CAPÍTULO 2: OJOS CURIOSOS Y OTROS MUY MENTIROSOS
Al día siguiente
Jan juraría que ya escuchaba el sonido de los pajaritos, el sonido de la bocina del panadero al pasar por la zona o del señor del periódico que lanzaba varios forros de papel en la puerta de sus clientes.
Es que los hermanos Prescott la había dejado más agotada que ningún otro día y no fue hasta las 5 de la mañana en que la dejaron libre.
Y cuando decimos que a ellos no les gustaba molestar a su jefa, nos referimos a qué ellos solamente llamaban una vez a Jan, luego el que recibía todas las llamadas de ayuda, era el pobre de MinHo, quién antes había sido jefe de la unidad pero desde que Jan terminó su castigo ella fue elegida para sustituir su cargo, y tampoco es que los hermanos Prescott no tuvieran la confianza suficiente con Jan, pero, ambos se sentían en parte culpables de los problemas de salud que tuvo Jan hace un par de años, era por ello que prefieren no alocarla con varias llamadas en su teléfono.
Pero eso no quitaba que en el trabajo solían ser demasiado detallistas y cuando Jan tenía que trabajar con ellos, ella debía de ir con varias tasas de café porque sabía que no dormiría hasta que acaben.
Y así fue ahora mismo.
James y Oscar Prescott eran los hermanos más inteligente que alguna vez Jan pudo conocer en su vida, ambos eran parte del equipo, James siendo el menor con 36 y Óscar el mayor con 40, el primero se encargada del análisis y búsqueda en las bases de datos de todo el mundo, mientras el mayor era un erudito que había estudiado medicina y al igual que su hermano menor, era un hacker, ambos fueron reclutados cuando el gobierno descubrió que era sumamente peligrosos y preferían tenerlos de su lado que en su contra.
Aunque según Sam, Óscar era casi igual de inteligente que Jan, solo que este no manejaba muy bien los idiomas y como máximo sabía tres, además de que no poseía la memoria eidética que poseía Jan.
Pero el hecho de no saber más idiomas era más por pereza para estudiarlas que otra cosa.
El punto era que ambos no dejaron ir a Jan hasta terminar con todo, habían estado en contacto con el equipo que estaba en Lisboa siguiendo los pasos de BigMan, pero nada nuevo aparecía, y eso desilusionaba un poco a Jan, pues implicaba que la misión duraría mucho más tiempo.
La pelinegra apenas llegó a casa se dirigió a su cama y sin cambiarse siquiera, se tiró sobre su cama esperando poder descansar un poco antes de tener que volver a levantarse para ir al instituto, podría faltar, pero quería hablar con Sonmi o al menos intentar hablarle sobre aquella ciudad de Portugal que últimamente había sonado demasiado.
-¿Estás son horas de llegar, señorita?-
Jan suspiró fuertemente y rodó sobre su cama para mirar a la intrusa que estaba en la puerta de su habitación, Sam estaba parada en el marco de la puerta con su cadera apoyada y con los brazos cruzados sobre su pecho, lucía como toda una madre indignada con su hija adolescente por haber llegado tarde de una fiesta.
-Tengo mucho sueño Sam, no quiero chistes a estas horas de la mañana.-
-Lo sé, lo sé, esta bien, duerme, pero creo que deberías faltar hoy, no has dormido lo suficiente esta última semana, eso te hará mal.-
-Nada de eso, tengo que hablar con Somi sobre Lisboa y ver que conexión hay con BigMan.-
-Y eso lo harás luego, primero descansa, y luego hablas con ella, estoy segura que estará esperando pacientemente a que le hables sobre ello.-
Ambas amigas y colegas rieron, Sam al ver que la mayor empezaba a dormirse, le quitó los tacones y la acomodó en su cama para que pudiera descansar, Jan siempre se esforzaba el doble cuando de trabajo se trataba, y por eso estaba donde estaba, era una de las mejores a su corta edad, pero debía descansar, relajarse un rato para luego seguir, Sam fue testigo de como se hundió en el trabajo luego de su anterior misión, no dormía por pasársela trabajando y eso la llevó a estar una semana hospitalizada por falta de vitaminas y una severa desnutrición. Jan se había desmayado en su centro de trabajo, preocupando a todo mundo siendo que siempre la habían visto como alguien fuerte y estable, saber que tenía anemia y necesitaba reposo absoluto, había dejado a todos desconcertados.
