Que suerte tengo de tener dos cosas que amo (Jayce x Viktor)
Las estrellas siempre habían sido algo que le había llamado mucho la atención, le parecía un tema muy interesante y misterioso. Grandes esferas brillantes, que iluminaban el cielo de su tierra e iluminaban el espacio a su alrededor. Jayce siempre encontró gran fascinación en el espacio, sus estrellas, planetas y demás criaturas o novedades que estuviera escondiendo.
De pequeño solía dormirse viendo las estrellas por su ventana, su cuarto lo tenía lleno estrellas falsas que brillaban por la noche, para cuando no pudiera ver las reales. Sus cuentos favoritos para dormir siempre incluían galaxias y planetas, el favorito de su madre era el cuento de como una galaxia se enamoraba de un sol, lo rescataba y le construía un palacio. Encontraba eso adorable.
Apenas pudo tener acceso a libros más avanzados, no dudo en empezar a leer sobre este mundo que tanto lo maravillaba. Que realmente no fue muy difícil, considerando el estatus de sus padres, siempre tuvo lo que quería. Y rápidamente, su habitación se fue llenando con libros y varios telescopios, en su cumpleaños o navidad, era lo único que pedía y siempre era complacido con los mejores que hubieran. Eso sí, siempre y cuando sus padres vieran que, si podía y sabia usarlos, pero si no sabía algo, rápidamente lo aprendía. A su madre le gustaba decir que era un pequeño genio.
Todo el tema de la astronomía rápidamente lo llevaron a un interés grande y por la ciencia y la robótica, ahí había encontrado su llamado, sabía que eso era a lo que quería dedicarse. Crearía todo tipo de máquinas que pudieran proteger y ayudar a las personas, sería el mejor inventor que hubiera visto el planeta, o varios planetas. No ponía limite en lo que pudiera llegar a crear.
Quizá también pudiera llegar a inventar algo para estudiar mejor sus amadas estrellas.
Y así fue su infancia y adolescencia hasta el momento, sumergido en su mundo de robótica y ciencia, tratando de aguantar la ineptitud de las personas a su alrededor. No podían soportar que siempre tuviera la razón y no era culpa suya que sus ideas fueran tan mediocres. Bien, eso no le ganó muchos amigos y su madre estaba preocupada por eso, pero como solía decir: Quien necesita amigos cuando hay tantas estrellas en el cielo. Las estrellas y el espacio siempre seguían teniendo un lugar especial para él, siempre podía relajarse y mirar al cielo, olvidando todos sus problemas al ver las estrellas brillar.
Y nunca pensó que pudiera haber una estrella más hermosa y más brillante que las otras, hasta que lo vio a... él.
Cualquier persona que tuviera un poco de conexión a las redes sabia del fenómeno de las guardianas estelares y de los monstruos que atacaban la tierra, pero desde que aparecieron varios de estos grupos, los ataques habían disminuido mucho. Eran súper héroes básicamente, pero nunca les había dado mucha importancia. Había visto de vez en cuando uno de los grupos en el cielo, con sus colores respectivos, parecían estrellas fugaces. Era bueno lo que hacían, pero no le interesaba demasiado. Tampoco es como si hubiese interactuado mucho con ellos como para preguntarles más sobre lo que hacían, parecía que servían en el cielo y allí se mantendrían, bajando solamente para protegerlos del peligro de esos monstruos cósmicos. Admitía que si le daban mucha curiosidad, quien sabe que más cosas hubiese allí en el universo.
Y pues, si era usual que los viera a través de su telescopio por las noches, pero nunca esperó que eso lo fuera a llevar a conocer a una de esas estrellas directamente.
Esa noche no estaba en su usual lugar, en su balcón en casa, sino que se encontraba en la azotea de su secundaría. Sí, no debía estar ahí de noche, no debió tomar las llaves del edificio de la sala de profesores, pero nadie se daría cuenta, las regresaría en la mañana. Le diría a su amigo Viktor que le ayudara si las cosas se ponían complicadas, era la única persona que realmente le agradaba de toda la escuela, el único que decía cosas con sentido. Ya varias veces lo había invitado a ir a su casa después de clases, pero nunca aceptaba. "Tenía cosas que hacer", pero nunca le decía que. Juraba que era que el peli azul tenía un pasatiempo vergonzoso, pero no podía ser tan malo. Las cosas que hacia Viktor eran interesantes, realmente le ponía atención cuando hablaba, sus pasatiempos no podían estar tan mal. Pero no lo presionaría para que le dijera.
Así que el en cambio, también se ocuparía de sus pasatiempos. Que era observar y estudiar sus amadas estrellas. Por eso mismo había decidió escaparse a la azotea de su escuela, allí tenía mucho más espacio, podía colocar varios instrumentos y mover sus telescopios con más libertad.
Así que esa noche, estaba felizmente viendo el cielo y tomando anotaciones, cuando vio esos peculiares destellos en el cielo. Iban algo rápido y su trayectoria no era consistente, parecía que habían tenido una noche difícil. Se separó del telescopio para anotar algunas cosas, pensando en si irían a estrellarse en algún lugar cercano, para después volver a mirar por su telescopio y ver una luz azul y dorada, muy brillante. Oh, era su estrella favorita, el guardián estelar azul. Le gustaba el estilo de pelea que tenía ese guardián, era calculador y preciso. Bueno, de lo que había podido llegar a ver. Casi no se dejaba ver normalmente. Pero tenia un brillo y color precioso, le parecía también muy elegante.
Y ahora ese brillo venia directamente hacia él. Se despegó del telescopio y trató de moverse lo más lejos que pudo, pero el impacto igual lo afectó un poco e hizo que cayera al suelo. Se puso de pie y cuando volteó a ver, pudo ver a un joven con la típica vestimenta de los guardianes estelares, su arma tirada unos metros al lado y con una máscara quebrada en algunas partes.
Un guardián estelar... estaba tirado a unos metros de distancia. La estrella azul...
¡Un verdadero guardián estelar!
Aunque... realmente se veía herido.
Se acercó con cuidado y después de asegurarse de que no había peligroso cerca, se acercó al joven y lo arrastró hasta un lugar menos dañado. Había traído algunas mantas por si hacía mucho frio, así que las puso en el suelo y lo acostó ahí. La verdad tenía miedo de tocarlo mucho, y eso sería muy irrespetuoso, así que simplemente lo dejó descansar, no se veía tan grave. Realmente esperaba que estuviera bien, porque no tenía ni la menor idea de que haría si tenía que llegar con un súper héroe al hospital. Le llamarían loco. Por ahora dormía y estaba bien, podía poner su atención en otra cosa.
... Como el interesante bastón que había caído junto con el guardián.
Ese objeto si había sufrido bastantes daños y se había roto en algunas partes en el impacto, no se veía mágico, simplemente lucia como un bastón mecánico, talvez con alguna batería por allí.
Perfecto para Jayce.
Sus dos grandes pasiones eran las máquinas y las estrellas, y ahí posiblemente tenía una combinación de las dos cosas. Quién sabe si ese bastón tenia tecnología diferente, alienígena o si utilizaba magia, estaba muy curioso de todas formas y también estaba decidido a intentar arreglarlo. Así que tomó un desatornillador de su mochila, tomó las piezas del bastón con cuidado y se puso a trabajar.
Fue algo complicado al principio, pues no conocía el diseño del arma y no tenía manera de saber bien cómo iba todo, pero por algo Jayce tenía las mejores notas de toda la institución y con miras a un gran futuro. Y era muy terco, así que siguió intentando hasta que logró que todo encajara.
Así que después de unos minutos, tenía un arreglado y perfecto bastón, lucia intacto. Tenía su fuente de poder, las piezas del mango y demás adornos en los lugares correctos. Perfección como siempre, realmente se sintió orgulloso por eso.
O lo hizo por unos tres segundos. Lo que pasó luego, le aterró muchísimo.
El bastón comenzó a brillar, lo que hizo que lo soltara de repente y este callera al suelo. Pero el bastón nunca dejó de brillar y parecía que se estaba desasiendo de nuevo, no sabía qué carajo había hecho. Y luego... aparecieron dos gatos.
- Que rayos... -Realmente había dos gatos ahí, uno azul oscuro y otro dorado brillante. Y comenzaban a caminar hacia él- ¡No, no, no, no, no! ¡Aléjense, shu! ¡Shu!
Noooo... no era bueno con los animales y en especial sabia lo delicados que podían ser los gatos, y quien sabe que cosas le harían un par de gatos especiales. No quería terminar arañado y con alguna infección espacial o algo raro. Se continuó alejando de los gatos, pero los animales seguían empeñados en acercarse a él, hasta que el dorado saltó encima suyo y...
