Suave algodón (Jigoro x Sakonji)

Jigoro Kuwajima x Sakonji Urokodaki

Este OS forma parte del evento "Crackweek con la Cherry" del fb Dibujitos feos de la Cherry_Wine

11/08 Otras dimensiones 

Su reflejo en el agua le hizo saber que seguía siendo él, la horrible sensación de no sentirse dentro de su propio cuerpo desapareció para dejarle paso al terror de verse con al menos treinta años más encima. Casi prefiere volver a ponerse la extraña máscara que lo cubría.

Algo inexplicable está pasando.

Sakonji Urokodaki no puede comprender cómo es que apareció de pronto en una montaña, en medio de la maldita nada y en un cuerpo envejecido.

Sus ropas son extrañas y su piel está marcada por todas partes. De pronto siente que no estar rodeado de niños gritones no es lo peor que le podría pasar al despertar, quizá incluso el problema es que no ha despertado.

Un cuervo llegó directo a su hombro y comenzó a hablar.

—¡Carta de Kuwajima! ¡Carta! ¡Es importante!–.

Le parece increíble que todo su ser se destense con el sólo hecho de escuchar el nombre de ese torpe. Le frustra. Le enoja que ese hombre tenga tanto poder sobre él, pero joder, le agradece a todos los dioses que él también se encuentre ahí, dónde sea que estén.

Tomar la cartita de la pata del cuervo tomó menos trabajo de lo que pensó, imaginó por un momento que su sueño se tornaría pesadilla cuando el cuervo decidiera atacarlo.

El ave no lo atacó, pero sí se sintió dentro de una pesadilla. La carta contenía una despedida, eran las últimas palabras de un viejo que decidió realizarse seppuku luego de que uno de sus discípulos se convirtiera en demonio.

¿¡Qué mierda está pasando!?

¿¡De qué está hablando!? ¿¡Demonios!? Jigoro siempre ha sido burlón, le encanta jugarle bromas tontas y luego ganarse el perdón con una buena cena... Pero esos juegos estúpidos nunca fueron tan lejos.

¿Qué ocurre? ¿Por qué su pecho arde? Siente ácido que sube hasta su garganta, corroe hasta su lengua y termina en los ojos que no pudieron guardar las lágrimas.

Si es sólo un sueño ¿Por qué siente tanto dolor?

El aire vuelve a entrar a sus pulmones cuando cae al suelo, mira de nuevo la carta en busca de algo que le diga que es sólo una broma.

La letra es un poco diferente, habla con mucho respeto e incluso usa palabras que él jamás le ha escuchado, pero sabe que es real, puede sentirlo.

"Cuida mucho tu salud, hasta luego algodón".

Algodón.

Ese es el apodo con el que Jigoro lo llama desde que decidió expresarle sus sentimientos y advertirle que intentaría robar su corazón, jamás creyó que lo haría de esa manera.

—¡Ayuda, buscaré ayuda!– el cuervo teme por su viejo dueño. Vuela en dirección a la casa de glicinias más cercana.

Sakonji siente que su cabeza va a reventar antes que su pecho, duele como si algo luchara por salir, sus oídos se taparon, está seguro de que todo comienza a dar vueltas.

El mundo a su alrededor parece desintegrarse al tiempo que el llanto de un niño se va haciendo más fuerte.

👺      ⚡      👺

Tiene miedo de abrir los ojos, aún se le escapan algunas gotas y su torso reciente la tristeza.

Al llanto se le unen muchos pasitos, jugueteos y risitas.

Cuando Sakonji abre los ojos se encuentra de vuelta en su cuerpo joven, recostado en el suelo y enterrado en peluches.

Debió quedarse dormido jugando con los niños del orfanato.

¿Está de vuelta? ¿Simplemente despertó? Lo que sea que haya pasado se sintió terriblemente real.

Al moverse con "su cuerpo de siempre" se sintió lento y pesado pero consiguió llegar al origen del llanto. Tsutako carga a un pequeño Sabito que hace un enorme esfuerzo por no soltar el llanto como Giyuu que está berreando mientras jala la falda de su hermana.

Ambos tienen un chichón gigante en la frente.

—Estaban jugando y chocaron por tratar de atrapar a Makomo– Tsutako sonríe con pena, ser un poco mayor la hace ser consciente de todos los problemas que su pequeño llega a generarle a los cuidadores.

Makomo se asomó cuando fue nombrada, tiene las mejillas infladas en un puchero de culpa a pesar de que ganó el juego.

