conocía a ningún otro hermano mío. No podía dormir ni tampoco descansar pensando en eso.

Así que, tras rodar en la cama, tomé una linterna de mi mochila; e intenté leer el libro de registro que había tomado de la biblioteca por equivocación. En la parte de abajo, decía "Tomo 1".

Me preguntaba cuántos "Tomos" serían y de qué trataría cada uno. Comencé a leer la parte de mi madre. Estaba su foto de recién llegada a la isla, y efectivamente el registro decía que ella había vivido sola aquí durante un tiempo. Algo que me sorprendió, pues pensé que había llegado un grupo de personas junto con ella; entre los cuales yo incluía a mi padre.

Mi madre había llegado a los 23 años, por lo cual en estos momentos debía tener al rededor de 43, de acuerdo a mis cuentas. Todos en la isla saben que mi madre es la doctora Bell, pero si no lo supieran... posiblemente pensarían que es mi hermana. La gente permaneció exactamente igual a como se veían en las fotos de recién llegados, y eso no tenía sentido. Me asusté un poco, y entré en negación cerrando el libro; quedándome dormido intentando no pensar en nada más. Pensé que mi paranoia intentaba invadirme de nuevo.

A media noche tocan mi timbre. Ni siquiera contesté pensando en la posibilidad de que sea el padre de Skylar, simplemente me asomo para ver quien es entre las rendijas de la puerta. Y veo ese mechón de cabello castaño rubio, e inmediatamente abro la puerta; la jalo del brazo y la meto a mi departamento.

—¿Qué haces? —pregunta molesta.

—Tenerle miedo a tu papá ¿Vendrá a golpearme?

—Tal vez..., —comenta seria— pero estoy aquí porque...

—Porque soy irresistible, lo sé —digo con gran ego.

—Por el libro; no te hagas el gracioso. Después de lo que hiciste, deberías tener pena conmigo, incluso deberías pedirme una disculpa.

—Tú insististe en entrar aunque yo estaba desnudo. Técnicamente tú también tienes responsabilidad en esto...

Permaneció callada con la cara rozada y parecía que incluso estaba hinchada.

—¿Quieres ver el libro? —pregunté rompiendo el hielo.

—Si, por favor... —musitó Skylar.

Fuimos a mi recámara y le enseñé el libro. Sus expresiones eran varias, ella tampoco se atrevía a pensar detalladamente sobre la información de mi madre en un principio.

—¿Te das cuenta que aquí dan a entender que tu madre hizo todo sola?

—No quise seguir leyendo —dije con escalofrío— ¿Cómo podría ella construir un restaurante, un edificio, y una alcaldía sola?

—Los registro no mienten. Aquí dice que ella fue la constructora, y no sólo eso, más adelante ella construyó la zona de recién casados, el parque de diversiones... todo en esta isla está a su nombre.

—¿Estarán haciendo alguna especie de lavado de dinero?

—Lo dudo mucho, siempre he pensado que algo nos esconden... —dice pasando la hoja— la segunda persona en llegar fue Ivett. No hay mucha información de ella, sólo de su vida amorosa y sus hijos que al parecer fueron tres.

—Es imposible, yo conozco sólo dos...

—Lo mismo pensé... —dice deteniéndose pensativa pero sin soltar el libro— aquí dice que su primer hijo se llamó Trevor y debería tener mi edad...

—¿Qué hay de tú padre?

—Es lo que temo ver...

—¿Y del mio? —pregunté pensativo.

—Al parecer... —comenta retomando su lectura— tu papá no tiene nombre.

—Eso es imposible... —respondí.

—Tu mamá es la que tiene el nombre. Tu apellido es Bell porque tu mamá se llama Bell. Tu padre no tiene registro de nombre, es como si tu madre se lo hubiera dado. No hay registro de nada que tenga que ver con él. Tampoco hay registro de su vida antes de llegar aquí, excepto por sus empleos.

—¿Viene cómo se conocieron? —dije tomando el libro con mis manos temblando de incredibilidad, sintiendo que el corazón se me saldría del pecho.