Por ello también se ausentó de las misiones por todo el año pasado, claro que apenas demostró estar mucho mejor, su jefe de área la mandó nuevamente a una misión sin hacer caso a los miembros del equipo de Jan que pedían mas tiempo de descanso para su amiga.
Sam cerró la puerta de la habitación de Jan dirigiéndose a la sala donde MinHo estaba con una tasa con café y la tablet entre sus manos, leía algo estando muy pensativo, al sentir los pasos de Sam, la miró y dejó de leer para ponerle atención a su compañera.
-¿Está durmiendo?-
-Sí.... La última vez que la vi así fue cuando luego terminó desmayándose y estuvo internada por una semana, pasó un mes para que volviera a trabajar, le costó mucho recuperarse, aún sigue con la dieta y medicación estricta, se sobre esfuerza demasiado.-
Sam se tiró sobre el mueble mirando al techo, había sido un año duro el anterior, ella, Melody y Jennifer, quienes también eran parte del equipo y trabajan junto con Jan en la clinica veterinaria, habían estado junto a la pelinegra en todo su proceso de recuperación.
-¿Ya ha mandado su carta de denuncia?-
-No, mencionó que lo haría luego de terminar está misión, luego de ello se volvería a Corea, iría a Daegu donde están sus padres, mencionó que nos invitaría a pasar las vacaciones en la casa de campo de sus padres, ya planificó todo lo que haría al dejar el equipo, a veces pienso que es lo mejor pero luego recuerdo que ya no volvería a verla, al menos no tan seguido.-
En los 4 años que Jan tenía trabajando con el equipo, se había ganado el cariño de todos, si bien los demás tienen más tiempo, ella había sabido integrarse bien y todos la apreciaban mucho, si bien no era la menor, era la consentida de todos.
Incluso Sam se comportaba a veces como una madre, no solo con Jan, sino con todo el equipo, se aseguraba que comieran bien, que tomen sus medicamentos, que vayan al doctor cuando se lesionaban o enfermaban, Jan alegaba siempre que se debe a que Sam era hermana mayor de cuatros menores, todos siendo aún menores de edad, Sam prácticamente fue como madre para sus hermanos desde tan joven, que ese cuidado maternal era algo natural en ella.
-Cuando la elegí como líder del equipo supe que lo haría excepcional, Jan es buena en lo que hace, pero necesita un descanso, aunque no se si la Interpol la deje ir tan fácilmente, pondrán un millón de excusas.-
-Aunque... ella puede alegar lo ocurrido en la anterior misión, es decir, si bien la perdonaron, porque al fin y al cabo la misión se cumplió, pero, hubo sanción de por medio, en el juicio que probablemente le hagan, el juez verá aquello y la Interpol no podrá negarse, no sé cómo suceda en estos casos, pero solo espero que Jan no tenga más problemas.-
Todos en la Interpol sabían del caso de Jan.
Era algo que fue muy sonado y controversial el año pasado, todo mundo hablaba sobre la agente que se involucró íntimamente con un civil que era parte de su misión, tanto que casi perjudica todo el plan de su equipo y hasta casi pierde la vida por enamorarse del hijo de un convicto.
Para Jan, esa historia era muy difícil de contar, por ello no hablaba mucho de aquel suceso pues cuando por fin decidió darse una oportunidad con alguien, este terminó por traicionarla y casi matándola.
Ese caso fue evaluado por los altos mandos de la Interpol, ella estuvo a prueba casi un mes en donde trabajo sin parar en los casos que vinieron, luego ocurrió lo de su desmayo, estuvo internada, pasaron los días y aún estando mal de salud, tuvo que asistir al juicio en donde gracias a su impecable perfil y la victoria de aquella misión, solo fue suspendida de ir a misiones especiales, además que tenía que presentar informes diarios, al ser la jefa, casi pierde su puesto, pero los miembros del equipo alegaron que hacia un buen trabajo y que gracias a la extensa información que había conseguido del hijo de quien buscaban, pudieron atrapar al criminal y arrestarlo.
Jan pasó todo el año anterior con mucha carga, la cuál sus compañeros de equipo la apoyaban para que su salud no empeorara, ella les agradecía infinitamente pero sabía que debía dar un paso al costado.
Había llegado a su límite cuando no solo tuvo estrés laboral, sino que también el acoso había tocado su puerta.