Se puso a jugar con las cuerdas de su suéter.
¿No... no quería hacerle nada malo?
El otro gato simplemente se acercó y acostó encima de sus piernas, poniéndose muy cómodo.
Con algo de duda, acercó su mano lentamente para acariciarlo y para su sorpresa, el gato respondió bien ante sus caricias. Luego el gato dorado se puso celoso y también se acercó para una caricia. Eso... realmente no se lo esperaba, fue una linda sorpresa.
Pero... ahora no se podía mover. Ambos gatos estaban muy cómodos y no parecían querer moverse. ¿Que debía hacer?
Y si, intento moverlos. Pero cada vez que lo hacía, el gato dorado le mordía los dedos y el azul empezaba a bufar de manera fea. Definitivamente estaban muy cómodos y no se iban a mover.
Se acostó en el suelo, derrotado. Cosa que los gatos aprovecharon para moverse y acostarse en su pecho. Iba a despertar allí, donde recibiría un enorme castigo por culpa de unos gatos espaciales muy caprichosos.
Pasaron algunos minutos donde estuvo entretenido mirando al cielo, mirando las estrellas, quitando de vez en cuando al gato dorado de su cara, algo aburrido sinceramente, cuando por fin escuchó sonidos del guardián estelar. Eso era genial, significaba que estaba bien y lo más importante, esperaba que él pudiera quitarle los gatos de encima.
El joven guardián se despertó tratando de recordar lo que había pasado. Se sentó lentamente y puso una mano en su cabeza, le estaba doliendo mucho, pero pensó que iba a estar peor. A ver... que era lo que estaba haciendo.
Estaba... luchando junto con su equipo contra un monstruo peculiarmente fuerte, les estaba dando bastantes problemas. Tuvieron que unir sus ataques y utilizar la regresión de Ekko para poder vencer al monstruo y salir ilesos del lugar. Pero un último movimiento del monstruo con la cola los desestabilizó y los mando en una despedida algo... estrepitosa. Había intentando protegerse de ese último golpe con su bastón, tratando de bloquear el golpe, pero claramente no había funcionado mucho. Recordaba sentir como su máscara se había quebrado un poco por el impacto y su bastón se había... oh no...
¡Oh no su bastón!
Su bastón se había quebrado en ese último ataque y por la fuerza con la que salieron despedidos, no tuvo tiempo para reaccionar, solo le quedó aferrarse a las partes quebradas. Blitz y Crank... si no los encontraba pronto, saldrían realmente lastimados y no quería que eso les pasara a sus fieles compañeros y amigos. Pero apenas se iba a levantar, escuchó algo a su lado, otra voz.
- Oye, por favor quítame a tus gatos espaciales de encima... no puedo levantarme...
Viktor se llevó la sorpresa del siglo cuando vio quien era.
De todas las benditas personas en el planeta, de toda esa ciudad, tenía que ser Jayce el que se lo había encontrado así. No era suficiente con que en su vida normal fuera su compañero y estuviera enamorado de él, ahora también se lo había encontrado en su forma de guardián. Pensaba que por lo menos en una parte de su vida podía huir de sus sentimientos estúpidos y sin sentido.
Ekko no le iba a dejar pasar eso, jamás. Ya se burlaba lo suficiente de él, recalcándole que Jayce era un egocéntrico. Al menos era solo Ekko el que insistía que molestarlo con eso y expresar su claro desagrado hacia Jayce. A Morgana y a Kayle les daba igual, y Orianna era un pan dulce, ella no podía hacer nada malo.
Pero ninguno de ellos veía como Jayce lo trataba a él, como se podían quedar hablando y discutiendo por horas, como era el único que le daba pelea en cuestiones académicas, los chistes estúpidos de robótica que hacía en el club por las tardes. Como se preocupaba de que desayunara o comiera por las tardes, a veces encontrándose con un sándwich frente suyo al despertar en su escritorio porque se había quedado dormido en clases.
Sí, Jayce podía ser egocéntrico y grosero, pero con él era tan lindo y amable. Ah... tenia serios problemas.
Pero regresando al presente, dicho muchacho egocéntrico tenía a sus gatos estelares, durmiendo plácidamente sobre su pecho. De Blitz no le sorprendió, pero Crank... ese gato no se soportaba a nadie, ni siquiera sus compañeros guardianes o sus pequeños acompañantes. Y estaba allí felizmente durmiendo sobre Jayce. ¡Y también... lucía intacto! No parecían tener ningún daño... ¿Cómo? Había jurado que su bastón se había roto.
- Están bien... -Corrió a tomar los gatos del pecho del más alto, inspeccionándolos para asegurarse de que no tuvieran rasguños. Los transformó un momento en su bastón y estaba perfectamente bien- No está dañado... -Dijo sorprendido, mientras los gatos volvían a su forma animal y se sentaban encima de su dueño- ¿Tu... le hiciste algo a mi bastón?
- Mira, yo solo lo reparé. No sé porque de ahí salieron dos gatos –Decía algo asustado, habiendo presenciado de nuevo esa transformación-
- No no, eso es normal. Ellos son el bastón, pero... no sé cómo lograste reparar esto, no deberías conocer la tecnología o poder manipularla... -Sonrió suavemente y soltó en un susurro- Pero eres tan listo que no me extraña que pudieras hacerlo...
- ¿Qué fue eso?
- Nada, solo me extraña que hayas podido reparar mi bastón –Se hizo el inocente e ignoró lo que había dicho- Salvaste de heridas a estos pequeños... no sé cómo pagártelo.
- Dile a tus gatos espaciales que no me vuelvan a morder, eso sería genial –Aún estaba algo asustado de esos gatos-
- Lo intentaré, pero no prometo nada. Realmente le agradaste a Crank, eso es muy raro –Reía suavemente ante eso, tomando al pequeño gato azul en sus manos-
Para Jayce ese momento, se vio muy maravilloso, muy especial. Esa risa tan suave y melodiosa, juró escuchar campanitas sonar. No pudo ver su sonrisa, pero seguro sería hermosa. Pero lo que pudo ver de su rostro, el único ojo expuesto por la máscara, lucia precioso. Como una enorme estrella, ¿un sol quizá? Brillante, enorme y lleno de ilusión.
En esos momentos se dio cuenta de la maravillosa y hermosa estrella que tenía en frente.
- Tienes unos ojos preciosos... -Soltó sin más, con una sonrisa atontada, encantado por esa vista. Hasta que se dio cuenta de lo que había dicho- E-Eh, y-yo... lo siento mucho, no quise s-ser grosero...
Pero después de la mirada sorprendida, oyó esa risa de nuevo. Ah que bien, no había molestado al guardián estelar.
- Eres muy carismático... -Rio suavemente otra vez, dejando a su gato en el suelo- Está bien, no me molestó.
- Me alegra... porque realmente no quiero molestar a un guardián estelar, no es todos los días que conoces a uno.
- No lo hiciste, no te preocupes. Pero... -Se puso algo nervioso- ¿Te puedo pedir algo? Por favor no le menciones a nadie de este encuentro. Los guardianes estelares tenemos que mantener algo de privacidad...
- No te preocupes, no diré nada –Sonreía comprensivo, pero luego se le ocurrió una idea- Pero... ¿Te puedo hacer algunas preguntas?
- Claro... adelante.
Y así estuvieron horas y horas hablando, que básicamente era Jayce preguntando cosas sobre el espacio y Viktor respondiendo todo con suma paciencia. Y ese momento, Viktor vio lo especial que Jayce era. Sabía que era su atuendo el que brillaba y era él el que tenía relación con las estrellas, pero el castaño... parecía brillar para él en esos momentos. La sonrisa emocionada que tenía, el brillo que tenían sus ojos, se veía realmente precioso. Quería ver más de esa sonrisa, seguir escuchando su voz. Pensaba que con verlo en el colegio era suficiente, pero como lo hacía feliz en ese momento.
Continuaron hablando hasta que el sol comenzó a salir en el horizonte, poniendo un alto a su conversación de repente.
Viktor vio el sol saliente con algo de tristeza, hubiera querido extender ese momento por más tiempo. Es que, cuando más iba a tener la oportunidad de hablar tan libremente con el chico que le gustaba.
Jayce se levantó de repente y empezó a recoger todo en carrera, no podían descubrirlo ahí. Viktor solo sonrió y se levantó a ayudarlo, después de todo tampoco quería que lo castigaran y el mismo debía estar listo para ir al colegio o igual se metería en problemas.
