Parte 14.
– De mañana, Finn volvió a aparecer con Gareth y Riveria. Bell les pregunto que los traía tan temprano, sin rastros de empatía. Pero tenían un asunto pendiente. Ayer por la noche Loki dijo que había una anormalidad en la ciudad, y se refirió a él como si un dios hubiera usado su poder. –
– Bell les pregunto qué quería que él hiciera. Pero todos negaron que querían hacer algo. –
"Aun así, pensamos que ayer y justo el mismo día que perdiste la memoria", agrego Riveria, no muy segura de sí le interesaría.
– Bell no agarraba él hilo, y menos la caña, así que decidió pasar de la idea. – "Estas siendo muy metiches en todo esto", les dijo.
"Jaja...", se rio Finn. – "Aun así, tengo algo así como una corazonada, espero lo consideres".
"Entren", les dijo Bell, suspirando.
– Al terminar de conversar con los tres, pensó en que probablemente, solo eran exageraciones suyas. Después de todo cualquier cambio en él no podría ser debido a un poder divino, a menos que...
– Le pregunto a la chica monstruo, pero la vez en que él se deshizo de la familia Freya ella no estaba aún, así que no sabia nada. Así que el primer acontecimiento, nada más fue algo que Finn dijo y se fue. –
– Tenía cosas más importantes de las que ocuparse por ahora. Como, por ejemplo, ir de nuevo por las chicas que había echado el día de ayer. –
– Una vez llego Aiz a buscarlo, empezó a cerrar todo lo que tenia en la mano y no dejar nada para que ella notara de lo que se estaba ocupando. –
"Bell, ¿Qué estabas haciendo?".
"Nada", respondió, con la altives propia de él. – Era inicio de medio día, y ella ya estaba con la mirada sobre él. Giro su mirada, evitando responder a lo que ya había respondido.
"Nada......... vale....", le dijo finalmente. Habia traído algo en sus manos, y se acerco a mostrárselo. Era una croqueta de pescado. Él lo miro, y ella lo volvió a mirar. – "Quieres", le dijo.
"No. Mejor dime, ¿a que has venido hoy?".
"Normalmente, pasábamos los días juntos".
"Lo pasaste con ese otro yo".
"Contigo", le replico ella, al instante.
"Por ahora no recuerdo nada, ¿okey?", le dijo él, desviando la mirada. .
"Aun así, eres tú".
"Si. Supongo que sí. Pero, tengo cosas que hacer".
"Normalmente te pasabas las mañanas acostada, y solías dormirte un montón".
– Tuvo una mirada seca y confusa al comentario de Aiz, pero seguro era así. – "A... ¿sí?".
– Asintió con la cabeza. – "Y las tardes te pasabas echado en el jardín.
"Ah..." – Era un vago. Un simple holgazán, y no lo podía creer. Se rasco un poco la cabeza con una mano. – "Por ahora no hare eso", dijo en tono de que lamentaba sus acciones.
"Solías decir que te rendias cuando hacíamos practicas con espadas".
"...".
*Comer* – "A veces también te desaparecías por todo el día".
"¿Me estas regañando?", le pregunto a ella. Pero Aiz no lo estaba regañando. – Negó con la cabeza. – "Son buenos recuerdos".
["¿Qué consideras tú, buenos recuerdos?"], se preguntó Bell.
– Para la llegada de la tarde, Aiz necesitaba regresar. Tendría mas tiempo para seguir buscando el paradero actual del ciento de chicas que hecho de la mansión. –
".."
– Entonces había muchas de ellas. Había varios contratos, al parecer escritos por él mismo donde estaban escritos varias circunstancias no previstas. Varias de ellas tenían problemas con dinero, venían de familias simples, alguna de ellas era contrabandeadas como esclavas, así varias otras más. –
– Las había rescatado para ayudarlas, eso sonaba a mucho trabajo, pensó. Y tendría que hacerlo otra vez, aunque quizás no. Las habitaciones de ellas estaban dentro de la mansión, y estaban en las zonas mas altas de cada edificio. Ahora estaban vacías, y probablemente esas mujeres estaban en las calles o buscaban trabajos. –
– La mayoría de ellas fue fácil de encontrar, pero algunas ya estaban saliendo de la ciudad, otras incluso estaban decidiendo unirse a alguna familia. Lo último fue lo más difícil de resolver. –
– Era una joven chica gato, de pelaje ámbar que había ido con la diosa de la agricultura y la cosecha, que no pretendía dejar que se la llevara. –
"¿La quieres volver a tirar?", le pregunto ella, muy seria.
"No".
"¿Por qué la echaste en primer lugar?".
"Un problema".
"¿Cual?".
"Un problema".
"Qué problema", insistió ella.
"..."
"¿No quieres decirlo?".
"hm..."
"No te la daré si no me dices", dijo ella.
"Me la llevo. Aún tengo esos papeles que dicen que esa persona me pertenece". – Era una persona de contrabando. La había comprado, lo cual decía que era literalmente de su propiedad. –
Deméter le lanzo una impaciente mirada, pero a Bell ni le iba ni le venía. – "Eres un tipo malo".
"El más malo de los malos", le dijo el, burlándose.
"Pof", ella giro la cara y mando a llamar a la chica. Así que Bell recupero a su sirvienta.
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