La jefa del equipo recibió varias miradas y comentarios mal intencionados, cosas desde que ella no merecía estar en donde estaba, hasta comentarios de que se había acostado con algún alto mando para llegar al equipo, ser jefa o para salir limpia de aquel juicio.
Incluso ahora que había pasado un año, ella sigue recibiendo ese tipo de comentarios hasta en su teléfono. Solo que nadie de su equipo sabía de todo esto, Jan jamás lo mencionó.
-No se que tan conveniente sea que mencione lo ocurrido en esa misión, puede que se revierta todo y ahora si reciba una sanción.-
Tanto Sam como MinHo estaban preocupados por ello, a decir verdad todo el equipo lo estaba, pero sabían que Jan sabría cómo manejar esa situación de la mejor manera posible. Al fin y al cabo, Jan también es abogada de profesión.
La mañana transcurrió tranquila, cada uno de los miembros del equipo se encontraban reunidos en la casa, aprovechando que la misión se había suspendido por un par de días, todos ellos decidieron darse un respiro y hacer una maratón de películas
Cuando eran alrededor de las 2:00 p.m., y justo cuando el delivery llegaba dejando el almuerzo para todos, Jan bajaba por las escaleras, ya despierta, bañada y hasta cambiada, se veía como nueva, aunque todos sabían que talvez, mentalmente, estaba cansada.
-¿A dónde vas? ¿No vas a comer?-
Sam se levantó dirigiéndose a la puerta, Jan había bajado las escaleras y estaba a punto de salir cuando su colega y amiga la detuvo antes de siquiera tocar la manija.
-Comeré algo por ahí, iré a la biblioteca, tengo que hacer la tarea de una estudiante de secundaria, aburriiiiiido.-
Todo el equipo rió ante el berrinche de su jefa, al final, la dejaron salir sabiendo lo estricta que era Jan para las tareas, si bien ya no era una estudiante y hasta solo se encontraba en una misión, igual quería hacerlo bien y ello incluía hacer un buen ensayo sobre la Revolución Francesa y la Segunda Guerra Mundial.
Pero de lo que se olvidaban era que Jan es sumamente responsable, y ese trabajo ya estaba realizado.
Jan decidió irse en transporte público, la verdad era que aún seguía algo cansada como para manejar su auto, caminó un poco para poder llegar a la parada de buses, hacía mucho tiempo que no se subía a uno, la ultima vez fue a los 16 años cuando vino a visitar a sus abuelos por Navidad, luego de ello ya no pudo venir por sus estudios y desde entonces, aproximadamente 11 años, no había vuelto a usar un autobús, en Estados Unidos solía usar los taxis, el auto de su padre o su propio auto cuando pudo comprarse uno a los 21 años y para la secundaria de igual manera su padre solía llevarla a la escuela para luego pasarse al trabajo.
Una vez en el autobús y ya en camino a la biblioteca, Jan empezó a mirar las calles, a veces, como ahora, solía envidiar a las personas que vivían una vida normal, estaba claro que cada quien tenia sus problemas, pero eso era lo que ella quería tener, problemas normales de personas normales, solía trabajar y trabajar y hasta vivir una vida que no era la suya, no podía ir a fiestas o salir de viaje de placer, siempre eran reuniones de trabajo, alguna que otra salida con sus amigos del trabajo, pero nunca podían quedarse por completo pues siempre los llamaban para algún problema en el trabajo y los viajes eran puramente de misiones o... De simplemente trabajo.
Ella quería viajar e ir de comprar, ir a la playa, relajarse, poder quedarse a bailar toda la noche sin ser interrumpida, sin tener que estar atenta a su teléfono, poder pasear un día por el parque con su mascota, la cuál no podía tener por su inestabilidad de un hogar y por su poco tiempo para poder entrenarlo o cuidarlo, hasta incluso ir a comer un helado era complicado para ella, pues tendría que salir corriendo de nuevo al trabajo por alguna llamada de emergencia.
Es por ello que su decisión estaba tomada y sus amigos a pesar de que se sentirían mal por el vacío que dejaría, sabían que era lo mejor para ella.
Al llegar a la biblioteca, se propuso aparentar ser una chica normal, es decir, si alguien le hablaba, ella respondería por su persona real, además, ella en realidad estaba ahí como ella misma, no estaba cumpliendo ningún papel de estudiante de secundaria de 19 años y ni mucho menos de una mujer de 25.
