Capítulo 19
— ¡Jimin, soy tu jodido mejor amigo! ¿Por qué no me llamaste? — Jimin escuchó el grito ensordecedor de SeokJin a través de su teléfono celular.
— Todo pasó demasiado rápido, lo siento, Jinnie — respondió Jimin.
— Es que cuando el maldito de YoungJae llegó a mi casa estaba como loco, gritando tu nombre y pidiendo que salieras — Jin suspiró — La verdad, al principio me asustó el infeliz.
— ¿Qué? — Jimin se asombró — ¿YoungJae fue a tu casa?
— Sí, Jiminnie, hizo un escándalo en mi puerta como no tienes idea.
Jimin dejó salir un suspiro y se mordió el labio inferior — De verdad lo siento, Jinnie.
— ¡Ah! No lo siento, Jimin, al fin hice algo que había querido hacer los últimos 10 años — cantó Jin.
— ¿Qué hiciste? —
— Le di un gran puñetazo a YoungJae en la cara — Jin dejó salir una risa llena de júbilo — Me rompí una uña, pero absolutamente valió la pena.
Jimin se llevó una mano a la boca, totalmente lleno de incredulidad — No lo puedo creer.
— Pues créelo, querido — Jin se escuchaba satisfecho.
— ¡Oh Dios mío! — Jimin no podía salir de su asombro.
— Sí, sí, suena sorprendente, te contaré todo, pero esto es algo de lo que no podemos seguir hablando por teléfono. Dime dónde estás ahora mismo e iré para allá, quiero asegurarme de que estés bien porque si ese desgraciado te hizo algo, créeme que ese golpe no será nada comparado con lo que le haré.
— Estoy bien, Jin, él no me hizo nada — dijo Jimin — Y estoy en... la casa de Jungkook — dijo bajito.
El grito que Jimin recibió a través del celular casi lo deja sordo — ¡Estás con el guapo chico de los tatuajes!
— Sí... — El rostro de Jimin se puso totalmente rojo.
En ese momento, Jungkook entró a la sala, acababa de salir del baño, tenía el torso descubierto y se secaba el cabello con una toalla — ¿Qué pasa, cariño? — preguntó al ver el rostro color remolacha de Jimin.
— Espera, ¿ese es él? — interrogó Jin — ¿Te dijo cariño? Estoy seguro de que eso fue lo que escuché — cantó emocionado — No me digas que...
— ¡Jin! — Jimin sentía que su rostro estaba ardiendo totalmente caliente.
— ¡Ay, nada de Jin! Envíame la dirección. Soy tu mejor amigo y mi deber es velar por tu bien, y como no decidiste venir a mi casa en estos momentos, quiero verificar que estés en buenas manos.
— Está bien, está bien, te enviaré la dirección — dijo Jimin para colgar.
Jungkook aún lo miraba confundido.
Jimin dejó salir un suspiro — Jungkookie... mi mejor amigo quiere venir a visitarme, ¿no te molesta, verdad? — preguntó un poco nervioso.
— ¿Por qué me molestaría? — le preguntó Jungkook con una sonrisa.
— Es que esta es tu casa, yo no quiero incomodarte.
— Vamos a ponerlo de esta manera, a partir de ahora es nuestra casa — propuso Jungkook — No es tan grande y lujosa, pero está llena de amor. ¿Qué te parece?
Jimin no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro — Llevamos juntos solo un par de horas, ¿y ya me estás ofreciendo tu casa?
— Así soy yo — Jungkook se encogió de hombros — Cuando amo a alguien, es todo o nada — afirmó con una sonrisa.
La sonrisa de Jimin se hizo más grande, pero sin embargo dijo: — Ni siquiera hemos decidido si viviremos juntos desde ya. ¿No crees que es demasiado rápido?
— ¿Para qué esperar tanto? — Jungkook hizo un puchero — Para empezar a salir con alguien, primero debes empezar a conocerlo, y ya nosotros hicimos todo eso de ser amigos.
Jimin se rió — Deja de hacer pucheros — dijo, picando los labios de Jungkook con la punta de sus dedos.
— Cuando hago pucheros, siempre te convenzo — Jungkook hizo un puchero aún más grande.
Jimin se atrevió a dejar un rápido beso sobre los abultados labios de Jungkook — Deja de ser tan lindo.
— Oh, lo siento, Jiminnie, eso es algo en lo que no puedo complacerte. Ser lindo está en mi naturaleza — canturreó Jungkook, tirando de Jimin más cerca de él.
Jimin se sonrojó, ya que quedó apresado contra el duro y desnudo pecho de Jungkook.
— Quédate, ¿sí? — le pidió Jungkook — Sakura y yo daremos nuestro mejor esfuerzo para que tú seas feliz junto a nosotros.
Jimin pasó sus brazos por el cuello de Jungkook, sus dedos se enredaron con el cabello largo que ya llegaba a la nuca del fotógrafo. ¿Cómo diablos podía negarse cuando este chico lo miraba de esa manera, como si Jimin fuera lo más hermoso de este mundo? — Yo también daré mi mejor esfuerzo para hacerte feliz a ti y a Sakura.
Jungkook sonrió, mostrando sus bonitos dientes de conejito — Menos mal que aceptaste — dijo, picoteando los labios de Jimin con cortos besos.
— ¿Qué hubieras hecho si no aceptaba? — preguntó Jimin sonriendo.
Jungkook puso cara de estar pensando — Medidas desesperadas, quizá te hubiera raptado, dado todo mi amor, haría todo para ganar tu corazón hasta convencerte de quedarte a mi lado.
