Sociedad
Cuando uno clama su inocencia, el mundo calla,
y el destino otorga una voz que antes faltaba;
mas el juicio llega, y la verdad se halla
bailando en sombras, donde todo se tornaba.
La defensa duerme, su escudo ya no ampara,
mientras el ataque derrumba el alto muro;
las palabras, dagas que la piel no repara,
hienden la espalda con un filo oscuro.
Nadie cree en lo dicho, mas todos lo asumen,
la sala murmura un veredicto incierto;
el jurado impaciente, en sus ojos resume
el peso de un mundo, distante y desierto.
Así es la sociedad: un juicio perpetuo,
sin balanza justa ni verdad certera;
somos actores en un teatro inepto,
donde la justicia es tan solo quimera.
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