Los deseos
Pasa una estrella fugaz ¡Hay que pedir un deseo!:
un mundo lleno de paz, donde no existan los miedos,
ojalá que las banderas vistieran solo de blanco,
que las manos, sin las armas, plumas de pájaros mansos.
En las noches estrelladas, el cielo roba mi mirada, buscando una estrella fugaz que me conceda un deseo más.
Mis deseos son muy personales, como pedir salud para mis familiares, y trabajo que no nos falte. Pero siempre termino pidiendo otra oportunidad de volver a vernos.
Hablo de ese amor fugaz que pasó por mi alma y que ya no regresará. Quizás ya no existan estrellas que la traigan de vuelta. Quizás solo era el destino de seguir nuestros caminos.
Todavía mis labios conservan la humedad de su alma. Y mis manos sienten la fuerza de las suyas con las que me sujetaba el día de su partida.
Hoy la noche está estrellada, y su imagen reflejada. Hoy solo pido un deseo: que sea feliz, en este momento, solo eso le pediré al cielo.
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