Capitulo 5: Ninfómano y la Amiga Gotica de su Hermana Termina Hot
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En una hermosa y escandalosa mañana, terminó de ponerse su camiseta anaranjada porque tenía que salir a buscar a la siguente mujer en su lista.
Cuando salió de su recámara, su hogar se encontraba patas arriba.
Lacy y Lemy corrían mientras se reían por los pasillos intentando alcanzarse el uno al otro con cuidado en no romper nada otra vez. Lupa y Leia discutían como era de costumbre. Loan, Laika y Terry se hallaban en la cuarto de las hijas mayores en un juego de vencidas para demostrar quien de las hermanas era la más fuerte siendo el jueza Lyra, pero ninguna salía de un empate. Laura, Bed y Lizy veían por televisión "jojo's bizarre adventure" siendo uno de sus programas favoritos. Liby se encontraba recreando una escena del crímen que leyó en un libro usando a Lina como la víctima y a Reina como su agresor de una manera muy extravagante. Leina estaba en la cocina horneado galletas usando la receta que le dió su padre mientras que Lulú y Lani la observan arriba del refrigerador esperando que terminará de hacer las galletas.
Después de cruzar todo ese pinche caos controlado entre muchas comillas, llegó al comedor donde Sam y todas sus hermanas desayunan mientras conversaban al mismo tiempo que vigilaban que sus hijas e hijo no rompieran algo de la casa otra vez.
Lincoln miró en especifico a una de sus hermanas, ya que es la única que ayudarlo para resolver su ligero problema.
— Lucy necesito tu ayuda – dijo el albino estando a un lado de la mencionada.
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A 20 minutos en auto, Lincoln y Lucy llegaron a una hermosa y pintoresca casa en una agradable zona residencial.
— Aquí es... – dijo Lucy acomodando su vestido.
— Su casa es muy bonita – decía Lincoln apagando su auto. — ¿Segura que es aquí? Creí que sería oscura y misteriosa.
— Suspiro... solo porque una es gótica no significa que mi hogar sea oscura y misteriosa... Puede que mi casa tenga una parte oscura y misteriosa, pero no porque sea gótica.
— Tuché.
Cuando salieron del auto, Lucy sujetó la mano de su hermano para ir juntos a la puerta del acogedor hogar y después Lincoln presionó el timbre.
— ¿Cuántas hijas tiene Haiku? – preguntó Lincoln con un poco miedo.
— Cuatro – respondió Lucy quitándole una pelusa a la sudadera de su hermano para que estuviera un poco presentable.
— Espero que todas no sean mías.
— No te preocupes, cuando las veas ya sabrás cuales son tus hijas y cuáles no.
— Perdón ¿Cómo?
De repente, vieron como a una adolescente de piel oscura abrió la puerta y que rápidamente se molestó cuando vió al hombre que acompañaba a Lucy, ya que no lo conocía.
— Buenos días Cleo – habló Lucy. — Llamé a tu madre hace un hora y le dije que veía de visita, me está esperando.
— Está bien... pero ¿Quién este? – dijo Cleo refiriéndose al albino mientras lo señala con el pulgar.
— Se llama Lincoln... Es... Mi primo.
Cleo le pareció muy extraño que Lucy hiciera pausas al hablar, ya que desde tiene uso de memoria nunca la había escuchado dudar en decir una sencilla palabra.
La adolescente es muy inteligente, sabía muy bien cuando una persona miente por tan solo un simple e insignificante tic verbal o no verbal. Fácil puede ser una excelente terapeuta o una agresiva y violenta interrogadora del FBI, lo que ocurra primero.
Total, Cleo no le creyó.
— Pasen – dijo la adolescente dejándolos pasar, pero teniendo dudas sobre el parecido que tiene el "primo" de Lucy con dos de sus hermanas menores.
Cuando Cleo subió las escaleras, dejó solos a Lincoln y a Lucy esperando en la sala a qué Haiku llegara en algún momento.
— Lucy ¿Por qué dijiste que soy tu primo? – dijo el albino susurrando a su hermanita.
— ¿Quieres que sepa que el padre de mi hija es mí hermano mayor?... Además, todas tus hijas creen que eres nuestro primo porque es menos enfermo si saben que eres nuestro hermano.
