❦Liebe Mond❦

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«Querida luna, querida luna, será que él...»

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Ojalá lo hubiera entendido, con ello empieza todo, con un leve deseo roto en su corazón de frágil y lindo cristal.

-La luna es hermosa ¿no?- murmura cerca a él nuevamente, casi como si se tratara de un agridulce suplicio. Giyuu solo asiente sin depositar sus ojos de cielo nocturno en ella y su diminuto cuerpo.

Shinobu se limita en sonreír dulce, deseando que su corazón no se rompa otra vez; porque hay veces en los que desea verse allí, en esos incognisibles iris de mar profundo, manto azulino...oscuros zafiros.

Él se levanta, haciendo que ella ladee su rostro para toparse con el ajeno. Toma su mano suavemente, aunque siente que es casi inútil ante la calma de él.

-Tomioka-san...escúchame Tomioka-san- murmura tiernamente, llamando la atención de él -Tú eres alguien muy amable y posees un cándido corazón... realmente eres una buena persona- sincera con un tono tan endulzado, que el chico la observa curioso ante dichas palabras, tratando de entender un poco más de ella.

Porque Kochou parece un enigma andante y danzante, que aletea linda en el aire (y que llora con sonrisas bellas)
Giyuu en esos momentos sólo desea saber un poquito más de ella; sus palabras lo confunden, sus ojos de purpurina lo sumen en penas.

La quiere cerca.

-Gracias- es lo que de sus labios sale, mientras la luz de luna aflora en cada espacio de su ser, sonriendo con tanta sutileza, que es difícil apreciar aquel gesto en su rostro -Tu corazón ha de ser muy amable también- se limita a decir, sintiendo algo genuino en su pecho, casi adictivo y a la vez, peligroso.

-La luna es hermosa ¿no?- susurra una vez más, mientras siente que el regresa a su lado y fija su vista en la piedra luminosa impregnada en el manto celestial.

-Muy hermosa- alega, y no se queja que ella aún tome de su mano, porque es una calidez peculiar y que le hace sentir pleno en ese lugar donde se protege el corazón. 

Shinobu es suave, es dulce y triste, así que no desea que se rompa, y la toma con más firmeza.

Porque ella si desea puede aferrarse a él.

-Pensé que me odiabas- murmura sereno, escuchando risillas tan sutiles y suaves, que ocasiona un cosquilleo en su vientre.

-No tengo razones para hacerlo, Tomioka-san- aclara con suavidad, sumida en la luz que brilla en sus ojos y las nubes que se ciernen lentamente.

Él suspira, ella tan solo desea estar en ese pequeño y dulce pálpito que se oye en el corazón del mar.

«Querida luna, querida luna, será que yo...»

Estar juntos les hace bien, ella recostada en su hombro, él acariciando sus hebras con ternura. Ojalá el tiempo se marchite, ojalá y estén así por siempre, con sus pobres corazones juntos y tratando de arreglarse.

-La luna es hermosa ¿no?

Giyuu sonríe...ojalá también, en esos momentos donde la noche pinta sueños y florecen amores, él haya entendido esa declaración estelar.

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Está muriendo, con ello continúa su vida, con la sensación efímera de amar junto a colmillos clavando su piel.

Quiere ser salvada, anhela con sutileza aquello, mas también en su corazón afloró tanto odio y venganza, que no hay vuelta atrás. Lamenta haberlo amado, pero no conocerlo.

Siente dolor, y su sangre se desliza como sus lágrimas.

Giyuu se enojará con ella, Shinobu lo sabe, porque prometió no dejarlo solo, porque probablemente en sus orbes de bella amatista le dijo sin querer "Anhelo estar a tu lado y sanar tu corazón, sanarnos a ambos"

-Tomioka san...- susurra con tristeza, en brazos de aquel demonio de sonrisa falsa y ojos multicolor, quien va acabando con sus últimos segundos de vida, mientras acaricia su rostro ensangrentado con cariño.

-¿Tomioka? ¿quién es?- interroga con tono dulce su asesino, riendo sutil al tan solo observar el ceño fruncido de la fémina linda y frágil que tiene en brazos -No importa, no importa Shinobu-chan, él estará feliz de que vivas eternamente dentro mío ¡vivirás en mi corazón, Shinobu-chan!

La noche púrpura que lleva en sus ojos cambia a líquido cristalino. Quiere llorar, quiere vivir, quiere amarlo un poquito más y...

-La luna...

-Es hora de dormir, Shinobu-chan.

«Querida luna, querida luna ¿será que nosotros no fuimos hechos para estar juntos?»

Se aferra a sus memorias, es lo único que le queda en esos débiles momentos, donde la vida se apaga y ella aletea frágil a otro mundo donde no hay muerte, pero vida tampoco.

Sonríe con cariño a su hermana, se aferra a ella, aunque en su pecho sienta vidrio perforándole con cada pálpito que da ese muerto corazón suyo.

«Por favor, es muy rápido que vengas aquí....tan sólo enfócate en vivir, Giyuu»

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El cielo llora, eso es lo primero que piensa al escuchar que ella murió.

-La luna esta hermosa ¿no?- susurra mientras todo pierde color, otra vez.

Un camino húmedo recorre sus mejillas, parece interminable y eso le parece bien, ojalá y él también muera en esos momentos.

-Kochou...- murmura Tanjiro con lágrimas al oír aquello, Giyuu no es nadie para decirle nada, se limita a llorar en silencio y correr.

Corre y corre, no la alcanza, y eso para él no está bien...para Shinobu quizás sí.

Vivir...vivir ahora parece un castigo para su triste y roto corazón; ya en esos momentos quiere tenerla de nuevo acurrucada en su hombro mientras susurra con dulzura la belleza de la blanca piedra que danza por la noche.

Hubiera amado entender esa declaración de luna linda y amor de mariposas.

-¡La luna está hermosa ¿no?!- solloza de rodillas, llorando sin consuelo alguno y sintiendo en su pecho aflorar dolor de azul color.

«Pudimos aferrarnos a nosotros»

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Todo culmina en que, los años pasaron, y la vida se marcha.

Camina suavemente por el verde césped con rocío perfumado, mientras el cielo se tiñe en lila y la encuentra a ella sentada, tarareando la sonata de una flor roja y blanca, del sol y la luna. Las tiernas nomeolvides que danzan al son de la brisa celestial hacen que su ser se quiebre, y las mariposas pintan su rostro con el suave aleteo azul.

-La luna está hermosa ¿no?- murmura triste a escasos pasos de ella, quien gira con dulce sonrisa y llora de la forma más bella que alguna vez él pudo apreciar.

-¿Lo entendiste ahora?- pregunta sutilmente, acariciando sus manos y entrelazando sus dedos con suavidad.

-Lo siento, no quise hacerte esperar- solloza en su pecho con dolor, mientras las manos de ella limpian con dulzura sus lágrimas, besa su mejilla y sonríe cariñosa al ver nuevamente aquellos ojos de mar.

-La luna está hermosa ¿no?- murmura ella con gracia, y sus labios se juntan suavemente después de la torturosa espera.

No queda más que desaparecer y volver a nacer.

~Querida luna, querida luna, tu que juntas y separas, haz de nosotros eternas almas~

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¡Muchas gracias por leer, los quiero mucho! 🌜🌻

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