Era solamente, Jan Maia Van, una mujer de 27 de nacionalidad estadounidense pero con descendencia coreana, le gustaban los animales y el helado de vainilla.
Simple.
Claro, hasta que le preguntas a qué se dedicaba o que era lo que había estudiado en la universidad.
Jan encontró el libro que buscaba, fue difícil, pero con un poco de ayuda por parte de la amable bibliotecaria, pudo conseguir al menos dos libros de lenguas extintas.
Al ser políglota, los idiomas y lenguas le interesaban, es por ello que Jan, al ser privilegiada por su memoria fotográfica, decidió empezar a estudiar aquellas lenguas de estaban extintas, o casi.
El día de ayer, o hacer un par de horas, mientras trabajaba con los gemelos Prescott, encontró unos registros que estaban en otro idioma, no los reconocía. Estos registros estaban escondidos entre los archivos de los antecedentes de BigMan, nunca los había visto, pero como antes el caso no era de su equipo, entendió que por ello no sabia de esto, además, al ser una lengua que al parecer ya nadie hablaba, deseguro lo dejaron en el olvido.
Pero Jan sabía que ninguna lengua estaba olvidada por completo, siempre habían registros, y eso era lo que buscaría.
Y así, Jan se pasó aproximadamente unas 3 horas buscando información o algo que pudiera ayudarla, sin embargo, nada parecía decirle siquiera la mas mínima palabra.
La concentración de Jan se vio interrumpida cuando un montón de murmullos hicieron eco en todo el lugar, al principio no le prestó atención, pero luego el sonido empezó a fastidiarla, así que levantó su mirada de su laptop y por sobre sus lentes de lectura, vio como todas las chicas miraban con emoción algo.
O a alguien, mejor dicho.
Aquel tipo algo mal educado ingresaba por la puerta principal de la biblioteca, para Jan fue algo raro verlo sin ese costoso traje que tenía ayer, ahora usaba algo más ligero como un pantalón negro de pinza y una camiseta blanca, ahora su pelo estaba ligeramente despeinado, no como ayer que estaba tan prolijo y bien peinado.
Jeon JungKook ahora también la miraba a ella, una mirada curiosa surgió en el. JungKook había sentido la necesidad de buscar a su alrededor pues sentía una intensa mirada sobre él, y no se arrepintió de seguir su instinto.
De inmediato, Jan volvió la vista a sus cosas, había entrado en nervios, se suponía que no iba a ver a alguien que conociera, o al menos no a alguien que conozca de sus identidades no tan verdaderas, y ahora verlo a él ahí, arruinaba absolutamente todo, más porque era amigo de TaeHyung, y si de alguna manera algo extraño llegaba a los oídos de Sonmi, ella sabría que su secreto podría peligrar.
Jungkook se contuvo de acercarse a la bonita pelinegra para hacer lo que tenía que hacer en realidad.
Buscar a su sobrina de 15 años que solía refugiarse en la biblioteca cuando discutía con su madre.
Jungkook podría caracterizarse por ser un tipo frío, duro, calculador e incluso amargado, pero con su familia era todo lo contrario, tenia una excelente relación con sus padres y hermanos, amaba a sus sobrinos y quería como si fueran sus hermanas a las respectivas parejas de sus hermanos mayores.
Era por ello que su hermano le pidió que fuera a buscar a Hari a la biblioteca, que hablara con ella y la hiciera volver a casa antes de que anochezca.
Para la suerte de él, Hari se encontraba en la mesa de al frente de donde se encontraba JanMi, su nombre se había quedado en su mente rondando por la curiosidad que le invadía, más aún cuando ella chocó con él por segunda vez, nunca en su vida había conocido alguien tan despistada como para siempre andar chocándose con las personas pero tan inteligente como para hablar otro idioma, el respetaba mucho a los que hablaban algún otro idioma además del nativo, pues para él, era completamente un infierno aprender siquiera el inglés, y esto es, apenas y podía con el suyo.
Aún seguía recriminándose por no haberse quedado cuando TaeHyung los presentó.
Jan aún recordaba las palabras que compartió con TaeHyung luego de esa presentación, que como tal no podía considerarse cuando el mayor siquiera se quedó para saludarla, aunque tampoco es como que se quejara de eso, pero si le pareció algo maleducado de su parte pues se fue sin siquiera disculparse.