Recogieron todo bastante rápido, gracias a Viktor, y pudieron salir del lugar dejando todo ordenado y sin que nadie se diera cuenta. Viktor estaba extremadamente cansado, aparte de haber estado luchando con monstruos, no había dormido por haberse quedado hablando con Jayce, pero había valido la pena. Estuvo a punto de irse a su casa a dormir por lo menos una o dos horas, cuando lo detuvo un agarre en su mano. Se volteó y estuvo seguro de que la sorpresa se notó en su único ojo visible.
- E-Espera –Sonreía algo nervioso, soltando su mano- Sé que suena raro y s-seguro estas muy ocupado, pero... ¿Podríamos vernos otro día? O bueno, noche. Mi pasatiempo es ver las estrellas, así que normalmente estoy fuera por las noches. Disfruté mucho hablar contigo y seguramente encontraré más cosas que preguntarte
- Pareces tomártelo muy enserio para ser un solo pasatiempo –Decía con una sonrisa, o eso le gustó pensar al castaño- Y mira, yo... también disfrute mucho hablar contigo, pero no sé si sea buena idea volvernos a encontrar. Yo-
- Lo sé, lo sé. Eres un guardián estelar y no debo entrometerme en tus asuntos y no debo decirle a nadie. Pero, no tienes que decir me tu nombre, solo me gustaría verte de nuevo.
- Bien –Suspiró tranquilo, apartándose un poco- Pero que sepas, estoy poniendo mucha confianza en ti.
- ¿Entonces es un sí? –Dijo emocionado- ¿Cuándo nos volveremos a ver?
- Eso si no puedo prometértelo, no sé cuándo tendré tiempo. Pero prometo que te buscaré, sí.
En eso el guardián azul alzó vuelo, con sus dos compañeros gatunos siguiéndolo de cerca. Ya debían irse y descansar. Estaba bien, no había conseguido el nombre de la estrella, pero si había logrado una oportunidad de verlo de nuevo.
En ese momento, captó un detalle que se le había pasado por alto.
- ¡Mi nombre es Jayce! –Gritó antes de que la estrella se fuera, mirando hacia donde se había detenido en el cielo- ¡Espero verte pronto!
La estrella solamente levantó su mano y se despidió de él, por sin perdiéndose en el cielo antes de que amaneciera el sol. Aun así, con su característico hermoso brillo dorado y azul, dejando pequeños brillos y destellos en el cielo en su afán de correr a esconderse de la luz del sol.
No podía esperar a ver a la estrella de nuevo, verla de cerca en su maravilloso esplendor. Esperaba pronto poder volver a ver ese brillo en el cielo nocturno y que esta vez, ese brillo se dirigiera a hacerle compañía.
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Ay... esa misma mañana, todo parecía estar bien. El sol estaba brillante en el cielo, corría una suave brisa, los pajaritos cantaban. Un día hermoso, como si el día anterior no hubiera pasado nada.
Las aves cantaban, los estudiantes charlaban amigables y dos estudiantes tenían unas ojeras enormes, estando a dos segundos de dormirse.
Ah no, olvídenlo. Jayce ya se durmió.
Su cabeza se pegó contra el escritorio y ese sonido alertó a Viktor, quien saltó un poco en su silla. Volteó a ver al castaño, este seguía durmiendo como si nada. El proyecto en el que estaban trabajando yacía olvidado en el centro de la mesa.
La desvelada que ambos se habían dado ya les estaba pasando la cuenta, en especial a Jayce. Viktor estaba acostumbrado a no dormir mucho, pero al parecer el contario no y debieron quedarse despiertos más tarde de lo que acostumbraba.
Sonrió suavemente al ver el rostro del castaño al dormir, se veía adorable. Apartó un mechón de cabello que había caído en su frente, volviéndolo a acomodar en la cabellera bien peinada del contrario.
¿Se arrepentía de haberse quedado hablando tanto tiempo con Jayce? Claro que no, fue como la oportunidad que siempre había querido, fue lindo hablar tan libremente con él. En el colegio pasaba tan ocupado, Jayce era muy popular y siempre pasaba de aquí a allá, solo podía estar tranquilo con él en el club de robótica. Allí se la pasaban trabajando en los proyectos y luego por las tardes nunca le podía decir que sí a las invitaciones que le hacia el oji azul para salir a divertirse. Debía estar atento por si tenían que viajar de emergencia a atender el ataque de un monstruo, sino era eso, era el "papeleo". Hacer los informes y dar mantenimiento tanto a Oriana como a las armas de sus compañeros, asegurarse de que Crank no se peleara con los pequeños ayudantes de los demás. Ah... adoraba ser un guardián estelar y se sentía orgulloso de eso, pero a veces quería un descanso. Quería poder decirle que si a Jayce en una de sus invitaciones, quizá así tendrían de nuevo una charla tan bonita como la de la noche anterior.
Nah, se estaba haciendo muchas ilusiones. Seguramente era para que trabajaran en algún proyecto nuevo para una feria o algo así.
Pero se valía soñar. Se valía soñar que Jayce lo fuera a invitar a ver las estrellas con él, sería tan romántico.
Sacudió ligeramente su cabeza e inmediatamente tomó el robot para seguir trabajando en él. Se estaba haciendo muchas ilusiones, el equipo de Lux lo estaba influenciando de mala manera.
- Aquí estas –Habló una voz exasperada, apurada, que entraba en la habitación- ¿Dónde estuviste anoche? Olvídalo, Oriana necesita ayuda.
Ah, era su compañero guardián Ekko, había venido corriendo hasta la sala de su club y al parecer no traía buenas noticas. Inmediatamente suspiró y comenzó a guardar sus pertenencias.
- Un segundo.
Guardo todas sus cosas en su mochila, pero antes de salir, sacó un trozo de papel y le escribió una pequeña nota al castaño. Su compañero lo miraba ligeramente decepcionado, no le agradaba Jayce, pero eso no lo detendría de ser su amigo. Terminó de escribir la pequeña nota y la dejó junto al robot sin terminar.
Luego de eso, por fin se dirigió a la salida junto con el moreno, para ver que le sucedía a Oriana.
Ah, en serio necesitaba algo de ayuda, se estaba comenzando a sentir muy cansado.
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Jayce despertó en una sala muy vacía, con los últimos rayos del atardecer cayendo sobre sus ojos. Se removió un poco y con algo de mala gana, quitó su cabeza de la mesa.
Se restregó un poco los ojos con el dorso de su mano, notando lo solo que estaba, cuando vio la nota de Viktor. Ah, otra vez lo había dejado solo. ¿Ya ahora ni si quiera se molestaba en despertarlo para decirle que se tenía que ir? Más o menos aceptaba que no le aceptara sus salidas en la tarde, pero ya ni siquiera pasaban tiempo juntos en el club.
Se puso de pie y empezó a recoger sus cosas, no hacía nada lamentándose allí. Dejó el robot en la mesa y tomó la nota y la tiró a la basura sin leerla, que podía tener de diferente de todas las anteriores. Cerró la sala con llave y se encaminó a su hogar.
El buen humor que había tenido en el día se le había esfumado. Quería hablar con Viktor y de nuevo no tuvo oportunidad. Quería hablar con el pelinegro así a como había hablado con el guardián estelar azul.
Se preguntaba si algún día le iba a poder contar a Viktor sobre la estrella que había conocido. Bueno, en primer lugar, no podía contarle, pero sentía que se llevarían bien.
Bueno, ahora solo le quedaba esperar que alguno de los dos llegara a hablarle.
Quien sabe cuánto tendría que esperar hasta que eso pasara.
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La charla que tanto esperaba llegó unos días después. Bueno, una de ellas.
Era de noche y esta vez no preparaba su equipo en la azotea del colegio, sino que en el balcón de su hogar. Tenía sus cosas ligeramente más desorganizadas, pero al tener su cuarto y su estudio a pasos de él, no veía necesario tener todo con tanto orden. Y también al estar en su hogar, estaba mucho más cómodo. Ahora en vez de andar con un suéter, tenía una suave y mullida cobija encima de sus hombros.
Esa noche estaba más relajado en general, se estaba tomando las cosas más tranquilas y esa noche realmente quería apreciar las estrellas. Suspiró tranquilo, cubriéndose mejor con la manta, yendo a mirar por uno de sus telescopios.
Lo que vio fue un gato.
Un gato dorado se dirigía hacia él y si, segundos después de que se despegara del telescopio, un gato dorado le cayó encima.
- Basta Blitz, hablamos de esto...
Esa voz la reconocía, ¡Era la estrella azul!
Y al quitarse el gato de la cara, pudo confirmar que si era su estrella brillante y hermosa. Que venía con el otro gato, flotando a un lado suyo.
- Estrella... -Sonrío alegremente- Si pudiste regresar...
- Te prometí que te buscaría y tarde un poco en poder venir, lo lamento por eso.
