Luego de tratar, [negociar], con la diosa Deméter para soltar a una de las sirvientas, regreso a la mansión.

"¿Está bien que regrese?".

"Si".

".."~

"Está enojado... ¿señor?".

"No".

"Puedo preguntarle alguna otra cosa".

"Si". .

"¿A dónde se fue por tanto tiempo?".

"Lejos".

"Ah......... Okey".

– En perspectiva, la conversación con la sirvienta no funcionaba. Según Shuko, él no hablaba mucho con ellas. – "¿Cuál era tú tarea?".

"Mi? Limpieza, como casi todas las demás".

"¿Cuánto te pagaba normalmente?".

"Cuanto? Como todas...... creo".

"¿Te gusta tu trabajo?".

"Si. No es agotador y la paga es muy buena. Usted casi nunca se mueve de los jardines, así que... nunca se ensucia mucho".

"Uhm", desviaba la mirada entre el camino y la sirvienta.

"Aunque cuando la Srta. Aiz llegaba....... se movían mucho más. Ella pregunto por usted casi a diario. Y cuando regreso, llegaba mucho mas temprano. Luego cuando se volvió a ir de viaje, ella continuo preguntando a diario. ¿Por qué nunca le decía a donde iba?".

– ["No me preguntes algo que no puedo responder], le dijo él, solo en su cabeza.] – "Ya llegamos", le respondio a la sirvienta. Ella no volvio a preguntar así que pasaron.

– Dentro de la mansión lo esperaba Aiz con unas chicas. Un par de gemelas que lo tenían los ojos muy abiertos a su entrada. –

["¿Qué ocurre ahora?", pensó él mirando a Aiz que estaba levantándose].

"Ellas son amigas", le dijo Aiz, señalándolas a ambas.

"Hola", les dijeron ambas.

"Hola", respondió. – "Estaré ocupado, no hagan mucho ruido", dijo moviéndose y cerrando tras sus miradas.

"Esta ocupado?", voltearon ambas, y Aiz diciendo, "no se".

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– Bell en el corredor ya fuera del alcance de Aiz y las chicas, pensó que aun odiaba la atención de las personas. Decidiendo retirarse y continuar con la búsqueda de la siguiente sirvienta. –

[Misión: Haz que la chica camarera regreso a su puesto de trabajo].

No iba a ser difícil. Solo un par de pasos por dar. O quizás, ¿simplemente robarla estaba bien?

La camarera estaba sirviendo en un pequeño bar. Tenia alrededor de 18. Bell la había comprado como esclava cuando era niña, pensando que podría jugar con Aiz si tenia que hacerlo, pero Aiz no le gustaba. Prefería tenerlo a él todo el día, recibiendo su atención. Algo inesperado totalmente.

– Llego al bar, y se alegro. Estaba vacío, y prácticamente inclinado. En el sentido de que la balanza caia hacia el lado equivocado. –

[Ganancias] = [Clientes] + [Dinero]

Todo bien............ pero.... No había clientes. Ósea que tampoco dinero, entonces no había Ganancia.

"Es nuestro primer cliente de la semana", le dijo la camarera que también era el tabernero y a la vez el dueño.

"Regresa a la mansión conmigo", le dijo Bell.

"Pero, usted me hecho".

"Y ahora te digo que regreses".

"¿Debería hacerlo?".

– Era muy sumisa, pensó Bell. Ya estaba tartamudeando y tenía las manos temblando. Probablemente obedecería a cualquiera que le hable con un poco de fuerza. – *Suspiro*. – "Deberías", respondió Bell firme.

"No volverá a echarme a la calle?", pregunto, con miedo.

"No".

"Y si lo vuelve a hacer?", parecía decir, – ¿que será de mi entonces?

"No te volveré a echar a la calle", le dijo, una vez mas. – "Me asegurare de ello".

"Oh... Esta bien...."

"Eso fue fácil", pensó Bell. Aunque se arrepintió cuando llego a la casa otra vez, viendo a Aiz con las mismas chicas, otra vez.

"¿Pasaron la noche aquí?", les pregunto mirando un poco incómodo.

"Han pasado solo un par de Horas Bell, ¿te sientes bien?".

"¿Hm?" – ¿De verdad? Se pregunto en su cabeza. Se sentía como si hubiera estado trabajando día y noche. Su cuerpo era muy resistente y era lo que mas le preocupaba.

[¿Solo unas horas?] – Algo no estaba bien.... – Cuando pensó en ello, sintió su cuerpo agitado y con muchos signos de somnolencia.

"Ajaja, ajajaja", Freya se reía mirando como él se confundía por su situación. – "Veamos que harás, Ya perdiste los recuerdos de la persona a la que mas querías, y tú cuerpo se apaga lentamente. Y la única cura es algo que tu desprecias"... – ¿Cómo terminara? Pensó ella Riéndose. Disfrutare ver tu trágico final, o quizás...