Mientras observa a su alrededor, Lincoln miró las fotografías que tenía a un lado en una pequeña mesa de café donde las cuatro hijas de Haiku posaban, a su manera obvio. Sin embargo, había otra de alguien que lleva sin verlo por más 16 años.
— Oye Lucy, ya me arrepentí... Vámonos de aquí. – dijo Lincoln intentando levantarse, pero Lucy lo tomó del brazo y lo sentó en el sillón.
— No, ya estamos aquí, ahora sé un hombre como lo fuiste conmigo hace años – decía Lucy molesta.
De repente, Haiku apareció bajando las escaleras y lo primero que vió fue a su amiga discutiendo sin alzar la voz con su hermano mayor. Y lo peor de todo fue que no tenía idea que él venía.
— ¿Por qué no me dijiste que vendría? – preguntó Haiku a Lucy preocupada por la presencia de Lincoln en su hogar.
— Suspiro... Porque no ibas a querer que viniera – respondió Lucy levantándose del sillón.
— Es obvio, tiene mucha suerte de que el otro no esté aquí... Sabes muy bien que se odian.
— Pero no problema nuestro, es de ellos...
— Oigan ¿Podrían dejar de hablar como si no estuviera aquí? – dijo Lincoln interrumpiendo la conversación.
Ambas mujeres lo observaron como si su opinión con respecto a el tema por su presencia fuera muy insignificante. Seguido Lincoln volvió a darse la vuelta y siguió tocando las fotos y la decoración que tenía cerca.
— Vamos... – habló Lucy. — Sé que lo que hicieron tú y Lincoln es algo que no deseas volver a recordar, pero hay sinceridad en sus palabras y solo quiere tener una conversación contigo.
— Ah... Bien. – dijo Haiku cruzando los brazos y volteó a ver a Lincoln. — Lincoln ¿Por qué quieres hablar?
— ¿Eh? – dijo jugando a Dumbo con pequeño elefante de cerámica que tomó hace unos segundos. — ¡Oh! Bueno, solo quiero que me respondas una simple pregunta y además, Lucy no sabía nada de esto desde esta mañana... ¿Tienes una hija mía?
Haiku se quedó sorprendida con la boca abierta, ya que solo un par de personas sabían que tenía hijas de él, pero nada más.
— ¿Quién te lo dijo? – preguntó Haiku molestándose un poco.
— La verdad nadie – respondió el albino. — Solo quiero asegurarme y no dejar a ninguna de mis hijas atrás. No quiero que sufran por mi culpa.
La mujer pudo ver qué las palabras de Lincoln son sinceras, sin embargo, no tenía idea de la reacción de sus dos hijas. Sabían que el padre de Cleo y Cindy no era el mismo por la obvia tonalidad de piel, era tan evidente que no mames we.
— Solo si ellas quieren, te dejaré que conozcas a Sonette y Lilith – dijo Haiku con resignación porque era un bien para sus hijas.
— Gracias... Me dan ganas de besarte – habló el Lincoln con una sonrisa e inconscientemente hizo que la amiga de su hermana se sonrojara.
— Sí la besas, a mí también me darás un beso mucho mejor el que le darás a ella... ¿Lo entiendes? – dijo Lucy observando a Lincoln molesta por lo que dijo.
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En una habitación muy peculiar, Sonette se encontraba dibujando manga en su escritorio.
No hacía nada más que escuchar Queen en sus audífonos de orejas de gatito y comer rodajas de pepino con limón, sal y tajín. (Nmms se me hizo agua la boca).
Sin embargo, no se encontraba sola, ya que Cleo se encontraba recostada en su cama revisando cuál meme se podía robar mientras veía de reojo a su hermana gemela. Todo esto hasta que Sonette se dió cuenta que la estaba mirando.
— ¿Tengo algo en la cara? – preguntó Sonette con sarcasmo mientras se quita sus audífonos.
— Para nada , solo intentaba ver el parecido que tenemos en común – respondió Cleo con una sonrisa.
— Sabes muy bien que único que tenemos en común es que salimos de mamá el mismo día – habló Sonette dejando de hacer lo que hacía. — ¿Qué es lo que realmente estás pensando?