- No importa, estas aquí y eso es lo que vale.
El gato amarillo se despegó de su lado y regresó flotando al lado del guardián estelar. Jayce fue un momento a su habitación y trajo otra manta, colocándola en un pequeño sillón que tenía y haciéndole un espacio al peli-azul para que se sentara.
Viktor sonreía tras su máscara al ver al contrario arreglar y acomodar la manta, era adorable. Pareciera como si Jayce quisiera impresionarlo, pero realmente no hacía falta. Verlo sonreír era suficiente.
Una vez terminado el acomodo, se acercó y se sentó en el sofá, tomando una de las mantas para envolverse a sí mismo, rodeando sus hombros con la manta. No podía sentir mucho con su armadura puesta, pero de lo que podía sentir, se sentía muy cómodo, era muy suave. ¿Sería muy malo si se la pedía a Jayce? ¿O si se la llevaba sin decir nada?
El castaño se acomodó también en el otro lado del sofá, haciendo lo mismo que él con otra manta. Y para su sorpresa, Crank se fue tranquilamente, como si nada le importara, y se acomodó en las piernas del castaño. Haber visto a su gato más huraño el otro día encima de Jayce había sido sorprendente, pero ahora al ver por él mismo como tranquilamente el animal galáctico se iba al lado del más alto... ¡era increíble! Ese gato de verdad no se soportaba a nadie y ahora tranquilamente se iba con Jayce... Ekko iba a perder la cabeza cuando se enterará de eso, llevaba meses tratando de ganarse la confianza de Crank y solo conseguía arañazos en la cara.
- No puedo creer que esté tan tranquilo contigo... normalmente nunca deja mi lado –Rió suavemente, jugando con Blitz que se acomodaba a su lado- Normalmente...
- ¿Normalmente odia a todos y los rasguña? –Veía algo cauteloso al gato, pero este solo se revolvía y daba vueltitas, poniéndose cómodo- Así son la mayoría de animales conmigo. La verdad... aún tengo miedo de que salte en mi cara.
- No lo hará, realmente le agradas –No se notaba, pero no podía parar de sonreír- Eres especial, le agradaste. Y también supiste como curarlos sin ayuda, realmente te estoy agradecido por eso.
- Me halagas demasiado –Se sonrojó ligeramente, animándose a acariciar al gato negro-azulado- Solo me gusta la robótica y la mecánica. Aun así, no sé cómo reparé dos gatos mágicos...
- Ellos se convierten en mi bastón, se convierten en... piezas mecánicas, me ayudan a luchar y canalizar la magia de la estrella. Normalmente se mantienen en esa forma, pero salen cuando quieren, normalmente solo están así en casa. Pero apenas supieron que venía para acá... bueno, se emocionaron muchísimo.
- Le agrado a tus gatos mágicos, eso es genial –Sonreía alegremente, ya más cómodo con el gato en sus piernas- Espera, ¿Cómo supiste donde vivo?
Ehhhhhh...............
- T-Te seguí la otra noche, q-quería asegurarme de que e-estuvieras a salvo.
Ay, por la primera estrella, esperaba que Jayce se creyera su excusa mal hecha.
- No tenías que hacerlo, estoy acostumbrado a escapar del techo del colegio –Soltó una suave risa- Pero si te agradezco mucho tu ayuda el otro día y por venir a verme otra vez. En especial por eso, debes estar muy ocupado.
- No tanto. Hoy... tenemos un respiro de los monstruos espaciales –Suspiró suavemente y se acurrucó en la manta- Necesitaba esto.
- Bueno, puedes venir las veces que quieras aquí a descansar, siempre serás bienvenido. Aunque no tengo cosas demasiado interesantes... Seguramente tu puedes ver las estrellas de cerca, muy de cerca.
- Tu compañía es más que suficiente –Cerró los ojos, relajado. Su máscara se oscureció ligeramente- Me gusta hablar contigo.
- A mí también me gusta hablar contigo –Se sonrojó suavemente de nuevo, aun acariciando al gato, que ahora le había mostrado su pancita y con gusto le dio sus caricias- Y créeme que no suelo decir esto de todas las personas, en eso eres especial. Bueno, eres especial por muchas otras cosas, pero... no le suelo agradar mucho a las personas.
- Tampoco yo –Su máscara seguía ligeramente oscurecida- En mi colegio... me ven como una persona muy amargada, solitaria... no sonrió mucho. Bueno, tampoco es como que me interesen muchas cosas. Tengo algunos amigos y... un amigo muy especial.
- Nos parecemos en eso, creo –Continúo acariciando al gato, pero volteó a ver al cielo, a ver las estrellas- Yo suelo ser... "grosero", mi personalidad no le agrada a los demás. Personalmente, muchas de esas personas son tan incompetentes, es realmente cansado. Si tengo pocos amigos, pero son buenas personas. Y... también tengo un amigo muy especial. Al cual... realmente estoy extrañando mucho últimamente.
- ... -Eso lo hizo sentirse algo culpable- ¿No han pasado mucho tiempo juntos?
- No... siempre está ocupado, creo. Empiezo a creer que tampoco le agrado...
- No, te estas imaginando cosas. Estoy seguro de que tu amigo te aprecia mucho. Más de lo que crees... -Susurró esa última parte-
Estuvieron otro rato en silencio, esa pequeña conversación los había dejado a ambos algo... cansados, cada uno pensando en sus respectivos problemas. Viktor volteó a mirar un momento a Jayce, encontrando a Crank aún felizmente acostado en sus piernas y al castaño mirando ido las estrellas del cielo. Pasó su mirada también a las estrellas, tratando de encontrar lo que veía el castaño. Aunque ciertamente encontraba eso muy relajante, ya casi había olvidado lo que era mirar las estrellas desde esa perspectiva y no pasar al lado de ellas, ser una de ellas. Era curioso, con Jayce podía sentirse normal y no sentir tanta presión por proteger a la tierra de sus amenazas. Ojalá pudiera tenerlo cerca siempre, seguro que el castaño también podría ayudarle con sus tareas de guardián, podría ayudarle a los demás también. Pero mejor no soñaba con eso, era muy improbable que le escogiesen como otro guardián estelar y si lo hacían, seguramente no estaría en su grupo.
- Jayce, ¿Porqué es que tienes tanta fascinación con las estrellas?
- No lo sé... -Decía algo pensativo, para después soltar una suave risa- Creo que todo empezó con un cuento que solía contarme mi madre de pequeño, sobre dos estrellas que se enamoran o algo así, ya no recuerdo bien. Después de eso, busque leer y saber todo lo que pudiera sobre el espacio.
- ¿Te gustaría trabajar con ellas? ¿Con las estrellas?
- Siendo sincero... no lo creo –Reía de nuevo, un sonido que Viktor comenzaba a apreciar mucho- Las estrellas y el espacio son algo que me encanta, pero no creo poder dedicarme a eso completamente. Creo que soy más hábil en el ámbito de la robótica, soy bueno con las maquinas. No hay nadie que alcance mi nivel –Volteó a ver al cielo con cariño en sus ojos- Bueno, solo hay una persona que si lo hace. Es increíble, muy inteligente. Te agradaría mucho.
- No lo dudo –Esta vez fue él quien reía por el comentario del castaño. Si tan solo supiera- ¿Y si trabajaras con máquinas de las estrellas? ¿Crees que sería algo que podrías hacer?
- ¿Cómo trabajar en satélites? –Estaba ligeramente confundido-
- No, me refería a otra cosa. Pero no te preocupes –Sacudió ligeramente su cabeza, soltando un suave suspiro- No creo poder hacer algo al respecto aun...
- ¿Me quieres conseguir trabajo? –Rió suavemente- Creo que aún estoy muy joven para eso.
- Quien sabe, quizá te presente una oferta que no puedas rechazar –Decía divertido, siguiendo con la broma del contrario- Pero ahora no quiero hablar de eso, quiero estar relajado. ¿Tienes algún juego o algo en tu casa?
Si es que ambos aún seguían siendo adolecentes, eran muy jóvenes para charlas tan serias. Bueno, si creía que ambos eran adolescentes, la estrella lucia joven. Sería chistoso si resultaba tener miles de años de edad.
Pero, en fin, ese no era el momento de estar pensando en cosas así. Realmente debían tomar esos momentos para divertirse.
Bajó rápidamente a su habitación y volvió a subir con varias cosas, libros, algunos juegos de mesa y demás cosas que pensó que le podrían interesar al guardián. Dejó todo en una mesa cercana y empezaron la... ¿improvisada piyamada? Pensaría que si era una piyamada por el momento.
