Capítulo Único

Antes de empezar está historia quisiera dedicarla a otra persona querida y especial para mi, una de las personas que me motivo a empezar a escribir de este fandom, gracias por siempre motivarme y soportar mis inseguridades (como todas las demás).
Esto es para ti, que amas tanto a este personaje como esta ship, mi querida amiga y gran escritora Aerimell, espero te guste.

♣♣♣

Amor...

Amor...

¿Qué era?

Según algunos textos que leyó en aquellos el amor se podía sentir de muchas formas diferentes, muchas formas de amor... Pero él que el buscaba era uno específico, sabía perfectamente del amor efectivo, del amor que sentía por su familia... Aquel llamado Storge.

Pero no... El suyo era aquel que cuando veías a aquella persona tenías las manos sudorosas, el habla fallaba y sentías algo extraño en la parte baja del abdomen, para ser más específicos en el estómago... Se sentía como si algo se moviera, como había leído en alguna novela. Aunque no sabía bien donde, ya no recordaba. Se sentían como mariposas en el estómago por más ridículo que aquello sonase.

Ese sentimiento que, buscando y leyendo algunas novelas, los protagonistas o los personajes alrededor de estos lo clasifican como un sentimiento romántico... El estar enamorado...

Sacudió la cabeza bruscamente. No, aquello no podía ser ¿O sí? ¿Podía enamorarse? Puso los ojos en blanco, era obvio que podía, como cualquier persona pero ¿Podía enamorarse de él? ¿De la persona que tanto admiraba? Y aquella pregunta le llevo a una nueva ¿No estaría confundiendo aquel sentimiento? No, eso era tratar de negarlo.

Estaba enamorado de su maestro.

¿Y ahora? ¿Qué debía de hacer? ¿Le tendría que decir sobre aquel sentimiento que descubrió que sentía por él? ¿Tenía que confesarse?

Al menos eso era lo que muchos protagonistas de aquellas novelas hacían, quizá de las formas más burdas o a veces de formas tan poéticas y lindas que podían acelerar el corazón hasta al mismo lector.

Pero no, definitivamente no podía, ni tenía el valor suficiente para hacerlo, para declarar esos sentimientos libremente.

El joven de cabellos castaños dejo caer la cabeza suavemente contra el escritorio, recargándose con la frente en este, aquellos temas eran complicados, al menos para él lo eran. Era un hombre de estudios, jamás se detuvo a pensar en aquel tema, ni siquiera cuando empezaba a sentir aquello, ahora lo consultaba debido a algo un tanto bobo ocurrido dos días antes, en el que cuando el tutor real entre a su habitación para dar su tan esperada lección del día el joven suspiro... Y aquello saco de su órbita al tercer príncipe.

¿Qué era lo que acababa de hacer?

Pero no, los acontecimientos no paraban ahí, existían muchos más, tantos que eran difíciles de pensar y recordar. Aunque en realidad era que en aquel momento no quería pensar mucho en ellos.

Dejo escapar un suspiro, tanto cansado como fastidiado de sus propios sentimientos y pensamientos, llevaba en aquello horas y ahora que sabía bien que tenía, porque sí, antes de empezar a ver en las novelas busco sus síntomas en algún que otro libro de medicina, no se podía descartar ninguna opción.

-Esto es... Es...

Y al no encontrar palabra alguna para definir como se sentía dejo escapar un sonido irritado.

Quería gritar, quería hacer algo, lo que fuera... Gritar sus sentimientos y que estos fueran recibidos por aquella persona, que fueran aceptados y ser correspondido.

Abrió los ojos como platos mientras se enderezaba a la vez que se ponía rojo ante tal pensamiento.

¿Quería ser correspondido? La respuesta era obvia y se golpeó mentalmente (de nuevo) por semejante pregunta ¿Quién no deseaba serlo? ¿Quién no deseaba que la persona amada le amara también? La respuesta era clara.

O al menos ahora que pensaba en aquel tema sentía que, el ser rechazado era de las peores cosas que le podían pasar a una persona, saber que aquella persona jamás tendrá esos sentimientos por ti debería de ser una de las sensaciones más feas que una persona podría sentir.

Volvió a dejar caer la frente nuevamente contra el escritorio, de manera nada suave como la primera vez lo que ocasionó que se diera un buen golpe en esta.

Dejó escapar un quejido pero no hizo nada, se quedó ahí, en aquella posición, tratando de enfrentarse, asimilar y aceptar por completo los sentimientos que tenía hacía su maestro.

El joven, Bruno von Glanzreich no sabría decir cuánto tiempo estuvo así, no sabía decir tampoco en qué momento se quedó dormido, al parecer aquello le había agotado de alguna forma.

El sonido de alguien tocando la puerta le despertó. Se estiró lentamente, y para su sorpresa no sentía el cuerpo incómodo por dormir en aquella posición, nuevamente tocaron ahora con una voz acompañando.

-Hermano Bruno ¿Estás ahí?

-Adelante Leonhard -Se levantó de la silla caminando en dirección la puerta, mientras su hermano pequeño entraba.

-Te he venido a buscar porque ya han servido la comida y no llegabas.

-Lo siento me he quedado dormido mientras hacía una tesis, vamos Leonhard.

-Si.

Su hermano menor no se dio cuenta de su pequeña mentira, la cual era muy pequeña para considerarla como tal.

El camino al comedor fue lento, no hablaron el joven aún seguía sumergido en todos aquellos pensamientos y sentimientos que eran nuevos para él.

Movió lentamente la cabeza de un lado a otro, debía de dejar de marearse y enrollarse con aquel tema y con aquello llegó rápidamente a una conclusión, a la idea que quizá iba a lograr que estuviera más tranquilo y organizase sus pensamientos y sentimientos.

Si bien no le diría a su maestro los sentimientos que tenía por él en aquel momento, puesto que, quería estar seguro (bastante) de lo que sentía lo haría en un futuro, no podía decir si pronto o dentro de mucho más tiempo.

De lo que estaba seguro era que en aquel momento no estaba seguro ni preparado para hacerlo ni afrontar la respuesta del pequeño pelirrojo, por lo que dejaría las cosas tal y como estaban.

La relación que tenía con su maestro le gustaba y no quería cambiarla, por ahora.

Y al parecer aquel pensamiento logro calmar tanto a su mente y corazón, pero uno nunca puede manejar el subconsciente ni mucho menos los sueños, ya que esa misma noche el príncipe Bruno despertó totalmente agitado y sonrojado de la vergüenza ante el sueño que tuvo, tan vergonzoso que lo único que hizo después de voltear a todos lados fue acostarse boca abajo avergonzado, rogando por no tener el mismo sueño o mejor dicho... Prefería no soñar.
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N/A: ¡Hola!

¿Qué tal? Trayendo un nuevo oneshot incursionando en esta otra ship, espero les haya gustado 💚

¡Nos leemos pronto!

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