— Bueno es que te pareces al primo de la tía Lucy.
— ¿Y tú de dónde chingados conoces al primo de la tía Lucy?
— Bueno, vino con ella y está ahí abajo platicando con mamá. Aunque no creo que sea su primo porque se nota que tienen relación un tanto... Íntima entre ellos.
— Meh, de seguro no es importante.
Tres segundos después, Haiku entró en la habitación sorprendiendo a sus hijas en el proceso.
— Sonette hay alguien en la sala quiere conocerte – dijo Haiku sin rodeos. — Te espero abajo, iré avisar a Lilith también baje.
Seguido, la mujer se fue dejando a su hija mencionada aún más confundida.
— Esto es mucha casualidad – dijo Sonette dirigiéndose a la salida de su cuarto.
— Es increíble que no me haya dado cuenta que tengo visiones de maga-bruja – decía Cleo siguiendo a su hermana. — Te apuesto 20 dólares a qué el primo de Lucy es tu papá.
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Lilith se encontraba en una habitación un tanto rara debido a que la mitad era negra y la otra rosa porque tenía que compartirla con su hermana menor y naturalmente sus gustos son muy distintos.
Leía un libro exótico y prohibido, ya que tuvo que cómpralo a escondidas de su madre por el hecho ser para adultos y algo sexozona. Son como esos fanfics lemon que lees en la noche cuando todos duermen o cuando nadie se da cuenta, pero en el caso de Lilith era un libro.
Echada en un sillón en su habitación, leía el libro con mucha paciencia y un leve sonrojó en su rostro debido a que disfruta leer ese tipo de libros.
Pero de repente, entró Haiku a la habitación y instintivamente, Lilith lanzó el libro detrás del sillón como si nada hubiera pasado.
— ¿Qué haces? – preguntó Haiku al ver a su hija en una posición difícil de justificar. Es como si en la noche tú estabas con el celular y tu jefa entra a tu cuarto y te haces el dormido en la posición más creíble posible.
— Nada, solo pensando... – respondió Lilith de la manera más imbécil posible, pero por lo menos logró que su madre deje de seguir preguntando.
— Baja a la sala, hay alguien que te quiere conocer.
— Je , ¿Quién es? ¿Mi papá biológico? – dijo con sarcasmo para que pensara su madre que no le afecta su ausencia, pero en realidad si le afecta mucho.
— Eh...
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Sonette y Lilith miraban a su padre sentado en el sillón de la sala como si lo estuvieran juzgando por sus pecados. Y la sonrisa incómoda de Lincoln solo empeora su situación.
— Sabes... Me lo imaginé diferente – dijo Lilith cruzada de brazos a Sonette.
— Creí que era choro lo que dijo Cleo – decía Sonette dándole 20 dólares a su hermana mayor.
— Hola... Mi nombre es Lincoln y soy su padre...
Lincoln extendió la mano para saludar a sus hijas, pero ninguna le tomó el saludo. Ninguna estaba necesitada para querer la ayuda de su padre, gracias a la educación de Haiku habían aprendido a vivir sin él, solo era raro conocerlo.
— No solo viene a conocerlas, también quiero llevarlas a mi hogar para que conozcan a sus hermanas y hermano por un mes... – habló el albino en un intento de convencerlas. — ¿Qué les parece?
Ambas hijas miraron a su madre como pidiendo una aprobación de su parte, el cual aceptó asintiendo con la mirada y una leve sonrisa.
— ¿Cuántas hermanas tenemos? – preguntó Sonette.
— Son poquitas... Algunas tienen su edad y de seguro pueden ser amigas – respondió su padre.
— Yo voy... – dijo Lilith. — Digo, no tiene nada de malo que conozcamos a nuestras hermanas y quizás me caigan bien.
— Yo igual – dijo Sonette aceptando solo porque iba ir su hermana menor.
— No se hable más, empaquen su maleta que nos vamos hoy mismo – dijo Lincoln con una sonrisa.
Animadas, Sonette y Lilith subieron a sus habitaciones a empacar sus cosas, pero en eso, una niña se acercó a Cleo y la jaló de la manga de su pijama.