Y realmente pasó un rato muy a gusto y divertido con el guardián, que, por ahora, le pondría de nombre estrella. Jugaron un rato ajedrez y le encantó saber que estrella era muy bueno en eso, al parecer era muy inteligente, aunque no esperaba menos. Armaron unos cuantos mini rompecabezas, compitiendo por ver quien los hacia más rápido. Luego pasaron otra vez al sofá con el montón de mantas, lazándose acertijos uno al otro, discutiendo sus respuestas y a veces riendo con ellas.
Al final terminaron ambos acurrucados uno contra el otro, aun con el montón de mantas encima, leyendo un libro. Sorprendentemente, estrella había escogido el libro de cuentos que su mamá le leía cuando estaba pequeño. Nunca esperó que un libro así le llamara tanto la atención, era adorable.
- ... Y la galaxia, después de mucho tiempo, pudo recuperar a su sol. –Leía con voz suave el guardián, sosteniendo el libro- Aunque tuvo que combatir monstruos, no se rindió. Aunque tuvo que atravesar mundos, no se rindió. Utilizó cada estrella en su poder para poder traer de vuelta a su sol y lo consiguió. La galaxia nunca fue más feliz, de nuevo tenía a su amado y su hermosa sonrisa de vuelta. El sol y la galaxia se fueron a un lugar lejano, donde ningún mal pudiera volver a alcanzarlos otra vez. Allí, la galaxia consintió lo más que pudo a su sol. Le construyó el más hermoso palacio de cristal, con música en todos los salones, para que el sol pudiera bailar cuando este quisiera, que estuviera feliz siempre.
- Pero lo que más hacia feliz al sol, era poder volver a estar con su galaxia otra vez, no se volvería a separar de él. Su luz brillaba más intensamente cuando estaban juntos, una luz que iluminaba todo un universo completo. –Terminó el cuento él, sabiéndose esas palabras de memoria-
- ¿Te sabes el cuento de memoria? –Decía en un tono alegre el peli azul-
- Mi madre me lo leía mucho de niño, le acabe tomando cariño – Sonreía suavemente, ligeramente avergonzado- No espere que a ti terminara gustándote tanto también.
- Le tome cariño –Reía un poco- Me gusta la moraleja de la historia, la galaxia nunca se rindió para traer de vuelta al sol y al sol nunca le importó lo oscura que se pudo poner la galaxia, lo quería de igual modo.
- ¿Tu querrías a alguien sin importar las sombras que tenga?
- Me gusta pensar que si –Volteó su rostro hacia el contrario- ¿Tu darías todo por recuperar un sol?
- ¿En serio estamos discutiendo sobre un cuento de niños? –Volvió a reír- Pero creo que sí, si es una persona lo suficientemente especial.
- ... Espero conocer esa persona algún día –Habló con voz suave. El sol comenzaba a salir- Debo irme ya
Los gatos, que se habían acomodado sobre un montón de libros, despertaron con esas palabras, soltando un pequeño maullido ante eso. Ninguno quería irse, pero no podían quedarse más tiempo allí.
El guardián se puso de pie y le devolvió el libro al castaño, llamó a sus gatos y estos se acercaron para lamer a Jayce antes de volver con su dueño y tomar la forma del bastón.
- ¿Vendrás otro día? Bueno, otra noche.
- Claro Jayce, si tú me lo permites. Realmente me encanta pasar tiempo contigo.
- Sabes que eres bienvenido cuando quieras –Sonreía alegre, aunque después se puso algo tímido- Oye... ¿Algún día me dirás tu nombre?
- ... Tal vez, no sé si estás listo para la responsabilidad.
- Jaja, muy gracioso –Sonreía divertido a pesar de sus palabras- Pero hablo en serio, me gustaría saber tu nombre.
- Es que, si te digo mi nombre, tendrías que estar listo para saber todo lo demás. Tendrías que aguantarme con todas mis facetas, incluso mi aburrida parte de humano normal.
- No creo que seas tan aburrido como dices, exageras. Pero si lo eres, estaré preparado.
- Bueno, entonces lo pensaré Jayce –Alzó vuelo, alejándose un poco- Te veo otra noche. Espero que tengas lista la respuesta de mi acertijo para entonces.
Y así, el guardián estelar se despidió con un suave movimiento de su mano, adentrándose en el cielo que comenzaba a amanecer.
Esta vez, se despidió una sensación extraña en su pecho. Tristeza más que nada. Estar con la estrella azul le hacía sentir que nunca podría conocerlo del todo y le hacía extrañar a Viktor. Es que hablar con el guardián le hacía recordar muchísimo al pelinegro. O se parecían demasiado o realmente extrañaba pasar tiempo con Viktor y su mente lo estaba reemplazando por alguien más.
Se quedó en el balcón hasta que el sol comenzó a salir, pensando un poco. Cuando el sol al fin estuvo arriba en el cielo, se adentró en su cuarto y se dispuso a dormir, o a hacer el intento de. Bueno, de igual forma planeaba faltar ese día a clases, así que no importaba.
Adelantaría un poco proyectos o trabajos que tuviera del colegio y trataría de no pensar en si las visitas del guardián lo dejaban feliz y emocionado, o triste y melancólico.
//////////////////////////////////////////////////////////////////
Las próximas semanas se tornaron en un patrón algo repetitivo, en cierto punto bueno y en cierto punto malo, dependiendo de cómo lo vieras.
En el día que Jayce se tomó libre para descansar y pensar, llegó a la conclusión de que era una persona muy terca. Bueno, eso no era sorpresa para nadie, realmente era una persona muy terca, pero decidió que iba a aceptar esa palabra en su personalidad y no se iba a detener en lo que quería hacer, sus ideas no iban a parar.
Y básicamente quería dos cosas, quería ser más amigo del guardián estelar y quería salir en una cita con Viktor. Estaba concentrado en lograr esas dos cosas.
Había llegado a la conclusión de que, si estaba proyectando sus sentimientos por Viktor en el guardián, realmente se parecían demasiado. Y así no podía sacar lo mas de su amistad con el guardián, no le parecía justo. Así que hizo su misión por el día de pasar más tiempo con el pelinegro, hablar y compartir más con él. Así que su punto principal para lograr esto, era invitar a Viktor a una cita, una cita de verdad. Saldrían a tomar un helado o a comer algo y quizá luego pasarían a una librería y allí podría comprarle algo bonito a Viktor. O quizá lo hicieran al revés y así el pelinegro tendría que leer, al tiempo que se tomaba un vaso de leche dulce tibia, sabía que eso le encantaba al mayor.
Su misión por las noches, era conversar más con el guardián, divertirse juntos y hablar las noches que venía a visitarlo, porque entendía que no podía ir muy seguido, tenía deberes más importantes que atender primero y lo entendía perfectamente, así que trataba de aprovechar al máximo las noches que pasaban juntos. Siempre trataba de tener acertijos o alguna actividad divertida que ambos pudieran hacer mientras conversaban, para darle también un descanso al guardián de su trabajo. Y cuando él no alcanzaba a pensar en un acertijo o algo, el guardián venía con uno propio e igual se divertían. Su punto principal, o más bien final, para lograr su cometido de amistad, era que el guardián se sintiera lo suficientemente cómodo como para decirle su nombre.
Pero tristemente, tenía un problema con estas dos cosas. Lo que más le enojaba de la situación, es que era prácticamente lo mismo, la misma excusa en ambos casos y ya se estaba cansando.
¿Le pedía a Viktor que salieran un día después de clases? "Otro día Jayce, perdón".
¿Le pedía a la Estrella que le dijera su nombre? "En otra ocasión, si Jayce".
Otro día Jayce, mejor la próxima vez, estoy algo ocupado... mejor después, no es el mejor momento, tengo cosas, hoy no, mejor para otra ocasión. Todo era no, no, no y no, estaba llegando a su punto limite, se estaba hartando con ambos. Comenzaba a quedarse sin ideas. Y comenzaba a sospechar que ambos sabían más de lo que en un principio pensaba. Ya que, en una de las visitas del guardián, se encontraba visiblemente decaído, lo suficiente como para que el contrario se diera cuenta.
- ¿Estás bien Jayce?
- No –Respondió honesto, con una expresión de molestia en su rostro-
- ¿Puedo hacer algo para ayudarte? –Preguntó ligeramente preocupado el guardián, con uno de sus gatos en sus piernas-
- Puedes y no quieres –Respondió de mala gana, quizá más de lo que debería. Inmediatamente se dio cuenta de esto y soltó un suspiro- Lo siento, ando más frustrado de lo normal.
- ¿Es porque aún no te he dicho mi nombre?
