Capítulo 12: Circuito Familiar (Final)

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Este promiscuo máximo había dado por terminado su lista llena de mujeres, sexo y vergüenza que tanto lo traía nervioso en estás semanas.

Sentía que se había arrancado un enorme peso en el fondo de su podrido corazón y saboreando por fin la libertad de conocer a toda su descendencia. Y sin nada más que hacer, Lincoln decidió pasar un tiempo de calidad con cada una de sus hijas/hijo solo para reforzar su propia experiencia con la paternidad que sus bendiciones necesitan.

Sin embargo, tenía que hacer algo muy importante en estos momentos porque tiene la obligación de preparar una gran cena para toda su familia ya que cada uno de sus hijos puede comer sin pedos lo mismo que un luchador de sumo. También incluye que tenía que satisfacer a todas las madres, podía dejarlas atrás por qué sinó lo matarían a sentones y no me refiero que tenía que complacerlas con comida.

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Son más o menos las 6 y cacho de la mañana en la granja donde Lincoln conoció a Terry por primera vez.

Ambos se encuentran subiendo algunas caja de frutas y un par de costales de verduras a la camioneta roja de Lynn, ya que necesitan tener las suficiente comida como para llegar más o menos a medidos de enero por el simple motivo que les saldrá más barato que en el supermercado.

— ¿Segura que podemos llevarnos todo esto Terry? – preguntó terminando de subir con su hija el último costal de papas.

— No hay pedo apá – dijo la chica luego de cerrar el maletero. — Ayer llamé a mi amá y le dije que sí podríamos llevar algo de comida, total aquí siempre sobra y me dijo que simón... Solo tienes que darle 100 dólares al viejo Jenkins.

Seguido, Terry señaló con el pulgar al señor que habló con Lincoln desde el capítulo 2.

— Si tú lo dices...

Después de que el albino le pagará en efectivo al anciano, padre e hija se disponían a subir las últimas cosas en la camioneta y regresar a la ciudad. Sin embargo, Tabby había llegado con ellos con Liam detrás suya.

— Lincoln... Antes de que te vayas, Liam quiere decirte algo – decía Tabby acercando al mencionado que tenía detrás como casi obligándolo.

— Te escucho – respondió Lincoln mientras que Terry veía los mensajes que llegaron a su teléfono.

— Quería disculparme por ser un inmaduro de mierda, por vivir enfrascado en el pasado y no aceptar las acciones de una persona que no tiene nada que ver conmigo – dijo Liam aceptando su realidad.

— No te preocupes Liam, te aprecio como un buen amigo... Y si me disculpas, voy a subir las cajas que aún me queda por subir – dijo el albino comenzando a subir las cajas de frutas en los asientos traseros del coche.

— ¡¡Jajajaja!! – río la jovencita mientras veía su teléfono. — ¡Sí hubiera estado ahí estuviera cagada de risa!

— ¿Qué ocurre Terry? – dijo Tabby acercándose a su hija.

— Darna tomó el maquillaje de la tía Lola y se manchó su camiseta con pintura roja que parece sangre a simple vista. Luego se quedó dormida en la sala con Lani en su panza y ahora mismo están en el hospital.

Terry le mostró a su madre una fotografía donde Reina se hacía una selfie mientras que en el fondo estaban Stella y Lily horrorizadas al encontrar a Darna en el piso con Lani en su estómago.

Seguido, le mostró otra foto donde Reina hacía exactamente la misma pose como en la fotografía anterior. Ahora mismo, Darna se encuentra sentada en una camilla mientras sonreía para la cámara con el pulgar arriba mientras que Stella la abraza muy aliviada en que esté bien, con Ronnie Anne sin saber que onda mientras usa su bata de doctora, y Lily quien expresa una incómoda sonrisa con su bebé en brazos y que curiosamente, Lani es la única que aparecía con la cara distorsiona con estática.

— Oh... ¿Y quién es Darna? – preguntó la madre sintiendo un poco de curiosidad.

— ¡¿No te lo dije?! – habló Terry. — Darna es una de mis muchas hermanas menores, es la hija de mi papá y de mi tía Stella.

Extrañamente, mientras que Lincoln subía las últimas cajas de frutas en el coche su auto sin molestar a nadie, Liam se le acercó por detrás y no como uno quisiera; con la intención de comprobar sí la palanca que traía en la mano dolía cuando lo usan para dar fuertes masajes en la cara.

Antes que hiciera algo estúpido, Tabby hizo que su hombre se desviara hacía otro lado y continúe caminando hasta entrar en el gallinero.