El registro era justo como nos decía siempre mi madre; salieron en una cita, y se enamoraron, se casaron poco tiempo despues y tuvieron 7 hijos. Pero efectivamente, en el registro mi padre aparecía sin nombre, pues parecia como si su nombre se lo hubiera dado mi madre.

Cambié la pagina a discreción, intentando encontrar algo sobre los padres de Skylar. Toda la familia de Skylar, parecía normal. Todo lo que me habían contado sobre ellos coincidía, lo único que seguía pareciendo extraño; es que nadie había envejecido. Conforme fui pasando más páginas me di cuenta que había personas que yo aún no conocía... y entonces Skylar me volvió a arrebatar el libro de las manos girándolo hasta la portada.

—"Tomo 1. Registro de personas, flora y fauna de la isla", es decir, aquí sólo encontraremos registros de estos tres detalles.

—Si lo tienen al alcance de todos, entonces no es tan malo.

—O tal vez pensaron que nadie se interesaría en leer esto. Están los registros de los bebés en la isla. Al parecer fuiste el primer bebé en nacer, aunque tu madre fue la segunda en casarse. Hay bastantes fotos de cómo has crecido, de cómo hemos crecido todos. Sin embargo, aquí hay más información sobre nosotros dos, más que la de nadie más. Sobre nuestros avances y personalidad... Incluso nuestras alergias .

—¿Para qué guardarán esta información?

—No sé, no tiene sentido. Pero parece ser importante. Me temo que la más cercana a quien podernos decir la verdad es tu madre.

—Yo me temo que no debo de enfrentarla yo solo, sino con toda mi familia.

—¿Nunca te preguntaste el nombre de tu padre?

—Siempre me cuestioné muchas cosas, pero siempre pensé que mi vida era... normal. No tenía con quien compararme.

—Lo mismo me pasa a mí. Pienso que todos son felices viviendo en la ignorancia sobre nuestro existir y simplemente piensan que todo estará bien. Pero me temo, que yo nunca he podido lograrlo. Incluso, a veces, me dan medicina para no tener paranoia.

—Justo eso me pasa. También me han llegado a medicar.

—¡Pero dicen que es normal! —decimos al mismo tiempo.

Skylar abre una página más del libro y sigue leyendo—Hay personas... —dice en shock— que las marca como desaparecidas.

—No puede desaparecer gente aquí, es imposible.

—Tengo miedo —dijo estática.

—Escucha —dije intentando calmarla—, intentaré hablar con mi madre, seguro esto es una broma de mal gusto.

—Creo que debo irme —dijo cerrando el libro—, quiero vomitarme. Esto es mucho; siento que el corazón se me sale del pecho. Pero me llevaré esto, tú eres muy distraído y no confío en ti...

—¿Estarás bien?

—Creo que iré a dormir con mis padres. Aún no me decido, porque tampoco se si puedo confiar en ellos. Matt, mantendremos esto entre nosotros.

—Me temo que yo no puedo. No me perdonaría si yo obtuviera información que mis hermanos necesiten saber, y no se los dijera.

—Si fuera tú... pensaría en que necesitan saber, y que no.

Fueron sus últimas palabras antes de salir del departamento. Skylar es muy madura; es más madura que yo a pesar de que ambos somos los hermanos mayores de nuestra familia.

No pude dormir en la noche, así que estuve chateando con Jessica un buen rato. Hablamos sobre sus chismes con sus amigas, sus actividades de el día. A pesar de no congeniar mucho con la forma de ser de Jessica; irónicamente era importante para mí, e intentaba mantener mi relación bien con ella.

Salí a las 5 de la mañana de mi casa y caminé hacia la de mis padres. En el camino vi unos cuervos volando en el cielo. Tal vez si eres una persona del mundo, esto te pueda parecer normal. Sin embargo, yo sabía que en Rossland la única fauna que había eran conejos. Lo habría podido comprobar de haber tenido el Tomo 1 en mis manos. ¿Por que se avecinan esas 3 aves?, pensé. Y seguí mi camino a casa de mis padres aterrado del cielo y de mi mismo.