- No es solo por eso. En el colegio Viktor parece que... no quiere tener nada que ver conmigo. Durante las clases y los recesos estamos bien, conversamos y reímos juntos, pero una vez se terminan las clases, me evita como la plaga –Jala ligeramente su cabello en frustración- Y luego llego aquí y tú no me quieres decir tu nombre, sin importar que haya yo. Siento que les doy vergüenza o algo a ambos y... ambos son personas importantes en mi vida.
- ... -El guardián se quedó callado por unos segundos, para después soltar una suave risa- ¿Yo soy más importante que Viktor?
- Tú, me confundes –Le soltó una mirada molesta, para después hundirse más en las mantas en las que estaba envuelto-
- Jayce, sé que quieres saber mi nombre, pero... -El guardián lucía algo triste, aunque no pudiera verle el rostro- Amo mi vida normal y amo mi trabajo como guardián estelar, amo estos momentos que pasamos juntos. Tengo tanta suerte de tener estas cosas juntas y... también tengo mucho miedo de perder esto, realmente no quiero perder esto que tanto me hace feliz.
Al parecer no era el único con problemas emocionales.
- ¿Y estas dispuesto a perderte todas las oportunidades que eso signifique? –Decía algo aburrido-
- ¿De qué hablas?
- No lo sé, parece que cargas con demasiado peso encima. –Movió ligeramente sus hombros- No entiendo porque tu vida de guardián y tu vida normal tienen que ser facetas separadas de ti. Digo, no es como si te estuviera que fueses a gritar que eres un guardián estelar, sé que son asuntos serios, pero deberías aprender a balancear más las cosas y ver que te puede traer eso.
- No... no lo había visto de esa manera –Volteó su mirada hacia el suelo- Creo que si estoy cargando con demasiadas cosas yo solo...
- Aunque también, no me hagas mucho caso. Yo decidí dar ese paso adelante, ver que podía salir y hasta no me está funcionando nada en lo absoluto.
- ¿Has pensado en... rendirte?
- La verdad, si –Soltó un suspiro- Comienzo a cansarme, pero trato de recordar lo mucho que quiero a Viktor y lo mucho que he llegado a apreciarte a ti.
- ¿Ósea que no me quieres? –Decía bromeando-
- Aun no llegas al nivel de Vik –Respondía en tono divertido, siguiendo con la broma-
- Entonces no te rindas Jayce, inténtalo solo una vez más, te aseguro que el resultado será diferente esta vez. Y también... te prometo que, en mi próxima visita, te diré mi nombre y me quitaré la máscara.
- ¿Hasta la máscara piensas quitarte? –Decía algo sorprendido-
- Te he llegado a apreciar mucho también –Decía con una risa-
Esa conversación lo dejo con esperanzas y también con algo de dudas, su guardián parecía de verdad estar muy seguro de lo que decía y de que iba a tener razón. Pero dejó esa parte oculta en su mente por un rato y prefirió enfocarse en las palabras de apoyo.
Así que, a la siguiente mañana, apenas llegó a su colegio, apenas vio a Viktor, se dirigió a él con todas las intenciones de invitarlo a salir. Pero esta vez sería más directo y preciso. Con decisión, confianza y nerviosismo, aunque esto no se le notara mucho, le pidió una cita a Viktor.
Y para maravilla y alegría suya, el pelinegro sonrió, se sonrojó y apartó su rostro. Pero dijo que sí.
Y Jayce no podía estar más feliz. Viktor había dicho que sí, ahora no se podía retractar y lo llevaría a tener una excelente primera cita. Quedaron de verse el siguiente día después del colegio, para así tener la tarde para ellos solos.
Ese día no le importó que Viktor saliera corriendo como siempre, que no se despidiera de él, porque el siguiente día sería muy importante y confiaba en que Viktor cumpliría su palabra. Estaba confiado con que esta vez sí sería diferente, su estrella si había tenido razón y confiaba en sus palabras de apoyo y en que Viktor cumpliría lo que dijo.
Así que el siguiente día, cuando no vio a Viktor en el colegio, no se alarmó. Para nada, aun confiaba en que igual se verían en la tarde.
Si le hubiera pasado algo, Viktor le hubiera dicho o respondido sus mensajes. Seguramente solo estaba descansando, como él se había tomado aquel día libre, seguro Viktor había hecho lo mismo. Sí, eso había hecho.
Que tampoco se encontrara a los amigos de Viktor en la institución para preguntarles a ellos no era nada malo. Todos... colectivamente habían tomado un día libre. Seguro... comieron pizza y les cayó mal, pero debían estar bien.
Cuando se dirigió a su hogar al final del día, aun no tenía señales del pelinegro. Deseó que al menos Ekko hubiera ido ese día y felizmente hubiera aguantado un insulto, pero al menos sabría que Viktor estaba bien.
Al llegar a su casa ya no pudo ignorar sus pensamientos malos y en vez de alistarse para su cita con Viktor, se alistó para potencialmente cuidar un enfermo. Dejó su mochila en su cuarto y se puso a trabajar. O más bien a cocinar.
Se puso a preparar algo de sopa y puré de papas, algo ligero en caso de que Viktor si estuviera mal del estómago. Preparó algo de té caliente, jugo de naranja y leche dulce, para tener varias opciones en caso de que al pelinegro se le antojara algo diferente. Le pidió a su madre que fuera a la farmacia y esta volvió con algunas medicinas básicas para el dolor, suero y algunas vitaminas. Listo, ahora si estaba preparado para cuidar a Viktor y pedirle explicaciones. Ahora si estaba cansado y necesitaba explicaciones.
Puso toda la comida y la medicina en una mochila, se puso un abrigo y se despidió de su madre, poniéndose en camino a la casa del pelinegro. Pero antes de irse, pudo jurar que su madre dijo para sí misma, "Mi hijo será un buen novio". Claro que si lo sería y se aseguraría de que Viktor lo supiera.
Aunque nunca terminó de llegar a la casa del mayor, pues alguien más lo detuvo en el camino.
Paró a revisar la dirección en su teléfono y cuando levantó la vista, una luz brillante se dirigía hacia él. Era el guardián azul, dirigiéndose hacia él con algo de... ¿Desesperación? ¿Algo malo había pasado?
Recordó las palabras del guardián, de que la próxima vez que se vieran le iba a decir su nombre. Sacudió la cabeza, en esos momentos no tenía tiempo para eso. Debía hablar y/o cuidar a Viktor, así que simplemente empezó a caminar más rápido.
- No, no, ¡Jayce, detente por favor! –Rápidamente lo alcanzó y lo tomó del brazo- Necesito tu ayuda.
- Ahora no estrella, tengo algo importante que hacer –Intentó marcharse, pero el guardián no lo soltaba- Mira, sé que te dije que quería saber tu nombre, pero no he sabido nada de Viktor en todo el día y tengo que ir a ver si está bien. No puedo lidiar con dos problemas al mismo tiempo, te prometo que mañana-
- ¡Estoy bien Jayce, te juro que estoy bien! No te contesté los mensajes porque tuvimos un problema y hemos tratado de arreglarlo todo el día –Le contestó desesperado, su voz algo quebrada- Por eso vengo a buscarte, te juro que te compensaré la cita después, pero en serio necesito tu ayuda.
- Espera, ¿Qué? –Quería pegarle figurativamente a alguien. Posiblemente a él mismo-
- Solo ven conmigo por favor, confía en mí. Tu pudiste ayudar a Blitz y a Crank, necesito que me ayudes a reparar a Orianna antes de que se apague por completo.
- ... -Soltó un pequeño quejido, masajeando ligeramente su frente- Bien, pero espero muchas explicaciones después.
El guardián no esperó más y tomó a Jayce por debajo de los brazos, para así salir volando hacia una casa a las afueras de la cuidad. Y por más increíble que fuera la experiencia, estar volando a través del cielo, viendo las luces de la ciudad debajo de sus pies... se sentía como saco de papás. Se imaginaba que era una imagen graciosa en esos momentos, con sus pies colgando por el cielo.
... Agradecía que estuvieran lo suficientemente alto para que no se pudieran ver. Y también agradecía no tener miedo a las alturas.
Terminaron en una casa grande, lujosa, donde una vez pusieron los pies en la tierra, el guardián volvió a tomar su brazo para arrastrarlo adentro.
- ¿Me quieres decir en dónde estamos al menos?
- En casa de Orianna.
- Uhh... ¿Quién?
- Una de mis compañeras, la guardiana estelar rosada.
- Oh, la robot bailarina. Bueno, parece una muñeca de las cajitas musicales, entonces lo relaciono con eso y- Cayó en cuenta de algo- ¿Están todos los guardianes de tu equipo aquí?
- Si. Orianna, Ekko, Morgana y Kayle.
- Espera, ¡¿Qué?!