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Lincoln fue con Loan al supermercado y se llevaron 8 pavos completos cabrón provocando que todos los clientes que iban a comprar uno para noche buena lo miren feo porque se llevó todos lo que había. Y también, le dió las llaves de su coche a su hija mayor para que maneje ignorando que es emocionante inestable para hacer eso.

Con Leina y Bed hicieron galletas navideñas súper chidas y llenas de cariño. Además, lograron limpiar todo el chocolate que hay en el techo desde hace unos días.

Con Lyra, Lemy y Luna fueron a misa para dar las gracias por este año de mierda y algo fumado para mí gusto. Sin embargo, Lyra se dió cuenta que sus padres y hermano están dormidos desde hacer media hora porque se levantaron muy temprano, pero agradece que hayan venido con ella.

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Son poco más de las 10 de la mañana en el centro comercial, Lincoln espera tranquilamente en un banco con muchas bolsas a Cleo, Sonette, Lilith y Cindy afuera de un local mientras veía en su teléfono lo que tenía que comprar y aparte ver memes.

Sería bastante indecente que un hombre que tiene la fama de ser una adicción entre muchas mujeres acompañar a 4 jovencitas en un lugar así ya que la gente podría pensar que es un rabo verde por alguna razón que me da mucha flojera explicar.

Total... No quiso entrar en la dulcería con ellas así que le pidió a Cleo que comprara una bolsita de emanems y le dió el suficiente dinero para que compren lo que quisieran en incluso para al resto de sus hermanas siendo un chingo de dinero hijo de la chingada.

— ¿Lincoln? – exclamó la voz de una mujer.

Asustado porque reconoció la voz al instante, el albino levantó la mirada y miró a una pareja de casados a quienes conocía desde que era un niño promiscuo que no estaba limitado por la moral.

— ¿Haiku? ¿Clyde? ¿Qué... Hacen aquí? – dijo Lincoln intentando no sonar nervioso, pero manches wey.

— Estamos comprando regalos de navidad nuestras hijas. – dijo Clyde con una sonrisa incómoda. — ¿Y tú?

— Pues... Estoy esperando a que nuestras hijas salgan de la tienda que aquí a un lado... No entiendo porque me sentí horriblemente mal después de decir eso...

— No, no no no preocupes, el sentimiento es mutuo... Pero, todo quedó en el pasado ¿Verdad?  

— ¡Sí! ¡Si, si, si! Po-por supuesto, pero aún no logro recordar de lo que hicimos los tres aquella noche en el baño de tu casa Clyde, no creí que tuviera consecuencias muy fuertes.

— Eso quedó en el pasado Lincoln – dijo Haiku. — Nos metimos mucho alcohol esa noche.

— Está bien, pero ¿Por qué no me dijiste nada antes de concebir a Lilith? Podría haberte ayudado a mantener a mis hijas – dijo Lincoln un poco confundido y molesto.

— Estabas ebrio.

— Bueno, para aclarar y no piensen mal de mí de lo que ya tienen, he estado sobrio por casi un año entero. Además, me hubieras dicho que había tenido una hija contigo en una nota donde pudiera verla o nosé, tal vez haberlo escrito en mi pecho con labial para que conociera la verdad ¿No crees?

Antes de que Haiku justificara sus acciones del pasado, sus hijas llegaron con ellos con un par de bolas llenas de dulces de distintos sabores y tamaños.

— ¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí? – dijo Cleo mirando a sus padres mientras le da a Lincoln los enmanems que le había pedido.

— Solo venimos a comprar un par de regalos a tus abuelos y saben cómo son de dramáticos cuando los obsequios puedan matar indirectamente a sus pinches gatos – dijo Haiku algo harta de su vida de casada.

Luego de unos largos segundos en silencio, las cuatro hijas miraron a su madre y a Clyde de pies a cabeza con madre sintiendo un poco curiosidad sobre su extraño orígen. Seguido, miraron a Lincoln de la misma manera ya que pues... No mames, osea ¿Cómo les explicas a tus hijas que tuviste un trío con su madre y el padre de sus otras hermanas, además de volverla a preñar años después nomas por pura casualidad de la vida?

— ¿Hay algo que tienes que decirnos mamá? – dijo Lilith observando a su madre.

— Eh...

— ¡Oigan! ¡Creo que ya es hora de irnos ¿No creen?! – dijo Lincoln pulverizando el hielo al instante. — ¡Vayámonos rápido porque le prometí a Darna llevarla al acuario! ¡No se preocupen, se las regreso en año nuevo!