-Amigo, ella es Kim JanMi, es amiga de Sonmi.-
La sonrisa discreta de Jan se asomó en sus labios, sin embargo, el mayor siquiera la miró, sacó su teléfono de su bolsillo, el cual sonaba insistentemente, y se fue tras darle una palmadita en el hombro a TaeHyung.
Grosero, pensó Jan.
- Y... Disculpa por eso, el maleducado que se fue sin siquiera saludarte, es Jeon JungKook, es uno de mis mejores amigos, a decir verdad, es también amigo de mi hermano mayor, el es piloto y trabaja en una de sus empresas donde NamJoon, el tipo que ves allí. - TaeHyung señala a un tipo alto de piel bronceada y que al parecer era muy sonriente, era lindo. - Él es CEO, y bueno con el tiempo me uní al circulo de amigos, todos son mayores que yo así que al principio fue difícil.-
A Jan solo asintió sin tomarle mucha importancia a ello, solo quería poder comer algo que su estómago empezaría a sonar en cualquier momento y eso sería muy vergonzoso.
-Tal vez en alguna otra ocasión puedan conversar, si vuelves a venir a alguna de estas reuniones o si el vuelve a aceptar aparecerse por aquí.-
-Vaya, eso me suena a que tal vez el destino jamás volverá a juntarnos.-
La risa de TaeHyung contagio a Jan, ambos se habían caído bien y eso a Sonmi le gustó, pues creía que Jan se quejaría de Tae como con todos sus anteriores parejas, le alegraba saber que su amiga lo había aceptado aunque sea un poco.
Y tal vez el destino solo le estaba jugando una muy mala pasada a Jan, pues ahora el pelinegro se había colocado en la mesa que estaba delante de ella, más exactamente se sentó en las sillas que le dejaban una perfecta vista de su persona para el mayor, dejándola completamente vulnerable a sus miradas curiosas que empezaban a inquietar a Jan.
Ella trató de mantener la calma, haciendo como si no estuviera ahí y siguió con lo suyo, las miraditas de el no podían contra ella, no es como si él se fuera a acercar a su sitio y preguntarle que era lo que hacía ahí, pues según lo descrito por Sonmi y el mismísimo TaeHyung, JungKook era alguien discreto y jamás se entrometía.
Los minutos pasaron y si bien JungKook se mordía inquieto los labios, manía que solía tener siempre que se sentía ansioso, prestó completa atención a lo que su sobrina mayor le decía, ya si el destino quería, podría acercarse luego a aquella bonita pelinegra que trataba de ignorarlo.
-Amo a mamá, pero a veces necesito que me deje hacer mis cosas por mí misma, se que tengo una competencia de ciencias, pero también se y me siento segura de lo que haré, no la necesito detrás de mi diciéndome que hacer o como hacerlo, ya lo sé, todo lo aprendí de ella y se lo agradezco, pero ahora quisiera que me dejara esto a mi, que es lo que yo misma busqué y conseguí. -
Ella era Jeon Hari, la nieta mayor del matrimonio fundador del conglomerado más prestigioso y conocido de Corea del Sur, JeKo & Asociados, donde trabajaban todos los hijos y nietos Jeon, además, claro, de los demás miembros de la familia incluida la familia materna de JungKook, quienes también eran empresarios, cada hijo y nieto era CEO de las demás sucursales que tenia dicho conglomerado, el punto es que, a Hari no le interesaba tanto los negocios, ella era una chica mas ciencias, cosa que alegró mucho a su madre que era una excelente ginecóloga, aunque si bien su hija no se iba tanto por el área de la salud, se sentía orgullosa de que su hija sea tan inteligente y aplicada.
Pero solía involucrarse demasiado en su vida al punto de asfixiarla.
Hari quería estudiar Química, al principio su padre se sorprendió cuando escogió aquello, porque pensó en que tal vez ella se inclinaría por pertenecer al negocio familiar, era su hija mayor y la bisnieta mayor, la primera en ser CEO de la siguiente generación, su padre estaba emocionado por saber que su hija seguiría sus pasos, pero fue un balde de agua fría cuando ella no decidió ser como él, pero, el siempre había respetado todas las decisiones que su hija tomaba, se sentía orgulloso de tener una hija tan madura y centrada, aunque si le dolió que no escogiera algo que él anhelaba.
Al final terminó aceptándolo pensando que si ella es feliz, él también lo sería.