- Después entras en pánico o lo que quieras sí, ahora en serio necesito que me ayudes.
Llegaron a una habitación, como a un salón grande, donde lo primero que vio fue a la robot con muchos pequeños animales encima. Luego, pudo ver al resto de los guardianes a un lado, mirando preocupados la escena sin poder hacer nada. Ninguno poseía el conocimiento técnico de Viktor y si él no podía hacer nada, tenían un problema serio. Los pequeños ayudantes se habían acurrucado todos encima de la robot en un esfuerzo según ellos por animarla, para que estuviera mejor pronto.
Cuando el peli azul y el castaño entraron en la habitación, todos se voltearon a verlos, provocando reacciones mixtas. El guardián estelar verde soltó un suspiro molesto, la guardiana estelar morada los veía con sorpresa y la guardiana estelar naranja sacó una enorme espada y le apuntó con ella. Excelente comienzo.
- Viktor, ¿Qué haces con un civil aquí?
- ¿De todas las personas en el mundo en serio tenías que traer a Jayce?
- Basta Kayle, Viktor sabe lo que hace.
Excelente comienzo de verdad.
- ¿Recuerdan la noche que peleamos contra el dragón rojo? ¿El día que todos salimos disparados inconscientes? Pues el reparó a Blitz y a Crank –Inmediatamente salió a defenderlo Viktor, ¿Realmente era su Viktor? - Cuando desperté ellos estaban sanos y salvos. Aun no entiendo que hizo, pero sí pudo reparar a mis familiares, puede ayudarnos con Orianna.
- ¿Esto no es una violación al contrato? –Preguntaba el peliblanco, aunque ahora que lo veía de cerca, algunas partes de su cabello eran de un verde brillante-
- Aceptaré las consecuencias después, por ahora es el único que puede ayudarnos.
- ¿Vik..tor?
Una voz suave, con un tono metálico, llamó la atención del guardián azul. Una voz quizá demasiado suave y débil.
Viktor corrió al lado de la robot y pocos segundos después, Jayce hizo lo mismo. La robot parecía estarse apagando, las luces de su cuerpo apenas brillaban e inspeccionando un poco más, parecían haber varias piezas rotas a lo interno.
- Viktor... ¿Voy a... estar bi...en?
- Lo estarás Orianna, no te preocupes –El peli azul se agachó al lado del sofá donde estaba la robot, sacando a todos los familiares de allí y tomando algunas herramientas- Él es Jayce, es muy talentoso e inteligente, el podrá ayudarte.
- Hola... J-Ja –Le empezaba a costar hablar, pero igualmente hizo un esfuerzo y sonrió suavemente- Hola... J-Jayc-ce.
- Luego me saludas bien si –Trató de darle una sonrisa paciente, pero comenzaba a preocuparse por su estado- Viktor y yo te dejaremos como nueva.
Se quitó la mochila, se agachó también y aceptó una herramienta del guardián azul, para que así ambos se pusieran a trabajar inmediatamente. Esto parecía mucho más serio que arreglar un bastón espacial, así que Jayce realmente esperaba no arruinar todo.
El resto de familiares igualmente trataban de quedarse con la robot, así que el resto de guardianes tuvieron que llevarlos a otra habitación para darles espacio a los chicos. Esperaban que todo saliera bien.
Pasaron algunas horas; Morgana estaba sentada en el suelo con su familiar sobre sus piernas, Kayle no para de caminar en una línea, con su familiar volando en la misma línea a su lado, Ekko igual estaba sentado en el suelo y miraba la puerta, con su familiar encima de su cabeza. Blitz, Crank y el familiar de Orianna estaban sentados al pie de la puerta, esperando noticias.
De repente, se escuchó una suave música, como una cajita musical. El pajarito robótico silbo alegremente y rápidamente se adentró en la habitación donde estaba su guardiana, siendo seguida rápidamente por los gatos. Y eso le dio la señal a los demás para que también fueran a ver que sucedía.
Una vez entraron en la habitación, se encontraron a una Orianna recargada, dando suaves pasos, contenta, y a los dos, ligeramente cansados pero orgullosos, jóvenes.
- Orianna está bien, que alivio –Suspiró aliviada la pelimorada- No sé qué hiciste Jayce, pero te lo agradecemos mucho.
- Ni yo sé lo que hice realmente –Reía ligeramente, recostándose en el sofá- Solo seguí la guía de Viktor.
- Y sin tu ayuda no hubiera podido lograrlo Jayce –El guardián azul lo volteó a ver y pudo jurar que estaba sonriendo- Desde ese día de la pelea con el dragón, Orianna había salido dañada y no había podido repararla por completo. Ahora está bien gracias a tu ayuda.
Los pequeños familiares quisieron darle las gracias por esto, así que todos se abalanzaron sobre Jayce, buscando acurrucarse o darle pequeños abrazos. Esto le trajo un pequeño flashblack de cuando conoció a Blitz y Crank, soltó un pequeño "Ohno" antes de tener a todos los animales encima suyo. Aunque ciertamente eso era adorable.
Luego también la robot en la que habían trabajado se unió a los animales y le dio un abrazo a Jayce de agradecimiento. Esto causó una sonrisa en las gemelas, también en Viktor, y una cara de incredulidad en Ekko. Sí, también estaba muy agradecido de que hubiera salvado a su compañera y amiga, pero... ¡¿Cómo es que se había ganado a los familiares tan rápido?! Eso no era justo...
- Oigan, les agradezco mucho los abrazos y todo, pero... por favor alguien me puede dar una explicación de todo esto.
- Me lastimé en una misión, más de lo que creí al parecer... pero tú y Viktor me salvaron –Orianna no paraba de sonreír, aun abrazándolo- ¡Muchas gracias! Hasta nuestros pequeños amigos te agradecen por haberme ayudado.
- Sus pequeños amigos creo que me quieren demasiado –Crank se subió encima de su rostro, tratando de poner dominancia sobre los otros familiares- Pero voy a necesitar más explicación que eso...
- Creo que yo debería empezar con eso... -El chico a su lado suspiró y después de tanto tiempo, se quitó la máscara, dejando ver sus ojos ámbar-
- ... -Jayce se quedó callado un rato, pero luego soltó una risa suave- ¿Así que estuve hablando con Viktor todo el tiempo? Con razón se me parecían tanto.
Y bueno, ya que oficialmente sabia la identidad del guardián estelar azul, no les quedó de otra que decirle todo a Jayce. Las hermanas gemelas, Ekko, Orianna y Viktor eran parte de otro grupo de guardianes estelares, siendo Kayle la líder del grupo. Aunque realmente las decisiones las tomaban en conjunto las hermanas. Orianna era una robot creada por científico que estaba enterado de la existencia de la primer estrella, pero era prácticamente la hija del hombre. Y Jayce había decidido que esa robot era un pancito de canela. Justo el hombre estaba preocupado por la intensidad de las misiones y de que vivían muy lejos de los demás guardianes, temía que algo así fuera a pasar y no tuvieran ayuda cerca. Se había ido unos días para buscar un lugar adecuado donde pudieran estar más cerca.
Viktor había estado viniendo hasta su casa en los últimos días para asegurarse de que Orianna estuviera bien y no tuviera ningún fallo, pero no podía hacer todo solo. Ekko era el único que podía ayudarle, pero no era mucho, aun le faltaba mucho que aprender. Tenía razón con que Viktor se veía muy recargado últimamente.
Al final todos los guardianes se quitaron sus trajes, quedando en sus ropas normales y una vez le quitaron a los pequeños animales de encima, tuvieron una conversación más normal, hasta rieron un poco todos juntos. Excepto Crank, el pequeño gato no quería dejar su lado, para el disgusto de Ekko.
Terminaron compartiendo la comida que había preparado para Viktor, aunque fuera todo como comida para una persona enferma, lo disfrutaron de igual manera y sorprendentemente, hubo suficiente para todos. Eso sí, Viktor se tomó el solo la leche dulce.
Después de la comida, le sorprendió que Kayle le ofreciera unirse de manera no oficial a su equipo. Realmente recargaban mucho a Viktor con el mantenimiento de las armas más el hecho de que el peli-negro tenía que luchar también con el resto del equipo y viendo lo bien que habían trabajado ese día, sabía que sería una buena idea. Orianna estaba muy feliz con esa idea, Ekko se quejó un poco y Morgana estaba preocupada de si la primera estrella estaría de acuerdo. Viktor no dijo nada, pero pudo jurar que lo vio con algo de esperanza en sus ojos.
- Lo pensaré si –Sonrió amable- Necesito hablar con Viktor primero.