Sin perder el tiempo sí no se vería bastante obvio de lo que ya se veía, Lincoln se marchó con las 4 para evitar preguntas totalmente innecesarias e incómodas; que no sirve de nada porque Cleo logró deducir una parte de la verdad y Lilith en darse una idea de lo que sucedía. Sin embargo, Sonette y Cindy no les importa un carajo como el resto de sus hermanas.

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Lincoln acompañó a Liby a una librería a comprar unos libros de cocina para tontos y aparte la adolescente hizo que su papi le comprara un libro de humor negro y horror “El festival de la blasfemia” y otros más que están prohibidos para su edad, que su madre se lo había prohibido comprar. Sin embargo, Lincoln no sabía nada de esto, así que Liby se lo bailó bien macizo y aprovechó el bug como Willyrex.

Con Lacy fueron a una caja de bateo con Lynn por más de 4 pinches horas seguidas ya que la madre se niega a quedar en empate contra su hija mientras que Lincoln no les pisa ni los talones.

Con Lupa acompañaron a Lucy a comprar la decoración navideña porque la madre gótica quería teñir todo de negro y Lincoln tenía que tenerla controlada. Además, ambos padres le compraron a su hija un peluche de abeja que ella quería sintiéndose como toda una niña mimada comprendiendo a Leia por unos instantes.

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Siendo las 4 de la tarde del día siguiente, el albino y Stella y Darna se encuentran en el acuario mirando el show de los pingüinos.

Esa pequeña familia disfrutaban del espectáculo e incluso están mezclados con el ambiente. Lincoln tenía una gorra de un pez espada, Stella una gorra de un delfín y Darna una gorra de pingüinos que exhibían en el acuario, también comían palomitas acarameladas y el albino traía el peluche de pingüino que le compró a su hija.

— Miren, ese pingüino salió volando – decía Darna con una amplia sonrisa señalando al ave mientras sube la manga de la chaqueta de su madre para llamar su atención. — ¿Me pregunto sí son pingüinos de Madagascar?

— Cariño... ¿Estás segura que quieres esto como tú regalo de navidad? – habló Stella poniendo su mano en el hombro de su hija. — Tu padre y yo podemos comprarte lo que quieras.

— ¿Eh?... – expresó Darna con una linda sonrisa intentando entender lo que dijo su madre. — Oh, siempre quise que mi mamá y mi papá me llevarán al acuario desde que era niña, así que esto es el mejor regalo de todos.

Sintiendo un sentimiento muy bonito en sus corazones, ambos padres de la adolescente se mirón entre si estando sorprendidos por las hermosas palabras de su hija. Estaban contentos de que Darnos no tenga ninguna gota de maldad en su alma.

— No cambies Darna – dijo Lincoln acariciando la cabeza de su hija con mucho cariño.

Seguido, continuaron observando como esos pinche pingüinos con entrenamiento militar se podían a saludar al público mientras que otro pingüino hacia un túnel con una cuchara de plástico que le robaron a un pobre niño pendejo que andaba por ahí.

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Como el verdadero padre del año que es y que realmente no es, Lincoln se encuentra en un restaurante infantil comiendo pastel de chocolate y helado con Leia, Lizy, Lulú y Lani mientras que las madres de las 4 niñas se encuentran comprando ropa. Sin embargo, Lisa era la excepción porque se reunió con su contacto de confianza para adquirir productos químicos ilegales y altamente volátiles que ama experimentar.

Con Gloom, Lina y Reina fueron con su padre y Sam a un concierto del Sancho Clos quien tocaba villancicos navideños con una guitarra eléctrica al estilo death metal. No obstante, esas tres niñas estaban enojadas por los estúpidos regalos que recibieron en el año pasado. Y sin miedo a ser echados del lugar, Gloom le arrojó al gordo mamón algunos huevos podridos, Lina papel de baño mojado y Reina le lanzó un peluche del “Doctor Simi” todo culero que encontró por ahí porque ni eso merecía el cabrón.

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Se me olvidó la hora, pero no ya no importa aunque puedo decir que es una hermosa mañana del día siguiente después de llevar a Gloom, Lina y Reina al concierto.

Lincoln y Panther se encuentran en una zona donde se vendían pinos navideños, pero tenías que cortar el maldito árbol y llevárselo de ahí porque están en una lugar rural bastante cerca de la granja de Terry.

— ¿De que tamaño ocupamos? – preguntó Pan caminando junto a su padre con la nieve y un par de metros de cuerda sobre sus hombros.

