Lo que callamos los inmigrantes


   Hace ya bastante tiempo que no escribo o actualizo en mis historias, según lo que vi tal vez poco más de 4 años. Casi el mismo tiempo que tengo aquí en Brasil.

   Hay muchas que quiero escribir, hay muchas cosas que nosotros los ahora inmigrantes no hemos liberado de nuestro interior. Para muchas personas que han quedado en mi país puede parecer maravilloso estar fuera de él, y crecer en otro país. Y es cierto... en parte. Tener la oportunidad de estudiar, trabajar, tener una casa, y nuestras propias cosas, ha sido sí maravilloso y agradezco demasiado a Dios por habernos permitido tener todas esas oportunidades.

   Sin embargo, parece que tiene un precio, y no, no es culpa de Dios. O hasta lo sea, pero para nuestro bien, tal vez.

   Dejar atrás todo lo que conoces, la comida, tu ambiente, tu lugar, tus familiares y amigos, todo lo que sufriste para ser quien eres actualmente, todo lo que aprendiste... Tiene un precio y es emocional. Es difícil aún aceptar que estás lejos de todo eso y en una cultura nueva. Aún en un idioma nuevo. Muchas veces, puedes saber el idioma super avanzado, sin embargo hay cosas que intentas expresar y personas cercanas en este nuevo país no consiguen entender desde la primera vez que lo expresas, necesitas entonces explicarlo con más detalle y eso frustra un poco. Sin embargo, sigues adelante.

   Pero hay tantas otras cosas que sabes que sólo tú y tu familia entienden. También hay cosas que hablabas con tus otros familiares que están ahora muy lejos y que ahora no consigues expresarlo como antes, y es difícil aceptar. Hay cosas que recuerdas con mucho amor, hay cosas que extrañas demasiado. La diferencia, entre la comida de tu país y la comida de este nuevo país, se vuelve un gatillo emocional; deseas volver y tener otra vez aquellas pequeñas experiencias, entonces recuerdas otras cosas más de las que sientes falta, y es entonces que recuerdas todo lo que pasaste para llegar a este nuevo país. Todo el viaje, desde la despedida de tus familiares hasta la última noche en tu ciudad, y luego el último día en tu país... Jamás lo olvidas. 

   Luego, las primeras semanas en el país nuevo, todo lo que conociste, todo lo que alguna vez fue parte también de tu país, como la facilidad de comprar una simple manzana cuando tenías ganas de comer uno, o de ver los mercados llenos de productos variados, o de comprar y comer un simple pan. Cosas que en esa época en tu país no había con facilidad o que no podías adquirir sin antes hacer una fila enorme (año de 2019). Recuerdas que no comías bien, y ahora comes muy variado, tanto así que has llegado a aumentar bastante de peso. 

   Y tantas otras cosas. Ahora, Venezuela ha cambiado, no sé si para bien, o un mixto de situaciones. Ahora es que desconozco mi país. Si volviera, no sabría dónde estoy. Sin embargo, de lo que tanto siento falta es de mi Venezuela de infancia, eso he llegado a entenderlo. Pero no está más ahí. Tengo que avanzar en Brasil ahora. Ya me gradué de la universidad, tuve muchas experiencias buenas y malas. Pero quiero volver al menos por un tiempo corto, ver a mi familia otra vez, sentir el olor ambiente característico de Venezuela, del olor de la comida que preparan en cada una de las casas, de la playa con agua proveniente del Mar Caribe, del calor del abrazo de aquella parte de mi familia, de la comida con ingredientes venezolanos, y de la felicidad de mi mamá al volver a ver a mi abuela. 

   Todo esto es una explosión de emociones y necesitaba escribirlo para conseguir expresarlo mejor. 

   Agradezco a Brasil por todas las oportunidades que me ha otorgado, pero no podrá llenar aquella parte de mi corazón que se ha quedado en Venezuela ❤️‍🩹


30/03/2024

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top