— Eso suena aterradoramente lindo — dijo Jimin, dejando salir una risita.
— ¿Aterradoramente lindo? Eso queda muy bien conmigo — bromeó Jungkook.
— ¡Estás loco! — Jimin le golpeó el hombro.
— Loco por ti — afirmó Jungkook.
Jimin miró a Jungkook mientras sonreía — ¿No te importa que sea mayor que tú?
— Cuatro años no son nada. Además, eres tan hermoso que ni siquiera se nota la diferencia — Jungkook sonrió — Ya quiero presentarle a mi precioso novio a todos mis amigos.
— ¿Novio? ¿Cuándo nos hicimos novios? — preguntó Jimin.
— Hace un par de horas — aseguró Jungkook.
— No recuerdo que me hayas pedido ser tu novio — musitó Jimin divertido.
Jungkook abrió la boca asombrado — Bien, lo pediré justo ahora — se carraspeó la garganta — Park Jimin, ¿quieres ser mi novio?
— No — respondió Jimin con malicia.
Jungkook abrió los ojos completamente — ¿Por qué no?
— Estás siendo poco romántico, además ni siquiera llevas puesta una camisa — contestó Jimin de forma juguetona.
— Es que no solo te estoy entregando mi amor, también te entrego mi cuerpo — Jungkook movió las cejas — Todo incluido.
Jimin se rió y besó los labios de Jungkook. Fue correspondido de inmediato y por dentro solo quería dar saltitos de felicidad. Esta era la decisión correcta, su corazón ya no tenía ninguna duda. Junto al guapo fotógrafo se sentía tan completo como si por fin hubiera encontrado la pieza que le faltaba, su otra mitad.
Jeon Jungkook era la persona que estaba sosteniendo el otro extremo de su hilo rojo del destino.
Se separaron del beso lentamente, sin dejar de sonreír.
— Tienes el cabello mojado y debes ponerte una camisa o te resfriarás — le dijo Jimin, tratando de mantener su compostura después de ese beso.
— Puedo usar el secador de cabello, ¿pero por qué quieres que me ponga camisa? — preguntó Jungkook — ¿Acaso no te gusta lo que ves?
A este paso, Jimin iba a permanecer con un tono rojo en su rostro por el resto de su vida — ¿Desde cuándo eres tan coqueto y directo?
— Yo siempre he sido así, Jiminnie, solo que antes no podía mostrártelo — Jungkook contestó de forma pícara.
Claro, aquí está el texto corregido:
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Jimin dejó salir una risita coqueta mientras detallaba el cuerpo de Jungkook: sus abdominales bien formados, sus anchos hombros, fuertes brazos y cintura estrecha, y cada tatuaje que le daba un aire de chico malo. A Jimin no solo le gustaba el cuerpo de Jungkook; de hecho, le encantaba.
—Por la forma en que me miras, creo que no quieres que busque una camisa —murmuró Jungkook.
Jimin levantó la mirada hacia el rostro de Jungkook.
—¡Por supuesto que sí! —contestó de manera apresurada—. Jin vendrá y no puede verte así.
—Uh, ya estás siendo posesivo conmigo y no quieres que otros me vean —canturreó el fotógrafo.
—¡Jungkook! —Jimin negó con la cabeza, avergonzado—. Ve por una camisa, ¡apresúrate! —ordenó empujándolo.
Jungkook se fue riendo felizmente hacia la habitación.
Jimin sentía que sus mejillas empezaban a dolerle mientras enviaba el mensaje a SeokJin con la dirección. ¡Pero es que no podía dejar de sonreír ni un instante! Tenía todos los síntomas de un colegial enamorado, con todo y las mariposas en el estómago.
A sus 30 años, era la primera vez que sentía todo ese tipo de sensaciones burbujeando en su interior. Tan solo pensar en que ahora estaba con Jeon Jungkook era como caminar entre suaves y acolchonadas nubes.
Estaba feliz; ahora viviría a su manera, siendo el mismo sin inhibiciones. Aunque estaba un poco nervioso por iniciar una relación justo después de romper un matrimonio de 10 años, no volvería a mirar atrás.
Intentó arreglar su cabello lo mejor que pudo y ajustó la ropa que estaba usando, que por supuesto era de Jungkook.
En ese momento, el dueño de sus pensamientos regresó a la habitación, vestido completamente.
—Jimin, ¿qué te hiciste? —le preguntó Jungkook, escaneándolo.
Jimin se miró. ¿Acaso no se veía bien? Esa ropa le quedaba un poco holgada, pero...
—Nada, ¿hay algo mal conmigo? —preguntó.
—¿Cómo que nada? —le preguntó Jungkook, serio—. ¿Cómo le haces? Me fui solo un par de minutos y ya te ves más hermoso que antes. Ten piedad de mí, por favor.
—Basta, es demasiado para mi corazón —Jimin negó con la cabeza, sonrojado.
—Creo que debes acostumbrarte —Jungkook se sentó en el sofá, dejando un beso en la mejilla de Jimin.
Y Jimin realmente no estaba seguro si alguna vez se acostumbraría a la forma de ser de Jungkook, pero no podía negar que le encantaba, le encantaba un poco demasiado.
Juguetearon un poco en el sofá, con Sakura mirándolos desde la alfombra, moviendo su cola pero sin interferir en la escena. A veces parecía que la mirada de la hermosa samoyed estaba llena de satisfacción.
Espero sinceramente que este capítulo les haya gustado. Extrañaba escribir esta historia, pero aún más les he extrañado a ustedes, mis bebés.
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