JungKook siempre le gustó la bonita relación que tenía él con su familia, tanto que anhelaba algo parecido, pero nunca pudo encontrar alguien con quien cumplir ese sueño, alguien que fuera lo suficientemente madura como aceptar una relación formal con planes a futuro, siempre se encontraba con mujeres que solo lo querían por su dinero, físico, o incluso solo para tener algo que presumir con sus amigas.
Le había pasado de todo, y era por eso que se había dado por vencido.
-Harin solo quiere apoyarte con todo, eres su hija mayor, quiere lo mejor para ti.-
Hari resopló mirando a su alrededor, le molestaba exactamente eso, que su madre quiera apoyarla en absolutamente todo, quería un poco de libertad y demostrar por si misma que podía.
La menor miró por unos segundos a otro lado, hasta que volvió su mirada a su tío, pero este miraba a sus espaldas, ella giró encontrando a una mujer muy hermosa concentrada en su computador, volvió a girar mirando con una sonrisa a su tío, era la primera vez que lo veía mirar a alguna mujer que no fuera parte de la familia, él usualmente era algo... Frío y distante con las personas que no fueran cercanas a él.
-¿Muy bonita, cierto tío Jungkook?-
El pelinegro parpadeó un par de veces volviendo luego su mirada a su sobrina que la miraba con una sonrisita, Jungkook había sido atrapado con las manos en la masa, y sabía que su sobrina iba a molestarlo por el resto de su vida.
Jan cerró su laptop resoplando como por.... ya había perdido la cuenta, se pasó casi toda la tarde indagando, pero no había conseguido mucho, se sentía exhausta, incluso más que ayer, así que decidió cerrar todo y salir a comer algo.
La brisa de la noche la refrescó un poco, el cielo se encontraba estrellado y el paisaje era hermoso, la fuente que estaba frente a ella iluminaba todo el lugar, siempre le había gustado los lugares iluminados y más si estos eran de colores llamativos.
-Debo suponer que le gusta mucho trabajar en la biblioteca.-
Una voz la trajo de nuevo a la realidad, se le hizo extraño, le sonaba familiar pero a la vez sentía que no era una voz conocida.
Jan miró a su derecha y a pocos pasos de ella se encontraba el mal educado que ayer se había atrevido a irse sin siquiera presentarse, ah, y también con quien se había chocado antes de salir de aquella reunión, si, el destino no estaba de su parte y menos ese día.
-¿Disculpa? ¿Te conozco?-
Pero ella sabía que debía fingir demencia y hacer como que no se acordaba de él.
-¿Siempre sueles disculparte por todo? Es la tercera vez que lo haces.-
Jan lo miró confundida ¿A que se refería con tercera vez? Solo recordaba claramente dos veces en donde, lamentablemente, se cruzó con él.
-Que tenga buena noche, adiós.-
Jan terminó de bajar las gradas que le faltaban, caminó un par de pasos pero fue detenida por la muñeca, ella suspiró pidiendo a cualquier santo que estuviera escuchándola que por favor, no sea aquel hombre.
-Es de mala educación dejar a las personas hablando.-
-¿Estábamos hablando?-
Jungkook sonrió, soltó la mano de Jan pensando en qué estaba haciendo, él jamás había hecho algo como eso, nunca se había metido en donde no le llamaban, pero algo en ella le hacía cometer esas cosas.
-Disculpa si te incomodé, no suelo ser así, pero, ayer me fui antes de que Taehyung nos presentara, te ví y me quise acercar, pero estabas ocupada así que te espere.-
-¿Me esperó por 4 horas?-
Jungkook ahora había cambiado su semblante, miró a otro lado poniéndose a pensar que fue completamente estúpido lo que hizo, el odiaba esperar ¿Acaso ahora lo había hecho, por 4 horas y por una total desconocida?
Si, había enloquecido.
