Bariloche
Por el sendero caen hojas blancas,
como susurros de invierno que abraza.
La montaña se alza, fría y silente,
un gigante que mira, eterno y paciente.
Su ladera, un lienzo sin firma ni pauta,
donde el viento es pintor y su brisa canta.
Un lago de cristal rodea su esencia,
un espejo inmenso de calma y presencia.
Allí, el aire murmura con voz divina,
tejiendo caricias de nieve y neblina.
El alma se encoje frente a tal grandeza,
pequeño me hallo en su vasta pureza.
Montañas que tiemblan bajo el sol dorado,
que se visten de sombras cuando cae el halo.
Bariloche, un rincón donde el tiempo cesa,
y el paisaje es poema de infinita belleza.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top