Compartieron un rato más y luego el resto de los guardianes los dejaron solos para que pudieran hablar y discutir el si Jayce se les uniría como miembro no oficial. Si alguien podía convencerlo era Viktor, habría que esperar que sucedía.
Una vez estuvieron solos, subieron a un balcón para poder mirar las estrellas afuera, como todas las veces que estuvieron mirando las estrellas en su casa. Era ligeramente extraño, pues ahora sabía que el pelinegro era la estrella que tanto admiraba.
- No puedo creer que no me diera cuenta que no eras tú antes –Sonrió suavemente, mirando el cielo- Se me parecían demasiado y me sentía culpable por ello, pero ahora puedo estar tranquilo.
- La verdad si era algo gracioso –Sonrió igualmente, aunque se tornó curioso por las palabras del contrario- ¿Pero porque te sentías culpable?
- Porque la estrella se me parecía tanto a ti, que pensé que me empezaba a gustar también. Y como te dije, la estrella no superaba el nivel de Viktor –Dijo con una suave risa-
- ¿De verdad... de verdad yo te gusto? –Se sonrojó muchísimo- Entonces la cita si era en serio...
- Claro que lo era y aun me la debes.
- Y yo aún me siento avergonzado por eso. De verdad lamento haberte dejado plantado con eso, pero lo de hoy era una emergencia. Aun no sé cómo agradecerte...
- ¿Qué tal si empezamos a salir? – Pasó un brazo por encima de los hombros del contrario y lo acercó a él- Ya hemos pasado bastante tiempo juntos y conocemos bastante del otro. Y sabes, yo sería un excelente novio.
- ¿Según quién? –Le contestó de forma divertida, bromeando-
- Según mi mamá –Contestó riendo- Y estoy dispuesto a consentirte muchísimo.
- Entonces acepto, tu mamá debe saber de lo que habla.
Se volteó y le dio un abrazo a como se debía al castaño, suspirando de alivio ante eso. Todo había salido bien a pesar de todo.
- Y respecto a lo de ayudarles... Vik, agradezco mucho la oferta, pero no creo que sea lo mío andar con trajes brillantes salvando el mundo...Sin ofender, a ti tu traje te queda precioso. Pero... ¿De verdad me imaginas a mí con uno?
- Siendo sincero, no –Rió suavemente y colocó su cabeza en el pecho del más alto- Pero si necesito ayuda... ¿Tú me ayudarías?
- Siempre.
- ¿Entonces si eres como un miembro no oficial que ayude cuando regresamos de las misiones, aceptarías así?
- Eso me parece una opción aceptable. Es curioso, así haría las dos cosas que siempre he querido. Puedo seguir trabajando con mis máquinas y también trabajar con las estrellas que siempre he admirado. Mejor aún, puedo trabajar con mi estrella favorita.
- ¿Quién? ¿Ekko? –Decía riendo-
- Muy chistoso Vik –Reía también, tomando el rostro del contrario suavemente- ¿Qué puedo decir? Estoy muy contento de que la estrella que tanto empezaba a admirar, sea la persona que ya quería tanto.
- Eres demasiado cursi Jayce –Cierra sus ojos, con una suave sonrisa en su rostro-
- Tomaré eso como un cumplido. –Sonreía orgulloso, mirando con amor y cariño el rostro de Viktor antes de besarlo-
Esa noche, pudo jurar que las estrellas brillaron más de lo normal.
//////////////////////////////////////////////////////////////////
Después de eso, la vida de Jayce no cambió mucho. Igual seguía yendo al colegio, sus calificaciones seguían altas, todo normal. Seguía viendo de vez en cuando a sus amigos, pero ahora tenía algunos más. Se llevaba mejor con Ekko y saluda de vez en cuando a las gemelas. Orianna y su padre se habían mudado y ahora iba a la misma institución que el resto del grupo. Ella se juntaba a almorzar con él y con Viktor de vez en cuando. Aún seguía siendo un pancito de canela.
Aunque bueno, lo que si había cambiado es que ya había ido a varias citas con su novio, Viktor. Decir eso aún se sentía bien.
Y ya no le importaba que Viktor saliera corriendo después de clases, ya que sabía que igual lo iba a ver por la noche. Después de todo, si se había convertido en el miembro no oficial del equipo de guardianes estelares de Kayle. Igual había tenido que firmar un contrato, pero no tenia de esos trajes llamativos. Y desde entonces, Viktor lucia más relajado y tenía más tiempo.
Ese día se despidió rápidamente de Viktor antes de que este se fuera con el resto del grupo. Él se fue a su casa, alistó algunas cosas y se encaminó a la improvisada central que habían montado en la casa de Orianna.
Saludó al padre de la robot y empezó a trabajar para tener todo listo para cuando llegara el resto del grupo.
Estuvo así algunas horas y... empezó a ver los brillos usuales en la ventana. Ya venían de camino.
- Muy bien... -Alzó su muñeca donde tenía un reloj y empezó a contar- Uno, dos, tres...
Y todos los familiares entraron de repente a la habitación, tirándose encima suyo. Ya había aprendido a calcular la fuerza del impacto para no caerse, pero varias veces ya lo habían tirado al suelo. Aun después de todo ese tiempo, no entendía que hacía para caerle tan bien a los familiares del resto del grupo.
- También los extrañe –Decía riendo, acomodando a cada animalito en sus brazos o en sus hombros. Al pajarito de Orianna le encantaba posarse en su cabeza- ¿Les fue bien hoy?
- Algo cansado, pero, creo que dejamos todo listo –Hablaba la líder, quitándose su traje- Podemos irnos mañana sin problemas.
- Ya nos hacía falta un día libre –El peliblanco igual se quitaba su traje y se sentaba en un sofá, estirándose un poco-
- ¡Estoy tan emocionada! –Hablaba Orianna con emoción, dando una pequeña voltereta- Ya quiero ir a nadar.
- Yo solo estoy feliz de tener un día libre del trabajo. De mi otro trabajo –Reía Morgana, quedando en su ropa normal también- Y ya tengo toda la comida lista, no se preocupen.
- Yo no estoy convencido de ir a la playa –Decía Viktor preocupado, poniéndose sus anteojos al quedar igual en su ropa normal- No quiero quedar muy rojo...
- No te preocupes Vik, ya me encargué de eso. –Se acercó a besar la mejilla del más bajo, sonriendo- Tengo sombrillas, sillas, un sombrero y bastante bloqueador solar. Y flotadores por si quieres ir a nadar.
- Gracias por preocuparte tanto Jayce –Sonrió igual y tomó algunos de los animales en sus brazos, para aliviarle la carga al castaño-
- ¿Entonces listos para ir a la playa mañana? –Decía emocionada Kayle, provocando emoción a los demás-
Jayce miraba ese grupo de personas con cariño, personas que se habían convertido en sus amigos. Quién lo diría, que un grupo de estrellas se iba a convertir en amigos suyos. Pero más importante, quien hubiera dicho que la estrella más bella del grupo, la estrella más bella que había visto en el cielo, se iba a convertir en una persona tan importante para él. O no más sería... quien hubiera dicho que la persona más importante para él, era una literal estrella brillante y hermosa.
El tiempo que ese grupo siguiera de pie y luchando contra los peligros espaciales, él estaría a su lado, apoyándolos a todos. Pero en especial, estaría allí apoyando a su amada estrella y asegurándose que estuviera feliz y a salvo.
°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°○°
Ola wenas (?( .w.
Pequeño one-shot que me tardé demasiado en sacar .__ .
Supuestamente lo iba a sacar para el cumpleaños de TheLittleIral y lo terminé como un mes después ;w; 💔
Pd: Men, pls no me mates v":
Pero aparte de eso... aquí esta el regalito después de mucho tiempo :D ✨✨🌸
Espero que te guste y no estés muy decepcionado v':
Te prometo que el próximo año empiezo a escribir desde antes ;w;
El one-shot es del AU de Star Guardian, con un nuevo equipo bien chido, porque ahora tienen a Viktor (?( uwu
Si Riot no nos da un Viktor SG, nosotros crearemos uno (?( XD
Y perdona que no es tu equipo ideal de SG, pero ya tenía escrito qye Blitz y Crank eran los familiares de Viktor y no lo quería cambiar .w. v":
Pero en serio espero que te haya gustado y no haya escrito al Viktor muy mal XD 💔
Also, perdona, me aproveché del AU para escribir un mundo donde Viktor y Jayce si se quieren >:"v XD 💕💞🌸
Y me aproveché para meter referencias a otro escrito mio XD
Perdón XD
Eeeen fin, Iral realmente espero que te guste, eres una persona bien chida y caes muy bien 👌✨✨🌸💕
Espero que tengas un año muy bonito y feliz ✨✨✨✨
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