VII
Cinco años al parecer no es mucho tiempo depende la perspectiva de algunas personas, pero para los padres de Ricitos fue una eternidad, cada día que no sabían de ella, cada hora que analizaban que había pasado esa noche. Fue una total tortura para ellos. Aunque su alma jamás se dio por vencida en cuanto a la búsqueda de su hija, el caso se cerro y dejaron de buscarla.
Esto fue bueno para los tres hermanos. Rocío no era una prioridad para nadie, mas que para ellos tres.
Aun recuerdan el día que la eligieron, era el cumpleaños del mas joven, y ella apareció en un centro comercial junto con sus padres, la sonrisa de la pequeña, la manera en que se veía feliz, los pequeños gestos y la extraordinaria belleza.
Con el poder que tenían los tres hermanos no les fue difícil investigar quien era, quienes eran sus padres, a que se dedicaban, incluso donde Vivian. La noche de la cena fue perfecta para llevársela.
Les costo mucho trabajo convencer a Namjoon de esperar para tomarla, pues él se sentía editado por la manera en que lloraba, cada que pedía a sus padres, esos lindo ojos que tenían el temor en ellos. Su erección dolía tanto que ni mil putas lo podían consolar.
Por otro lado, Seokjin se obsesiono por donde la tendrían, como la vestiría, como la maquillaría cual muñeca, era un ser perfecto que debía ser conservado como tal.
Jungkook en cambio sentía curiosidad, esa niña tenia su edad, pero su suerte no había sido la mejor, por un momento pensó en dejarla ir, pero en cuanto la vio dormir y se dio el lujo de observarla por toda la noche, sabía que la única manera en que ella se alejara de él sería muerta.
—¡Diablos si! —gemía con placer, mientras la rubia le hacia un oral — esto es una linda manera de decirme feliz cumpleaños.
La saliva de Rocío tenía húmedo el miembro duro, los sonidos de succión, más el movimiento hábil de la cabeza de ricitos lo hizo tocar el paraíso muy pronto. La chica trago por completo, subiendo por el pecho del pelinegro, hasta recostarse sobre de él.
—¿Lo hice bien?
—Siempre lo haces bien, eres todo lo que soñé, mis hermanos no pudieron darme mejor regalo.
Le acaricio los gruesos labios de manera lenta, miro cada rasgo de su rostro, sorprendido de que no ha cambiado casi nada desde los quince, ahora con veinte años sus facciones eran más sensuales, sin menos inocencia. Seokjin ya casi no la tocaba pues la apariencia infantil que le atraía había cambiado, aunque nunca dejaba de masturbarse con los pies de la chica.
Namjoon por otra parte, disfrutaba aun mas de las sesiones con ricitos, pues se le veía disfrutar más, le pedía ser mas rudo.
—No salgamos del cuarto, quedémonos acostados y déjame follarte hasta el cansancio.
—No puedo, Namjoon quiere que vayamos de compras.
—Eres mi regalo, el no puede disponer de ti, sin mi permiso.
Ricitos se sentó abrazándose y agachando la mirada, sabia cuando uno de los hermanos se enfadaba y tomaba una postura sumisa al instante.
—No mi linda niña, no es contigo, es solo que es momento que mis hermanos busquen sus propios juguetes.
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