— Que no sea más de 5 metros de alto, no podríamos ponerlo adentro y no tengo está motosierra es prestada – decía Lincoln teniendo cuidado por donde camina y ayudaba a su hija para que esta no pierda el equilibrio. — Como este mira.

Ambos se detuvieron enfrente de un gran y bello árbol, perfecto para ser talado y ser usado para una fiesta capitalista y luego, terminar en la basura como debe de ser.

— ¿Quieres aprender a manejar la motosierra? – preguntó Lincoln intentando encender el trasto que tenía en sus manos.

— No creo que sea buena idea cotar este “árbol” – dijo Pan sin dejar de mirar hacia arriba ajustando sus lentes.

— ¿Por qué lo dices?

Panther le dió sus lentes a su padre para que mirara bien el árbol y se dió cuenta que realmente no era un árbol, sinó una antena telefónica disfrazada de árbol.

— Hay casi la cago... – expresó el albino luego de ver mejor con los lentes de su hija. — Sí es una antena telefónica ¿Por qué diablos le están creciendo ramas y está hecho de madera?

— Yo nosé, normalmente no construyó antenas en el bosque por deporte – decía Pan mientras continúa caminando junto a Lincoln mientras recibía devuelta sus lentes.

— Ah... Me encanta tu ironía, se nota que sacaste eso de mí.

— También en mi horrible gusto por las historietas porque mi mamá lo único que realmente le gusta de las películas de súper heroes es del trasero de “América”.

Ambos continuaron con su camino hasta que encontraron un árbol que no sea una pinche antena o una casa de tres ardillas cantantes que pueden cantar canciones con muchísimo copyright como esta historia.

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En el hermoso jardín de una iglesia llena de plantas perfectamente podadas con un lindo amanecer invernal, Lincoln y Laika se encuentran acompañado Laura en el nicho de su madre.

La pelirroja y el albino observan como esa niña rubia como cambia las flores que había puesto hace unas semanas con tanto amor y afecto que solo una hija le podía dar a su madre, pero ya no está y tenía que ser fuerte ahora en adelante. Sin embargo, Laura no está sola porque ahora tiene a su padre muchas hermanas mayores y menores que la aman como tal.

Siendo hora de irse, la niña no dudó en acercarse a Laika porque es la única que la podía entender y viceversa.

— Bueno hermana – dijo Laika poniendo su mano en hombro de Laura. — Hace mucho frío, vamos a tomar café.

— Pero yo odio el café – respondió la niña.

— Oh, se me había olvidado, mejor vamos por chocolate caliente.

Mientras las dos se dirigían a la salida, Lincoln se acercó al nicho de la madre de Laura con unas palabras en mente.

— Bueno... No te preocupes, Laura va estar bien conmigo... No le faltará amor porque tiene muchísimas hermanas y mi cariño incondicional y no vivirá carencias... De acuerdo, nos vemos otro día... Adiós QT...

Acto seguido Lincoln se marchó con sus hijas de la iglesia, arrojando a la basura su lista que tantos problemas y alegrías le ha traído y por fin terminado un ciclo.



Epílogo...

Mientras observa como todas sus hijas y sus madres se encuentran disfrutando la cena de noche buena que organizó en su hogar y no podía estar más feliz por ella. Sin embargo, no podía dejar de sentir una gran incertidumbre muy en fondo de su conciencia.

Extrañamente, Lincoln observó a su único hijo varón quien comía tranquilamente un poco de pavo con algo de relleno.

Algo no andaba muy bien que digamos, no podía dejar de pensar en el futuro y las acciones que cometió en el pasado reflejado en su propio hijo. Sentía que una serie de eventos desafortunados atacarían su vida otra, pero no sabía cuando y porqué. Solo le queda esperar lo peor.

— ¿Ocurre algo viejo? – preguntó Lemy un poco confundido por la mirada que recibía de su mismo padre.

— No, no es nada... Solo cuídate.

Sin nada mejor que hacer, Lemy continúo comiendo mientras que Lincoln observa a la nada o más bien, a nosotros. 

Creía que ahora en adelante nada puede salir mal en su vida... ¿Verdad?

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Gracias por ser pacientes...

Tengo escuela y me gusta ser aplicado por eso no les traigo muy seguido que digamos. Sin embargo, prometo que no dejaré de lado las historias que aún tengo activas.

Sí quieren saber más de la saga de “Lidiando con mi pasado” quiero llegar a los 400 subscriptores porque lo valgo.

Nos vemos en la siguiente actualización, aquí les doy un poquito de atole con el dedo:

Adiós...

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