Parte 26.
A Aiz le pareció demasiado apr
esurado el avance que estaban teniendo. Usaron el camino corto de las escaleras y no se encontraron con casi ningún aventurero.
Al sobrepasar los primeros pisos Aiz estaba callado, con Bell eliminando a los monstruos con el poder que ella desconocía. Como si alguna fuerza los golpeara y luego caían, muertos.
Le pareció que Bell aun ponía sus pensamientos en orden así que se limito a avanzar tras él.
"¿Sabías que estoy por morir?".
"¿Como?".
"No lo sabias. Bueno...... estoy maldecido".
– Aiz no entendía. – "E...Estarás bien... ¿verdad?".
"Ese viene siendo el problema", respondió Bell.
"No entiendo", respondió ella.
"Si, te lo contare..."
– Bell le conto sobre la maldición y como Freya tenia que ver. Luego lo de Hestia y el sentimiento verdadero, y lo demás lo apeno. –
"¿Yo puedo resolverlo?".
"Si. Aunque todas las formas que se me ocurrieron no son muy morales..."
"¿Qué cosas se te ocurrieron?", pregunto ella, Tímida.
"Pues... beber tu sangre. Quizás solo un beso o algo así..."
"¿Un beso? Eso está bien".
"Pensé que te opondrías más".
"No, lo hare".
– Era un poco inesperado, pero al menos avanzaba en una dirección. –
"¿Quieres hacerlo aquí?".
"Su... no... espera un poco más", le respondió el extrañamente agitado, aunque Bell también noto como ella se puso ligeramente ruborizada, pero nada más.
– Continuaron bajando, pero Aiz estaba inquieta y Bell era muy consiente de ello. Sin embargo no podía preguntar porque. –
"Bell, ¿Por qué tenía que ser aquí?".
"¿Uhm...?"
"Digo, ¿Por qué querías en Beso en la dungeon?".
– ¿¡Como!? Él no quería el beso, solo lo necesitaba. O eso quería decir, pero bueno, ella podría enojarse. Aun recordaba algo así en su memoria. –
"Bueno. Tengo otras cosas que tengo pensadas, pero solo te las diré sí es que lo otro no funciona", se forzó a decir con la mirada levantada.
"O......... Esta bien", respondió Aiz.
Al llegar al decimo piso, con las llanuras perladas y la vista sin monstruos alrededor, Bell finalmente se detuvo y se sento en un árbol tirado en la hierva.
"Descansemos un momento", le dijo. Aiz se sentó a su lado.
Una vista atenuante y los estrepitosos sentimientos eran raros para él. Estaba agitado en el pecho, pero la mente se mantenía Fría.
Estaba muy nervioso y no se dio cuenta del ambiente incomodo que creaba. Pero a los minutos y trato de decir algo, pero Aiz se recuerpo tambien y hablo más rápido que él.
"¿Quieres hacerlo aquí?".
– Hablaba más despacio y en su voz había algo parecido a la duda. A él por se le paralizo el cuello por unos instantes. –
"Esta bien", le dijo finalmente.
– Aiz cerro los ojos y levanto el mentón juntando los labios para esperar el Beso, y él no podía creer que ella se haya escapado y dejado a él todo el resto. –
– No tenia mucho tiempo para meditar como debería acercarse, así que solo junto sus labios rápidamente, y en tres segundos, trato de separarse con naturalidad. –
– Aiz estaba más roja que tomate, y él no podía creer que de verdad haya estado pensando en lo bien que se sentía. –
"No se me ocurren formas de comprobarlo".
"Cuando las maldiciones desaparecen, a veces apareces marcas... como papel carbonizado".
"Entonces no funciono", respondió Bell.
"Se te ocurrió alguna otra cosa", pregunto Aiz dudosa.
"Si. Quizás...... tomar tu sangre funcione".
"Sangre? ¡Oh! Esta bien".
"..", Bell pensando como debía tomar de su sangre.
Aiz levantando la mirada. Aiz pregunta, "¿Dónde quieres morder?".
"Oh...h...", Bell sorprendida. Un intento bastante desesperado por tocar la piel de Aiz se apodero de él. Algo parecido habia sucedido en el pasado, pero se contuvo. – "Basta con picarte el dedo, le dijo".
"Tienes razón", le dijo Aiz.
Creo una aguja moldeando la materia, y bebió de su sangre.
Sintió un pequeño retumbar sobre él, pero su cansancio o algún papel carbonizado no se habia desprendido.
– Espero unos segundos sí hacia alguna otra diferencia, pero no pasaba nada. –
"¿Qué tal? ¿A funcionado?", pregunto Aiz esperanzada.
"No", le respondió. – "Ninguna diferencia"
Bell se sentía, bastante rendido. Con los ojos pesándole demasiado, le dijo que quería que descansaran un momento.
"Aquí. ¿Y si aparecen monstruos?".
"No aparecerán", además de que Shuko podría ocuparse de ellos mientras el dormía.
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