— Cleo ¿A dónde van? – preguntó la niña muy parecida a ella.
— Pues irán a casa su papá por como por un mes – respondió la hermana mayor.
— ¿Puedo ir yo también?
— A mi también me gustaría ir, pero no somos sus hijas Cindy y creo no está interesado en llevarnos con ellas
— No tengo ningún problema si vienen con nosotros, pero solo pidan permiso a su mamá – dijo Lincoln llamando la atención de las dos hermanas.
Cleo y Cindy voltearon a ver a su madre con ojos de cachorro en un intento de convencerla o hacerla sentir culpable para que les diera permiso de ir.
Sintiéndose un poco chantajeada, Haiku las dejó que fueran.
— ¿Estás seguro que puedes lidiar con las cuatro Lincoln? – preguntó Haiku acercándose al albino.
— Claro, no tiene nada de malo que 33 personas estén viviendo en mi casa en este momento y que en esta noche vendrán Gloom y Maggie a vivir conmigo también, ya sabré como salir en los próximos meses — respondió Lincoln mientras sonreía. — Si me disculpan, voy a llorar al auto.
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No había nada fuera de lo común en el hogar de Lincoln, había muchas cosas regadas por el suelo, un escándalo que viene de cualquier lugar de la casa y la única madre presente era Lily porque las demás salieron a trabajar.
Es normal que las mamás trabajen, ya que es naturalmente insalubre que un hombre mantenga a 36 personas el solo, eso incluye a sus hijas reconocidas, a todas sus hermanas, Maggie, Sam y Ronnie Anne, las otras no porque tienen su vida independiente a del padre.
Volviendo a lo que iba, el escándalo paró en seco cuando todas las hijas vieron como Cleo, Sonette, Lilith y Cindy entraron por la puerta principal.
Las cuatro vieron como eran observadas por todas sus hermanas con una cara de curiosidad.
— Oye, dijiste que eran poquitas – dijo Lilith a su padre mientras entraba por la puerta con las maletas de sus hijas y las otras dos.
— Poquitas son el sinónimo de 17 hermanas y un hermano... – decía el albino dejando las maletas a un lado de la puerta. — Las dejo aquí porque le prometí a Lucy ir a comer con ella después de traerlas aquí... Así que háganle caso a quien sea que esté cargo y pues nos vemos en la noche.
Cuando Lincoln se fue, el ambiente en la casa prosiguió a la normalidad dejando impactadas a las nuevas integrantes.
— Esto es incómodo – dijo Sonette un poco desanimada.
— ¡Incómodo no es presentarse! – habló Terry apareciendo detrás de Cleo y Sonette abrazando a cada una por el cuello. — ¡Me llamó Terry y es un gusto conocer a otras 4 hermanas nuevas!
— La enana y yo no somos nada tuyo – dijo Cleo refiriéndose a Cindy a ella misma. — Solo somos familia de ellas nomás.
— ¡Uy qué lastima, pero eres hermana de mi hermana y calificas como tal, así que te aguantas! – Terry tomó el brazo de Cleo y apuntó a una dirección. — ¿Quieres conocer la casa? ¡Me parece perfecto, se las mostraré!
C
uando Terry se llevó a las gemelas, Lilith vió a Liby sentada en un sillón leyendo uno de sus libros favoritos y naturalmente fue hacerle plática el cual los llevaría discutir.
Al quedarse sola, Cindy no sabía que hacer o a dónde mirar estando así por unos segundos hasta que llegó Leia.
— Hola – dijo la pequeña rubia de coletas con un jugo de manzana en su mano. — ¿Alguna vez has estado en un club de exploradoras?
— No – respondió Cindy.
— ¿Y quieres?
— No lo sé.
— Eso es un sí para mí – habló Leia encaminando a Cindy como su futura socia. — Te diré como funciona el negocio...
Su acoplamiento a los Loud fue todo un éxito, ya que en sí era muy contagioso como esporas y en dos hermanas corría por sus venas la emoción y el sentimiento de hacer escándalo casi sin sentido.
Sin embargo, la hermandad se verá reforzada cuando vivan un evento paranormal...
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