—Ven aquí hombrecito– Sakonji toma entre sus brazos a Giyuu, lo abraza con ternura y agradecimiento porque siente que fue su llanto el que lo trajo de vuelta.

Lo arrulla y acaricia su cabello, consigue de inmediato interrumpirle los hipos y con ello también logra que Sabito se tranquilice.

Sabito sólo llora cuando Giyuu lo hace... Pero no le gusta hacerlo, así que se contiene mucho. Ya puede ver en su carita el alivio por no dejar salir ni una gota.

—Andando, vamos a la enfermería para hombrecitos–.

Sabito no acepta ir a la enfermería, incluso si su rodilla sangra se hace el fuerte; Sakonji lo convenció de que la farmacia, un pequeño cuarto al lado de la enfermería, es el lugar donde los hombres adultos se tratan. La trampa funciona porque ese cuarto no tiene las paredes decoradas.

—No me importa quién empezó, no quiero volver a traerlos aquí porque se pelearon– Jigoro Kuwajima salió de la enfermería con un niño a cada lado. Escuchar su voz le aguó los ojos.

Kaigaku va trompudo y con las cejas enojadas, Zenitsu se sorbe los mocos mientras se soba los rasguños.

Las miradas de los cuidadores se unen, Jigoro sonríe de oreja a oreja, completamente ignorante del viaje extraño que Sakonji hizo.

—¿Cómo estás Algodón?–.

—Feliz de volver a verte–.

No pensó lo que dijo pero tampoco se arrepintió, el gesto de Kuwajima mostró la ilusión que hinchó su corazón al escuchar algo tan dulce del hombre que varias veces lo ha rechazado.

—Yo llevaré a los hombrecitos, déjeme ayudarlo–.

Giyuu bajó de los brazos del mayor, inmediatamente se aferró a la pierna de Tsutako. Los tres entraron a la farmacia seguidos por Makomo que iba dando de brinquitos sabiendo que Tsutako le daría dulces aunque ella no fuera "paciente".

Zenitsu y Kaigaku se miraron, olvidaron al instante que habían peleado por ser quien jugara con los hermanos Shabana y también entraron dispuestos a conseguir un dulce.

—Hoy debes haber dormido mucho para estar de tan buen humor– hay burla y coquetería por partes iguales en el tono de Kuwajima.

—No tienes idea–.

Sakonji lo mira detenidamente, aún no puede superar la angustia que se plantó en su pecho al despertar, es como si su anciano corazón se quedara atrapado en su cuerpo joven.

Lo hace sentir torpe.

Lo hace sentir como si estuviera desperdiciando mucho tiempo.

—¿Cena en mi casa?–.

Generalmente encogería los ojos y le haría saber que no caerá en esa trampa pero ¿Por qué seguiría rechazándolo? Ahora sabe que el miedo a perderlo es mil veces peor al de iniciar algo y salir herido.

—Yo llevaré la comida–.

Jigoro estuvo a un instante de reír para ocultar su decepción, iba a decir que bromeaba y que solo lo vería en la tarde para ir a algún restaurante.

Sus ojos casi se salen de la impresión al escucharlo, ni hablar de su corazón que se le subió a la garganta.

Sakonji pudo reír por la expresión, se marchó antes de que sus mejillas se calentaran.

👺       ⚡       👺

—Señor ¿Quién es usted?–.

—¿¡Cómo que quién!? ¡Enano malagradecido!– con ese regaño Zenitsu supo que era el señor Kuwajima.

—¡Abuelito! ¿Qué le pasó a tu bigote?– el niño lo mira con ojos muy grandes, sube sus manitas para tocar su ahora suave rostro mientras el mayor lo termina de vestir.

—Tuve que quitarlo–.

—Pero a mí me gustaba mucho–.

—A mí también me gustaba mi bigote–.

Zenitsu da un saltito de la cama, ya completamente vestido, listo para ir al comedor y ganar el lugar junto a Gyutaro aunque eso le cueste un pleito más con Kaigaku.

—Entonces ¿Por qué se lo quitó?–.

—Porque a Sakonji le pica mucho cuando– se detuvo a tiempo. Revuelve el cabello bruno de su enano favorito y le sonríe. No como antes, no como siempre.

Es una sonrisa llena de amor.

—Corre a desayunar o Kaigaku te ganará–.

Zenitsu salió corriendo.

Aquí son los niños del orfanato los que piensan y dicen que Sakonji tiene el rostro más amable que han visto, le dicen que es suave como algodón así que ahora Jigoro lo llama así para coquetear, jiji.

ο(=•ω<=)ρ⌒☆ gracias por leer ❣

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