-El punto es, mucho gusto, soy Jeon Jungkook ¿Usted?-
-Soy Jan...- lo pensó mejor, no podía presentarse como originalmente era, tenía que usar el nombre que conoce Sonmi, pero, ahora con él también tenía que fingir que tenía 25 años.- Soy JanMi, amiga de Sonmi.-
-Si, algo escuché ¿Cómo es que se conocen? Es decir, Sonmi es apenas una jovencita y tu eres ya una adulta.-
Jan nuevamente se quedó en blanco, su mente trabajaba a mil por hora tratando de buscar entre sus recuerdos si alguien en la reunión de ayer le había preguntado sobre aquello y así no meter la pata, pero nada, nada llegaba a su mente, y es que en si, nadie le había preguntado ese gran detalle, ahora también se ponía a pensar sobre si Sonmi le había comentado algo sobre ella, puesto que ayer dijo que tenía 25 y era veterinaria y si Sonmi le habló a su novio sobre ella este hubiera descubierto que todo era mentira.
Su mente se volvería loca con tantas cosas que acordarse para cubrir sus mentiras.
Tenía muy buena memoria, pero los nervios le jugaban en contra.
Nuevo recordatorio anotado, tenía que hablar de inmediato con Sonmi para saber que era exactamente lo que Taehyung sabía.
-Ah, nos conocimos hace un año... -De nuevo en blanco, tenía que pensar en algo y rápido. -Su perro se atiende en mi veterinaria.-
¿Su perro?
¡Sonmi ni siquiera tenía una mascota!
Jungkook la miró aún más curioso que antes, le sorprendía como había cambiado de un momento a otro, antes se veía dura y segura de lo que decía, ahora hasta la había escuchado titubear, talvez y no le gustaba hablar mucho de ella, lo entendía, también era así.
-Si me disculpa, otra vez, pero me tengo que ir.-
El mayor siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando ya ella había empezado a caminar alejándose lo más que podía de el.
Esperaba volver a verla.
Minutos antes de llegar a aquella grandísima casa, Jan le había mandando un mensaje a Sonmi diciéndole que iría a visitarla, Sonmi la recibió con un par de postres para comer juntas en su habitación, Jan agradecía que su vestimenta de esa ocasión era algo simple y pasable para ser lo que Sonmi conocía.
Una joven de 19 años.
-¿Y bien, de que querías hablar?-
Jan terminó de masticar su tarta y se limpió los labios, le había dicho a Sonmi que quería hablarle de algo muy importante así que ahí estaban.
-Cierto, ayer... Ayer cuando yo dije que era veterinaria y todo ello ¿Taehyung lo sabía? Es decir, ¿Qué le contaste de mi? porque se supone que tengo 19 años y el mencionó que le habías hablado mucho sobre mi, estuve pensando en eso hoy y me acordé que mentí y delante de el.-
Sonmi la miraba atónita, había hablado tan rápido que apenas y pudo entenderla, sonrió por lo tierna que se veía estando preocupada es igual a cuando se pone nerviosa, empieza a hablar sin parar que da ternura.
-Hey, tranquila, JanMi, no le conté cosas personales, solo que te conocía y que eres mi mejor amiga, no sabe nada más allá, más nos la pasamos en su cama que hablando, lo dijo más por compromiso creo, aunque claro, ahora que lo dices, jamás hablamos sobre cómo te conocí.-
Sonmi continuó comiendo de su tarta sin tomarle mucha importancia a aquello, pero Jan estaba pensando en todo, tenía que decirle lo que había añadido a la historia si no quería sorpresas luego.
Además le pareció raro una cosa ¿Porqué su novio no preguntó por ella? Es decir, si alguien te habla de alguien... Lo primero que haces es preguntarle más sobre esa persona, donde la conociste o cosas básicas.
Ignoraría aquello pensando en qué tal vez ahora las relaciones eran así, no lo sabía, su última relación fue un desastre.
-Hace un rato me crucé a Jeon Jungkook.-
Sonmi casi escupió el bocado que había dado para mirarla como si tuviera un tercer ojo ¿Había escuchado bien?
-¿Qué? ¿Dónde?-
-Estaba en la biblioteca, me reconoció, se acercó y se presentó formalmente, también me pregunto como te conocía, nuevamente tuve que mentir.-
-¿Otra crisis donde no sabes que decir?- Jan miró a la menor con una cara de pena, Sonmi la comprendió sabía que solía pasarle cuando estaba nerviosa. -¿Qué le dijiste?-
-Pues que te conocía porque tu perro se atiende en mi veterinaria.-
-¡¿Qué?!- Jan se tuvo que tapar los oídos ante el increíble grito que dio la rubia, la había vuelto a cagar en grandeza, no sabía mentir y aún así lo hacía. -¡Siquiera tengo un pájaro en mi ventana, JanMi!
Si, muy en grande.
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