Vergüenza de un amorío

Su mirada, como flores de ciruelo,

repletas de un deseo y de mi ser,

su tacto es un susurro de terciopelo,

un eco que no puedo detener.


Al caminar, sus manos son distancia,

senderos que se alejan al andar,

opuestos, paralelos en su estancia,

mas mi corazón no deja de buscar.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top