Por supuesto llegué y me percaté un luces estaban apagadas, excepto por la de la cocina. No había ruido así que en cuanto abrí la puerta, se escuchó un rechinado. Mi casa olía diferente a mi departamento, olía a cartola y comida recién hecha. Era ese aroma a lo que sabía que olía el hogar.

Entré y vi a mi madre, que como si fuera obra de magia me esperaba con un café, pero aunque era ella, había algo diferente en su aura. Así que, con algo de miedo me senté frente a ella, tomando de la taza de café que me había preparado.

—Sé a que vienes, —dijo con una cara ensombrecida— te llevaste el Tomo 1 ¿No es así? Debes deshacerte de él lo antes posible —comentó tomando mi mano.

—Mamá ¿Por qué mi papá no tiene nombre? ¿Por qué hay personas desaparecidas? ¿Cómo supiste que vendría?

—Escucha... —interrumpió— tu no eres el indicado para que yo te hable de esto. Hay cosas que no quieres saber Matt, y esta es una de ellas ¿Quieres un consejo? Devuelve el libro, y olvídate del resto de los Tomos —contestó seria.

De repente la silueta de mi madre, esa sonrisa y ese brillo por el que la recordaba, desapareció. Es como si hablara con otra persona, pero dentro del cuerpo de mi madre.

—¿Estoy en problemas? —pregunté a secas.

—Nunca vas a estar en problemas... —respondió algo evasiva— eres mi hijo y nada debería preocuparte. Para que yo pudiera hablarte de esto. Tal vez nadie lo sea. Tráeme ese libro, porque incluso aunque quisiera hablarte con toda sinceridad, tal vez no pueda si no veo la verdad con mis propios ojos nuevamente.

Estaba en terribles aprietos, el libro se lo había quedado Skylar y sabía que no me lo daría fácilmente. Recordé que se había ido a dormir a casa de sus padres, pero también recordé que es más necia que sus propios sentimientos y que podría ser que estuviera en su departamento. Algo era claro, no podría meterme a robar a la casa de los Herrejon, menos esa noche. Entonces después de pensarlo caminé a casa, me di cuenta que debía hacer una acción mala, para conseguir algo bueno. Caminé al edificio y una vez estando ahí, pegue mi oreja la puerta del departamento de Skylar. No había ruido, pero se sentía la presencia de alguien, o al menos eso sentía yo. Conforme salimos al mundo, aprendimos a desarrollar sentidos que antes nos parecían invisibles e intocables.

Las habitaciones de los edificios y de las casas no tienen protecciones. Se supone que vivimos en el lugar más seguro de todo el mundo después de todo, por lo que me dispuse a robar el libro.

Por suerte, al entrar al departamento, noté que Skylar si se había quedado dormida en su departamento, y había dejado el libro encima de su estéreo. Su departamento cada vez tenía más muebles, y tenía un estupendo olor a fresa. Tomé el libro, y le dejé una nota...

"Tengo que llevárselo a mi madre, es la única forma en la que hablará."

Caminé de vuelta al departamento, muerto de cansancio pero con un sabor de adrenalina en el paladar. Que las aves seguían volando al rededor de la isla, como si acecharan a sus presas para devorarlas.

Al llegar a casa puse aquel libro sobre la mesa. Mi mamá lo acariciaba con sus dedos y cerraba sus ojos como si intentara hacer memoria; como si el libro le fuera a conseguir consciencia de hechos pasados. Después los abrió y volteo a verme con su mirada enrojecida de dolor. Intentaba sonreír, más su sonrisa se veía opacada de amargura.

—Es como si —comenzó a hablar— quisieran hablarme del mundo exterior. Como si sus voces intentaran llegar aquí. Yo sabía que tú lo encontrarías. No tengo todas las respuestas que buscas porque varias se han borrado ya. No quiero que te pase a ti, lo que a otros ya les ha pasado. Prometo cooperar en todas las dudas que tengas. Pero tal vez, no sea suficiente.

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